Ivany Wallhet estaba de pie frente aquel edificio minetras lo observaba boquiabierta. Pues, recibir una llamada para una entrevista laboral en la Clínica Gerdiene era dar un gran paso en el área médica, muchos querían trabajar ahí, pero sólo los mejores lograban ser admitidos.Y ese pensamiento la llevó a otro.¿Cómo supieron de ella?Es decir, se sentía halagada de que la consideraran para una entrevista, pero ella nunca solicitó una plaza en esa clínica privada. Y no es que no quisiera, por supuesto que sí, pero no se sentía tan calificada cómo para ocupar un puesto en un centro médico privado de ese renombre.Estaba muy nerviosa y eso que ni siquiera había entrado, pero no podía quedarse ahí parada todo el día. El cielo amenazaba con llover o tal vez con dejar caer una suave nevada, era difícil decirlo con absoluta seguridad porque no vio el reporte del clima antes de salir de casa.A pesar del frío que hacía, sus manos sudaban dentro de los guantes de lana. Respiró profundo, inten
Una vez terminada la entrevista el príncipe Brion le pidió a la doctora Wallhet que la acompañara. Bajaron al estacionamiento en donde un par de vehículos esperaban por ellos.Por supuesto que Ivany tenía muchas dudas, jamás había estado en esa situación y los nervios obviamente no ayudaban en nada. Lo que quería era romper el silencio y saber a donde iban, pero su alteza real se mantuvo centrado en lo que fuese que estuviese haciendo en el teléfono. Así que no le quedó más opción que mantenerse en silencio y viendo por la ventana.Luego de un buen rato de camino llegaron a lo que le pareció a ella una versión moderna de la Casa Blanca. Los jardines que rodeaban la casa eran preciosos, dignos de la monarquía, pero la estructura de la mansión era simplemente preciosa.Fueron a la oficina de Brion, donde Rubén permaneció junto a la puerta.―Este lugar es hermoso ―alabó boquiabierta y después se dio cuenta que el príncipe la observaba―. Lo siento.Brion sonrió amablemente y meneó la cabe
Ottis dejó el deportivo cerca de la entrada y cuando se acercó a la entrada de la mansión los guardias de Brion lo recibieron con una reverencia. Esa acción al inicio le tomaba un poco fuera de lugar, pues a pesar de haber nacido en una familia noble, en realidad no era suficiente para ser tratado de esa manera. No obstante, era el consorte de la princesa Serena y debía ser tratado cómo cualquier otro miembro de la realeza.Pasó hasta la sala de estar principal y al no encontrar a nadie siguió buscando hasta que dio con Owen. El cual de inmediato también inclinó la cabeza.―¿Dónde está Brion?―En su despacho. Tiene una reunión importante, se…No lo dejó terminar de hablar, pasó a su lado sin decir nada más para ir a la oficina privada del primo de su esposa. De ahí estaba saliendo el pelinegro junto con la madre del nuevo príncipe heredero y una mujer a la cuál desconocía por completo.―Brion, necesito hablar contigo inmediatamente.El pelinegro mantuvo una expresión neutral y después
El joven no dejaba de ver a su prometida. Es hermosa desde cualquier ángulo y haciendo cualquier cosa, y ahora mismo estaba jugando con sus pequeños primos. Gideon jugaba con una rana de felpa frente a ella, mientras que ella cargaba a la pequeña Zola y esta trataba insistentemente de atrapar ese mechón de cabello sobre ella.Aquella vista se había convertido en algo hipnótico en ese momento para él, pues hace un rato que estaba en la misma posición y con la misma expresión.Luego de haber terminado la sesión de fotos para la campaña infantil ellos se ocuparon de cuidar de ambos niños, lo cual fue una suerte porque Verona insistía en ser ella la que los vigilara. No obstante, jamás dejarían que esa mujer se quedase sola con ellos sabiendo que estaba interesada en tenerlos para ella.Al final ella desistió y dijo que volvería en otro momento para compartir algo de tiempo con sus nietos. Por supuesto que nadie se lo oba a permitir, si ellos llegasen a quedarse con los bebés y eliminar a
