Su despertar fue lento, no había mucha luz en el lugar que le molestase en los ojos, pero aún así le costaba abrirlos. Sentía cada parte del cuerpo con pesadez y entumecida, es por eso que le tomó varios minutos poder moverse con lentitud y enfocar adecuadamente la vista.La habitación estaba en completo orden como siempre, las cortinas cerradas y la luz era tenue, pero logró ver al hombre que estaba costado junto a ella en la cama.Soren dormía plácidamente con un brazo alrededor de su cintura de una forma muy protectora, eso explicaba en parte la razón por la que le era difícil moverse mucho. No obstante, no le molestaba para nada. Ambos se acostumbraron rápido a dormir juntos, era cómo un rompecabezas en el cual ellos eran las piezas que encajaban perfectamente.O eso era lo que a Clarisse le gustaba creer.La idea de que Soren y ella eran perfectos el uno para el otro sonaba extremadamente cursi, no muy típico de ella, pero así era cómo se sentía. Era en esos momentos en los que n
—¿Es todo? —preguntó Soren.—¡Sí, es todo! —expresó Pat sonriente.—En ese caso estamos listos. Hora de irnos, campeón —el niño no esperó un segundo para saltar sobre él, quien lo cargó con un brazo mientras que con el otro cargaba la pequeña maleta del niño.Tessa salió detrás de ellos mientras llevaba la última maleta, el resto estaba terminando de guardar el equipaje en los autos. Todos estaban listos para el viaje al destino misterioso que Soren preparó, tenían algunas teorías cómo Suecia o Londres, debido a los atuendos invernales que pidió que llevaran. Aunque por un momento creyeron que era una mentira para despistarlos, ya que Clarisse un día lo escuchó hablar sobre una playa, pero resultó que Soren estaba comprendo un resort.Nuevamente su novio encontraba la manera de demostrar que ellos eran de la clase trabajadora y él con cada día se hacía más rico.—Ya podemos irnos, señor —enunció Rubén.—De acuerdo, salgamos entonces.Subieron a las camionetas, una iba adelante y otra
No tenía ni la mínima idea de cómo es que era posible, pero finalmente estaba con su familia. No comprendía la magnitud del sentimiento de extrañarlos hasta que estuvo abrazada a ellos. También se sintió como una completa estúpida por permitir que lo que ocurrió con Jax le impidiera estar con sus padres y su hermano. Fu impulsiva y no pensó en cómo se sentirían ellos por su desaparición, y aunque necesitaba alejarse, nunca debió dejarlos a los tres atrás.—¡Oh, mi niña hermosa! ¡Mírate! ¡Estás más preciosa que la última vez! —le halagó su madre, sosteniéndola del rostro.—Yo creo que se ve fea —opinó Brennan con un puchero.—Parece que alguien sigue enojado después de tanto tiempo —consideró su hermana y luego se agachó para quedar a su altura—. Te extrañé demasiado, Renacuajo. ¿Me perdona por no haber venido antes?—¿Te volverás a ir?—Sí, pero no significa que ya no vuelva o que tú no puedas ir a verme —aclaró.—¡¿Estás diciendo que puedo irme contigo?! —preguntó con emoción.—Digo
—¡Ay, cielo santo, Brennan! —le regaño su madre, mientras que Clarisse quiso enterrarse en el jardín.—¿Cómo dices? —dudó Soren.—Cómo oíste. ¿Te vas a casar o buscas que te haga café?—Casi me da un infarto —expresó Rose con la mano en el pecho y el resto rio.—Yo estuve a punto de tomarlo y salir corriendo —comentó Glen entre risas nerviosas.—Eso no es de tu incumbencia, Brennan. ¿Por qué en vez de molestar a Soren no te quedas a mi lado a disfrutar de que estoy aquí?—No, no. Tranquila, Clarisse —la detuvo alzando la mano—, está bien. Puedo entender lo que el jovencito intenta hacer —se acuclilló para quedar a su altura—. ¿Quieres negociar, hombrecito? Te aseguro que puedo presentar una buena oferta con la cual estarás de acuerdo.—No lo creo. No tienes nada que yo quiera.—Tengo a tu hermana —dijo con arrogancia.—Puedo hacer que te bote.—¿Por qué harías eso?—Tienes cara de matón y no quiero que mi hermana ande con un mafioso —decretó, cruzándose de brazos.Soren rio ante sus p
