Donovan Bristol
—Oye si estás enojado no te desquite con el pobre saco de box, —suelta Alexandro para tomar agua de su botella.
—¿Quieres que lo haga con tu cara? —cuestiono de mal humor.
—Venga hombre… cuénteme que le sucede, sé que eres mal humorado pero hoy estas peor que nunca, —comenta.
Ruedo los ojos, camino hasta mi botella y bebo agua.
»¿Vas hacer que ande detrás de tu culo el día completo hasta que me digas? —pregunta, suspiro porque sé que es capaz de eso y mucho más.
—Mi secretaria me saca de mis casillas, —me limito a decir.
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Dayana Berlusconi Termino de ducharme y salgo con la ropa de Donovan colocada, este esta recostado boca arriba en su cama con sus ojos cerrados y su brazo derecho flexionado detrás de su cabeza que lo hacen ver muy sexi. No entiendo como alguien tan atractivo puede ser virgen, su cabeza se alza y me mira por varios segundos para levantarse. —Si quieres puedes dormir conmigo, —comenta. —Señor Bristol acaso me está invitando una noche de pasión, —niega. —Solo dormir Dayana, —aclara y me rio para meterme a su cama mientras este se va al baño donde pasa varios minutos y regresa con solo un pantalón de chándal, su cabello húmedo el cual restriega con una toalla y se mete a la cama.  
Donovan Bristol Eyaculo dentro de ella y es una sensación de despojo, como si depositara mi ser en su interior, Dayana es caliente y pensé que me correría cuando me unió a mí. Sus paredes me atraparon como un puño pero este era suave, tibio y húmedo, su sexo es exquisito y nunca en la vida me imagine que esto fuera de esa manera. Quería estar lo más dentro que fuera posible, mi pene se tensa y descarga todo mi esperma, me quede quieto porque si seguía sentía que moriría de placer. Me acuesto a su lado en silencio y no puedo evitar sentirme cohibido sin saber si hice bien o mal en dejar mi semen dentro, no estoy seguro si sea de esas mujeres que le incomoda tal cosa, pero sino hablo no sabré que está mal. Dayana se sienta y se cubre sus pechos con la colcha, observo su rostro y sus ojos conectan con los míos.
Dayana Berlusconi Termino de quitar el maquillaje y luego sujeto mi cabello en una cola, observo como Donovan abotona su camiseta y su cabello desordenado lo hace ver sexi, creo que es de los pocos hombres que después del sexo sigue viéndose tan ardiente. Suspiro y me levanto de la silla para agarrar mi pequeña maleta con algunos cambios de ropa. —¿Lista? —cuestiona y asiento. —Tu chofer y seguridad deben estar preocupados, —suelto y este niega—. Debimos dormir aquí y mañana irnos a la casa de mi madre, —comento mientras cierro la puerta del apartamento. —No creo conciliar el sueño en otro lugar que no sea parte de mis recuerdos viejos, —masculla. &
Donovan BristolInhalo profundo tratando de aligerar el dolor que consumía mi corazón y sentir la mano de Dayana en mi mejilla por extraño que parezca fue reconfortante, me transporto aún ambiente menos tétricos y con más paz. Su beso en mi mejilla me hizo pensar por primera vez que todo estaría bien y la carga que llevo al fin se ha terminado.—Espero que algún día tengamos la confianza suficiente para compartir cargas, —la escucho murmurar, no responde nada y mi mente viaja hasta recordarme que debo hacer una pregunta que me carcome desde hace horas.—¿Estás utilizando algún método anticonceptivo? —cuestiono.—Ok señor
Dayana BerlusconiEl camino que lleva el señor Bristol me es muy conocido, ya que igual reconozco a la causante de tantos problemas en mi vida. Después de la muerte de mi padre me he era muy difícil conciliar el sueño y no me quedo de otra que recurrir a estas pastillas, pero termine volviéndome dependiente y no he había dado cuenta hasta que conocí a ese hombre al que le di todo y termino destruyendo la poca inocencia que conservaba. Suspiro, ya que no todo fue malo y este fue quien me ayudo a salir de donde estaba metida construyendo un nuevo vicio en mi vida: sexo. Es la manera más fácil de descargar frustraciones, energía y liberar la mente como hace cualquier droga en este mundo. Cuando aprendí que esto no solo era una forma de relac
Donovan Bristol No logre alcanza a Dayana y no sé si he sido muy duro con ella al reclamarle de esa manera, suspiro y paso una mano por mi cabello «¿Cómo m****a terminamos así? » pienso mientras observo mi teléfono con ganas de marcarle pero estoy seguro de que no responderá mis llamadas. La rubia se miraba muy enojada pero no me gusta que su nombre recorra las áreas de la empresa diciendo que es una problemática, ya que esto puede afectarnos a ambos. Después de resolver algunos pendientes y quedando en que debo salir a las diez de la noche hacia una reunión en Dakota del sur que será mañana fui a su oficina esperando encontrarla pero no está en ese lugar por lo que recurro a llamar a uno de los escoltas que le asigne y me indica que se encuentra en su apartamento, no tendré tiempo para ir allí y organizar mi
Dayana Bristol —¿De qué habla? —cuestiono y esta me mira con una expresión neutra. —Ya veo que te mantiene ignorante de todo, pero si quieres saber más aléjate de él y prometo darte toda la información que quieras, —sin duda esta mujer no tiene escrúpulos. —Si Donovan no me ha contado eso, tal vez tiene sus razones y las respeto. Ahora le pido que se marche, —solicito. —Tarde o temprano te caerás oportunista. —Se marcha con su pelo airado mientras que la miro «Maldita arpía» pienso. Suspiro y emprendo mi camino nada más y nada menos
Dayana Berlusconi No me pasa desapercibido el dolor que cruza por sus ojos azules alumbrados por el relámpago que acelera mi corazón de sobre manera, Donovan permanece cayado con una expresión oscura y pensativa. —Donovan, —lo llamo. —¿Le creíste? —cuestiona. —No confió en ella, pero si en ti y quiero que me digas que sucede, —suspira y se sienta para pasar una mano por su cabello, niega. —No puedo hablar de eso Dayana. —¿Entonces es verdad lo que dice? —cuestiono con miedo. —Sí, —se gira y alcanza la pastilla para e