CAPÍTULO 403

¿Traidores?

¿Ellos?

¿Cómo?

¿Por qué arruinarían su vida así?

―¡Esto no tiene sentido! ¡Mi esposa no es una traidora! ―gritó un hombre de rasgos asiáticos.

―¿Estás diciendo que nos hemos equivocado, Yuno? ―siseó Verona, apareciendo por detrás de él―. Mira a tu alrededor. De todas las personas que están acá esta noche sólo unos cuantos fueron manchados por la traición y deben pagar por ello. ¿Crees que fue un error? Nosotros no cometemos errores, pero es un gusto que tú estés fuera de esto. De ese modo alguien podrá no sólo cuidar de tu familia, sino también ocuparse de las labores de tu difunta esposa.

―¿Difunta? ―la sangre se le congeló ante esa palabra―. No, no, no. ¡Por favor, sus altezas! ¡Debe haber una manera de solucionar esto! ¡Teresa, defiéndete!

―De nada sirve que lo haga ―prosiguió la princesa Carmina―. Al igual que Teresa, todos estos imitadores de Judas decidieron aliarse con Brion. Tal parece que mi sobrino consiguió darles de alguna forma una oferta mejor que la vida lle
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