Clarisse no terminaba de comprender por qué habían salido del restaurante, quiso preguntarle, pero algo es esa mirada oscurecida le indicó que sería mejor esperar. Tal vez Soren se había enojado porque ella rechazaba sus intentos de forjar algo más fuerte, pero ¿qué esperaba? ¿Qué aceptara con los ojos cerrados detalles tan costosos?Eso nunca.Desde muy pequeña sus padres le enseñaron que si deseaba algo bonito debía trabajar para tenerlo. Siempre le decían que nunca debía depender de un hombre porque ella era una mujer fuerte, hermosa e inteligente.Y eso ni siquiera Soren podría cambiarlo.Notó que el auto se detuvo y divisó que aún lado del estacionamiento se encontraba un camino iluminado por pequeñas luces colgantes en los árboles.—Vamos —le dijo Soren cuando le abrió la puerta.Siguiendo el sendero llegaron a un espacio abierto en una zona verde que estaba rodeada por muchos árboles, algunos incluso estaban esparcidos por el centro del lugar. Había mesas de picnic por todas pa
Una vez más Soren y Peter se encontraban en aquella casa de seguridad resguardada por agentes del FBI. El agente Fell les mostraba las imágenes más recientes tomadas a Thierry Gerard durante su estadía en Colombia.—¿Sabemos lo que hacía ahí? —indagó Soren, analizando las imágenes en la tableta.—No. Sabemos que salió un par de veces, pero siempre era escoltado y se nos fue difícil acercarnos —contestó el agente desde el otro lado del escritorio—. Mi gente logró seguirlo a un restaurante en donde se reunió con una mujer, pero fue imposible identificarla.Efectivamente una de las fotografías era del objetivo estando acompañado de una dama que se aseguró de ser muy cuidadosa al proteger su identidad. Llevaba puesto un pañuelo alrededor de la cabeza y un sombrero de ala larga, además de unos lentes de sol o eso parecían, ya que siempre estuvo de espaldas a la cámara.—¿Fue la única vez que se reunieron?—Así es. Él ordenó, pero ella ni si quiera pidió un baso de agua —informó el agente F
El joven de ojos color ocre dejó su abrigo sobre uno de los sillones que había en su oficina y se tomó un momento para aclarar sus ideas. Cerró los ojos y respiró profundo varias veces al tratar de controlar su ritmo cardiaco.En su mente todo fue guardado dentro de un cofre al que le puso llave y para cuando abrió los ojos nuevamente, ya estaba en completo control de sí mismo.Fue al escritorio para realizar una videollamada a través de la laptop.—¡Hola, mi niño! —saludó eufórica una mujer de piel suave, ojos almendrados y una cabellera larga color azabache—. Que gusto verte, ¿cómo has estado?—Hola, tía —habló, sonriente por ver ese rostro amable—. Ya sabes, ocupado en el trabajo. Recientemente se realizaron los cortes de período y estamos comenzando a hacer nuevos pedidos con los principales proveedores.—Eso significa que una vez más han tenido un buen período de trabajo, ¿no es así? —pronunció la mujer con orgullo reflejado en sus ojos.—Es correcto. Jeremy ha logrado mucho con
Pasaron unas horas desde que habló con su tía y en todo ese tiempo se mantuvo en su oficina viendo las fotografías. Estaba al tanto de lo complicado que era para Seniah dejar atrás a aquellas personas, tenían una larga historia, pero lo mejor era mantenerse alejados de ellos.Ciertamente la cruzada en la que se embarcó Soren terminaría en un enfrentamiento directo con aquellas personas tan despreciables, pero si seguía moviendo sus cartas y usando al agente Fell, tal vez podría evitarlo.No se detendría hasta tomar venganza contra los Velghary.Sus pensamientos fueron interrumpidos con una videollamada entrante y el chico sonrió al ver su foto en la pantalla.—Un día y ya me extrañas —comentó con una sonrisa arrogante al contestar.—Tal vez estaba aburrida —esgrimió Clarisse.—Eso o puede ser que extrañabas mi voz… —enunció suavemente, destacando ese acento tan particular suyo.—Pareces muy confiado.—Sé que te gusto, sólo debo hacer que confieses y habré ganando la apuesta —argumentó
