Sus cuerpos se movían por si solos, cualquier pensamiento racional que pudiese tener no era para nada bienvenido en aquel momento en el que se comían ansiosamente uno al otro. No podían parar ante aquello que se apoderó de ellos desde el instante que se vieron en la calle. Antes de que siquiera pudiese notarlo ya estaba en el apartamento de la pelinegra en una lucha de besos y caricias.Brion literalmente le arrancó la blusa a la chica, destrozándose con sus manos, y sus labios descendieron por su cuello dejando un camino de besos y mordidas. Clarisse no lo entendía, pero ese hombre de extraños ojos poseía la capacidad de hacerla perder la cabeza con sólo tocarla. De laguna manera él presionaba los puntos justos para hacerla delirar y pedir más. Le arrancaba el aliento con cada beso y se lo devolvía al mismo tiempo cómo si fuese un simple juego de tira y afloja con su corazón.¿Por qué se dejaba llevar por él?Lo que debía hacer era confrontarlo, saber cómo es que llegó a Velghary y d
La pesadumbre en su cuerpo era cómo nunca, quería quedarse en cama todo el día si era necesario, ya encontraría una razón para explicar porqué. No lograba recordar si tenía algo importante qué hacer ese día, pero la verdad es que no podía recordar nada. De sólo intentarlo su cabeza parecía que iba a explotar, las pulsaciones eran demasiado fuertes y maldijo en silencio el alcohol.No solía beber de esa manera nunca, habitualmente podía tener el mismo trago durante un buen rato antes de terminárselo. Pero anoche se excedió demasiado, tanto así que incluso la luz que percibía con los ojos cerrados era una tortura para él. Ya le pediría al personal que pongan unas cortinas más gruesas para que la luz no lo siga despertando.Ese pensamiento le hizo pensar en que nunca antes la luz del Sol llegó a molestarlo porque sus cortinas siempre estaban muy bien cerradas. Trató de abrir los ojos, sin embargo, aquello fue lo peor que se le pudo ocurrir hacer en la vida. Sus retinas ardieron y un dolo
Realmente estaba agradecido de no haberse topado con nadie cuando llegó al palacio, lo menos que quería era dar explicaciones sobre su apariencia o su paradero. Pudo llegar hasta su recamara para darse un baño refrescante que le ayudó bastante con la resaca. Unos leves toques en la puerta sonaron antes de que Liza entrar con un vaso en una bandeja.La llamó para pedirle algo que tuviese la suficiente fuerza para hacerlo recuperarse por completo. Ella no preguntó nada, sin embargo, si lo inspeccionó con la mirada de pies a cabeza, justo cómo lo hacía en ese momento.—¿Qué? —tomó el vaso y le dio un trago. Tenía un sabor bastante amargo y pastoso, nada grato—. ¿Qué es esto? Sabe horrible.—Receta secreta para eliminar la resaca más fuerte que pueda tener alguien —explicó, tranquilamente mientras se paseaba por el lugar—. Y… ¿Me dirás donde estuviste?—¿Te parece que quiero hacerlo?—Todos se hacen esa pregunta. Probablemente cuando te vean te atacaran y tal vez debas trabajar en algo pa
En el hermoso jardín real rodeado múltiples flores otorgándole un aura primaveral imperturbable. Un lugar en el que se llevaban muchos eventos importantes en el palacio cuando querían alardear de la belleza natural que rodeaba su hogar. Un toldo blanco había sido armado para el té y justo debajo estaba una mesa con diversos bocadillos, así cómo también pequeños arreglos florales.A la mesa estaba sentados los miembros de la familia real que al verlos llegar guardaron silencio y los escrutaron de pies a cabeza. El mundo se había paralizado en ese momento mientras que aquellos dos bandos se veían cara a cara,—No esperaba que hubiera entretenimiento circense —comentó Verona, miraba sus uñas cómo si fuesen más importantes que ellos.Patrice tensó la mandíbula, por un momento pensó en darle una bofetada a esa inmadura mujer, pero al mismo tiempo le preocupó que fuera capaz de sacar un arma de ese pronunciado escote que tenía.—Verona, se educada con nuestros invitados —le dijo Zadriel con
