NARRADORALavinia, desmayada en los brazos de Elliot convertido en humano, y Katherine, aferrada también al pecho del hombre lobo, ambos de rodillas.Heridos y más allá del agotamiento, pero vivos, muy vivos.Bajo la lluvia, Katherine miró a los ojos azules de su hombre y se fundieron en un abrazo con todas sus fuerzas, besando luego como loca la frente de su hija.Descubriendo el colgante en el pecho de la pequeña.Más o menos se hacían una idea: esto era magia, la magia de Lavinia los salvó.Un encantamiento de transmigración. Lavinia era especial, como Bella.Katherine no había sido la heredera de esa magia única, como se creía, sino su hija.Las gotas de lágrimas de Kath se confundían con la lluvia.—Ya, amor, ya finalizó, ya —Elliot la consolaba.Sin embargo, en su interior, él y Vorath no estaban tan tranquilos como pretendían.Miró hacia el cielo a través del diluvio.Era casi imposible que su majestad no hubiese sentido todo ese disturbio de poderes sobrenaturales.A veces no
NARRADORA (MOMENTO DEL PRIMER TOMO DONDE SILAS, SIGRID, VALERIA Y ALDRIC, ENTRAN POR LA BARRERA Y HABLAN CON EL REGENTE)Elliot miraba en la distancia a los líderes hablando, el ambiente tenso, las palabras llegando a sus oídos de ser sobrenatural.“Elliot, esas personas que atravesaron la niebla son seres sobrenaturales. El hombre alto de cabello rojo es un lycan, lo siento, uno muy poderoso” Vorath le decía, ambos emocionados por la conversación que espiaban.Entonces el Duque fijó su atención en el hombre de expresión fría e incluso indiferente, cabello platinado y ojos dorados.Así que ese era Su Majestad.La verdad es que Elliot se sintió un poco decepcionado; siempre había idealizado al Rey Espectro, pensó que se vería más heroico, diferente, exorbitante, no sabía… más ¿invencible?Sin embargo, en medio de su divagación mental, se quedó congelado cuando, por unos segundos, esos ojos dorados, intensos y crueles, se fijaron justo en él.El Rey Lycan conversaba con el Regente, nad
NARRADORASilas miraba obsesionado a la mujer que cabalgaba sobre su cuerpo, dándole tanto placer que lo tenía jadeando y gimiendo de lujuria.Cada vez que esa funda mojada lo engullía y escupía, creía ver las estrellas y el firmamento entero.Sigrid se inclinó sobre su pecho y aumentó la cabalgata; sus nalgas rebotaban vigorosas con sus sensuales meneos.Silas tomó sus pechos tiernos y se los acarició, toqueteándolos lascivamente; se incorporó en un momento, semi sentado, mientras ella se aferraba a sus hombros y se lo follaba deliciosamente.Abrió su boca y chupó con deleite las rosadas aureolas; su lengua jugaba con los pezones erectos.El sabor de su sudor lo enloquecía, sus gemidos apresurados y el estremecimiento de su cuerpo cuando se corrió con su polla adentro.—¡Silas! —Sigrid gimió alto, derramándose, los labios entreabiertos, las pupilas de loba estrechándose; estaba a las puertas de su celo.Tomó el cabello como rayos de luna y Silas enseguida expuso su cuello mientras la
KATHERINEMiraba hacia todos lados de este enorme palacio, un poco tensa.A pesar de los lujos y de la atención esmerada de las doncellas y mozos, aunque le dije a Elliot que lo acompañaría, tenía miedo.Porque este es el epicentro del odio hacia los seres sobrenaturales.—Sus excelencias, qué honor encontrarnos de nuevo —otra persona se nos acercó en el inmenso salón, colmado de la crema innata de esta hipócrita sociedad.Bebiendo finamente y charlando en voz baja, comenzamos de nuevo la ronda de halagos y nosotros a fingir educación, o al menos yo.La verdad es que Elliot, fuera de la intimidad de la casa, era un perro sin correa, o más bien, un lobo arisco.Daba unas respuestas más secas, que me daba hasta lástima con la cara que se les quedaba a los demás invitados.—La guerra es así, quien llega primero se lo queda y puede estar seguro de que está bien defendido —le respondió al marqués que tuvo la valentía de hablarle sobre las nuevas tierras.— Le arrancaré la cabeza a quien in
