Brion volvió a la sala de estar para continuar siendo el anfitrión de aquella reunión familiar. Posiblemente no haya sido bajo las mejores razones, sin embargo, ver que Clarisse tenía una sonrisa genuina en el rostro mientras estaba con su familia, bueno, era especial. Verlo compartir de esa manera le hacía recordar cuando él tenía una familia.Glen y Rose estaban muy preocupados por su hija, y sabía bien que era su culpa, porque si nunca se hubieran conocido entonces ella podría estar a salvo. Clarisse no tenía que terminar involucrada de esa manera, por eso había estado soltero todo ese tiempo, no quería dejar que nadie entrara por miedo a que…No quería que algo malo le pasara a ella o al bebé.A ninguno de los que estaban con él.No obstante, él ya no podía hacer nada para corregir el curso de las cosas, lo único que estaba en su control era qué tan expuestos podría estar las personas que le importaban. Sus primos, su hermana, sus amigos, su bebé, Clarisse y su familia… Cada uno e
Serena sabía que su tiempo estaba contado, no le quedaba mucho tiempo, así que debía prepararse al menos para caer peleando. Era claro que su madre le daría un gran castigo por haber fallado en la misión, por lo que debía actuar antes de que la acorralen en aquella mansión alejada de la ciudad.Unos toques suaves en la puerta llamaron su atención.―Princesa, ¿está lista? ―preguntó Otto.La chica de ojos verde esmeralda guardó sus armas, una pistola pequeña debajo de la falda y un par de cuchillos bajo su blazer. Activó el GPS del teléfono que robó hace días y lo escondió entre los pliegues del enorme abrigo de piel que la cubriría.―¿Lista para qué? ―exigió saber una vez abrió las puertas. Lo miró con enojo, consiguiendo que el hombre retrocederá y bajara la cabeza―. ´No creo que haya razón para salir luego del fiasco de la otra noche. A menos claro que mi madre haya realizado modificaciones a esa agenda secreta a la cual debo apegarme.―Su alteza solicita que presencia inmediata en e
―Entonces aquí estás… ―Brion miró sobre su hombro a su amigo acercarse con una sonrisa―. ¿Por qué parece que estás escondiéndote?Brion regresó la mirada al frente y Jeremy se paró a un lado.―¿De quién podría esconderme?―Tal vez de ellos ―apuntó con el dedo a los O’Nelly que estaban en el jardín tomando su desayuno―. Normalmente eres difícil de descifrar, pero anoche parece que te afectó el hecho de que los padres de Clarisse ya no confíen en ti.―Imaginas cosas, Jeremy.―¿Eso te parece? Porque no soy el único.―Y si no eres el único que lo cree, ¿por qué viniste solo?―Porque apostamos y yo perdí ―dijo sin más, sacándole una pequeña sonrisa ladina a su amigo―. ¿Estás bien? Imagino que fue extraño para ti que te vieran cómo uno de los malos sólo por lo que ahora saben de tu familia.La sonrisa en sus labios desapareció, siendo reemplazada por un semblante duro.―No hay mucha diferencia entre ellos y yo. De una u otra manera todos hacemos lo necesario para obtener lo que seamos ―expr
Desde la planta baja Patrice vio a su novio pasar furioso por el puente en el segundo nivel, lo cual le resultó curioso. No había razones para que él se encontrada en ese estado, así que decidió ir tras de él a paso rápido. Lo vio entrar en el despacho, también entró y cerró la puerta a sus espaldas.Jeremy soltó un gruñido cargado de frustración, se frotó el rostro y luego se dejó caer sobre el sofá.―Ey, ¿estás bien? ¿Por qué estás enojado?―¿Por qué? ¡Es por culpa de Brion! ¡Ese imbécil tiene una estúpida idea de que tiene que entregarse al FBI después de que derroque a su familia!―¡¿Qué dices?! ¡¿Cómo que quiere entregarse?!―Supuestamente es la única manera de que puede expiar todo lo malo que ha hecho en su vida. Traté de convencerlo de lo contrario, de que él podría hacer todo lo bueno que una vez quiso cuando y quedar a su hijo cómo debería, pero se niega a escucharme.―Brion no podría ser tan tonto…, ¿o sí? ―murmuró la rubia.―Oh, claro que lo es. Ese idiota en verdad piensa
