La tensión dentro del palacio real era palpable, y aunque las risas y conversaciones entre los invitados daban la apariencia de una festividad tranquila, los que sabían leer entre líneas comprendían que se estaba librando una batalla invisible. Los juegos de poder, alianzas encubiertas y promesas rotas se movían como piezas de ajedrez, especialmente entre los miembros de la realeza que cada uno buscaba su momento para dar un golpe maestro.Arlette avanzó con elegancia calculada, cada paso resonando en el mármol como una declaración. La mirada de Zadriel seguía fija en ella, midiendo sus movimientos, algo que Arlette notó de inmediato y sonrió para sí misma. Si había alguien que podía interponerse en sus planes, era Zadriel, pero también sabía que tenía algo a su favor: la ambición de ese hombre superaba incluso su desprecio por Brion.Agus, por su parte, prefería mantenerse en segundo plano, observando con cuidado los movimientos de su prima al mismo tiempo que se preparaba para avanz
—¡Atención todos! —Zadriel se posicionó frente a todos, sus brazos extendidos y con una copa en mano mientras mostraba una sonrisa brillante, transformando como por arte de magia la tensión—. La familia real DuMartelle les extiende una grata bienvenida a todos los nobles e invitados de gran renombre que se encuentran hoy acá para acompañarnos a cumplir una vez más con una de las tradiciones más importantes que Velghary tiene. La Hoja de la Rosa es un evento que reúne a todas nuestras familias bajo un mismo techo para una demostración de talento, estrategia, lealtad, poder, dedicación, honor y respeto, todo con la finalidad de honrar un suceso tan importante para nuestro reino cómo es la coronación de un nuevo monarca.Algunos murmullos se esparcieron en el salón cómo una bruma que contaminaba el aire, los rumores comenzaban a tener fuerza al ver que la imponente y perfecta familia real estaba dividida en dos. Muchos apenas se enteraban de lo que estaba pasando al llegar ese día al paí
—¿Brion? —la voz de su tía llegó con un tono suave y su toque cálido en el brazo llegó un segundo después. El príncipe la miró con intriga—. ¿Podemos hablar en privado un momento, por favor? Me gustaría mostrarte algo importante antes de que inicie el evento.—¿Pasa algo? —inquirió, algo preocupado ante la posibilidad de que algo malo estuviese ocurriendo, pero la sonrisa de su tía apagó ese sentimiento.—No, cariño. Esto es por una razón diferente —tiró de su brazo, pero el príncipe miró a Clarisse sin deseos de querer separarse de ella—. Clarisse, tú también debes venir.—¿Yo? ¿Segura? —dudó, sus labios temblorosos—. No quisiera ser una molestia, tal vez ustedes tengan algo personal de lo cual tienen que hablar.—Nada de eso. Además, no puedo dejarte sola por acá.Clarisse asintió aún con duda, no estaba segura de que debía ir con ellos, pero no quería alejarse mucho de Brion. Ni siquiera habían podido hablar correctamente después de que se besaron, sólo se quedaron en silencio mien
—¿Qué estamos haciendo acá, Seniah? —su voz emergió gélida y filosa—. ¿Por qué lugar y en este día? Sabes que el despacho de mi padre fue cerrado permanentemente, es más, ¿cómo es que tienes la llave el lugar? Se suponía que la llave estaba perdida.—Así es, es justo lo que les hice creer a los dementes de arriba porque no quería que tuvieran acceso al lugar personal de mi hermano —dejó en claro, aunque sin sonar hostil—. Seguramente se habrían apropiado de la oficina sin ningún tipo de respeto, destrozando todo en su camino y marcándolo cómo si les perteneciera la memoria de Cedric. Después del funeral de tu padre yo vine a este lugar y me aseguré de que nadie pudiera entrar.—¿Entonces tú fuiste quien clausuró la oficina?—Sí, les mentí a todos diciendo que la llave se perdió y cómo la puerta está blindada nadie podría entrar sin esta llave magnética.—Eso no explica porqué estamos en acá.La princesa tomó una respiración profunda, preparándose para lo que iba a hacer porque no era
