La princesa de Amcher. Si claro. La princesa de nada.
¿Por qué había abierto la boca?
Era la princesa más desafortunada de la historia. La más estúpida. Su reino había caído en desgracia. Los guardias y hombres del reino enemigo habían tomado el castillo y encarcelado a toda la familia real. El rey Karim en persona tan cruel como siempre, con su mirada impregnada en fuego había hecho acto de presencia desenvainando su espada y mostrando su grandeza. Y como todos le tenían temor.
Ella no temía. Después de todo, no era más que una bastarda. Si el rey tomaría una prisionera tenía que ser su hermana. La magnifica y más hermosa chica del reino; Adella. Con sus cabellos tan deslumbrantes como el oro, como un tesoro de un rey. Pero no. No. Ella tuvo que abrir la boca.
-La sombra es grande
Entonces él se había detenido en seco. Ni siquiera podría decir como fue que la escucho cuando había murmurado tan bajo
Sin saber exactamente como paso tan rápido, lo único que supo fue que tenía la punta de una espada apuntando hacia su cuello.
Ella quedo rígida con los ojos bien abiertos, y de pronto el escalofrió recorrió su espalda.
-Repite lo que acabas de decir- y su voz era casi abismal. Baja y atemorizante.
Todo a su alrededor se había detenido, el tiempo, las voces, todo. Porque incluso todos los guardias se habían quedado a la expectativa de lo que estaba pasando. Sus hombres y los de ella.
Y como estaba tan consternada no pudo pronunciar una sola palabra
-Mi rey, no se tome la molestia con ella. A pesar de ser la segunda hija del difunto rey Amcher, no cuenta realmente. Pues jamás se casó con su madre, no es más que una bastarda. El título de segunda hija recae en Veronic. Si lo que busca es eso….
-Cállate.-y su voz salió como una palabra repugnante. Un hombre que parecía despreciar todo. Como si todos estuvieran en su mano. Que atemorizante podía ser tal poder.
Su rostro era hermoso, limpio, claro, cabellos oscuros, pero malditos ojos rojos. Se decía que el rey cargaba consigo una maldición. Era tan solo un rumor. Pero Arista sabia que era verdad. Conocía la magia, veía sus sombras, pero era un secreto que jamás revelo a nadie. No podía. No podía decirle a nadie que ella estaba tocada por la magia.
-Repite. O morirás aquí mismo
Entonces sus cuerdas vocales parecieron despertar -yo dije…-trago y se reunió de valor para alzar la mirada hacia él y pronunciar – que su sombra es grande
Y el silencio los inundo.
Y todo paso mientras sus miradas se sostenían compartiendo algo que solo ellos entendían
-Arturo -llamo como una orden mientras el sujeto se plantaba rápidamente a su lado
-Dígame mi rey – sonó servicial
-Cambio de planes. Me llevo a esta
Entonces el chico parpadeo incrédulo-¿Qué?
Y otro sujeto se acercó -P-pero… pero su majestad… ella no es… con esa joven no encontraremos un buen trato.
-Captura a toda la familia. No me interesa que hagas con los otros. Pero a ella, - la señalo con la espada – ella me pertenece. -declaro con una sombra oscura
Entonces compartieron una última mirada antes de el darse media vuelta. Marchándose para así subirse a su caballo e iniciar su partida.
-Y-yo… yo no… -entonces Arista empezaba a murmurar cosas para objetar
-Levántate jovencita. ¡Apúrate! - pidió el joven mientras le tomaba del hombro
-Pero yo no…
Entonces se sintió más miserable. Desde siempre sus hermanastras le hicieron la vida imposible y le hicieron saber que ella no valía nada. Maltratada y despreciada. Sin madre. Ni siquiera amada por su padre. Y ahora el destino fatal destinado a otra, se lo habían dado a ella.
Que irónico, justo cuando pensó que la justicia existía, su malvada hermana se había salvado.
El rey estaba por escoger a Adella. ¿Cómo había llegado a esto?
Solo una oración. Había dicho una jodida oración. Y eso la había condenado ¿Qué había encontrado en particular el rey en aquella frase?
Entonces pareció reaccionar y se resistió. Mas aun cuando escuchaba los alaridos asustados de toda la aristocracia a su alrededor. Toda su corte en caos.
-Esto es un error… yo no soy de la realeza… no soy heredera de nada… por favor… tenga piedad yo no…
-Basta – la sacudió el chico – el rey te ha elegido. Y no hay nada que hacer contra eso. Su palabra es ley. Procura que no te escuche. Si te resistes, te matara.
Entonces ella dejo de forcejear
-¿Cuál es tu nombre?