Daliah sintió el calor de los brazos de Oliver rodeándola, ofreciéndole un consuelo que por un instante pareció aliviar el peso que llevaba sobre sus hombros. Sin embargo, la realidad seguía presente, implacable, como un espectro que acechaba cada uno de sus pensamientos La situación era más complicada de lo que había imaginado. No era solo el miedo a ser madre, sino el miedo a lo que significaría traer un hijo al mundo bajo el yugo de la familia, en un reino que parecía desmoronarse por la ambición desmedida de sus miembros.Finalmente, después de un largo silencio, Daliah habló, su voz apenas un susurro.—Oliver, no puedo dejar de pensar en lo que va a pasar —dijo, su tono lleno de desesperación—. En lo que podría pasar si Brion no logra convertirse en rey. No veo un futuro para nosotros…, para nuestros hijos…, si es que llegamos a tenerlos.Oliver se giró hacia ella, con el corazón pesado al ver el dolor reflejado en su rostro. Sabía que Daliah estaba sufriendo, pero se sentía inca
Realmente se sentía indignada por ser ignorada de esa forma. Ya estaba cansada de siempre estar en tercer plano, reducida a nada más que un nombre pronunciado a la distancia. Ella merecía mucho más respeto, en especial del hombre con el que se casaría.Lo consideraba una terrible ofensa que no podía seguir dejando pasar.Es por ello que se dirigió directamente a su ala personal y tocó a la puerta con fuerza, y al no recibir respuesta alguna desde el otro lado; decidió entrar. Para mayor disgusto, el lugar estaba enteramente desolado, es que había tanta quietud que sus sospechas se confirmaron.No ha vuelto al castillo en días.Salió, azotando la puerta y si hubiese tenido una fuerza sobrenatural la habría arrancada de su lugar. Se sentía cómo un fantasma en ese enorme palacio a pesar de que no estaba sola, pues su primo siempre estaba cerca y el resto de la familia real vivía ahí también, pero no era lo que quería. Ella estaba ahí por una única razón, nada más y nada menos, y creyó qu
Mientras la condesa y el duque discutían en el palacio, a miles de kilómetros de ahí, en una mansión que mezclaba la época colonial y moderna en una sola estructura, el príncipe Brion trabajaba en poder calmar su mente. Los golpes impactaban con brutalidad contra el saco en intento del príncipe heredero por drenar la frustración que le agobiaba.Había pasado tanto en tan poco tiempo.Perdió la corporación de la familia real.Zadriel estaba vivo.Serena fue enviada tras la familia O’Nelly.Y lo más impactante de todo, lo que ocupaba más espació en su cabeza es que tendría un bebé con Clarisse.Algo que sinceramente nunca se imaginó que pudiese pasar, ya que al no desear tener hijos siempre se cuidó, pero una noche de copas terminó desencadenando todo esto.Él, quien era conocido por siempre tener un plan o un as bajo la manga, ahora no tenía ni la más remota idea de qué debía decir o hacer. Es que ni siquiera se sentía cómodo con estar en el mismo lugar que la madre de su progenie. Y n
―¡Mierda! ¿Por qué está tan alto esto! ―se quejó Clarisse mientras daba saltos para poder alcanzar el recipiente con cereal en la repisa. El antojo de esa tarde era cereal con gaseosa en vez de leche―. ¡Maldición!―¿Necesita ayuda, Clarisse? ―detrás de ella estaba Peter que la encontró en aprietos.―Oh, sí, sería genial que alcances para mí ese frasco. No he podido yo sola.―Al menos no se la ha ocurrido subirse a la silla ―bromeó y le entregó el aperitivo, pero ella se le quedó mirando directamente.―La verdad es que no lo pensé, pero ya sé para la próxima ―el mayor la miró con desgana, en una reprimenda silenciosa que ella captó inmediatamente y sonrió―. Estoy bromeando, Peter. No me atrevería a hacer eso estando embarazada. Lorna sí podría hacer semejante tontería, pero yo no quiero correr ese riesgo.―Me da gusto saber que no sigue las enseñanzas de Lorna ―buscó un tazó y lo dejó sobre la isla, mientras que Clarisse sacaba la gaseosa de naranja―. ¿No le parece que eso es inadecuad