En aquella mañana de otoño, familiares y amigos se encontraban reunidos en una iglesia que había sido decorada con flores y listones de color celeste y plata.Los invitados ya estaban en sus asientos, mientras que Jax, el novio, frotaba sus manos con nerviosismo sobre sus pantalones y sus acompañantes estaban allí junto a él, sonrientes y orgullosos por el gran paso que daría.La marcha nupcial captó la atención de todos los presentes que de inmediato se pusieron en pie y miraron hacia las puertas que, al abrirse, mostraron un panorama muy diferente al esperado.Clarisse, quien debía lucir como una hermosa princesa vestida de blanco, entró portando un vestido de coctel ceñido al cuerpo de color rojo escarlata, dejando a todos confundidos.Su cabello azabache estaba recogido elaboradamente en un peinado y sus ojos azules resaltaban con el delineado. En una de sus manos llevaba un portatrajes y en la otra una pequeña caja de terciopelo.Los miembros de la orquesta dejaron de tocar, así
El viento soplaba con fuerza a través de la ciudad elevando el aroma de las flores que estaban en los mostradores de las tiendas y eso despertaba el buen ánimo de Clarisse. Su piel blanca estaba cubierta por un abrigo azul que hacía juego con sus ojos del mismo tono y su cabello azabache caía libremente por su espalda.Miró su reloj para ver que tenía tiempo de sobra para llegar, siempre puntual para cualquier cosa y seguramente tendría que esperar por ellos.Principalmente por Lorna, esa pelirroja era un desastre andante desde el momento en el que nació y no había una persona que no lo supiera. Era prácticamente imposible que ella llegase a la hora acordada a algún lugar, fuera importante o no.Por otro lado, estaba Galen que con su pequeño hijo Pat era imposible que se retrasara. El niño era demasiado entusiasta, por lo que cuando sabía que su padre lo llevaría de paseo con sus amigas, era capaz de no dejarlo dormir en toda la noche.Era digno hijo de su padre, aunque a veces parecí
El auto se detuvo justo en frente al edificio y un hombre de veintiocho años con el cabello negro, piel blanca y los ojos de un peculiar tono ocre bajó del vehículo. Vestía con un atuendo casual conformado por un pantalón caqui, un suéter negro de cuello de tortuga, unos botines casuales y un bléiser negro.En opinión de otros era alguien muy apuesto y de aspecto elegante. Un hombre alto y por su contextura atlética evidentemente se ejercitaba contantemente.El valet recibió las llaves y de inmediato el vigilante abrió la puerta para él con un saludo. Cuando la recepcionista lo vio llegar se puso de pie de inmediato para recibirlo cordialmente y él sólo continuó su camino directo al ascensor para ir al piso doce.En el momento que las puertas se abrieron caminó agraciadamente a través de varios cubículos en los que los empleados estaban ocupados con sus trabajos.Algunos lo reconocieron y de inmediato desviaron la mirada.Por su expresión dura y la escasa interacción que tenía con los
En esa mañana Clarisse despertó temprano y debido a que el día anterior había organizado el departamento, decidió ir a hacer las compras y también aprovecharía para desayunar en la calle.No quiso arreglarse demasiado, sólo se vistió con unos jeans blancos, una blusa de tirantes y encima un suéter color menta que le quedaba bastante holgado. Se recogió el cabello en un moño flojo se colocó sus zapatillas blancas para luego salir de su hogar.Una vez afuera tomó un taxi que la llevó cerca del centro de la ciudad mientras escuchaba música a todo volumen con sus audífonos. Respondió algunos mensajes de su padre, quien se quejaba de que su madre no le dejaba de reclamar por no haber podado el césped.Cuando el conductor le indicó que habían llegado ella le pagó y antes de bajar le agradeció. Entró a la cafetería, la cual no se encontraba tan concurrida a esa hora y se acercó a la barra para realizar su pedido.Mientras esperaba que se lo entregaran revisó sus redes sociales sólo para enco