Nuevamente estaba afuera esperando junto al auto.Se veía endemoniadamente bien con aquel estilo elegante a pesar de que simplemente estaba ahí parado viendo su teléfono.Clarisse lo analizó de pies a cabeza y a su mente llegaron las imágenes de las veces que lo vio completamente desnudo. De inmediato la temperatura de su cuerpo comenzó a subir y tuvo que obligarse a mantener su mente bajo control. Lo menos que necesitaba era que Soren notara que con su sola presencia ella se calentaba. Era un hombre muy observador al que no se le escapaban los detalles.—¿Te gusta lo que ves? —preguntó Soren con picardía.«Él siempre nos descubre», dijo aquella voz en su cabeza.—Que te vea no significa que esté loca por ti —declaró ella, muy segura de sus palabras.—En ningún momento dije que estuvieras loca por mi —se acercó, dejando una mínima distancia entre sus cuerpos. Acarició su mejilla suavemente y sonrió—. Aunque así sea.Clarisse soltó un bufido y lo miró mal.—¿Qué haces aquí? —preguntó,
Llevaban unas dos horas desde que llegaron a la clina veterinaria, Soren dio la orden de que le dieran al perro la mejor atención sin importar el costo. Y en un parpadeo un grupo de veterinarios estaba rodeando al animal herido mientras lo llevaban a una sala.Desde entonces ninguno había hablado, de hecho, él mantuvo distancia con ella. No hacía más que ver por la ventana y Clarisse se preguntaba qué estaría pasando por su cabeza. Se notaba perdido en sus pensamientos, los cuales parecían ser bastante abrumadores porque ni siquiera se movía.Clarisse tomó una gran bocana de aire y se levantó de la silla en la que estuvo desde hace rato.—¿Estás bien? —preguntó, suavemente, pero él ni se inmutó—. Soren, habla conmigo. ¿Qué pasó allá? Estabas tan…—Perdí el control.Su voz sonó seca y amarga, estaba disgustado consigo mismo luego de perderse en su ira de esa manera frente a ella.—Sí, eso fue bastante claro —comentó Clarisse—. ¿Por qué?—Yo… —no supo qué decir.No podría hablarle de su
—¡SANTO DIOS! ¡PETER! —gritó Liza en cuanto vio a Soren llegar cubierto de sangre. Corrió hacia él para auxiliarlo, pero él la tomó de los brazos—. ¿Qué pasó? ¿Quién le hizo esto?—No, tranquila. No es mía —dijo el joven rápidamente.El jardinero llegó de inmediato y en su mano traía un arma que ocultó tras su espalda cuando vio a Clarisse.—Señor, ¿está bien? ¿Por qué hay tanta sangre? —preguntó el mayor, preocupado porque lo hayan herido.—Por favor, guarden la calma los dos —pidió el pelinegro quitándose el abrigo—. Estoy bien. Hubo un inconveniente, pero nada de qué preocuparse —sus ojos les transmitió el mensaje y el personal intercambió miradas.—¿Y de donde es toda esa sangre? —indagó Liza con el ceño fruncido.—Soren se peleó con unos tipos que estaban maltratando a un pobre perro en la calle —explicó Clarisse para que ambos adultos se tranquilizaran—. Ambos estamos bien. Debieron ver cómo quedaron los otros.—Me lo puedo imaginar… —murmuró Peter, ya con tranquilidad.—Ve por
La alarma hizo acto de presencia, Clarisse arrastró una mano fuera del confort de las sábanas y apagó el despertador cuando alcanzó la pantalla de su teléfono. Observó el brazo que estaba alrededor de su cintura y le pareció bastante raro.En el pasado no disfrutaba para nada que alguien la abrazara al dormir, le parecía muy incómodo y hasta sofocante. Sin embargo, ahí estaba con un hombre dormido junto a ella que la abrazaba y no le disgustaba. De hecho, el contraste entre la piel fría de Soren y la cálida suya le parecía bastante agradable.Alzó la mirada hacia su rostro, tenía un parche en el lado izquierdo de la frente y una cortada en una esquina del labio inferior. Al igual que un moretón en el pómulo derecho, producto de la pelea que tuvo la noche anterior. Pero a pesar de eso se mostraba en total relajación, como si fuera lo más normal para él dormir con ella. Se preguntó si él acostumbraba a dormir así con otras chicas o si era de los que prefería estar de su lado. Daba igua