―Madre, padre ―Annabeth saludó con una reverencia y luego tomó lugar justo junto a su madre, cómo lo ha hecho siempre―. Seniah, Daliah, Oliver.―Buenos días a ti también, prima ―respondió con su atención en el teléfono―. Es un gusto que hayas vuelto. Te sentó bien ese retiro.―Necesitaba un tiempo de paz luego de tanto estrés. Un día más y creo que hubiera explotado mi presión arterial con todo lo de la mansión, pero, en fin, me alegra estar de vuelta y más con tu coronación estando tan cerca. ¿Cómo siguen los preparativos para la Hoja de la Rosa?―Los preparativos iniciales están concretados y a la espera de la fecha ―respondió su madre, lucía relajada, cómo si no fuere el caso más importante que su hija estuvo quién sabe donde por dos meses―. Para cuando haya llegado el día no tendremos más inconvenientes en el camino.Seniah miró a sus sobrinas, ninguna se alteró ante la clara amenaza de muerte contra Brion, eran expertas ocultando lo que sentían o lo que pensaban, sin embargo, tod
―Sabía que Oliver lo era el hombre adecuado para estar junto a ti, Daliah. Entre todos los prospectos que iban de millonarios a miembros de la realeza, sólo Oliver pudo entender lo que es sacrificarse por la familia ―los futuros esposos compartieron una sonrisa, sus manos unidas a la vista de todos―. Les dije a Jules y Bartolomeo que su hijo encajaría a la perfección en nuestra familia, y tras afinar algunos detalles logré convencerlos para que aceptaran.―Creo que, si me hubiesen dicho que estaría a dos meses casarme con una verdadera princesa y a unos meses más de ser rey, entonces me habría reído ante tal broma. Pero ahora no puedo ser más que feliz.―Ah, el amor joven siempre es tan adorable ―Verona opinó con la copa en mano―. Incluso me hace recordar mi juventud, de cuando también estaba enamorada.―Sí, que lastima que tu esposo huyó ―Seniah le atinó. Su hermana apretó la mandíbula, casi podían escuchar sus dientes rechinar―. Aún me sorprende que lograra salir con vida ese día, a
Unos toques leves en la puerta captaron la atención de Clarisse, supuso que se trataba de Liza, así que le dijo que pasara y efectivamente lo era, pero no venía sola. Detrás de ella ingresó Brion, cómo un espíritu maligno que se colaba dentro de un espacio por medio de otra persona.―Buenos días, linda. Te traje algo de comer, ya que no bajaste a desayunar ―Liza dejó la charola con varios platillos y jugo sobre la mesa de noche, pero Clarisse ni se molestó en verla.―No tengo hambre.Sus ojos estaban fijos en el hombre que se encontraba de pie cerca de la puerta, cómo si creyese que si no se movía no podría verlo. ¿Y cómo no hacerlo? Brion junto a Liza era enorme por ese cuerpo atlético, además, sus singulares ojos eran imposibles de ignorar, además de que ella ha visto esos ojos en diferentes fases. Enojados, tristes, enfermos, enamorados y hasta excitados.―Tienes que comer bien, Clarisse ―insistió la ama de llaves―. No pienses ni por un segundo que te dejaré saltarte alguna comida.