La mano de Zadriel estrujó sutilmente el tenedor que sostenía. Realmente aborrecía cuando alguien se atrevía a retarlo y ese muchachito lo estaba haciendo deliberadamente. Tal parecía que todas las lecciones que le dio no quedaron lo suficientemente aprendidas, se le olvidaron en tan sólo unos años fuera del palacio.Por su lado Brion sabía que estaba jugando con fuego y en ese lugar ninguno de ellos estaba seguro, incluso la comida o la bebida podría estar envenenada. Sin embargo, de querer matarlo; lo habría hecho desde el momento que explotó iracundo por el decreto de la reina. Era curioso que ahora estuviese comportando tan educadamente, y eso sólo podría significar que algo traía entre manos.Mantuvieron una lucha de miradas por unos cuantos segundos, el pestañar sería interpretado por el otro cómo una señal de debilidad, y estaba mucho en juego.—Que bueno que tienes las cosas claras, querido sobrino —habló Carmina, orgullosa de su legado—. Sería lamentable tener que refrescarte
Lo que comenzó como una tarde de té con leves insinuaciones, ahora era una declaración de guerra.La cabeza pálida de Sasha yacía justo en medio de la mesa, algunos estaban horrorizados y asqueados ante ello, pero otros parecían simplemente sorprendidos por el acto en sí. Mientras que la cabeza de Sasha los miraba con un solo ojo, ya que en otro únicamente tenía una cuenca vacía y ennegrecida. A causa de la peste tuvieron que cubrirse la nariz, pues apenas era tolerable.—Supongo que querrán recuperar el resto de su cuerpo y con gusto se los entregaré. Después de todo Sasha era un dedicado seguidor de ustedes, ¿no?Jeremy y Patrice no podían creer lo que estaban presenciando. Nunca imaginaron que en su amigo pudiese existir una faceta tan macabra y peligrosa. Sus ojos se habían oscurecido por completo, la mirada era pesada y hostil, sin mostrar algún indicio de lastima por lo que hacía. En un inicio cuando les contó quién era realmente llegaron imaginar algunas cosas, pero esto era ve
Siempre había disfrutado de la noche, el silencio y la paz que brindaba era un enorme respiro de aire puro para él cuando era niño. Nunca le importó vagar solo por los pasillos del palacio, de hecho, los disfrutaba mucho porque sólo a altar horas de la noche es que podía sentir libertad. No debía preocuparse porque su familia lo observaba o podría castigarlo, nada importaba más que estaba en calma absoluta.Ahora que hacía lo mismo podía darse cuenta que esa sensación no cambió nunca. Vestía nada más su pijama y un albornoz de seda que aleteaba en el aire detrás de él.No podía dormir.Le era difícil poder conciliar el sueño después de lo ocurrido durante las últimas cuarenta y ocho horas. Su título había sido restituido sin consultárselo, era un príncipe otra vez y ahora debía enfrentarse a esa nueva realidad. Quiso huir y ahogar sus penas en alcohol, pero terminó acostándose con su ex novia, a la cual no veía desde hace un año y nuevamente huyó.Y el mejor cierra que pudo darle al d
Dos semanas.Catorce días.Trecientas treinta y seis horas.Dos mil ciento sesenta minutos.Un millón doscientos nueve mil seiscientos segundos.Era una maldita tortura pensar en todo el tiempo desde que despertó en la misma cama con Soren. Le tomo todo ese día poder recuperar su memoria de los eventos ocurridos, buscaba una explicación de cómo fue que eso ocurrió. Por supuesto que al principio creyó que era una ilusión orquestada por los efectos de las bebidas en su sistema, era imposible que él estuviese en el mismo bar. Pero su cuerpo se movió solo, cuando lo notó ya estaba corriendo por las calles para buscarlo y luego.Luego todo fue igual a una explosión que arrasó con todo lo que había cimentado en ese año. No entendía cómo es que Soren podía llegar y azotar contra su mundo cómo si fuese una catástrofe natural, sin piedad y sin dejar nada intacto.Los besos, las carisias y todo lo que se dijeron mientras estuvieron juntos esa noche, parecía que nada había cambiado entre ellos.