Daliah, que observaba desde un punto oculto en las gradas, apretó los dientes al ver el combate entre Oliver y Macon en las pantallas. Escuchó murmullo a sus espaldas, la gente se preguntaba qué estaba haciendo su prometido ahí cuando no era de cuna noble, pro no podía quedarse simplemente ahí observando. El plan debía continuar mientras Brion y Oliver estaban en el laberinto.—Ustedes están haciendo su parte, ahora yo debo hacer la mía... —murmuró, mientras sus ojos buscaban a alguien en la multitud. Finalmente, encontró a Audrey y Seniah, quienes compartían una mirada de complicidad con Jax. El plan aún podía funcionar si Brion llegaba a la bandera antes de que sus enemigos lo alcanzaran y lo derrotaran—. Es tu turno, hermano —dijo en voz baja, como si pudiera enviarle sus palabras a través del viento—. Demuestra que eres más que lo que ellos creen.***En el laberinto Brion se encontró con el hijo de la casa Eradha, Callum Eradha, un hombre bastante alto y delgado que no dudó en at
El enfrentamiento entre Oliver y Macon se intensificó rápidamente. Cada golpe que el rubio cenizo bloqueaba parecía reforzar la confianza del castaño, quien atacaba con la precisión y arrogancia de alguien acostumbrado a ganar, características indiscutibles de un DuMartelle leal. Oliver, por su parte, mantenía una postura firme, aunque el sudor comenzaba a perlar su frente. Sabía que no podía vencer a Macon con técnica, pero su objetivo no era derrotarlo o participar en esa estúpida competencia, debía poner a salvo a Brion.—¿Esto es todo lo que tienes? —se burló Macon, girando la espada con facilidad tras otro ataque fallido—. No sé qué es más patético, que estés aquí o que pienses que puedes cambiar algo.Oliver no respondió.No tenía tiempo para derrocharlo en palabras, en cambio, fijó su atención en el entorno, buscando cualquier ventaja. Su mirada se detuvo en un pilar de piedra detrás de Macon, agrietado y ligeramente inclinado.El príncipe atacó de nuevo, esta vez con un golpe
Daliah tal vez no podía moverse, su lugar era junto a su familia para mantener las apariencias de que seguía creyendo que ellos eran los buenos, pero eso no significaba que Madeline debía estar ahí. Su doncella sabía lo que tenía que hacer y confiaba en que seguiría al pie de la letra las indicaciones que le dio. Además, tenía que asegurarse de que su familia no descubriera a Oliver dentro del laberinto, hasta ahora sólo creían que Paolo estaba luchando ahí dentro.Y es que sus tías estaban más interesadas en seguirle el paso a Brion que ni siquiera se molestaba en mirar a otra pantalla, no querían perderse el momento en el que su hermano mayor fuese derrotado. Era extraño que tuviesen tanta confianza en que Brion serían vencido, pero tenía la leve sospecha de que hicieron algo sin que ella o Annabeth lo supiesen.—¿Cuánto más tendremos que seguir así? —le preguntó disimuladamente su prima. Bebió un trago de la champaña con los ojos clavados en su madre y su tía, ambas reían plácidame
La condesa estaba disfrutando mucho de ese momento, una riña familiar que le podría servir para cumplir con sus metas, las cuales esa ramera se los arrebató cuando le quitó el corazón de su prometido. Y por mucho que deseaba destrozarle la cara a esa cualquiera y sacarle del vientre esa cosa, no caería ante el impulso que sentía, pero eso no le impediría sacar más provecho de la situación justo cómo había esperado.—Tenemos que darle una buena impresión también a la nueva integrante de esta familia —sus ojos escanearon arrogantemente de pies a cabeza a Clarisse. No entendía que tenía ella de especial para lograr ser el centro de atención en esta historia—. No me gustaría que la nueva consorte del príncipe Brion se quede con una mala impresión de nosotros. Después de todo, ella se esforzó demasiado para lograr tener a Brion a sus pies.—¿Disculpa? ¿Qué quieres decir con eso?—Oh, ¿fui demasiado sutil contigo? Espera, quise decir que de seguro haces algo muy bien para tener bajo tu cont
