Capitulo 7

¿Ladrar como un qué?

¿Qué clase de intento de humillación era ese?

Lo pensó rápidamente analizando sus opciones. Sus pensamientos viajando más rápido del ritmo en el que podía procesarlo mientras la magia la envolvía, pero sin hacer ningún efecto.

No le afectaba…

No le hacía nada…

Aun consciente trato de tomar una decisión en cuestión de rápidos segundos.

Ella ya estaba tocada por la magia. La magia de la bruja de anteaños que quiso hechizar a su madre, por eso esta no dejaría ingresar a una nueva. Ni siquiera sabía que era inmune a algo como eso. Pero al parecer lo era. Que gran ventaja. E infortunio también.

Sus ojos amarillos en un lapso de segundos se llenaron de duda. Duda del porque quizás ella no estaba obedeciendo. Pero no podía dejar que lo supiera. Que lo sospechara. Que nadie se enterara

Así que antes de que Fell abriera la boca para decir algo…

-Guau…- se había arrodillo tratando de poner la mirada perdida. Tan solo puesta en el horizonte.

Y las risas llenaron todo el salón. Todos apreciando la escena. Todos admirando el gran poder del rey.

Pero no podía mostrarle su habilidad a nadie.

Increíble. Fingía ser una humana para Fell. Y fingía ser una bruja para Karim. ¿Acaso nunca dejaba de fingir ser algo que no era?

Y al final del día… ella estaba perdida en un punto medio muerto de magia y no magia. Un ser que no existía. Un medio de algo. De todo, y de nada.

El rey satisfecho se inclinó ante ella, -bien, ahora baila para mi

Arista se levanta suavemente y aun con la mirada perdida empieza a bailar. De forma lenta, y pausada. Y todos aplauden.

Todos elogiando el gran poder del hombre.

-Para -ordena

Ella lo hace

-Ahora, -la miro con deseo incontrolable -quítate el vestido

Ella no le dio tiempo a la duda, aunque la orden le hubiera impresionado. Se bajo la manga del vestido rojo y como poco a poco esta fue cayendo exponiendo su piel.

Sintió el frio llenándola, aunque aún mantuviera toda su ropa interior. Dejando expuesto su delgado y pálido cuerpo, y también sus cicatrices.

Fue entonces cuando la mirada del rey cambio al centrarse en ella. Su risa se le esfumo. Volvió su vista a ella. Estaba por abrir la boca para decir algo más cuando todo fue interrumpido de nuevo cuando un viento helado, una ráfaga de viento llena todo el salón y todas las velas se apagan. Los grandes ventanales del castillo se abren. Todas se abren. Y una nueva oscuridad llena la estancia.

Una gran sombra oscura los cubre a todos envolviéndolos. Los gritos ahogados de todos los monarcas se hacen presentes y un terror nuevo lo llena todo.

Fell frunce el ceño y titubea tratando de localizar algo, o a alguien. Pero Arista tenía una idea de quien se trataba.

Ya había sentido esta presencia antes. Este tipo de poder oscuro… Pero una nueva rabia estaba en ella. Un sentimiento arrebatador que se lo llevaba todo.

En medio de la oscuridad no podía ver mucho, pero sintió un tacto suave, apenas un roce en su hombro que la tocaba con ternura, y una voz suave susurra en su oído -no llamaste a por mí…

Ella dio un respingo y volteo, pero no vio a nadie -¿r-rey Karim...?

-¿Estas bien?- y la voz resonaba detrás de ella nuevamente. Pero cuando volteo al otro lado siguió sin verlo

-¿D-dónde estás?

Pero esta vez no hubo respuesta. No hubo nada.

Unos gritos se escucharon y muchos hombres empezaron a retirarse del lugar cuando lograron abrir las puertas principales

Pronto vio otra figura alzándose frente a ella. Le daba la espalda y parecía centrado en otra cosa delante de el. Hombros anchos, elegante traje, y la espada a su costado.

Arista lo rodeo para poder verlo, pero sus ojos rojos eran de un brillo inhumano. Magia… pero… ¿Cómo?

Se agacho cuando sintió más viento soplando. Sus manos se envolvieron alrededor de su cuerpo semidesnudo.

Y como pudo logro entrecerrar los ojos para poder ver que sucedía.

Noto al rey Fell frente a el fijo en su sitio con su mirada clavada en Karim.

Si Fell era malo. Karim era cruel y despiadado. Un rey de reyes. Un rey maldito y todos a su alrededor lo sabían. Por donde pasara el sonido de la muerte lo acompañaba cantando su tétrica melodía. Igual de hermoso, igual de cruel.

-No incumplí ningún tratado... -le hablo. Y sus cabellos se agitaban levemente mientras el viento aun soplaba. No sabía si esto lo causaba la noche, o el mismo rey – esa mujer aun no es tu esposa. Una prometida no entra en las leyes. -rio – no tocaras al reino de la luz

-¿Te haces llamar el rey de la luz?-una voz casi abismal - Cometes una injusticia contra un inocente ¿y yo soy el rey maldito?- sus ojos eran una amenaza, llenos de desprecio y frio -te llevaras de mi aunque sea un recuerdo por esto. Para que no olvides este dia nunca. -soltó -te daré un motivo para recordarla para siempre.

Y por primera vez vio un destello de algo que no era soberbia en el rostro de Fell.

Miedo.

Fell era como un rey del sol. Sus ojos y cabellos dorados. Su belleza natural y deslumbrante le había recordado a su propia hermana Adella.

Pero el rey Karim era diferente, una belleza rebelde. Sus cabellos oscuros, sus ojos demandantes y fríos. Su semblante de desprecio. Y su inmenso poder

-Tu mismo lo harás como una ofrenda hacia mí.

-¿Que?

-Rey Fell, -lo miro -córtate la mano

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