No tenía ni la mínima idea de cómo es que era posible, pero finalmente estaba con su familia. No comprendía la magnitud del sentimiento de extrañarlos hasta que estuvo abrazada a ellos. También se sintió como una completa estúpida por permitir que lo que ocurrió con Jax le impidiera estar con sus padres y su hermano. Fu impulsiva y no pensó en cómo se sentirían ellos por su desaparición, y aunque necesitaba alejarse, nunca debió dejarlos a los tres atrás.—¡Oh, mi niña hermosa! ¡Mírate! ¡Estás más preciosa que la última vez! —le halagó su madre, sosteniéndola del rostro.—Yo creo que se ve fea —opinó Brennan con un puchero.—Parece que alguien sigue enojado después de tanto tiempo —consideró su hermana y luego se agachó para quedar a su altura—. Te extrañé demasiado, Renacuajo. ¿Me perdona por no haber venido antes?—¿Te volverás a ir?—Sí, pero no significa que ya no vuelva o que tú no puedas ir a verme —aclaró.—¡¿Estás diciendo que puedo irme contigo?! —preguntó con emoción.—Digo
—¡Ay, cielo santo, Brennan! —le regaño su madre, mientras que Clarisse quiso enterrarse en el jardín.—¿Cómo dices? —dudó Soren.—Cómo oíste. ¿Te vas a casar o buscas que te haga café?—Casi me da un infarto —expresó Rose con la mano en el pecho y el resto rio.—Yo estuve a punto de tomarlo y salir corriendo —comentó Glen entre risas nerviosas.—Eso no es de tu incumbencia, Brennan. ¿Por qué en vez de molestar a Soren no te quedas a mi lado a disfrutar de que estoy aquí?—No, no. Tranquila, Clarisse —la detuvo alzando la mano—, está bien. Puedo entender lo que el jovencito intenta hacer —se acuclilló para quedar a su altura—. ¿Quieres negociar, hombrecito? Te aseguro que puedo presentar una buena oferta con la cual estarás de acuerdo.—No lo creo. No tienes nada que yo quiera.—Tengo a tu hermana —dijo con arrogancia.—Puedo hacer que te bote.—¿Por qué harías eso?—Tienes cara de matón y no quiero que mi hermana ande con un mafioso —decretó, cruzándose de brazos.Soren rio ante sus p
—Soren —lo nombró Glen, que se acercó con dos vasos de whisky.—¿Está todo bien, Glen?—Por supuesto, todo está de maravilla —le entregó un vaso al pelinegro y después se enfocó en apreciar la fabulosa vista que ofrecían los terrenos circundantes de la mansión—. ¡Wow! ¡Que vista tan impresionante, muchacho! Es increíble que un joven de tu edad ya sea capaz de tener esta clase de vida.—Bueno, estoy más cerca de los treinta que los veinte, Glen —bromeó Soren.El mayor se carcajeó por la broma.—Es cierto, tienes razón. Pero es igual de genial —bebió un trago y asintió—. Por cierto, no te agradecía cómo es debido por lo que hiciste.—Oh, no es necesario. Clarisse quería estar con ustedes y yo quería darle un buen obsequio de Navidad, además, de todas formas, tenía que venir a Vancouver por lo de la inauguración de la nueva cede Oversax House.—No me refería a eso exactamente, muchacho. Pero igual gracias por traernos —musitó, sonriente—. Hablo de lo que le dijiste hace un rato a Brennan
Clarisse observó detenidamente a su novio que caminaba de un lado al otro con el teléfono pegado a un lado de la cabeza. Lucía demasiado sumergido en la conversación que estaba teniendo cómo para prestarle atención a Cisco, que desde hace rato estaba frente a él con la pelota en la boca. El perro seguía pasando su patita por encima del pie de su dueño para que le hiciera caso, aunque fuera una vez, pero Soren no dejaba de hablar por ese aparato.Sin embargo, para sorpresa de la mujer y del perro, el pelinegro azotó el teléfono contra el suelo y se dejó caer en una de las sillas de mimbre que había. Clarisse no sabía cómo procesar aquella escena, Soren parecía estar rodeado por un aura oscura y maligna que incluso Cisco sintió antes de salir corriendo de regreso a dentro de la casa.La ojiazul ya había visto a su novio de esa manera, fue cuando rescataron al pequeño Pitbull café y estuvo a nada de matar a golpes a esos matones, pero considerando la situación nadie lo culparía.No obsta
