Dayana Berlusconi
—Nunca voy a poder tener hijos, no es nada del otro mundo, pero todo ocurre por algo, —le digo al ver su rostro descompuesto por todo eso.
—¿Esto se debe a algo? —interroga.
—Todo ocurrió después de la muerte de mi padre. Tuve un total descontrol hormonal y el periodo ya no llegaba como debía, no me preocupo en lo absoluto hasta que ya no volví a menstruar y fui con mi ginecóloga, me diagnostico con anovulación temprana y que si quería alguna vez quedar embarazada tendría que ser de manera in Vitro porque mi útero se encuentra bien, —informo. —De manera natural nunca lo tendré y deberé someterme a tratamientos hormonales para producir óvulos completamente maduros…
—Entonces no puedes rescindirte a no ser madre alguna vez, —me interrumpe.
—Es algo que no est&a
Dayana Berlusconi No puedo evitar sentir miedo con respecto a esto que busca Donovan en mí, no estoy segura, pero igual me siento tan cómoda cuando está a mi lado y sé que dará todo para esto no se pierda. Nunca imagine que podría interesarle para algo más que una simple aventura y luego terminar todo cuando tenga lo que necesita. Ahora más que nada siento que tengo la necesidad de contarle sobre mis miedos y de igual manera ayudarlo a salir hacia adelante tal y como me prometí hacerlo. —¿Qué piensas? —cuestiona sacándome de mis pensamientos, no me di cuenta del momento en que despertó. —Nada nuevo, —me acurruco más a su cálido cuerpo. El fuego de la chimenea ha menguado, lo que disminuye el calor en esta parte de la cabaña. Su m
Dayana Berlusconi Año nuevo es apena en unas horas y pensábamos regresar, pero la nevada que cae en Estocolmo imposibilita la salida de aviones por lo que pasaremos este momento en la cabaña mirando la chimenea mientras esperamos lo que se aproxima. —Si mamá estamos bien, —observo su rostro por la pantalla del computador. —Esperaba tenerte de frente ante la novedosa noticia que te quiero dar, —anuncia, Donovan llega hasta mi lado entregándome una taza de chocolate. —Señora Laura, es bueno verla otra vez, —saluda. —Ya te he pedido que me llames Laura, eso de señora m
Alexandro Bianchini Maldigo a todos los inventores de alarma cuando la mía me hace querer lanzarla, pataleo como pequeño y me estiro en la cama. Abro mis ojos mientras permanezco tirado en todo y en nada al mismo tiempo, cosa rara, pero así soy cuando me levanto de mal humor en las mañanas. Salgo de la cama y camino al baño, espero varios segundos para hacer mis necesidades por cuestiones de que soy hombre y tengo pene, es difícil mear con una erección sin chorrear todo el lugar. Después de que la felicidad de mi pierna vuelve a su estado de reposo hago lo que iba a hacer, me ducho y salgo con más energía, me voy a la cocina envuelto en mi toalla para preparar el café, Azucena no tiene que venir hoy y me toca calentar cualquier cosa o pedir mi cena al restaurante más cercano, Donovan era quien me alimentaba en estos días, pero está lejos por varios meses. &nb
Donovan Bristol —¿En serio no me dejarás recibir año nuevo unido a ti? —cuestiono mirando su rostro desde arriba, me presiono para que sienta mi erección que desea ser liberada. —Aún estoy manchando, no quiero arriesgarme, —anuncia, pero esto no es suficiente para convencerme además se nota ansiosa al sentirme de este modo, me froto contra su centro. —Donovan, —se queja antes de dejar salir un gemido. —Lo deseas tanto como yo y fue tu plan desde que salimos de California, —me acerco a su rostro para besar sus labios entreabiertos, suspira cuando la beso y finjo penetrarla ganando un gemido ahogado de recompensa.&nbs
Dayana Berlusconi Cuando menos lo esperábamos la tormenta de nieve paso y pudimos regresar a California haciendo el mismo recorrido, no tenía gana de nada al llegar y estaba muy cansada por todo el viaje, pero a la mañana siguiente Donovan se levantó temprano para ir a sus rutinas de ejercicio. Por ahora nos quedan tres o cuatro días más de vacaciones y volver a la empresa, Alexandro hizo un buen trabajo y me toco revisar la agenda de pendientes. Como mi cereal con fresas picadas, Donovan aparece en la cocina con una toalla colgada en su cuello mientras el sudor recorre su pecho descubierto. Antes era diferente y se acomplejaba por sus marcas en la espalda, pero ahora lo he hecho darse cuenta de que no es algo de lo que deba preocuparse y que no debe ocultarla cuando está conmigo. —Buenos días, —me besa con ca
Asher Jones Observo mi reflejo en el espejo, no me gusta vestir de esta manera tan descarada se podría decir, suspiro mirando a mi mejor amigo que sonríe abiertamente, Marcos y yo compartimos una amistad desde hace años después de conocernos a través de una app de cita y descubrimos que no éramos compatibles para algo más y surgió nuestra hermandad. —No me gusta esta ropa, —suelto, no soy como algunos gais que le gusta llamar la atención con atuendos reveladores y poco discreto, me gusta conservar mi apariencia masculina aunque mis facciones sean muy afeminadas y mi cuerpo por igual. —Solo será por esta noche, —suspiro. Las fiestas tampoco son de mi agrado, sé que me miro antisocial, pero así soy y no cambiaré eso nunca. Me gusta
Asher Jones —Sí, —digo para sentir sus labios alcanzar los míos, me besa con ansiedad y le sigo el beso, Alexandro pasea sus manos por mi cintura mandando electricidad por todo mi cuerpo que se concentra en mi entrepierna, me hace presionarme contra la suya y da miedo sentir lo enorme que es, me trae inseguridad sobre esto que hago, pero también estoy caliente y quiero dar este paso mandando a silenciar todas las malas ideas que pasan por mi cabeza. Alexandro me saca el top dejando mi torso al descubierto, me mira maravillado para luego besar mi cuello, hombro y muerde estirando la piel de mi clavícula la cual succiona, gimo y sé que me ha dejado varias marcas «Maldito» pienso. Tomó el cabello de su nuca para alejarlo y muerde su labio inferior, beso su ma
Dayana Berlusconi Despierto envuelta en los brazos de Donovan y ya es una costumbre… bueno a veces lo hago sola porque se va a su gimnasio personal a pesar de que paga una membresía en un club de golf que tiene todo eso incluido, me remuevo girando hasta poder mirar su rostro. Se nota relajado, me comento que su doctora pidió vernos a ambos y también me dijo que antes recordaba con frecuencia el momento en que estuvo secuestrado. Cada noche lo atormentaba la misma pesadilla y que ahora que estoy con él puede dormir con tranquilidad, se siente en paz y eso me alegra mucho. Toco su mejilla y luego su mandíbula donde su barba me da un picor en la palma de mi mano, Donovan empieza a despertar y sus ojos azules me mira por varios segundo. Los cierra y luego los abre despu&eacu