Dayana Berlusconi
Observo a mi madre salir de su cuarta quimio, me acerco a ella y la ayudo a llegar a la silla más cercana para que descanse un poco. Hace cuatro meses le diagnosticaron leucemia mieloides aguda, fue algo muy chocante para nosotras dos y desde entonces utilizo ahorros que teníamos y la pensión de mi padre para su tratamiento, pero como todo recurso este siempre se termina acabando.
—¿Está bien? —Cuestiono preocupada.
—Nauseas como siempre, —hago una mueca, —No me has contado sobre tu cita de trabajo, —suspiro.
—Seguiré buscando en otro lado, —murmuro.
—Dayana es hora de que vengas conmigo a la casa, —pide, niego.
—Sabes que no quiero estar allí, —mascullo, —Son demasiados recuerdos de mi papá, lo extraño, —amaba mucho a mi padre y lo peor es que su muerte es mi cu
Donovan Bristol —¿En serio tu madre te ha dicho eso? —Alexandro no puede creer lo que me está pasando.Paso una mano por mi cabello ya que es una manera de aligerar la inquietud que corre por mi cuerpo.—Yo tampoco puedo creer que sea capaz de entregarle la empresa en la cual mi padre dio su vida a ese zángano, —tamboreo con mis dedos el escritorio mientras observo la mueca que hace mi mejor amigo.—No puedo creer que diré esto, pero cásate, —lo miro como si tuviera una cabeza nueva, —Sé que odio el compromiso más que nada en este mundo pero necesitas casarte para que no pierdas la empresa.«Claro porque deseas llevar una vida libertina» pienso.—¿Eres loco o qué? —Cuestiono. —Nunca me has visto ligando o teniendo una pareja para yo casarme, —le recuerdo lo obvio. Solo pensar en eso me
Dayana Berlusconi No entiendo nada de este contrato con el señor Bristol, me trata como una empleada más y me asigna trabajos pero igual está cumpliendo su parte de mandar a mi madre al mejor oncólogo del país no me puedo quejar, ya tengo dos semanas en la empresa y sin duda es increíble trabajar aquí es siempre lo que quise pero también tengo esa inquietud de saber ¿Cuándo será que el jefe querrá cobrar lo acordado?Lo único malo entre el señor Bristol y yo es que a pesar de que me ha comprado un closet nuevo con todo tipo de ropa empresarial y de gala es que sigo llegando tarde y vistiendo como me gusta, por ejemplo hoy voy tarde y me imagino lo enojado que estará. Entro rápido al ascensor para subir al piso donde encontrare a mi jefe gruñón, cuando llego dejo mi bolso en el escritorio y toco la puerta de su oficina sin recib
Donovan Bristol¿Cómo pude ser tan idiota y dejar mi puerta de oficina sin seguro? Me cuestiono caminando como león enjaulado en mi propio lugar de trabajo, no sé cómo voy a mirar a la señorita Berlusconi a la cara después de semejante espectáculo que le he brindado y aparte de que me pase al ser grosero con ella quien no tiene la culpa de que mis medicamentos me hagan excitarme.Suspiro y paso una mano por mi cabello provocando que este se desordene totalmente.El sonido de mi teléfono provoca que lleve mi mirada hasta este, camino a mi escritorio y lo tomó para descolgar la llamada sin mirar de quien se trata.—Hijo mío, — «Justo ahora tenías que llamarme, madre»—¿Qué pasa? Estoy muy ocupado en la oficina, se breve, —pido sentándome en mi sillón.—Me quedare