—¿Está todo bien? —la voz de Clarisse lo hizo reaccionar.La miró y ella señaló silenciosamente al aparato que estaba tirado en el suelo.—Oh, sí… yo… —pensó en la palabra correcta para describir cómo se sentía—. Creo que me estresé mientras hablaba con Ariah.Clarisse se acercó mientras se abrazaba a si misma y recargó su cuerpo contra una de las columnas del lugar.—¿Pasó algo muy malo?Soren recogió el teléfono que aún funcionaba sorprendentemente y se rascó la nuca al poner una mueca de inconformidad. Suspiró pesadamente y se dejó caer en la banqueta acolchada.—Ariah llamó para decirme que perdimos a una socia potencial, Audrey Pleck. Ella fue una rival, pero hace poco tuvimos una reunión en la que le ofrecí un trato que no aceptó, pero tampoco rechazó, ya que sólo se marchó sin decir nada —contó con un tono frustrado—. Ahora no ha dado señales, es cómo si se hubiera perdido del mapa.—Tan importante era que se asociaran, ¿eh?—Ambos podríamos conseguir lo que queríamos si trabaj
—Lo dices cómo si fuera una maldición…—No es a lo que me refiero.—¡¿Entonces qué es, Soren?! —exclamó, alterada—. ¡Todas tu evasiones y verdades a media y me tienen harta! ¡Por una vez dime lo que pasa! ¡Y no quiero que sea una excusa de telenovela o una respuesta que me deja más incógnitas!—¡Por qué no tienes la menor idea de lo que es tener mi vida, Clarisse! —explotó su novio, dejándola perpleja—. ¡No sabes lo que se siente crecer en un lugar en el que no puedes ser verdaderamente feliz! ¡Un lugar donde las personas que te rodea te tratan como una herramienta mientras te moldean para que hagan lo que ellos desean! ¡Vivir atrapado por la maldita sangre que corre por tus venas! ¡¿Tanto quieres tener hijos conmigo?! ¡Lo siento, pero no lo haré! ¡No puedo condenar un niño a que viva lo mismo que yo, a que sufra de la misma manera! ¡No lo haré nunca!—¿Qué…? —murmuró sin comprender lo que pasaba. Soren nunca había levantado la voz de esa manera y mucho menos maldecido. Sus ojos estab
—¿A dónde debemos ir? —quiso saber el rubio que corría junto al jardinero con dirección al parque cercano—. No sabemos a donde pudo ir. ¿Tal vez tenga su teléfono?—Lo dudo, pero lo conozco mejor que nadie. Sé intentará correr lo más lejos que pueda hasta el punto que sus piernas ya no puedan más y se desplome, lo que significa que correrá muy lejos.—Oh, genial. Entonces eso quiere decir que se reduce a cualquier parte de la ciudad porque tipo tiene un físico tremendo que ganó con entrenamiento —dijo, satíricamente el de ojos azules. Peter lo miró con una ceja en alto—. Perdón.—En ese estado Soren va hacia lugares apartados de ruidos, personas, cualquier sonido que no le deje pensar con claridad para retomar la tranquilidad.—¿Cómo el parque? —dudó sin creérselo.—Por supuesto. Es el lugar menos concurrido en la zona.Siguieron corriendo en silencio, aunque el rubio no dejaba de tener dudas rondando en su cabeza con cada paso que daba.—¿Por qué reaccionó de esa forma? —preguntó—. S
La pelinegra caminaba de un lado al otro en el corredor, su madre y Lorna estaban ahí también mientras esperaban que Liza saliera de la habitación principal. Estaba preocupada por el estado de su novio. Se sentía un poco culpable de que se encontrara de esa manera debido a la pelea que tuvieron, pero no entendía porqué reaccionó así.Cuando creía que no surgirían más dudas con respecto al hombre con el que estaba, pasaba esto. Realmente lo amaba, pero la cantidad de incógnitas que aparecían cada día sólo la preocupaban más.La morena salió y cerró la puerta a sus espaldas.—Liza, ¿cómo está Soren? —preguntó, apresurada.La ama de llaves respiró profundo y la miró a los ojos.—Está más tranquilo. El golpe en su frente no fue grave, pero necesita descansar —explicó, cómo si fuese una especialista en el campo.—¿Yo…?—Él duerme —la interrumpió—. Tuve que darle algo para que se calmara, pero estará bien en unas cuantas horas. Pero creo que puedes entrar siempre y cuando no lo alteres cuan