Bruja
“Eres una bruja”
Esas habían sido las palabras del rey
¿Cómo que una bruja? ¿se había vuelto loco?
Arista tenia los ojos como plato mirándolo incrédula. ¿Quién se creía tales historias? ¿acaso este rey tenia la mente de un infante?
-¿Perdone?
Vestido en su túnica larga y elegante la miraba desde lo alto de su trono con ella arrojada por sus pies.
-Te he escogido a ti para que rompas mi maldición
Vaya… entonces no eran solo historias
¿Romper? ¿romper qué?
Ella no era una bruja. Y no tenia poderes sobrenaturales e increíbles que decían las historias. Ni siquiera estaba segura de que la existencia de las brujas fuera mas que solo un mito
No sabía cómo decirle tal verdad, o el hecho de que estaba en un error y estaba malinterpretando todo-Pero su majestad yo no…
-¿Vas a negarlo? Solo una bruja es capaz de ver la sombra que arrastro. Nadie puede verla salvo de mi asistente. Pero tú, - la señalo con su gran báculo – tu pudiste. Ahora esa será tu tarea. Averiguar como romper este hechizo tan poderoso que cae sobre mi y me ata. Y a cambio, no te matare.
Ella estaba jodida. Definitivamente jodida.
Otros le hubieran dicho que quizás ella si que era una bruja y no lo sabía. Pero estaban en un error. Ella lo sabría si hubiera sido una bruja. La razón de su magia fue por su madre. Cuando estaba embarazada una mujer intento matarla. Con magia oscura. Pero se salvó. Sin embargo, las resiliencias de eso cayeron sobre ella dándole habilidades de ver cosas que otras personas no podían. Pero era todo. Ella no hacia magia con las manos, ni hacia pociones. Y tampoco sabia como romper hechizos. Que locura.
Sus ojos rojos la miraban como quien mira a un insecto insignificante. Pero, quizás solo era una pantalla. Después de todo, si le salvo la vida y la trajo hasta acá es porque el realmente creía que la necesitaba. O al menos mantenía la esperanza
¿Qué hará cuando se entere de que en realidad le seria inservible?
¿La mataría?
-¿Y bien?- indago su fría voz.
No queria averiguarlo.
-Bruja. -murmuro la palabra sintiéndola rara entre sus labios – sí. Si. Soy eso. Yo… yo solo tenia miedo de confesarlo, -miro hacia el suelo evitando su mentira – pues si alguien lo sabía me mataría, así que debe ser un secreto. Espero lo comprenda, mi rey. -hizo una especia de reverencia desde el suelo.
El rey sonrió satisfecho. Pero era una sombra de algo oscuro y malicioso. -bien. Mis hombres te proporcionaran toda la información sobre lo que me acontece para que te pongas a trabajar – y luego la miro en advertencia – si tomas mas de un año para solucionar mi problema entonces te mataré. Otros magos y brujos ya lo han intentado y han fracaso. Y a ellos les he dado solo seis meses
Ella se puso rígida en el suelo
Seis meses.
Otras personas con magia han intentado ya curarlo en un plazo de seis meses y han fracasado
Sus ojos vacilaban con la mirada en el suelo
¿Que oportunidad tenia ella?
-Considérate afortunada, joven bruja.
Este era el papel que le tocaba desempeñar si quería mantenerse viva
Bien. Si él quería creer eso, pues bien. Que lo creyera. Podía creer lo que quisiese.
Ya lidiaría con el tema de que se supone que debía hacer magia para romper un hechizo con otro hechizo
Alzo la vista de nuevo hacia el rey. Apostaria todo a que ella era una de las pocas afortunadas de tenerlo tan cerca y de apreciar aquel color rojo vivo en sus ojos. ¿Acaso el rojo era un producto de su padecimiento?
-¿Puedes ver algo?- le pregunta el, y algo en el tono del rey ha cambiado
Ella visualizo sus bordes a su alrededor – es una gran sombra oscura rodeándolo… -confeso – lo sigue a todas partes y se rehúsa a soltarlo. Tiene solo un objetivo, usted.
-¿Cómo lo sabe?
-Solo siento cosas...- observo más atenta – y esa cosa puede verme de regreso -murmuro, y la sombra la hacia – y no le agrado…
Y cada cosa que dijo era cierto. Era una cosa viviente y rastrera. Sacado de las profundidades mas repugnantes del mismo infierno. Magia m*****a. ¿Cómo alguien podía vivir bien con eso siguiéndolo?
-Te quiere…-dice Arista y siente una profunda tristeza en su interior, un gran vacio que amenaza con tragarla – y no piensa soltarte.
-Dígame algo que no sepa ya -contesto frio
-Usted no le tiene miedo -comprende al verlo. Entonces la curiosidad pudo más que el sentido común -¿Quién le ha hecho tal cosa?
Los labios del rey se aprietan. Se levanta. Y Arista retrocede un poco por el miedo de su imprudencia -Mis guardias te traerán mañana de vuelta aquí. -dijo – antes que nada, deberás probar que eres una bruja
¿Qué?