La tranquilidad con la que inició la mañana fue sustituida una ola de estrés y desesperación. El personal corría de un lado al otro, los guardias se aseguraban de que la zona fuese segura, todos con sus armas listas en caso de un ataque imprevisto. La Guardia Interna, aquellos en los que Brion más confiaba, se apresuraron a cargar los vehículos con lo necesario. El reloj corría y definitivamente lo hacía en contra de ellos.―Brion, ¿qué está pasando? ¿Por qué todo mundo está empacando? ―preguntó Clarisse al entrar en el salón que usaba el FBI. Su padre la acompañaba.El príncipe les dio una rápida mirada y dio un par de indicaciones más antes de decir:―Nos moveremos.―¿Movernos? ―a Glen le resultó extraño―. ¿A dónde?―Tengo otra propiedad, iremos allá para evitar inconvenientes.―¿Qué inconvenientes?El pelinegro no contestó, sólo siguió enfocado en lo que estaba haciendo sin perder tiempo. Clarisse, preocupada por la mirada apagada que tenía él, se acercó y lo tomó del brazo.―¿Qué
Brion se había congelado por completo ante los ojos de Clarisse. Sabía que estaba respirando, sin embargo, podría sentir una fuerte punzada en el pecho, las manos le cosquilleaban y tenía la garganta seca. El que ella le dijera esas palabras con tanta confianza y eliminara el espacio que había entre ellos de esa manera, fue para Brion tan impactante cómo haber chocado contra la pared.Por su parte, Clarisse no pensó antes de actuar, ella sólo hizo lo que consideró correcto al ver a Brion tan alterado. Podría estar siendo de todo para protegerlos, pero se despedazaba para lograrlo y eso era perjudicial a largo plazo para él. Lo único que quería era hacer que él se detuviera por un momento para que respirara o terminaría colapsando bajo tanto estrés.A pesar de que sus mentes estaban perdidas entre sus pensamientos, ambos pudieron sentir una descarga muy familiar que recorrió sus cuerpos por completo. Gracias a esa chispa de energía los dos lograron reaccionar, Clarisse sonrojó terrible
Jax no estaba nada seguro de lo que Brion quería hacer. Estaba por exponerse demasiado, trató de persuadirlo y presentar otro plan de acción, pero el pelinegro ya se había puesto en marcha. No tuvo más opción que cubrirlo juntó con Rubén, Elian y Owen.―Oye, ¿estás seguro de esto? ―le preguntó el trigueño a su jefe.―Está en medio del camino. No podremos salir a menos que alguno se ofrezca a conducir el vehículo para chocarlo ―a sólo unos cuantos metros estaba el asistente de su tía, un hombre asiático de expresión seria y aspecto pulcro―. Acá me tienes, Cho. Habla.El mayordomo se inclinó ante Brion, después de todo seguía siendo un mimbro de la familia real y tenía que ser respetuoso, aunque no lo considerara digno de ser uno.―He sido enviado con un mensaje para el príncipe. Sus altezas, la princesa Verona, la princesa Carmina y el príncipe Zadriel han extendido hacia ustedes una cordial invitación al castillo.―¿Y se supone que vamos a aceptar? ¡Sí, claro! ―se burló Rubén―. La úni
El grupo encabezado por su alteza real ingresó al lobby del castillo, cada uno de ellos vestía muy elegante en esa ocasión, Brion les indicó que sería una cena de etiqueta y debían lucir impolutos en todo momento. Ellos debían demostrar que tenían el control de la situación y no caer en ninguna provocación, una advertencia dada especialmente por Owen, quien podía llegar a ser muy impulsivo.Justo en al final del salón, en lo alto de las escales principales se encontraban los miembros de la familia real. Zadriel en el medio, acompañado por su esposa y su amante secreta, una a cada lado. Daliah y Oliver estaban a la derecha, la princesa no soltaba la mano de su prometido mientras que él parecía cubrirla con su cuerpo en caso de un ataque sorpresa. Serena y Ottis parecían estatuas, sin embargo, sus mentes estaban maquinando al máximo, preparados para salir corriendo y confiando en que sus hijos estarían seguros con Madeline.A la izquierda, Annabeth mantenía una expresión dura y la mirad