—Entonces, cuéntanos porqué razón decidiste regresar a casa. Después de todo dejaste de lado tus responsabilidades reales para tener una especie de vida… ¿cómo lo dijiste aquella vez?

—Digna de recordar —aportó Verona, sonriente.

—¡Sí, justo eso dijiste antes de dejar todo para irte, Seniah!

—Ha pasado un año desde que volví, pero parece que es justo ahora cuando ustedes tienen un inconveniente con eso.

—No, querida. No es sólo ahora, siempre lo hemos tenido —la encaró su hermana Verona, yendo hacia ella—. Dejaste tus responsabilidades familiares y peor aún te revolcaste con tu mayordomo. ¿Sebes que debería hacer? Castigarlos a los dos por semejante atrocidad.

—No te metas en mi vida, Verona. ¡Ninguna tiene el derecho para hacerlo! —exclamó a un paso de su hermana mayor—. Mis responsabilidades han sido muy bien atendidas en cada momento si es que eso es lo que realmente te preocupa. Si acaso esto es una especie de intervención por con quien decido estar, déjame señalarte que el hombre