Capítulo 1

Bruja

“Eres una bruja”

Esas habían sido las palabras del rey

¿Cómo que una bruja? ¿se había vuelto loco?

Arista tenia los ojos como plato mirándolo incrédula. ¿Quién se creía tales historias? ¿acaso este rey tenia la mente de un infante?

-¿Perdone?

Vestido en su túnica larga y elegante la miraba desde lo alto de su trono con ella arrojada por sus pies.

-Te he escogido a ti para que rompas mi maldición

Vaya… entonces no eran solo historias

¿Romper? ¿romper qué?

Ella no era una bruja. Y no tenia poderes sobrenaturales e increíbles que decían las historias. Ni siquiera estaba segura de que la existencia de las brujas fuera mas que solo un mito

No sabía cómo decirle tal verdad, o el hecho de que estaba en un error y estaba malinterpretando todo-Pero su majestad yo no…

-¿Vas a negarlo? Solo una bruja es capaz de ver la sombra que arrastro. Nadie puede verla salvo de mi asistente. Pero tú, - la señalo con su gran báculo – tu pudiste. Ahora esa será tu tarea. Averiguar como romper este hechizo tan poderoso que cae sobre mi y me ata. Y a cambio, no te matare.

Ella estaba jodida. Definitivamente jodida.

Otros le hubieran dicho que quizás ella si que era una bruja y no lo sabía. Pero estaban en un error. Ella lo sabría si hubiera sido una bruja. La razón de su magia fue por su madre. Cuando estaba embarazada una mujer intento matarla. Con magia oscura. Pero se salvó. Sin embargo, las resiliencias de eso cayeron sobre ella dándole habilidades de ver cosas que otras personas no podían. Pero era todo. Ella no hacia magia con las manos, ni hacia pociones. Y tampoco sabia como romper hechizos. Que locura.

Sus ojos rojos la miraban como quien mira a un insecto insignificante. Pero, quizás solo era una pantalla. Después de todo, si le salvo la vida y la trajo hasta acá es porque el realmente creía que la necesitaba. O al menos mantenía la esperanza

¿Qué hará cuando se entere de que en realidad le seria inservible?

¿La mataría?

-¿Y bien?- indago su fría voz.

No queria averiguarlo.

-Bruja. -murmuro la palabra sintiéndola rara entre sus labios – sí. Si. Soy eso. Yo… yo solo tenia miedo de confesarlo, -miro hacia el suelo evitando su mentira – pues si alguien lo sabía me mataría, así que debe ser un secreto. Espero lo comprenda, mi rey. -hizo una especia de reverencia desde el suelo.

El rey sonrió satisfecho. Pero era una sombra de algo oscuro y malicioso. -bien. Mis hombres te proporcionaran toda la información sobre lo que me acontece para que te pongas a trabajar – y luego la miro en advertencia – si tomas mas de un año para solucionar mi problema entonces te mataré. Otros magos y brujos ya lo han intentado y han fracaso. Y a ellos les he dado solo seis meses

Ella se puso rígida en el suelo

Seis meses.

Otras personas con magia han intentado ya curarlo en un plazo de seis meses y han fracasado

Sus ojos vacilaban con la mirada en el suelo

¿Que oportunidad tenia ella?

-Considérate afortunada, joven bruja.

Este era el papel que le tocaba desempeñar si quería mantenerse viva

Bien. Si él quería creer eso, pues bien. Que lo creyera. Podía creer lo que quisiese.

Ya lidiaría con el tema de que se supone que debía hacer magia para romper un hechizo con otro hechizo

Alzo la vista de nuevo hacia el rey. Apostaria todo a que ella era una de las pocas afortunadas de tenerlo tan cerca y de apreciar aquel color rojo vivo en sus ojos. ¿Acaso el rojo era un producto de su padecimiento?

-¿Puedes ver algo?- le pregunta el, y algo en el tono del rey ha cambiado

Ella visualizo sus bordes a su alrededor – es una gran sombra oscura rodeándolo… -confeso – lo sigue a todas partes y se rehúsa a soltarlo. Tiene solo un objetivo, usted.

-¿Cómo lo sabe?

-Solo siento cosas...- observo más atenta – y esa cosa puede verme de regreso -murmuro, y la sombra la hacia – y no le agrado…

Y cada cosa que dijo era cierto. Era una cosa viviente y rastrera. Sacado de las profundidades mas repugnantes del mismo infierno. Magia m*****a. ¿Cómo alguien podía vivir bien con eso siguiéndolo?

-Te quiere…-dice Arista y siente una profunda tristeza en su interior, un gran vacio que amenaza con tragarla – y no piensa soltarte.

-Dígame algo que no sepa ya -contesto frio

-Usted no le tiene miedo -comprende al verlo. Entonces la curiosidad pudo más que el sentido común -¿Quién le ha hecho tal cosa?

Los labios del rey se aprietan. Se levanta. Y Arista retrocede un poco por el miedo de su imprudencia -Mis guardias te traerán mañana de vuelta aquí. -dijo – antes que nada, deberás probar que eres una bruja

¿Qué?

Ella no lo entendió. Se dio la vuelta hacia el cuando noto que este le paso de largo -¿Qué quiere decir? - se apresuro a preguntarle

El detuvo su paso en medio pasillo del salón real mirándola desolayo – lo que oíste. Antes de hacer un trabajo para mí estos se prueban.

Y en un giro repentino camino hacia ella, Arista sintió pánico de nuevo, pero esta vez no retrocedió. El rey se arrodillo a su lado, la sostuvo de la barbilla alzando su rostro al suyo obligándolo a verle - en tu caso, podrías mover un vaso. -propuso en un murmurllo bajo, y casi podía sentir su aliento contra el suyo

-M-mover un vaso...

Entonces los labios del rey se posaron en los suyos sorprendiéndola en mas de un sentido. Fue un beso corto, fugaz, del cual no sintió nada mas que frio. E incluso quizás desprecio por parte de el.  ¿Por qué tomaría el rey de reina a alguien por la cual el no siente nada? Y la cual es menos que nadie. Es nada.

El rey jamás cerro los ojos en ningún momento. Y tal como se apegó a sus labios, sin mas se separo.

-Con eso bastara, mi reina -entonces se levantó.

Los ojos de la joven lo siguieron hasta que lo vio irse del todo del salón real.

Arista sintió su corazón acelerado por todo lo que paso. El beso, la propuesta, y su mayor reto.

Pensó que podría alargar su rango de vida por un año, y con mucha suerte huir en ese transcurso de tiempo. Pero ahora, tal parece que podría morir mañana mismo.

Hacer magia sin usar las manos…

¿Y cómo se supone que iba a mover un vaso?

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