CAPÍTULO 454

El hombre de cuna noble dejó un beso en la frente de su hijo, le acomodó el cabello y sonrió. Luego imitó la misma acción con su hija menor y dejó que se los llevaran a dar un baño a manos de las nanas reales. Se dio la vuelta y abrió la puerta para salir y se encontró de cara a cara con su suegra, la princesa Verona.

―Ottis, ¿saldrás a algún lado? ―inclinó la cabeza a un lado y alzó una ceja mientras sonreía.

Nadie creería que esa mujer podía asesinar a alguien a sangre fría o que estrangulaba a sus propios hijos cómo medio de educación.

El hombre de piel bronceada respondió la sonrisa y se mostró calmado, cómo si no tuviese que salir corriendo a la mansión secreta de Brion a las afueras de Balar. Su respuesta podría se utilizada ahora y después de ser necesario a favor de ella.

―Debo ocuparme de algunos asuntos en la refinería. Rugero necesita mi firma para algunos papeles importantes.

―¿Y por qué no los envía? Supongo que no quieres dejar solos a los niños por mucho tiempo ―mencion
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