-A-arista… - y casi al segundo después -¿Para qué quiere llevarme? ¿para torturarme? ¿exhibir mi muerte?
Después de todo, era lo que seguro quería hacer con Adelle, demostrarles a todos su gran poder. Y ahora sus destinos se habían cambiado.
-No va a matarte.
Ella parpadeo entornando los ojos y sus esperanzas regresando -¿no lo hará?
El joven negó
-¿Entonces?- inquiere ella
Pero en vez del rostro del joven alegrarse, este se ensombrece – te ha escogido para casarse contigo
¿Para casarse?
-Te convertirás en su esposa
Bruja“Eres una bruja”Esas habían sido las palabras del rey¿Cómo que una bruja? ¿se había vuelto loco?Arista tenia los ojos como plato mirándolo incrédula. ¿Quién se creía tales historias? ¿acaso este rey tenia la mente de un infante?-¿Perdone?Vestido en su túnica larga y elegante la miraba desde lo alto de su trono con ella arrojada por sus pies.-Te he escogido a ti para que rompas mi maldiciónVaya… entonces no eran solo historias¿Romper? ¿romper qué?Ella no era una bruja. Y no tenia poderes sobrenaturales e increíbles que decían las historias. Ni siquiera estaba segura de que la existencia de las brujas fuera mas que solo un mitoNo sabía cómo decirle tal verdad, o el hecho de que estaba en un error y estaba malinterpretando todo-Pero su majestad yo no…-¿Vas a negarlo? Solo una bruja es capaz de ver la sombra que arrastro. Nadie puede verla salvo de mi asistente. Pero tú, - la señalo con su gran báculo – tu pudiste. Ahora esa será tu tarea. Averiguar como romper este hechi
Hace muchos años atrás, su padre, el gran rey de Amcher había regresado de un viaje con unos metales precioso. Había viajado y había ido muy lejos del reino. Su padre era un aventurero, esa fue una de las razones por la cual su nueva “madre” y su padre peleaban constantemente. Sus hermanas solo se interesaron por las joyas y vestidos que el pudo traer. Nadie le prestó atención a su extraño descubrimiento, a excepción de ella claro. Un anciano le había mostrado su secreto y al verlos interactuar con un preciso metal se dio cuenta de lo que hacían. “Se mueve solo, parece magia papa” le había dicho “Uno atrae y el otro repele” entonces se lo enseño “pero solo funciona con un material en específico” Y sus recuerdos casi parecen ya un sueño lejano. Ella abrió los ojos de vuelta a su presente. Con su solucion viajando a su mente "Necesitaba un vaso en específico." Su mano viajo instintivamente hacia el collar que colgaba en su cuello. Lo llevaba a todas partes. Con este material moverí
Dormir con el rey.Compartir la misma cama con aquel monarca despiadado que decían los relatos. ¿Cómo era eso posible?Y cada segundo que pasaba se preguntaba porque había abierto la boca. Solo tenia que quedarse callada. Con mucha suerte al resto de la monarquía les retirarían su titulo y luego los dejarían en libertad. Ella podía haber sido una de ellas. Una chica mas del pueblo. Después de todo, en su casa, cuando su padre murió ella se había convertido en eso. En nada mas y nada menos que una sirvienta.Ya había planificado el resto de su vida, pero ni en sus mas remotas posibilidades se imagino este giro del destino.-Buenas noches, mi rey -le pareció prudente presentarse al estar frente a la puerta. Aun no podía imaginar que el estuviera de acuerdo con esto. Y la ponía nerviosa lo que pudiera suceder dentro de esta alcoba ya estando a solas.Sin embargo, cuando alzo la vista y lo miro, noto el cuerpo del rey al desnudo. Bueno, al menos su torso. Pues no cargaba puesta su usual t
-Las salas solo se usan en la mañana, y las cocinas se cierran a las diez de la noche, claro que se puede hacer una excepción por nuestros reyes. - dijo -Los cortinas se cierran a las seis... y... Mi reina, ¿me está escuchando? Arista parpadeo y volteo a ver de nuevo al asistente Elian -Si. Disculpa, no sabia que el recorrido demoraría tanto -Bueno, el castillo es enorme- murmuro echándole un vistazo Ella miro a su alrededor tambien -¿el rey nunca está cerca? Eso pareció llamar su atención -¿ya lo extraña tan rápido? La joven se sonrojo violentamente -que tonterías dices. No se trata de eso.- se mordió el labio inferior -más bien… -trato de recordar las cosas de la noche pasada - ¿Alguna vez la escuchaste hablar? -¿A quién?- pregunto distraído mientras echaba un vistazo a unos papeles que sostenía -A las cosas de la oscuridad. Los entes malvados. El rio por lo bajo.- escucharlas… ¿Cómo que escucharlas? -Si, ya sabes, como tener una conversación coherente con estas. El la ob
