Vestía de negro con un gran abrigo encima. Todo en el le avisaba del peligro. Y su juventud solo era otra prueba de su viveza, y su belleza de una cruel mortalidad.
-Usted, es un poco descortés ¿así suele hablar con las personas que no conoce?
-Solo con las que han llamado mi atención. – y su mirada era indescifrable. -¿robar el tesoro de otro rey se considera un delito?- rio
-Pues en realidad lo es -recordó -traicionar a un monarca así en contra de sus deseos puede poner a una nación contra otra.
« Y no es la primera vez que se peleaban guerras a casusa de una mujer » pensó
-Si. Muy sabio pensar, -soltó sin sorpresa -pero yo no soy cualquier monarca mas
Entonces lo examino con más atención y por el como todos lo miraban en la sala y los lacayos que tenía detrás lamiéndole las botas podía darse cuenta de que tenia razón. ¿Quién era este sujeto?
-Te darás cuenta después – le soltó como si hubiera podido leer su pensamiento -porque si me quedas mirando más, quizás tu rey se ponga celoso
¿Qué tonterías decía? ¿Por qué las personas apuestas creían que automáticamente todos gustaban de ellas?
Arista frunció el ceño. No le agradaba este sujeto. Y su aura menos. Estaba manchada y era oscura. No estaba maldito, era... era algo más…
Se esforzo para no poner los ojos en blanco
-Me gustaría suponer que usted…
-A mí no me interesa sus suposiciones-lo corto de golpe -y no quiero tener nada que ver con la corte a la que pertenezca- hizo una revenrencia, mas que nada por cortesia y falsa modestia -será mejor que me retire. No deseo llamar la atención de nadie mas.
-¿Es eso una broma?- abrió los brazos como queriendo abarcar algo – no te das cuenta que todo el lugar habla de ti. Esta reunión se ha hecho con el propósito de conocerte. De conocer a la chica afortunada, o mejor dicho, desafortunada que se casara con el rey maldito.
Vaya… no hubo nada de tacto al decirlo…
Así que más personas sabían de su maldición… muchos lo conocían así. Como "el rey maldito" ¿será que este sujeto también se creyó los rumores? ¿o solo repetía lo que muchos decían? Tan solo murmullos sin sentido. ¿o es que acaso el sabia la verdad tras todas esas palabras?
-¿No preguntaras como lo sé? ¿o es que acaso eres tu la que no lo sabe aun?
Arista no respondió
-No pareces sorprendida. Así que asumiré que es de tu pleno conocimiento. Dime, ¿te ha obligado a esto? ¿Cuánto te torturara antes de traicionarte?
-¿Cómo estas tan seguro de que me traicionara? ¿Cómo estas siquiera seguro de que no estoy aqui con el rey por mi propia voluntad?
Soltó un bufido en señal de burla -¿bromeas? Todo el mundo sabe como invadió Amcher y se llevó a la fuerza a una de sus princesas. Aunque claro, en tu caso, a una cuyo el titulo le falta. Tu sangre es impura. No eres realmente de la realeza, y nadie sabe el porque te escogió. ¿Por qué no eres tan amable conmigo y me lo dices de una vez? Antes de que todo el mundo lo sepa. Quiero ser un espectador diferente, tener la primicia. Después de todo, eres el gran misterio de la noche
-¿Tantas molestias tomados solo por mi? -sonrió, pues ella también sabia como jugar el juego – no se hubieran molestado -soltó con falsa modestia. A pesar de no ser una “princesa legitima” claro que sabia como comportarse como una. El como mostrar gracia y porte. El como hablar y mirar. Y el como lastimar.
Los ojos amarillos del muchacho parecieron destellar unos leves segundos -puedo jugar tu juego. -le aseguro -Pero cuando caigas, asegúrate de que sea yo quien te sostenga. Mis otros compañeros, -miro hacia su derecha y luego a su izquierda – no mostrarían tanta piedad
-Usted solo es un joven imprudente que ha perdido su sitio. Es un descarado que no tiene modales. Y en opinion mia, no vale la pena sostener ninguna conversacion mas con usted
Los hombres a sus costados hicieron un amago de moverse, pero el hombre los detuvo -no.
