Daliah sintió el calor de los brazos de Oliver rodeándola, ofreciéndole un consuelo que por un instante pareció aliviar el peso que llevaba sobre sus hombros. Sin embargo, la realidad seguía presente, implacable, como un espectro que acechaba cada uno de sus pensamientos La situación era más complicada de lo que había imaginado. No era solo el miedo a ser madre, sino el miedo a lo que significaría traer un hijo al mundo bajo el yugo de la familia, en un reino que parecía desmoronarse por la ambición desmedida de sus miembros.Finalmente, después de un largo silencio, Daliah habló, su voz apenas un susurro.—Oliver, no puedo dejar de pensar en lo que va a pasar —dijo, su tono lleno de desesperación—. En lo que podría pasar si Brion no logra convertirse en rey. No veo un futuro para nosotros…, para nuestros hijos…, si es que llegamos a tenerlos.Oliver se giró hacia ella, con el corazón pesado al ver el dolor reflejado en su rostro. Sabía que Daliah estaba sufriendo, pero se sentía inca
Realmente se sentía indignada por ser ignorada de esa forma. Ya estaba cansada de siempre estar en tercer plano, reducida a nada más que un nombre pronunciado a la distancia. Ella merecía mucho más respeto, en especial del hombre con el que se casaría.Lo consideraba una terrible ofensa que no podía seguir dejando pasar.Es por ello que se dirigió directamente a su ala personal y tocó a la puerta con fuerza, y al no recibir respuesta alguna desde el otro lado; decidió entrar. Para mayor disgusto, el lugar estaba enteramente desolado, es que había tanta quietud que sus sospechas se confirmaron.No ha vuelto al castillo en días.Salió, azotando la puerta y si hubiese tenido una fuerza sobrenatural la habría arrancada de su lugar. Se sentía cómo un fantasma en ese enorme palacio a pesar de que no estaba sola, pues su primo siempre estaba cerca y el resto de la familia real vivía ahí también, pero no era lo que quería. Ella estaba ahí por una única razón, nada más y nada menos, y creyó qu
Mientras la condesa y el duque discutían en el palacio, a miles de kilómetros de ahí, en una mansión que mezclaba la época colonial y moderna en una sola estructura, el príncipe Brion trabajaba en poder calmar su mente. Los golpes impactaban con brutalidad contra el saco en intento del príncipe heredero por drenar la frustración que le agobiaba.Había pasado tanto en tan poco tiempo.Perdió la corporación de la familia real.Zadriel estaba vivo.Serena fue enviada tras la familia O’Nelly.Y lo más impactante de todo, lo que ocupaba más espació en su cabeza es que tendría un bebé con Clarisse.Algo que sinceramente nunca se imaginó que pudiese pasar, ya que al no desear tener hijos siempre se cuidó, pero una noche de copas terminó desencadenando todo esto.Él, quien era conocido por siempre tener un plan o un as bajo la manga, ahora no tenía ni la más remota idea de qué debía decir o hacer. Es que ni siquiera se sentía cómodo con estar en el mismo lugar que la madre de su progenie. Y n
―¡Mierda! ¿Por qué está tan alto esto! ―se quejó Clarisse mientras daba saltos para poder alcanzar el recipiente con cereal en la repisa. El antojo de esa tarde era cereal con gaseosa en vez de leche―. ¡Maldición!―¿Necesita ayuda, Clarisse? ―detrás de ella estaba Peter que la encontró en aprietos.―Oh, sí, sería genial que alcances para mí ese frasco. No he podido yo sola.―Al menos no se la ha ocurrido subirse a la silla ―bromeó y le entregó el aperitivo, pero ella se le quedó mirando directamente.―La verdad es que no lo pensé, pero ya sé para la próxima ―el mayor la miró con desgana, en una reprimenda silenciosa que ella captó inmediatamente y sonrió―. Estoy bromeando, Peter. No me atrevería a hacer eso estando embarazada. Lorna sí podría hacer semejante tontería, pero yo no quiero correr ese riesgo.―Me da gusto saber que no sigue las enseñanzas de Lorna ―buscó un tazó y lo dejó sobre la isla, mientras que Clarisse sacaba la gaseosa de naranja―. ¿No le parece que eso es inadecuad