Dayana Berlusconi—¿Le ayudaría un orgasmo para mantenerse clara mañana? —Su pregunta me toma por sorpresa, pero si me dejara por lo menos hoy tener sexo sería un gran avance.—Claro, —respondo con honestidad, si mañana me enfrentare a su madre lo mejor que puede suceder es ir relajada, ya que tengo mucho sin contacto con un hombre, ya que solo estoy utilizando mi juguetes para mi satisfacción.—Bien, me veré en la obligación de colocar esto en el contrato, —lo escucho murmurar. —Bueno ahora me cambio de ropa, —me giro pero su mano mojada por el agua del lavado toma la mía.—No será con otro hombre.—Acepto mujeres también, —me mira sorprendido y niega.—Ni otra mujer, —comenta a lo que lo miro sin entender nada. —Será conmigo, —lo observo
Donovan BristolDurante todo el camino no hablamos absolutamente nada, Dayana quedo dormida al rato después de lo que me hizo, no sé en qué momento pasamos de a hacer eso en mi auto, espero que el chofer no haya escuchado todo esta escena.—Señor Bristol, —me llama por el parlante, toco el botón para que la ventanilla baje.—¿Qué pasa?—Estamos a cinco minutos de llegar a la casa de playa, —asiento, miro a Dayana y la muevo despacio para que despierte, se nota desorientada y me mira.—Casi llegamos, —anuncio, suspira y pasa una mano por su cabellera rubia ordenándola.—Lo observo algo tenso señor Bristol, —murmura mirándome fijamente cosa que me pone algo nervioso.—Primero, no me llame señor Bristol y segundo, estoy perfectamente bien, Dayana. —Ella solo asiente.&mdash
Dayana Berlusconi Al salir del baño Donovan está en el balcón de la habitación, la cual por cierto es bastante ostentosa desde lámparas con forma de diamantes, una enorme cama donde pueden entrar unas ocho personas, un closet que puede ser mi aposento, sofás blancos, el piso en mármol pulido y creo que el señor Bristol tiene mucha razón cuando dice que su madre ama los lujos. El hombre se ve pensativo, busco mi maleta y no la veo por ningún lado. —Donovan ¿Dónde está el equipaje? —En el closet, —responde sin mirarme, asiento y entro a este comprobando lo ante descripto, tomó el equipaje y saco un conjunto de CH totalmente blanco, pantalones en forma de tubos largo hasta cubrir mis pies mientras que la blusa deja mis brazos descubiertos y con un lazo en el borde izquierdo de esta que me da un toque elegante, recojo mi cabello rubio en un moño algo desordenado sin perder la elegancia. Mis pies los calzos con un tacón bajo de CH,
Donovan BristolSuspiro observando el techo de la habitación, no puedo dormir y olvide traer las estúpidas pastillas que me ayudan a conciliar el sueño, me remuevo en la cama y escucho a mi acompañante dejar salir un extraño ruido de su garganta.—¿Puedes dejar de moverte? —cuestiona.—Lo siento, no logro conseguir el sueño, —murmuro con pena—. Iré al sofá para que puedas descansar, —anuncio pero esta me detiene.—Hay otros modos de conseguir el sueño, —se sienta y enciende las luces.—¿Cuáles?—Un orgasmo señor Bristol, —la miro, abro y cierro mi boca sin saber que decir a eso—. Es muy bueno créame ¿acepta?—Yo…—Esta vez deberá ser algo mutuo, —anuncia—. Deberá dar lo que recibe ¿enti
Dayana BerlusconiAl despertar lo primero que hago es buscar a mi querido jefe que no se encuentra en la cama pero el sonido de la ducha me hace saber el lugar donde se encuentra, nunca en mi vida pensé que llegaría tan lejos con Donovan pero el hombre quiere aprender cosas y como no me dejara dormir con otros chicos pues que mejor manera de tener sexo que enseñándole al magnate a empotrar a una mujer, no pierdo nada y tampoco es como si me fuera a enamorar de este, no es que no se vea bien pero no es mi tipo y supongo yo no estoy a su nivel. —Buenos días jefecito, —saludo cuando sale envuelto en una toalla y goteando agua desde su cabello hasta su cuerpo. —No me llames de esa manera aquí Dayana, —que gruñón este hombre.&