Unos toques leves en la puerta captaron la atención de Clarisse, supuso que se trataba de Liza, así que le dijo que pasara y efectivamente lo era, pero no venía sola. Detrás de ella ingresó Brion, cómo un espíritu maligno que se colaba dentro de un espacio por medio de otra persona.―Buenos días, linda. Te traje algo de comer, ya que no bajaste a desayunar ―Liza dejó la charola con varios platillos y jugo sobre la mesa de noche, pero Clarisse ni se molestó en verla.―No tengo hambre.Sus ojos estaban fijos en el hombre que se encontraba de pie cerca de la puerta, cómo si creyese que si no se movía no podría verlo. ¿Y cómo no hacerlo? Brion junto a Liza era enorme por ese cuerpo atlético, además, sus singulares ojos eran imposibles de ignorar, además de que ella ha visto esos ojos en diferentes fases. Enojados, tristes, enfermos, enamorados y hasta excitados.―Tienes que comer bien, Clarisse ―insistió la ama de llaves―. No pienses ni por un segundo que te dejaré saltarte alguna comida.
Liza, que había estado intentando mantenerse al margen, dio un paso hacia la cama, dejando la bandeja con la comida más cerca de Clarisse.―Es importante que comas, querida ―dijo, su tono más suave ahora que la tensión había disminuido―. Esto no sólo es por ti, sino también por el bebé.Clarisse miró la bandeja, reconociendo en el gesto de Liza una preocupación genuina. Sabía que no podía seguir negándose a comer, no si quería tener la fuerza para enfrentar lo que venía.―Está bien ―dijo al final, tomando un tenedor y empezando a comer lentamente―. Pero si me entero de que me están ocultando algo más, no me quedará otra opción que actuar por mi cuenta.Brion y Liza intercambiaron una mirada que Clarisse no vio, una que revelaba la comprensión de que la situación era delicada, pero también que estaban comprometidos a cumplir sus promesas. Mientras Clarisse comía en silencio, Brion se permitió un breve respiro. Sabía que aún quedaba mucho por hacer, pero por ahora, el primer paso estaba
En el momento que Brion ingresó en las oficinas de Atlantic Dynasty pudo notar algunas cosas, entre ellas estaba el hecho de que instalaron más cámaras de seguridad. Prácticamente cada pared tenía una cámara grabando todo, además, los empleados murmullaban al verle pasar, algo que ciertamente no había ocurrido antes.Claramente sus tías estaban haciendo de las suyas allí, desprestigiándolo de alguna manera y filmando desde cada rincón para tener más control de lo que ocurre en el conglomerado. No le molestaba realmente que hablaran de él, sólo que cada uno de ellos estaba desinformado y con lo poco que sabían de una mala fuente estaban sacando sus propias conclusiones.Se dirigió a su oficina, pero se llevó una sorpresa al encontrar que muchas de sus cosas ya no estaban, un mensaje de sus parientes que fácil se podría entender que él se irá pronto. Y eso era algo que no pasaría, al menos no fácilmente porque primero sacrificaría su vida antes de volverse a ir de Velghary sin lograr en
Brion permaneció en su oficina por unos minutos más, dejando que las palabras de Verona se asentaran en su mente. La conversación había revelado poco, pero lo suficiente como para confirmar lo que él ya sospechaba: había más en juego de lo que parecía. Verona jugaba a un juego peligroso, y si ella estaba preocupada por el equilibrio de poder, significaba que incluso sus hermanos tenían motivos para temerle. Pero, ¿cuál era su verdadero objetivo?Finalmente, Brion se levantó de su silla y se dirigió a la ventana, observando la ciudad desde las alturas. Velghary siempre había sido su hogar, pero ahora, más que nunca, se sentía como un extraño en su propio territorio. Debía descifrar el plan de Verona con las pocas pistas que logró conseguir durante la conversación que tuvieron.Con esa idea en mente, Brion decidió no perder más tiempo. Salió de su oficina, ignorando las miradas curiosas de los empleados, y se dirigió directamente al ascensor. Mientras descendía, sacó su teléfono y marcó
