5: Acuéstate conmigo.

Leslie despierta alrededor de las ocho de la mañana.

Después de haber tenido una grandiosa cena y su dosis de insulina, se siente con un ánimo increíble. Aunque por dentro realmente le afecta lo que su amiga ha hecho ayer para salvarlas.

Recuerda la presencia en su camino de aquel hombre, y los nervios la atacan, pero rápidamente se prepara para empezar el día tratando de no pensar demasiado en ello.

Debe seguir buscando un empleo. Sabe que la fortuna que tienen no durará mucho. Después de todo, dinero mal ganado se desvanece fácilmente.

Se da una ducha, luego verifica que Lila esté dormida. Y minutos después prepara un desayuno nutritivo para ambas, más algunas frutas con el vaso de proteínas para su amiga.

Está desayunando cuando su mirada se enfoca en el papel pegado a la nevera.

Mañana es la consulta de Lila con el gine-costetra. Es una suerte que tengan dinero para trasladarse porque queda un poco lejos de los suburbios.

Acaba su desayuno, y decide caminar para seguir repartiendo hojas de vida.

Viste una falda-short rosada junto a una camiseta blanca holgada con un nudo en la cintura, por lo que se cuida al momento de agacharse y dejarle unas monedas a una mujer indigente que está en el suelo. Luego, la da una sonrisa, y cuando se levanta, choca con un pecho de acero, rebotando un poco.

—¡Ah! —grita asustada, alzando la mirada.

Pero su susto se convierte en nervios, y los nervios en un calor inexplicable en sus mejillas.

El hombre que está parado como una estatua frente a ella, penetrándola con la mirada, es nada más y nada menos que el hombre que estaba follando ayer a su mejor amiga.

De cerca, es mucho más intimidante y sensual. No puede dejar de ver la forma perfecta de su rostro y las venas en su cuello blanco, tenso.

Tiene una camiseta negra de mangas cortas que combina perfectamente con su cabello y color de piel, y eso, la hace jadear por dentro, quemándola violentamente.

¿Pero por qué está viéndola así?, ¿no piensa decir nada?

Cuando se dispone a pasarle por un lado, sus piernas sienten un ligero temblor porque el hombre la toma del brazo, deteniéndola.

—¿A dónde vas? —su voz gruesa en forma de reclamo, hace a Leslie estremecer, pero al mismo tiempo la irrita.

¿Por qué tiene que estar preguntando eso?

Se suelta de un jalón del hombre y lo mira molesta.

—¿Eh? ¿Qué te importa? —dice alejándose, con el corazón desbocado.

En cuanto cruza la calle, ve al hombre en el mismo lugar en donde chocaron, como una estatua.

Leslie se pregunta si acaso este hombre está bien de la cabeza. Es guapo, y hace que su cuerpo sienta cosas extrañas pero es demasiado raro. Tiene un rostro inexpresivo que para ella significa problemas.

Este tipo de carácter y personalidad no le gusta, así que sabe que será más que fácil ignorarlo.

Entonces camina por la calle, y no puede evitar que el recuerdo del día anterior le atraviese la mente de forma abrupta.

¿Qué estará pensando Lila ahora?, ¿cómo se sentirá? Sí, le dijo que ha disfrutado del encuentro con el hombre pero sabe que esto ha destruido su dignidad como mujer, y Leslie también sabe que tarde o temprano su amiga comenzará a lamentarse por lo que hizo... pero aquí está ella ahora, sintiendo cosas que no debe sentir por el hombre que se aprovechó de su amiga.

El calor en su pecho se sigue expandiendo por el reciente encuentro, pero sigue repartiendo hojas hasta que se le acaban las copias, y decide sentarse en la plaza.

Pide un agua refrescante, y está a punto de pagar cuando la interrumpen.

—Yo la pago.

Leslie siente un leve mareo por la cercanía del hombre detrás de ella, el cual roza su cintura mientras le extiende el billete al vendedor.

La rubia guarda silencio sintiendo que su respiración se tranca.  Este pequeño contacto la descontrola. Le ha provocado un escalofrío por toda espalda. Es como si su cuerpo lo reconociera antes que su mente, como si esa atracción no dicha estuviera escrita en su piel desde antes, mucho antes.

Ambos han sentido lo mismo.

Sin embargo, la rubia recibe la bebida e intenta que sus nervios no sean notorios para enfrentar finalmente al hombre.

—¿Qué quieres? —pregunta girándose y alzando la vista, porque él le lleva al menos siete centímetros.

—¿Cómo está la embarazada? —pregunta Dorian, sin saber qué decir.

¿Por qué mejor no le preguntó su nombre?

Se siente frustrado. Y es que en lugar de tener la mente en blanco y ser profesional, actuar... miles de imágenes pasan por su cabeza, haciéndolo sentir perdido ante la situación.

¿Cómo puede decirle que necesita llevarla a la cama sin sonar como un idiota?

Bueno, ayer lo ha hecho con su amiga, a cambio de dinero. ¿Funcionaría igual con esta rubia?

No sabe por qué siente que si dice alguna tontería directamente, echará todo a perder.

—Lila... Está bien, gracias por preguntar.

Leslie examina el rostro del hombre intentando encontrar alguna señal, alguna respuesta, pero nada. Allí está de nuevo siendo una piedra.

¿Cómo es que ayer estaba haciendo aquellos gestos tan... sensuales durante el video y ahora está aquí como una estatua de hielo? La desconcierta. Sea lo que sea que esté buscando, no lo conseguirá.

—Bueno, gracias por la bebida... —murmura, sintiéndose un poco decepcionada.

Está caminando de nuevo alejándose de él, cuando Dorian siente que debe acabar con esta pesadilla de una vez.

Da unos pasos largos hasta quedar frente a la rubia, toma su cintura con demanda haciendo que la bebida se derrame en ellos, y apretando su delgado cuerpo contra el suyo, toma los labios de la mujer en un beso dominante.

Al principio, Leslie palidece, pero al sentir la sensación abrumadora en todo su cuerpo, comienza a mover sus labios junto a los del gran hombre. Jadea internamente y siente cómo sus rodillas amenazan con ceder, pero las manos firmes de él en su cintura la mantienen contra su cuerpo. Es demasiado, y al mismo tiempo, no suficiente.

Dorian, por su parte, se pierde en los labios tibios y dulces de la chica; friccionando su abdomen bajo, sintiendo de repente una necesidad inesperada que le hace hervir la sangre de puro deseo.

No sabe por qué, ni cómo, y está molesto por este nuevo sentimiento. ¡Pero necesita tenerla ya!

Cuando ambos se separan tras el asfixiante momento, Leslie se queda inmóvil, con el corazón golpeando como un tambor desbocado.

¿Qué demonios acaba de hacer?, ¿por qué desea tanto ser ella la que se abalance sobre él justo ahora?

Con el deseo creciendo en sus cuerpos, y los corazones brincando confundidos, una voz acaba con el momento.

—Acuéstate conmigo... —propone Dorian, mirando fijamente los ojos de la rubia.

Vox Cor

¿Ustedes aceptarían o le dirían que no? Jajajaja

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