Donovan Bristol
Suspiro observando el techo de la habitación, no puedo dormir y olvide traer las estúpidas pastillas que me ayudan a conciliar el sueño, me remuevo en la cama y escucho a mi acompañante dejar salir un extraño ruido de su garganta.
—¿Puedes dejar de moverte? —cuestiona.
—Lo siento, no logro conseguir el sueño, —murmuro con pena—. Iré al sofá para que puedas descansar, —anuncio pero esta me detiene.
—Hay otros modos de conseguir el sueño, —se sienta y enciende las luces.
—¿Cuáles?
—Un orgasmo señor Bristol, —la miro, abro y cierro mi boca sin saber que decir a eso—. Es muy bueno créame ¿acepta?
—Yo…
—Esta vez deberá ser algo mutuo, —anuncia—. Deberá dar lo que recibe ¿enti
Dayana BerlusconiAl despertar lo primero que hago es buscar a mi querido jefe que no se encuentra en la cama pero el sonido de la ducha me hace saber el lugar donde se encuentra, nunca en mi vida pensé que llegaría tan lejos con Donovan pero el hombre quiere aprender cosas y como no me dejara dormir con otros chicos pues que mejor manera de tener sexo que enseñándole al magnate a empotrar a una mujer, no pierdo nada y tampoco es como si me fuera a enamorar de este, no es que no se vea bien pero no es mi tipo y supongo yo no estoy a su nivel. —Buenos días jefecito, —saludo cuando sale envuelto en una toalla y goteando agua desde su cabello hasta su cuerpo. —No me llames de esa manera aquí Dayana, —que gruñón este hombre.&
Donovan Bristol Creo que venir a visitar a mi madre ha sido el peor error de todos, no logro entender el momento en que cambio. Antes cuando era más pequeño siempre fue una mujer atenta, despreocupada y nunca le importo el que dirán las personas de ella, pero claro todo esto fue hace tiempo cuando mi padre todavía no debutaba como un exitoso empresario, cosa que sucedió de la noche a la mañana y hasta se escuchó en boca de personas cizañosa que estaba involucrado en la mafia, no pude evitar creerlo cuando sucedieron cosas extraña en nuestro entorno. Suspiro tratando de alejar esos pensamientos y seguir conservando la buena imagen que fue y que seguirá siendo mi padre en mi vida, se dedicó a que sea siempre el mejor en todo lo que me disponía a hacer y creo que esa fue una de las cosas que cambiaron a mi madre, ya que igual se disponía en ser la más fina y elegante en todas las reunion
Dayana Berlusconi Después de un rápido desayuno nos regresamos y no puedo evitar sentirme agradecida de volver, espero que la próxima vez que mire a esa señora sea cuando me case con el jefecito que me dejo en mi casa y se marchó sin mirar atrás hacia su lujo apartamento. —Buenos días Charlie, —saludo cuando la puerta del ascensor se abre y esta él allí parado en espera de este. —Dayana ¿Cómo estás? —Bien ¿y tú? ¿Dónde está Arturo? —cuestiono al no verlo con su pequeño. —Esta con mi madre… estaré viajando a Alemania por asuntos de mi familia paterna, ya que mi abuelo falleció hace meses y requieren mi presencia en la mansión, —pone los ojos en blanco. &nb
Donovan Bristol —Oye si estás enojado no te desquite con el pobre saco de box, —suelta Alexandro para tomar agua de su botella. —¿Quieres que lo haga con tu cara? —cuestiono de mal humor. —Venga hombre… cuénteme que le sucede, sé que eres mal humorado pero hoy estas peor que nunca, —comenta. Ruedo los ojos, camino hasta mi botella y bebo agua. »¿Vas hacer que ande detrás de tu culo el día completo hasta que me digas? —pregunta, suspiro porque sé que es capaz de eso y mucho más. —Mi secretaria me saca de mis casillas, —me limito a decir. &nbs
Dayana Berlusconi Termino de ducharme y salgo con la ropa de Donovan colocada, este esta recostado boca arriba en su cama con sus ojos cerrados y su brazo derecho flexionado detrás de su cabeza que lo hacen ver muy sexi. No entiendo como alguien tan atractivo puede ser virgen, su cabeza se alza y me mira por varios segundos para levantarse. —Si quieres puedes dormir conmigo, —comenta. —Señor Bristol acaso me está invitando una noche de pasión, —niega. —Solo dormir Dayana, —aclara y me rio para meterme a su cama mientras este se va al baño donde pasa varios minutos y regresa con solo un pantalón de chándal, su cabello húmedo el cual restriega con una toalla y se mete a la cama.  
Donovan Bristol Eyaculo dentro de ella y es una sensación de despojo, como si depositara mi ser en su interior, Dayana es caliente y pensé que me correría cuando me unió a mí. Sus paredes me atraparon como un puño pero este era suave, tibio y húmedo, su sexo es exquisito y nunca en la vida me imagine que esto fuera de esa manera. Quería estar lo más dentro que fuera posible, mi pene se tensa y descarga todo mi esperma, me quede quieto porque si seguía sentía que moriría de placer. Me acuesto a su lado en silencio y no puedo evitar sentirme cohibido sin saber si hice bien o mal en dejar mi semen dentro, no estoy seguro si sea de esas mujeres que le incomoda tal cosa, pero sino hablo no sabré que está mal. Dayana se sienta y se cubre sus pechos con la colcha, observo su rostro y sus ojos conectan con los míos.
Dayana Berlusconi Termino de quitar el maquillaje y luego sujeto mi cabello en una cola, observo como Donovan abotona su camiseta y su cabello desordenado lo hace ver sexi, creo que es de los pocos hombres que después del sexo sigue viéndose tan ardiente. Suspiro y me levanto de la silla para agarrar mi pequeña maleta con algunos cambios de ropa. —¿Lista? —cuestiona y asiento. —Tu chofer y seguridad deben estar preocupados, —suelto y este niega—. Debimos dormir aquí y mañana irnos a la casa de mi madre, —comento mientras cierro la puerta del apartamento. —No creo conciliar el sueño en otro lugar que no sea parte de mis recuerdos viejos, —masculla. &
Donovan BristolInhalo profundo tratando de aligerar el dolor que consumía mi corazón y sentir la mano de Dayana en mi mejilla por extraño que parezca fue reconfortante, me transporto aún ambiente menos tétricos y con más paz. Su beso en mi mejilla me hizo pensar por primera vez que todo estaría bien y la carga que llevo al fin se ha terminado.—Espero que algún día tengamos la confianza suficiente para compartir cargas, —la escucho murmurar, no responde nada y mi mente viaja hasta recordarme que debo hacer una pregunta que me carcome desde hace horas.—¿Estás utilizando algún método anticonceptivo? —cuestiono.—Ok señor