KATHERINEExactamente eso fue, un intento de asesinato.Descubrí a hombre apuesto discutiendo acaloradamente con una mujer entre los setos altos.Si no fuese porque yo estaba en un piso superior, jamás los hubiese notado.Ella lloraba, limpiándose el rostro con un pañuelo.Su ropa sencilla me indicaba que no era una de las nobles millonarias de la fiesta.De repente se tocó la barriga y le gritó algo que lo aterrorizó por completo.Forcejearon y la chica luchaba por ir al interior del palacio.No debería estar de chismosa, pero algo en la violencia del hombre me dijo que las cosas no terminarían bien, y así mismo fue.En solo un pestañeo, lo vi registrarse el interior de la chaqueta, agarró a la mujer del brazo y la jaló hacia su pecho, susurrándole algo venenosamente.La expresión de ella cambió en un segundo. Mi oído sobrenatural captó un sonido sordo, amortiguado, a pesar de la lejanía.Cuando el hombre la soltó, empujándola, ella se miró el estómago con incredulidad y las manos tem
KATHERINE—¡Soy el hijo del Regente, tu próximo gobernante, y ahora mismo tomaré medidas con el Ducado de Everhart, empezará la investigación! —me miró con ojos cínicos y expresión de desdén; sabía muy bien que intentaría deshacerse del testigo.Haberme descubierto, le dio la excusa perfecta.—¡LLÉVENSELA DE UNA VEZ, QUÉ ESPERAN!Rugió de nuevo exaltado, pero no me dejaría.Lucharía, aunque eso me expusiera por completo; sabía muy bien lo que me esperaba en las mazmorras del palacio.Solo torturas crueles.No importaba esta supuesta tregua, el Regente odiaba a las criaturas de la noche. ¡Mis hijos corrían peligro!No me imaginaba lo fuera de control que estaría Elliot. ¡Diosa, había echado a perder todo, estando tan cerca de la libertad!Cuando las manos toscas se fueron a cerrar sobre mis brazos para arrastrarme, me decidí a resistir.Incluso pensé en asesinarlos y huir.Llamaba a Elliot en mi mente desesperadamente, pero no sabía si era mi nerviosismo o que estábamos algo lejos, ¡no
BEOFDeambulaba por el jardín, aburrido, esperando a que se terminase esa reunión de mierd4 que no arreglaría nada. Solo bastaba verle la cara de asco al tal Regente para darse cuenta de que no éramos bien recibidos aquí. El principal motivo por el cual el Rey Aldric me envió, tampoco se estaba cumpliendo. Las mujeres seguían huyéndome como a una plaga contagiosa, las de aquí incluso peor que las féminas sobrenaturales. Si es que sus hombres elementales parecen enanos a mi lado, obvio que se marcharían con temor.Resoplé algo molesto, esos sentimientos absurdos de autocompasión floreciendo en el fondo de mi pecho. Como siempre, los empujé sin piedad. ¿Y qué si no encuentro a mi mate? Mejor así. Siento que eso sería el golpe final a mi orgullo, siendo rechazado por mi propia compañera.—El maldito dinero es lo que me sobra —murmuré amargado, mi lobo Soul como siempre apático, estábamos en desacuerdo en demasiadas cosas. Pero reconocía que no quedaba de otra que seguir pagando p
BEOF—¡Padre, encontré a la Duquesa de Everhart asesinando a esa chica elemental! —gritó, señalando a un lado, al cuerpo de una mujer aún desmayada sobre la hierba.La impactante mancha de sangre en su ropa y la piel pálida daba una sensación de muerte; sin embargo, sentía su respiración, débil, pero ahí estaba.Los soldados elementales comenzaban a marchar hacia aquí. Escuchaba los pasos apresurados por los pasillos y el jardín.Pronto estaríamos rodeados.Un rugido que hizo temblar las piedras se escuchó desde el tal Duque de Everhart cuando algunos soldados hicieron por apresarlo bajo las órdenes del líder.Todo un caos, yo parado a un lado, pensando si seguirme inmiscuyendo o no.Por la discusión a gritos, entendí que estos dos seres sobrenaturales se escondían bajo el disfraz de Duques elementales, en este Reino prisionero.—Calmémonos todos, Sr. Regente, no es bueno acercarse ahora a este hombre. Es un lycan defendiendo a su hembra, va a destrozar a cualquiera que dé un paso ade