Liza, que había estado intentando mantenerse al margen, dio un paso hacia la cama, dejando la bandeja con la comida más cerca de Clarisse.―Es importante que comas, querida ―dijo, su tono más suave ahora que la tensión había disminuido―. Esto no sólo es por ti, sino también por el bebé.Clarisse miró la bandeja, reconociendo en el gesto de Liza una preocupación genuina. Sabía que no podía seguir negándose a comer, no si quería tener la fuerza para enfrentar lo que venía.―Está bien ―dijo al final, tomando un tenedor y empezando a comer lentamente―. Pero si me entero de que me están ocultando algo más, no me quedará otra opción que actuar por mi cuenta.Brion y Liza intercambiaron una mirada que Clarisse no vio, una que revelaba la comprensión de que la situación era delicada, pero también que estaban comprometidos a cumplir sus promesas. Mientras Clarisse comía en silencio, Brion se permitió un breve respiro. Sabía que aún quedaba mucho por hacer, pero por ahora, el primer paso estaba
En el momento que Brion ingresó en las oficinas de Atlantic Dynasty pudo notar algunas cosas, entre ellas estaba el hecho de que instalaron más cámaras de seguridad. Prácticamente cada pared tenía una cámara grabando todo, además, los empleados murmullaban al verle pasar, algo que ciertamente no había ocurrido antes.Claramente sus tías estaban haciendo de las suyas allí, desprestigiándolo de alguna manera y filmando desde cada rincón para tener más control de lo que ocurre en el conglomerado. No le molestaba realmente que hablaran de él, sólo que cada uno de ellos estaba desinformado y con lo poco que sabían de una mala fuente estaban sacando sus propias conclusiones.Se dirigió a su oficina, pero se llevó una sorpresa al encontrar que muchas de sus cosas ya no estaban, un mensaje de sus parientes que fácil se podría entender que él se irá pronto. Y eso era algo que no pasaría, al menos no fácilmente porque primero sacrificaría su vida antes de volverse a ir de Velghary sin lograr en
Brion permaneció en su oficina por unos minutos más, dejando que las palabras de Verona se asentaran en su mente. La conversación había revelado poco, pero lo suficiente como para confirmar lo que él ya sospechaba: había más en juego de lo que parecía. Verona jugaba a un juego peligroso, y si ella estaba preocupada por el equilibrio de poder, significaba que incluso sus hermanos tenían motivos para temerle. Pero, ¿cuál era su verdadero objetivo?Finalmente, Brion se levantó de su silla y se dirigió a la ventana, observando la ciudad desde las alturas. Velghary siempre había sido su hogar, pero ahora, más que nunca, se sentía como un extraño en su propio territorio. Debía descifrar el plan de Verona con las pocas pistas que logró conseguir durante la conversación que tuvieron.Con esa idea en mente, Brion decidió no perder más tiempo. Salió de su oficina, ignorando las miradas curiosas de los empleados, y se dirigió directamente al ascensor. Mientras descendía, sacó su teléfono y marcó
A veces nos acostumbramos tanto a la vida que olvidamos que es pasajera, que en un momento estamos y al siguiente nos hemos marchado. Que nuestros familiares y amigos quedarán marcados ante nuestra perdida, que nadie volverá a ver el mundo de la misma forma y que el dolor se convertirá en una constante en su día a día.Realmente nadie está preparado para vivir una situación cómo esa, sin embargo, diariamente y en todas partes del mundo alguien moría. Era inevitable por mucho que la humanidad trabajase en crear maneras para contrarrestarla, jamás podrían deshacerse de ella. Se trataba de una fuerza misteriosa y natural, algo parte del balance cósmico en el que estamos incluidos todos.El miedo a la muerte sólo evitaría que no fueran capaces de vivir cómo era debía, siempre mirando sobre sus hombros en caso de que algo llegase por detrás sin avisar.Y Serena estaba totalmente familiarizada con la gélida sensación que la muerte dejaba en cualquier lugar en el que su familia llegaba. Algu
―Muy bien, cielo. Con eso estaría todo terminado.El joven sonrió orgulloso al escuchar las palabras de su madre.―¡¿De verdad?!―Claro, por lo visto no queda nada más en tu lista de tareas pendientes ―su hijo la miró con grandes ojos llenos de una brillante ilusión―. De acuerdo, dame el permiso y lo firmaré.―¡Gracias! ―le dio un fuerte abrazo y luego le entregó la hoja de color lila y después de que su madre firmó, volvió a abrazarla―. ¡Eres la mejor, mamá!―Ay, por favor. Eso ya lo sé, mejor ve a adular a tu padre para que venga a cenar.―¿A quién van a adular? ―canturreó el padre de familia. Al pasar junto a su hijo le revolvió todo el cabello―. Huele delicioso, ¿qué hay para cenar?―El pollo que pedí a domicilio.―Vaya, la especialidad de la casa ―su esposa le arrojó un pañuelo a la cara mientras reía por la broma―. Tu madre nos sorprende una vez más con uno de sus platillos más elaborados, hijo. ¡Pollo frito de la tienda!―¡Ey, lo dices cómo si no supiera cocinar!―¿Y ella sabe