—¿Quién era esa? —preguntó Lorna al entrar en la habitación más que confundida.—Es la misma del centro comercial —respondió Galen.—¿De verdad? —se asomó por la puerta para darle un último vistazo antes de que desaparecieron en otro pasillo—. Vaya, es mucho más linda de cerca y si que tiene un gran gusto en la moda. ¿Vieron esos zapatos? Deben costar unos mil dólares.—Vino a ver a Soren y le dijo…—Que lo ama —Clarisse terminó la oración de Galen—. Eso no debe significar nada, ¿cierto? Él tiene una hermana, tal vez sea ella.—O tal vez…—¡No, no, no, no! —el rubio interrumpió a su amiga y la apuntó con el dedo índice—. ¡Ni se te ocurra decir eso o Clarisse terminará haciéndose ideas!—¡Tú lo viste, yo lo vi y ella lo vio! —expresó la pelirroja y apartó el dedo acusador de su amigo—. ¡No lo defiendas!—¡No lo estoy defendiendo, pero tampoco lo voy a acusar de algo que ni siquiera sabemos!—¡Ya basta los dos! —intervino Clarisse. Se sentó a un lado de su novio, lo miró por un momento
—Creo que si ahora serás mi enfermera deberías vestirte cómo tal —hablo Soren desde la cama con una sonrisa socarrona y sus ojos brillando en maldad.—¿Quieres que me vista cómo una enfermera sexy? —le siguió el juego.—Sería descortés de mi parte hacerte tal petición tan indecorosa.«Maldito idiota, hemos hecho cosas más indecorosas en esa misma cama… Bueno, en toda la habitación realmente», pensó la pelinegra al darle un vistazo al lugar.Clarisse se acercó lentamente hasta que sus labios sólo los separaba un diminuto suspiro, lo cual les causaba un cosquilleo electrizante. Las pupilas del mayor se dilataron, ansioso por algo de acción.—Lo siento, pero eso no pasará —con una mano en el pecho lo empujó contra la cama, tomándolo por sorpresa—. El doctor dijo que guardaras reposo y lo que tienes en mente no es guardar reposo precisamente, amigo.—¿Amigo? —rio por el término en el cual claramente no encajaba con él—. ¿Desde cuándo soy tu amigo?—Desde que decidí mantener la distancia c
—¡No! —se soltó de un tiró—. ¡No quiero que me muestras nada a menos que sea la verdad!—Clarisse, por favor, escúchame.—¿Me dirás quién es?—¿Interrumpo?En el corredor apareció nada más y nada menos que una de las razones de aquella pelea que estaban teniendo Soren y Clarisse. La mirada asesina del pelinegro fue directamente contra su hermana menor, pero ella actuó cómo si no le importara en lo absoluto.—¿Qué estás haciendo acá? —preguntó Soren.—Señor, lo siento. Quisimos pararla, pero… —Peter cerró la boca cuando su jefe levantó la mano.—Esto ya es ridículo… —murmuró la ojiazul.—Clarisse, espera…—¡No! ¡Ya me sé esta historia! ¡Dirás que fue un accidente, tal vez dirás que no supiste cómo pasó o lo que sería peor, que yo soy la otra! —gritó, colérica—. ¡No pienso quedarme a pasar por esto de nuevo! ¡Quédate con tu mujerzuela, tu novia o lo que sea!—¡¿Disculpa?! —habló Daliah verdaderamente ofendida—. ¡¿Cómo te atreves a hablarme de esa manera tan irrespetuosa?!—¡Ni se te ocu
Clarisse podía ver desde donde estaba a Soren con su hermana, platicaban sobre algo, pero no sabía de qué. Él insistió en ir primero para cerciorarse de que se hubiera calmado y así presentarlas de una manera adecuada. Se sentía nerviosa porque realmente le habló muy mal cuando creyó que tenía una relación amorosa con su novio. Sin duda el acontecimiento con Jax le dejó secuelas de desconfianza.Los comparó una vez más, en verdad no se parecían excepto porque ambos portaban una mirada muy parecida una mirada que decía que cargaban con muchas cosas.Liza se acercó con una leve sonrisa amigable.—¿Estás bien? —preguntó.—Sí, algo nerviosa por conocer a la hermana de Soren después de haberle dicho mujerzuela…—Pudiste decir algo peor.—Nadie me dijo quién era, ni siquiera tú —recriminó la ojiazul y Liza se sintió mal por mentirle—. Pero tampoco es que la oportunidad se presentó mientras nos gritábamos.—Sí, realmente no esperaba que ella estuviera acá. Es una gran sorpresa.—¿Algún conse