Las marcas habían desaparecido casi por completo, la única manera de notarlo era estando excesivamente cerca, sin embargo, nunca nadie se atrevía a invadir su espacio de esa manera, así que no era algo de que preocuparse. Su aspecto había tenido una excelente recuperación, lo cual era un poco diferente a su pierna.Seguía costándole mantenerse mucho tiempo de pie, las terapias eran de muchísima ayuda, pero necesitaba estar en optimas condiciones lo más pronto posible. Confiaba en Carmina y Verona, pero le gustaba estar totalmente seguro de que cada una de sus órdenes eran seguidas al pie de la letra. Tenía un legado que proteger, esa fue la misión que el difunto rey le encomendó cuando se unió a la familia real y no le fallaría.Zadriel se había preparado muy bien para el escenario que amaron en L’guevette. Necesitaban atraer a Brion y desenmascaran a todos los que decidieron aliarse con él porque sabía que su sobrino no resistiría salvarlos, aunque claro que no pudo cuidarlos a todos
Patrice permaneció en silencio, observando a Brion mientras él luchaba contra sus pensamientos. El hombre que tenía delante, un príncipe forjado en la dureza de las intrigas y las expectativas, parecía más vulnerable que nunca. Brion, el hombre que siempre tenía una solución para todo, ahora estaba enfrentando una batalla interna que lo sobrepasaba. La brutalidad con la que había estado golpeando el saco reflejaba su desesperación, su necesidad de liberar algo que no podía controlar.―Quizás ―dijo Patrice finalmente, rompiendo el silencio que se había instalado entre ellos―, no tienes que tener un plan esta vez. Tal vez solo deberías dejar que las cosas sucedan.Brion levantó la mirada, sus ojos oscuros se clavaron en los de ella con una mezcla de incredulidad y escepticismo. No entendía cómo alguien podía siquiera sugerir que dejara las cosas al azar. Para él, todo en la vida había sido una serie de decisiones calculadas, de movimientos estratégicos que lo habían llevado a donde esta
La luz en el fondo de la piscina creaba un patrón luminiscente que se proyectaba en cualquier superficie a su alrededor. Incluso su cuerpo parecía marcado por líneas blancas y azules que se movían de un lado al otro, ya que estaba sentada justo en la orilla moviendo el agua con los pies.A diferencia de la serena masa de agua frente a ella, su mente se encontraba revuelta, Clarisse se había transformado en una maraña de angustia, tristeza y miedo. La idea de que todo eso era su culpa le generaba un profundo dolor y si algo llegase a ocurrirle a su familia, jamás podría perdonárselo. No podría cargar con aquella espantosa marca, la culpa la absorbería y dejaría de existir.Si tan sólo pudiese comunicarse con alguno de ellos para avisarles, un mensaje sería más que suficiente para pedirles que salgan del país, pero en cambio, estaba atrapada en aquella mansión. Hecha a un lado por el padre del bebé que creía en su vientre con la mejor atención que podría haber en ese país. Sin embargo,
Ninguno pronunció sonido alguno durante un largo periodo de tiempo, tal vez pasó una hora mientras estuvieron así, mirando el agua. No había otro plan y es que ambos consideraban que por ahora eso era más que suficiente después de haber tenido aquella conversación.El sonido de alguien aclarándose la garganta hizo que ambos se giraran para encontrar a Malik a sólo unos pasos de ellos. El hombre de expresión apacible sólo tenía unos segundos de haberlos encontrado, y de no ser porque debía entregar un mensaje, no habría interrumpido ese momento.―¿Cuánto llevas ahí? ―le preguntó Clarisse.―No mucho. Brion, tu hermana ha pedido una reunión en la sala de estar principal.El pelinegro frunció el entrecejo.No esperaba que Daliah volviese tan pronto a la mansión, lo mejor en ese momento era ser muy precavidos o podrían dirigir a la Gran Hidra directamente hacia ellos. Era un gran peligro para todo los que estaban en ese lugar, pero más que nada para Clarisse y el bebé.―Entiendo. Vamos ent