El césped chamuscado crujió bajo sus pies, miró el agujero en la tierra y al par de hombres tendidos a unos cuantos metros de ahí. No se debía ser un genio para entender que alguien pisó la mina y ellos fueron alcanzados por la explosión al estar tan cerca del rango de alcance. Se acercó, lento y alerta, con un pie movió a uno para darle la vuelta y descubrió que se trataba de los gemelos Fileante.—¿Con quién se enfrentaron? —preguntó al aire, pues ellos no responderían. Revisó el pulso de ambos—. Siguen con vida, pero débilmente. Esto significa que nadie sabe de las trampas o sólo quienes necesitan saberlo, pero si matan a todos ¿cómo conseguirán encubrirlo? No lograrán culparme de esto cuando se sabe que no he estado en el palacio desde hace un tiempo y que ellos eran los únicos que podían manipular el terreno.Su familia estaba perdiendo el control justo cómo había planificado.Los conocía perfectamente, todo ese tiempo siendo despedazado y rearmado continuamente para ser uno de e
Brion se apoyó contra una pared cubierta de musgo, intentando recuperar el aliento tras otro enfrentamiento. Su brazo todavía sangraba por un corte superficial cuando la explosión lo lanzó contra una de las esculturas, pero no tenía tiempo para detenerse a tratarlo. Se movió rápido, desviando una estocada de su oponente y con un giro sobre sus talones quedó a sus espaldas, dándole un golpe con la empuñadora en la nuca.El noble de la casa Richter cayó inconsciente al instante, por lo que el príncipe pateó la espada lejos de él en caso de que despertara sin que lo notara. De pronto escuchó el eco de pasos lejanos, giró la espada y se posicionó frente a la única entrada que tenía ese corredor. La figura ingresó tan rápido que ni siquiera tuvo oportunidad de moverse, el filo de la espada del príncipe rozó su garganta y ahogó un gruñido.—¿Oliver? —preguntó Brion, bajó el arma jadeante, pero aliviado—. ¿Cómo entraste y qué estás haciendo acá?—¿Esa es manera de recibir a alguien que vino
El sonido de los pasos ahogados se mezclaba con la pesada respiración del príncipe con cada paso que daba; mientras se adentraba en una amplia sección del laberinto. La luz iba disminuyendo iluminando los muros verdes y el polvo suspendido en el aire, pronto comenzaría a caer el sol. El príncipe Macon, de porte imponente y mirada afilada, avanzaba con cuidado, su espada desenvainada y lista para cualquier ataque sorpresa.Pero no tuvo que esperar mucho.—¡Príncipe Macon! —la voz firme del duque Agus retumbó en el pasillo, llenándolo de autoridad y desafío.Macon giró con rapidez, su mirada clavándose en el hombre que emergía del otro extremo. Agus avanzó con pasos seguros, su propia espada desenfundada, el emblema de su casa reluciendo en su gabán. A diferencia de otros nobles que habían sucumbido a la desesperación del laberinto, él se veía tan sereno como un guerrero que ya había elegido su destino.—Agus… —dijo Macon con una mezcla de confusión y dureza—. ¿Qué estás haciendo?El du
Mientras en un lado Macon y Agus se enfrentaban sin máscaras, sin miedo y guiados por la avaricia y el hambre de poder, del otro lado del laberinto Brion y Oliver seguían su camino. Podían escuchas a algunos peleando a la distancia y también una que otra detonación, era seguro que el número de heridos sería bastante alto y no sería una sorpresa que alguien terminase perdiendo la vida. Sin embargo, eso no era algo que le importase a la familia real para nada, ellos sólo querían reestablecer su dominio sobre lo que creían que les pertenecía sólo por nacer con el apellido DuMartelle.El salón principal del castillo brillaba con un esplendor casi cegador. Las lámparas de cristal reflejaban su luz en los mármoles pulidos y las columnas doradas. Los asistentes, nobles de alto rango, aliados estratégicos y observadores internacionales, hablaban en voz baja mientras observaban las pantallas dispuestas en el lugar, que transmitían en vivo los avances de la Hoja de la Rosa.Aunque el ambiente p