Arista se quedó callada, pero vacilo en su sitio. Quizás estaba siendo muy imprudente con gente que ni conocía. Aun así, permanecio en su lugar.
Sus rubios cabellos cayeron de lado cuando se movió hacia su dirección -ella me parece interesante. -declaro
-Pero mi rey, esta mujer ha dicho…
¿Rey?
Entorno los ojos mirándolo, pero este la ignoro
-No me importa lo que ha dicho. Ha dicho su pensar, lo que muchos otros no se atreven por el miedo. Esta joven me agrada. Tan falta de sentido comun, sin saber de consecuencias. Abre la boca sin importar todas las piedras que le lluevan. Esto es así, quiero divertirme con ella un poco más. -y su semblante pronto cambio -es diferente al resto. Un pequeño e ingenuo cordero. -la miro -Pero no te preocupes, pequeño corderito, yo ya te encontre.
Vaya… ¿y ella le había dicho a un rey que este había perdido su sitio? Claramente era ella quien estaba perdida.
EL rey de ¿qué? ¿de que reino pertenecía este joven?
¡Rapido!
Ojos amarillos… Ojos amarillos...
Trato de recordar, pero fracaso. Jamás termino sus estudios en la aristocracia. Luego de que su padre murió, a ella simplemente la revocaron de la educación. Lo poco que se pudo instruir ella misma fue con libros viejos, y materiales que lograba hurtar de las bibliotecas. Libros que nadie notaria que faltaran, solo así pudo conocer lo que aún no sabía. Lo cual, tampoco fue mucho.
El brazo del joven se estiro sosteniéndola de la muñeca -Mi nombre, es Fell. -murmuro y algo en su voz era un tono melodioso. Y un humo morado empezó a rodear el salón real. Toda la estancia. Y todas las miradas estaban sobre ellos
¿Qué rayos era este sujeto? ¿otro brujo?
Forcejo en su agarre. -no puedes tocarme… si lo haces el rey...-pero su amenaza fue quedando atras mientras sus palabras se sobreponian
-Sabes, -sonrió -hay algo curioso con los hechizos. -dijo ignorandola -Puedo hacer que la gente me obedezca a mi voluntad, Podría ordenarte lo que sea ahora mismo y tú lo harías con gusto. Sin ningun tipo de resistencia, lo harias con placer y hasta con una sonrisa en el rostro. Solo por el placer de verme feliz. De satisfacerme. Solo las personas tocadas por la magia son inmunes a la magia. Pero no los humanos.
-¿Q-que…?
Magia…
Parpadeo.
-Ahora, Arista, -menciono su nombre sin ella saber cómo el lo conocía, pues jamas se lo dijo. Y pudo ver los retazos de su magia a su alrededor envolviendo sus palabras dulcemente -Arrodíllate, -parte de un hechizo inmortal- arrodíllate, y ahora, ladra como un perro.