A veces nos acostumbramos tanto a la vida que olvidamos que es pasajera, que en un momento estamos y al siguiente nos hemos marchado. Que nuestros familiares y amigos quedarán marcados ante nuestra perdida, que nadie volverá a ver el mundo de la misma forma y que el dolor se convertirá en una constante en su día a día.Realmente nadie está preparado para vivir una situación cómo esa, sin embargo, diariamente y en todas partes del mundo alguien moría. Era inevitable por mucho que la humanidad trabajase en crear maneras para contrarrestarla, jamás podrían deshacerse de ella. Se trataba de una fuerza misteriosa y natural, algo parte del balance cósmico en el que estamos incluidos todos.El miedo a la muerte sólo evitaría que no fueran capaces de vivir cómo era debía, siempre mirando sobre sus hombros en caso de que algo llegase por detrás sin avisar.Y Serena estaba totalmente familiarizada con la gélida sensación que la muerte dejaba en cualquier lugar en el que su familia llegaba. Algu
―Muy bien, cielo. Con eso estaría todo terminado.El joven sonrió orgulloso al escuchar las palabras de su madre.―¡¿De verdad?!―Claro, por lo visto no queda nada más en tu lista de tareas pendientes ―su hijo la miró con grandes ojos llenos de una brillante ilusión―. De acuerdo, dame el permiso y lo firmaré.―¡Gracias! ―le dio un fuerte abrazo y luego le entregó la hoja de color lila y después de que su madre firmó, volvió a abrazarla―. ¡Eres la mejor, mamá!―Ay, por favor. Eso ya lo sé, mejor ve a adular a tu padre para que venga a cenar.―¿A quién van a adular? ―canturreó el padre de familia. Al pasar junto a su hijo le revolvió todo el cabello―. Huele delicioso, ¿qué hay para cenar?―El pollo que pedí a domicilio.―Vaya, la especialidad de la casa ―su esposa le arrojó un pañuelo a la cara mientras reía por la broma―. Tu madre nos sorprende una vez más con uno de sus platillos más elaborados, hijo. ¡Pollo frito de la tienda!―¡Ey, lo dices cómo si no supiera cocinar!―¿Y ella sabe
Glen se quedó de pie, tratando de asimilarlo todo. Clarisse, su hija, estaba siendo protegida por el FBI, pero ¿cómo había llegado su vida a tal extremo? Apretó la mano de Rose con más fuerza, sintiendo su temblor.―¿Y qué se supone que hagamos? ―preguntó con un dejo de desesperación―. ¿Nos van a poner bajo protección? ¿Cómo podemos proteger a Brennan?La agente asintió, comprensiva del pánico que comenzaba a manifestarse en los ojos de los O’Nelly.―Tenemos un plan para su protección inmediata. Se les llevará a una ubicación segura, fuera del alcance de la organización, hasta que podamos neutralizar la amenaza. Brennan también será puesto a salvo con ustedes. Todo ya ha sido coordinado con las autoridades canadienses.Rose, aún con el corazón en la garganta, tomó una decisión en medio de su caos mental.―Está bien, haremos lo que sea necesario. Pero quiero ver a mi hija, quiero que Clarisse esté con nosotros. No podemos estar separados en un momento como este.El agente hizo una paus
De pronto el estruendo de los disparos llenó el aire mientras el vehículo blindado tomaba curvas cerradas, el motor rugiendo con esfuerzo. Brennan se encogió en su asiento, cubriéndose los oídos, y Glen, con el corazón latiendo a mil por hora, estiró una mano hacia su hijo, intentando darle un poco de consuelo en medio del caos. Pero sabía que no había palabras suficientes para calmar el terror que los envolvía a todos.Saenz, en la cabina delantera, mantenía su atención dividida entre los monitores y el paisaje borroso que pasaba a gran velocidad. El equipo estaba bien entrenado para este tipo de situaciones, pero el enemigo, la organización Garra Violeta, era peligrosa y cada vez más audaz. El hecho de que hubieran llegado tan cerca significaba que sabían exactamente lo que buscaban.―Nos siguen pisando los talones ―gruñó Holland, su compañera―. Necesitamos perderlos antes de llegar al punto de extracción o tendremos una emboscada en nuestras manos.Saenz maldijo por lo bajo.La car