—Soren —lo nombró Glen, que se acercó con dos vasos de whisky.—¿Está todo bien, Glen?—Por supuesto, todo está de maravilla —le entregó un vaso al pelinegro y después se enfocó en apreciar la fabulosa vista que ofrecían los terrenos circundantes de la mansión—. ¡Wow! ¡Que vista tan impresionante, muchacho! Es increíble que un joven de tu edad ya sea capaz de tener esta clase de vida.—Bueno, estoy más cerca de los treinta que los veinte, Glen —bromeó Soren.El mayor se carcajeó por la broma.—Es cierto, tienes razón. Pero es igual de genial —bebió un trago y asintió—. Por cierto, no te agradecía cómo es debido por lo que hiciste.—Oh, no es necesario. Clarisse quería estar con ustedes y yo quería darle un buen obsequio de Navidad, además, de todas formas, tenía que venir a Vancouver por lo de la inauguración de la nueva cede Oversax House.—No me refería a eso exactamente, muchacho. Pero igual gracias por traernos —musitó, sonriente—. Hablo de lo que le dijiste hace un rato a Brennan
Clarisse observó detenidamente a su novio que caminaba de un lado al otro con el teléfono pegado a un lado de la cabeza. Lucía demasiado sumergido en la conversación que estaba teniendo cómo para prestarle atención a Cisco, que desde hace rato estaba frente a él con la pelota en la boca. El perro seguía pasando su patita por encima del pie de su dueño para que le hiciera caso, aunque fuera una vez, pero Soren no dejaba de hablar por ese aparato.Sin embargo, para sorpresa de la mujer y del perro, el pelinegro azotó el teléfono contra el suelo y se dejó caer en una de las sillas de mimbre que había. Clarisse no sabía cómo procesar aquella escena, Soren parecía estar rodeado por un aura oscura y maligna que incluso Cisco sintió antes de salir corriendo de regreso a dentro de la casa.La ojiazul ya había visto a su novio de esa manera, fue cuando rescataron al pequeño Pitbull café y estuvo a nada de matar a golpes a esos matones, pero considerando la situación nadie lo culparía.No obsta
—¿Está todo bien? —la voz de Clarisse lo hizo reaccionar.La miró y ella señaló silenciosamente al aparato que estaba tirado en el suelo.—Oh, sí… yo… —pensó en la palabra correcta para describir cómo se sentía—. Creo que me estresé mientras hablaba con Ariah.Clarisse se acercó mientras se abrazaba a si misma y recargó su cuerpo contra una de las columnas del lugar.—¿Pasó algo muy malo?Soren recogió el teléfono que aún funcionaba sorprendentemente y se rascó la nuca al poner una mueca de inconformidad. Suspiró pesadamente y se dejó caer en la banqueta acolchada.—Ariah llamó para decirme que perdimos a una socia potencial, Audrey Pleck. Ella fue una rival, pero hace poco tuvimos una reunión en la que le ofrecí un trato que no aceptó, pero tampoco rechazó, ya que sólo se marchó sin decir nada —contó con un tono frustrado—. Ahora no ha dado señales, es cómo si se hubiera perdido del mapa.—Tan importante era que se asociaran, ¿eh?—Ambos podríamos conseguir lo que queríamos si trabaj
—Lo dices cómo si fuera una maldición…—No es a lo que me refiero.—¡¿Entonces qué es, Soren?! —exclamó, alterada—. ¡Todas tu evasiones y verdades a media y me tienen harta! ¡Por una vez dime lo que pasa! ¡Y no quiero que sea una excusa de telenovela o una respuesta que me deja más incógnitas!—¡Por qué no tienes la menor idea de lo que es tener mi vida, Clarisse! —explotó su novio, dejándola perpleja—. ¡No sabes lo que se siente crecer en un lugar en el que no puedes ser verdaderamente feliz! ¡Un lugar donde las personas que te rodea te tratan como una herramienta mientras te moldean para que hagan lo que ellos desean! ¡Vivir atrapado por la maldita sangre que corre por tus venas! ¡¿Tanto quieres tener hijos conmigo?! ¡Lo siento, pero no lo haré! ¡No puedo condenar un niño a que viva lo mismo que yo, a que sufra de la misma manera! ¡No lo haré nunca!—¿Qué…? —murmuró sin comprender lo que pasaba. Soren nunca había levantado la voz de esa manera y mucho menos maldecido. Sus ojos estab