¿Ladrar como un qué?¿Qué clase de intento de humillación era ese?Lo pensó rápidamente analizando sus opciones. Sus pensamientos viajando más rápido del ritmo en el que podía procesarlo mientras la magia la envolvía, pero sin hacer ningún efecto.No le afectaba… No le hacía nada…Aun consciente trato de tomar una decisión en cuestión de rápidos segundos.Ella ya estaba tocada por la magia. La magia de la bruja de anteaños que quiso hechizar a su madre, por eso esta no dejaría ingresar a una nueva. Ni siquiera sabía que era inmune a algo como eso. Pero al parecer lo era. Que gran ventaja. E infortunio también.Sus ojos amarillos en un lapso de segundos se llenaron de duda. Duda del porque quizás ella no estaba obedeciendo. Pero no podía dejar que lo supiera. Que lo sospechara. Que nadie se enteraraAsí que antes de que Fell abriera la boca para decir algo…-Guau…- se había arrodillo tratando de poner la mirada perdida. Tan solo puesta en el horizonte.Y las risas llenaron todo el saló
El pánico se instaló en Arista al escuchar la orden.¿Qué?Como pudo entrecerró los ojos tratando de verlo mejor, pero el semblante del rey Fell era todo un poema.¿Podría salvarse de esto?¿Debía ella intervenir?-R-rey Karim…- ella alzo su mano hacia el con la intención de llamarlo -yo…-pero pronto otra voz interrumpió la suya-Claro, mi rey- fue la respuestaNoto como el muchacho de túnica oscura metio su mano dentro y retiro de ella una daga, esta tan filosa como solo las mismas palabras pueden serlo.La orden había sido una ley para él. Con su cabeza gacha era imposible verle la mirada. Pero por lo decisivo de sus movimientos se noto que no había duda en él.-Karim… -rogo otra vez ella– esto no es necesario. Yo…Pero no había piedad en el rostro del rey. Había odio. Una mirada de molestia que solo estaba dedicada al hombre frente a el-Karim…-llamo una vez mas y solo entonces el rey volteo a verla.Sus hombros antes tensos se relajaron. Y sus ojos parecieron ablandarse al mirarla
Había cortado su mano. Deshaciéndose de una parte de su ser. Sin una pizca de dolor. Sin una piza de duda. Solo una orden dada, solo una acción. Eso basto. Y obedeció.La muchacha se sintió sin habla y por un momento pensó que esto no podía ser real. Fue como salirse de su cuerpo. Todo esto se sentía… mal.¿Por qué lo había hecho?Lo había escuchado retractarse y ahora…Luego Fell procedió a rasgar con su otra mano una parte de su propia ropa para envolverse el final de su brazo para evitar así que más de su sangre se derramara.Dio unos pasos hacia ellos dos. -Espero que este acto sea de su agrado para perdonar mi imprudencia. Y que mi reino no tenga repercusionesEl rey Karim no respondió.Fell estaba actuando y hablando como si no hubiera perdido una mano. Como si tan solo se hubiera arrancado una uña.Y luego alzo la mirada hacia Karim -¿Está satisfecho, mi rey? – y sus ojos amarillos mantenían un semblante tranquilo-Tu reino, -dijo – está a salvoEntonces Arista lo entendió.Su
Miente. Miente.Miente.Si ella le decía que estas heridas eran a causa de los maltratos de sus hermanastras y su madrastra… ¿Qué haría el rey?Si con Fell le había ordenado cortarse su mano sin siquiera tocarla… ¿qué haría con su familia?Podía vengarse, podía elegir ese camino, pero… ¿quería hacerlo? Él ya había demostrado lo peligroso que era. Lo volátil y feroz, el no daba tregua al dolor. Arrebataba con todo. Y su gesto era imponente.-Nadie me lo ha hecho -contestoEl rey solo la observo sin decir nada.Quizás no le creía, debía ser más convincente – yo… soy una bruja inexperta -dijo. Quizás no era el mejor camino, pero no se le ocurría nada mejor – y he hecho hechizos que han salido muy mal y… he probado ciertos venenos y… y supongo que me he lastimado un poco. Las… las fuerzas oscuras son agresivas y peligrosas -lo miro – prometo ser más cuidadosa desde ahora.Entonces los ojos de Karim cambiaron su expresión -entiendo¿Le había creído? ¿de verdad lo había hecho?-Entonces tie