Sus pasos causaron eco en aquel corredor, la joven risueña y educada quedó atrás en el momento que llegó a casa. Ahora debía ser toda una Velghary para encontrar la información que requería.Entró en la habitación en las que tenían a un hombre de unos treinta dos años, tal vez, caucásico y de cabello castaño oscuro. Se encontraba bastante golpeado, tanto por la pelea que tuvo con Brion cómo también con los golpes que recibió en el interrogatorio de ayer.—Muy bien, vamos intentarlo de nuevo hoy, ¿te parece, Iván? —enunció y el hombre la miró con enojo—. Tu amigo Chester no fue nada útil, por lo que toda la responsabilidad cae en ti y esta es la última oportunidad que te daré o me veré en la necesidad de enviarte con tu amigo.—No pienso decir nada —decretó el hombre que estaba atado con cadenas al suelo.—No con esa actitud, querido —canturreó la pelinegra. Tomó un bastó de la mesa que tenía varias herramientas de tortura y esos feroces ojos se posaron en él—. Probemos tu tolerancia a
—Hoy es el cumpleaños de tu hermana —mencionó la pelinegra a la ligera sin dejar de comer su panecillo.Su novio levantó la vista de la tableta que tenía en la mano y luego volvió a lo suyo.—Ya le he enviado un obsequio de su agrado —respondió.—¿Qué le regalaste?—Un pequeño collar que sé que le encantará. Ariah es amante de las joyas preciosas.—De seguro le han de lucir hermosas porque ella es toda una princesa.Él rio para sus adentros por ese comentario.Clarisse no comprendía que Daliah, bueno, Ariah en realidad era una princesa autentica y que estaba acostumbrada a las joyas porque incluso tenía una diadema de diamantes y zafiros. De hecho, tenía muchas diademas de todos los diseños y con todas las gemas preciosas que pudiese encontrar para deslumbrar al público.No le sorprendería que en esa pequeña fiesta luciera una de sus diademas.—¿No te sientes mal por no asistir a su cumpleaños ahora que están bien? Es decir, ustedes están haciendo las paces, ¿no es así?Soren levantó
Clarisse quedó estupefacta al llegar a la mansión de Ariah, era un lugar impresionante, incluso más que la casa de Soren. No podía siquiera imaginar cuanto dinero tenía esa familia cómo para que pudiesen tener esa clase de lugares a su nombre. Tampoco podía creer que existieran, era cómo un pequeño palacio con hermosos jardines con esculturas preciosas.—¿Qué te parece? —le preguntó Soren que estaba a su lado en el auto.—Impresionante —susurró la pelinegra y luego se volteó a verlo—. ¿Qué clase de familia es la tuya? ¿Cómo es posible que tengan un castillo de casa?Soren rio por lo bajo y negó con la cabeza.—Es el resultado de un intenso trabajo familiar —maquilló las palabras que en verdad quería decir.—Siento que voy a la Casa Blanca o el palacio de Inglaterra. Hay tanta gente, Dios. ¿No se supone que era algo pequeño?—Cuando se trata de Ariah debes saber que pequeño significa unas doscientas personas —comentó, divertido—. ¿Te arrepientes de haber venido?—No, sólo estoy pensand
La velada era toda una maravilla, la comida, las bebidas, la música y principalmente la compañía eran lo que hacía de aquella noche tan especial. Clarisse nunca había estado en un evento de esa clase, más que un cumpleaños parecía una reunión de la alta sociedad. Aproximadamente unas cien personas, todos irreconocibles debido a las máscaras que los ocultaban, pero era claro que provenían de diversas partes del mudo debido a sus formas de hablar. —¿Te diviertes? —quiso saber Soren. —Por supuesto que sí. Todo es muy hermoso y tan sofisticado que hasta me siento fea. —Clarisse, tu belleza no podría igualarse a todo eso —mencionó el pelinegro—. Esto es material, se degrada en un par de años al igual que la carne, pero la belleza que posee tu alma. Esa es la belleza más importante, porque es la que te otorga esa preciosa sonrisa y esos marítimos ojos. Bajo la máscara sonrió y se ruborizó por las palabras de su novio. —¿Qué hay de Ariah? —¿Eh? Bueno, es hermosa, pero… —No me refería