Un castillo igual de grande y elegante los esperabaArista cargaba uno de sus antiguos vestidos rojos. A pesar del rey haberle dado mas de uno nuevo, ella no se atrevía ni a tocarlos. Apenas y podía mirarlos. Ponérselos seria interpretar y darle veracidad a una mentira. Ya de por si estaba hasta el cuello de ellas, no necesitaba más.-Podrías haber usado aunque sea la joyería. Quizás en el futuro te daré la orden de solo usarlos-¿Insinúa que no estoy a la altura?-lo miro con orgullo heridoEl rey se mantuvo inmutable. A veces era fácil olvidar lo joven que era. Pues la seriedad que siempre cargaba el muchacho en sus ojos le quitaba cierto aire de juventud. Pero lo era. Su rostro era el de un joven de apenas unos veintiséis años.-Ha pasado mucho tiempo desde la ultima vez que te vi en el pueblo... -murmuro por lo bajo ella refiriendose y recordando a Azariel. O como en ese tiempo lo conocia.El rey la miro esta vez. -Pues permíteme contestarte entonces, no es eso. Creo que estas a la
Vestía de negro con un gran abrigo encima. Todo en el le avisaba del peligro. Y su juventud solo era otra prueba de su viveza, y su belleza de una cruel mortalidad.-Usted, es un poco descortés ¿así suele hablar con las personas que no conoce?-Solo con las que han llamado mi atención. – y su mirada era indescifrable. -¿robar el tesoro de otro rey se considera un delito?- rio-Pues en realidad lo es -recordó -traicionar a un monarca así en contra de sus deseos puede poner a una nación contra otra.« Y no es la primera vez que se peleaban guerras a casusa de una mujer » pensó-Si. Muy sabio pensar, -soltó sin sorpresa -pero yo no soy cualquier monarca masEntonces lo examino con más atención y por el como todos lo miraban en la sala y los lacayos que tenía detrás lamiéndole las botas podía darse cuenta de que tenia razón. ¿Quién era este sujeto?-Te darás cuenta después – le soltó como si hubiera podido leer su pensamiento -porque si me quedas mirando más, quizás tu rey se ponga celoso
¿Ladrar como un qué?¿Qué clase de intento de humillación era ese?Lo pensó rápidamente analizando sus opciones. Sus pensamientos viajando más rápido del ritmo en el que podía procesarlo mientras la magia la envolvía, pero sin hacer ningún efecto.No le afectaba… No le hacía nada…Aun consciente trato de tomar una decisión en cuestión de rápidos segundos.Ella ya estaba tocada por la magia. La magia de la bruja de anteaños que quiso hechizar a su madre, por eso esta no dejaría ingresar a una nueva. Ni siquiera sabía que era inmune a algo como eso. Pero al parecer lo era. Que gran ventaja. E infortunio también.Sus ojos amarillos en un lapso de segundos se llenaron de duda. Duda del porque quizás ella no estaba obedeciendo. Pero no podía dejar que lo supiera. Que lo sospechara. Que nadie se enteraraAsí que antes de que Fell abriera la boca para decir algo…-Guau…- se había arrodillo tratando de poner la mirada perdida. Tan solo puesta en el horizonte.Y las risas llenaron todo el saló
El pánico se instaló en Arista al escuchar la orden.¿Qué?Como pudo entrecerró los ojos tratando de verlo mejor, pero el semblante del rey Fell era todo un poema.¿Podría salvarse de esto?¿Debía ella intervenir?-R-rey Karim…- ella alzo su mano hacia el con la intención de llamarlo -yo…-pero pronto otra voz interrumpió la suya-Claro, mi rey- fue la respuestaNoto como el muchacho de túnica oscura metio su mano dentro y retiro de ella una daga, esta tan filosa como solo las mismas palabras pueden serlo.La orden había sido una ley para él. Con su cabeza gacha era imposible verle la mirada. Pero por lo decisivo de sus movimientos se noto que no había duda en él.-Karim… -rogo otra vez ella– esto no es necesario. Yo…Pero no había piedad en el rostro del rey. Había odio. Una mirada de molestia que solo estaba dedicada al hombre frente a el-Karim…-llamo una vez mas y solo entonces el rey volteo a verla.Sus hombros antes tensos se relajaron. Y sus ojos parecieron ablandarse al mirarla