-¿Para qué quieres ver a tus hermanas? ¿Por qué siquiera preguntas eso? Los prisioneros no son asuntos de la realeza -Mi familia es asunto mío -dijo. No era realmente que les agradara, pues sabía que ellas la despreciaban. Ni la amaban y se habían asegurado de demostrarles cada día de su vida que ella no valía nada. Que era solo una molestia. Elian rio de mala gana -claro, había olvidado que quien estaba tras esas rejas llevan tu sangre- entonces la miro y su semblante cambio casi como si la compadeciera -quizás sea algo que puedas hablar con el rey -El rey no esta Eso la hizo mirarla de nuevo con suspicacia -¿acaso esta interrogación es apropósito? Has elegido precisamente este día, y este momento para hacerlo. Y entre otras cosas ¿Qué ha pasado esta noche? El rey regreso con un rostro de temer. ¿Qué ha pasado para que se molestara tanto? ¿y que le paso a tu vestido? Arista ignoro sus interrogaciones y se sentó en su cama. -¿me vas a ayudar a mi primero sí o no? El joven suspir
El rey fue una de las primeras personas que arribo al lugar, o al menos a uno de los primeros puntos-Su majestad, nadie ha llegado aún- se arrodillo uno de sus hombres al hablarle -quizás… quizás debió haber traído a su mano derecha...-Pareces preocupado, Damien ¿no te crees capaz de garantizar mi protección?El hombre vacilo -no es eso. No creo que usted necesite siquiera protección, es más fuerte que yo. Pero aun así… Elian…-Elian tiene trabajo que hacer en casa.Pues Karim sabía que había algo más que deseaba proteger. Algo más valioso que su propia vida. Mientras él estuviera en el castillo nadie ajeno pasaría sus dominios, de otro modo, Elian lo sentiría.-De acuerdo, mi rey -dijo – me asegurare de los preparativos estén listos– y el hombre se levantó. Y justo al mismo tiempo otra mujer llegaba hacia ellos dosKarim la conocía bien. La mujer de vestido corto y extraño, un color fucsia, cabellos y ojos morados. Mirada enloquecida, e inquieta.No de nuevo…-Mi rey, no lo esperab
Esto es un desastre. Ella era un desastre. “Una calamidad” había dicho Elian -¿Cómo es que no puedes lograr algo tan simple? Arista sabia como responderle a eso, pero decir la verdad no era una opción. -No me explico cómo puedes ser tan talentosa y excepcional para unas cosas, pero en otras, en lo básico... eres tan… -¿Inútil?- soltó y trato de que eso no le afectara Es decir, ¿Debería afectarle? Después de todo, era como si le pidieran a un pez que caminara -No.- suspiro – no iba a decir eso. Usted es mi reina, yo jamás diría algo así. Una Reina de mentira en un castillo de verdad. Y de sus manos jamás saldría ni una pizca de magia. -¿Por qué mejor no practicamos pociones?- dijo y pensó que sí que podría revolver cosas sin fallar en el intento, confiaba en su buena memoria para memorizar ingredientes y medidas. -No. Mejor son los hechizos. No quería hacer nada que involucrara cosas que debían salir de sus propias manos. Elian permaneció callado un largo rato. -Se en lo
-Deja de mirarme con esa cara -le recrimina el muchacho sentado frente a ellaArista sigue con las manos cruzadas en su regazo -¿se puede saber para que salimos en un caballo para luego pasar a una carroza?-Se le llama despiste- informo mientras hace a un lado la cortina del carruaje para ver solo por breves instantes el exterior-¿Asumes que alguien nos sigue?- enarca una ceja-Siempre nos siguen, mi reina. Grábatelo.Ella pone los ojos en blanco. -Me parece una tontería. Podíamos haber ido en la carroza del castillo-No. Debimos tomar esta en el pueblo. Como comprenderá, una real sería muy llamativa. -la observa con más curiosidad esta vez -¿acaso esta humilde carroza de madera le parece poca cosa?-Sabes que no se trata de eso-No lo se. Tu eras una princesa. -la miro -Y una futura reina- añadió-Si es que no me cortan la cabeza antes de que llegue ese día…"O escape" pensó-¿Siempre suele ser bastante directa?-Y tu demasiado formal -lo acusa.Elian cierra los ojos y suspira -soy