Capítulo XXXIV

Dayana Berlusconi

Cuando menos lo esperábamos la tormenta de nieve paso y pudimos regresar a California haciendo el mismo recorrido, no tenía gana de nada al llegar y estaba muy cansada por todo el viaje, pero a la mañana siguiente Donovan se levantó temprano para ir a sus rutinas de ejercicio. Por ahora nos quedan tres o cuatro días más de vacaciones y volver a la empresa, Alexandro hizo un buen trabajo y me toco revisar la agenda de pendientes.

            Como mi cereal con fresas picadas, Donovan aparece en la cocina con una toalla colgada en su cuello mientras el sudor recorre su pecho descubierto. Antes era diferente y se acomplejaba por sus marcas en la espalda, pero ahora lo he hecho darse cuenta de que no es algo de lo que deba preocuparse y que no debe ocultarla cuando está conmigo.

            —Buenos días, —me besa con ca

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