Ella no lo entendió. Se dio la vuelta hacia el cuando noto que este le paso de largo -¿Qué quiere decir? - se apresuro a preguntarle
El detuvo su paso en medio pasillo del salón real mirándola desolayo – lo que oíste. Antes de hacer un trabajo para mí estos se prueban.
Y en un giro repentino camino hacia ella, Arista sintió pánico de nuevo, pero esta vez no retrocedió. El rey se arrodillo a su lado, la sostuvo de la barbilla alzando su rostro al suyo obligándolo a verle - en tu caso, podrías mover un vaso. -propuso en un murmurllo bajo, y casi podía sentir su aliento contra el suyo
-M-mover un vaso...
Entonces los labios del rey se posaron en los suyos sorprendiéndola en mas de un sentido. Fue un beso corto, fugaz, del cual no sintió nada mas que frio. E incluso quizás desprecio por parte de el. ¿Por qué tomaría el rey de reina a alguien por la cual el no siente nada? Y la cual es menos que nadie. Es nada.
El rey jamás cerro los ojos en ningún momento. Y tal como se apegó a sus labios, sin mas se separo.
-Con eso bastara, mi reina -entonces se levantó.
Los ojos de la joven lo siguieron hasta que lo vio irse del todo del salón real.
Arista sintió su corazón acelerado por todo lo que paso. El beso, la propuesta, y su mayor reto.
Pensó que podría alargar su rango de vida por un año, y con mucha suerte huir en ese transcurso de tiempo. Pero ahora, tal parece que podría morir mañana mismo.
Hacer magia sin usar las manos…
¿Y cómo se supone que iba a mover un vaso?
Hace muchos años atrás, su padre, el gran rey de Amcher había regresado de un viaje con unos metales precioso. Había viajado y había ido muy lejos del reino. Su padre era un aventurero, esa fue una de las razones por la cual su nueva “madre” y su padre peleaban constantemente. Sus hermanas solo se interesaron por las joyas y vestidos que el pudo traer. Nadie le prestó atención a su extraño descubrimiento, a excepción de ella claro. Un anciano le había mostrado su secreto y al verlos interactuar con un preciso metal se dio cuenta de lo que hacían. “Se mueve solo, parece magia papa” le había dicho “Uno atrae y el otro repele” entonces se lo enseño “pero solo funciona con un material en específico” Y sus recuerdos casi parecen ya un sueño lejano. Ella abrió los ojos de vuelta a su presente. Con su solucion viajando a su mente "Necesitaba un vaso en específico." Su mano viajo instintivamente hacia el collar que colgaba en su cuello. Lo llevaba a todas partes. Con este material moverí
Dormir con el rey.Compartir la misma cama con aquel monarca despiadado que decían los relatos. ¿Cómo era eso posible?Y cada segundo que pasaba se preguntaba porque había abierto la boca. Solo tenia que quedarse callada. Con mucha suerte al resto de la monarquía les retirarían su titulo y luego los dejarían en libertad. Ella podía haber sido una de ellas. Una chica mas del pueblo. Después de todo, en su casa, cuando su padre murió ella se había convertido en eso. En nada mas y nada menos que una sirvienta.Ya había planificado el resto de su vida, pero ni en sus mas remotas posibilidades se imagino este giro del destino.-Buenas noches, mi rey -le pareció prudente presentarse al estar frente a la puerta. Aun no podía imaginar que el estuviera de acuerdo con esto. Y la ponía nerviosa lo que pudiera suceder dentro de esta alcoba ya estando a solas.Sin embargo, cuando alzo la vista y lo miro, noto el cuerpo del rey al desnudo. Bueno, al menos su torso. Pues no cargaba puesta su usual t
-Las salas solo se usan en la mañana, y las cocinas se cierran a las diez de la noche, claro que se puede hacer una excepción por nuestros reyes. - dijo -Los cortinas se cierran a las seis... y... Mi reina, ¿me está escuchando? Arista parpadeo y volteo a ver de nuevo al asistente Elian -Si. Disculpa, no sabia que el recorrido demoraría tanto -Bueno, el castillo es enorme- murmuro echándole un vistazo Ella miro a su alrededor tambien -¿el rey nunca está cerca? Eso pareció llamar su atención -¿ya lo extraña tan rápido? La joven se sonrojo violentamente -que tonterías dices. No se trata de eso.- se mordió el labio inferior -más bien… -trato de recordar las cosas de la noche pasada - ¿Alguna vez la escuchaste hablar? -¿A quién?- pregunto distraído mientras echaba un vistazo a unos papeles que sostenía -A las cosas de la oscuridad. Los entes malvados. El rio por lo bajo.- escucharlas… ¿Cómo que escucharlas? -Si, ya sabes, como tener una conversación coherente con estas. El la ob
Un castillo igual de grande y elegante los esperabaArista cargaba uno de sus antiguos vestidos rojos. A pesar del rey haberle dado mas de uno nuevo, ella no se atrevía ni a tocarlos. Apenas y podía mirarlos. Ponérselos seria interpretar y darle veracidad a una mentira. Ya de por si estaba hasta el cuello de ellas, no necesitaba más.-Podrías haber usado aunque sea la joyería. Quizás en el futuro te daré la orden de solo usarlos-¿Insinúa que no estoy a la altura?-lo miro con orgullo heridoEl rey se mantuvo inmutable. A veces era fácil olvidar lo joven que era. Pues la seriedad que siempre cargaba el muchacho en sus ojos le quitaba cierto aire de juventud. Pero lo era. Su rostro era el de un joven de apenas unos veintiséis años.-Ha pasado mucho tiempo desde la ultima vez que te vi en el pueblo... -murmuro por lo bajo ella refiriendose y recordando a Azariel. O como en ese tiempo lo conocia.El rey la miro esta vez. -Pues permíteme contestarte entonces, no es eso. Creo que estas a la
Vestía de negro con un gran abrigo encima. Todo en el le avisaba del peligro. Y su juventud solo era otra prueba de su viveza, y su belleza de una cruel mortalidad.-Usted, es un poco descortés ¿así suele hablar con las personas que no conoce?-Solo con las que han llamado mi atención. – y su mirada era indescifrable. -¿robar el tesoro de otro rey se considera un delito?- rio-Pues en realidad lo es -recordó -traicionar a un monarca así en contra de sus deseos puede poner a una nación contra otra.« Y no es la primera vez que se peleaban guerras a casusa de una mujer » pensó-Si. Muy sabio pensar, -soltó sin sorpresa -pero yo no soy cualquier monarca masEntonces lo examino con más atención y por el como todos lo miraban en la sala y los lacayos que tenía detrás lamiéndole las botas podía darse cuenta de que tenia razón. ¿Quién era este sujeto?-Te darás cuenta después – le soltó como si hubiera podido leer su pensamiento -porque si me quedas mirando más, quizás tu rey se ponga celoso
¿Ladrar como un qué?¿Qué clase de intento de humillación era ese?Lo pensó rápidamente analizando sus opciones. Sus pensamientos viajando más rápido del ritmo en el que podía procesarlo mientras la magia la envolvía, pero sin hacer ningún efecto.No le afectaba… No le hacía nada…Aun consciente trato de tomar una decisión en cuestión de rápidos segundos.Ella ya estaba tocada por la magia. La magia de la bruja de anteaños que quiso hechizar a su madre, por eso esta no dejaría ingresar a una nueva. Ni siquiera sabía que era inmune a algo como eso. Pero al parecer lo era. Que gran ventaja. E infortunio también.Sus ojos amarillos en un lapso de segundos se llenaron de duda. Duda del porque quizás ella no estaba obedeciendo. Pero no podía dejar que lo supiera. Que lo sospechara. Que nadie se enteraraAsí que antes de que Fell abriera la boca para decir algo…-Guau…- se había arrodillo tratando de poner la mirada perdida. Tan solo puesta en el horizonte.Y las risas llenaron todo el saló
El pánico se instaló en Arista al escuchar la orden.¿Qué?Como pudo entrecerró los ojos tratando de verlo mejor, pero el semblante del rey Fell era todo un poema.¿Podría salvarse de esto?¿Debía ella intervenir?-R-rey Karim…- ella alzo su mano hacia el con la intención de llamarlo -yo…-pero pronto otra voz interrumpió la suya-Claro, mi rey- fue la respuestaNoto como el muchacho de túnica oscura metio su mano dentro y retiro de ella una daga, esta tan filosa como solo las mismas palabras pueden serlo.La orden había sido una ley para él. Con su cabeza gacha era imposible verle la mirada. Pero por lo decisivo de sus movimientos se noto que no había duda en él.-Karim… -rogo otra vez ella– esto no es necesario. Yo…Pero no había piedad en el rostro del rey. Había odio. Una mirada de molestia que solo estaba dedicada al hombre frente a el-Karim…-llamo una vez mas y solo entonces el rey volteo a verla.Sus hombros antes tensos se relajaron. Y sus ojos parecieron ablandarse al mirarla
Había cortado su mano. Deshaciéndose de una parte de su ser. Sin una pizca de dolor. Sin una piza de duda. Solo una orden dada, solo una acción. Eso basto. Y obedeció.La muchacha se sintió sin habla y por un momento pensó que esto no podía ser real. Fue como salirse de su cuerpo. Todo esto se sentía… mal.¿Por qué lo había hecho?Lo había escuchado retractarse y ahora…Luego Fell procedió a rasgar con su otra mano una parte de su propia ropa para envolverse el final de su brazo para evitar así que más de su sangre se derramara.Dio unos pasos hacia ellos dos. -Espero que este acto sea de su agrado para perdonar mi imprudencia. Y que mi reino no tenga repercusionesEl rey Karim no respondió.Fell estaba actuando y hablando como si no hubiera perdido una mano. Como si tan solo se hubiera arrancado una uña.Y luego alzo la mirada hacia Karim -¿Está satisfecho, mi rey? – y sus ojos amarillos mantenían un semblante tranquilo-Tu reino, -dijo – está a salvoEntonces Arista lo entendió.Su