KATHERINEMiraba hacia todos lados de este enorme palacio, un poco tensa.A pesar de los lujos y de la atención esmerada de las doncellas y mozos, aunque le dije a Elliot que lo acompañaría, tenía miedo.Porque este es el epicentro del odio hacia los seres sobrenaturales.—Sus excelencias, qué honor encontrarnos de nuevo —otra persona se nos acercó en el inmenso salón, colmado de la crema innata de esta hipócrita sociedad.Bebiendo finamente y charlando en voz baja, comenzamos de nuevo la ronda de halagos y nosotros a fingir educación, o al menos yo.La verdad es que Elliot, fuera de la intimidad de la casa, era un perro sin correa, o más bien, un lobo arisco.Daba unas respuestas más secas, que me daba hasta lástima con la cara que se les quedaba a los demás invitados.—La guerra es así, quien llega primero se lo queda y puede estar seguro de que está bien defendido —le respondió al marqués que tuvo la valentía de hablarle sobre las nuevas tierras.— Le arrancaré la cabeza a quien in
KATHERINEExactamente eso fue, un intento de asesinato.Descubrí a hombre apuesto discutiendo acaloradamente con una mujer entre los setos altos.Si no fuese porque yo estaba en un piso superior, jamás los hubiese notado.Ella lloraba, limpiándose el rostro con un pañuelo.Su ropa sencilla me indicaba que no era una de las nobles millonarias de la fiesta.De repente se tocó la barriga y le gritó algo que lo aterrorizó por completo.Forcejearon y la chica luchaba por ir al interior del palacio.No debería estar de chismosa, pero algo en la violencia del hombre me dijo que las cosas no terminarían bien, y así mismo fue.En solo un pestañeo, lo vi registrarse el interior de la chaqueta, agarró a la mujer del brazo y la jaló hacia su pecho, susurrándole algo venenosamente.La expresión de ella cambió en un segundo. Mi oído sobrenatural captó un sonido sordo, amortiguado, a pesar de la lejanía.Cuando el hombre la soltó, empujándola, ella se miró el estómago con incredulidad y las manos tem
KATHERINE—¡Soy el hijo del Regente, tu próximo gobernante, y ahora mismo tomaré medidas con el Ducado de Everhart, empezará la investigación! —me miró con ojos cínicos y expresión de desdén; sabía muy bien que intentaría deshacerse del testigo.Haberme descubierto, le dio la excusa perfecta.—¡LLÉVENSELA DE UNA VEZ, QUÉ ESPERAN!Rugió de nuevo exaltado, pero no me dejaría.Lucharía, aunque eso me expusiera por completo; sabía muy bien lo que me esperaba en las mazmorras del palacio.Solo torturas crueles.No importaba esta supuesta tregua, el Regente odiaba a las criaturas de la noche. ¡Mis hijos corrían peligro!No me imaginaba lo fuera de control que estaría Elliot. ¡Diosa, había echado a perder todo, estando tan cerca de la libertad!Cuando las manos toscas se fueron a cerrar sobre mis brazos para arrastrarme, me decidí a resistir.Incluso pensé en asesinarlos y huir.Llamaba a Elliot en mi mente desesperadamente, pero no sabía si era mi nerviosismo o que estábamos algo lejos, ¡no
BEOFDeambulaba por el jardín, aburrido, esperando a que se terminase esa reunión de mierd4 que no arreglaría nada. Solo bastaba verle la cara de asco al tal Regente para darse cuenta de que no éramos bien recibidos aquí. El principal motivo por el cual el Rey Aldric me envió, tampoco se estaba cumpliendo. Las mujeres seguían huyéndome como a una plaga contagiosa, las de aquí incluso peor que las féminas sobrenaturales. Si es que sus hombres elementales parecen enanos a mi lado, obvio que se marcharían con temor.Resoplé algo molesto, esos sentimientos absurdos de autocompasión floreciendo en el fondo de mi pecho. Como siempre, los empujé sin piedad. ¿Y qué si no encuentro a mi mate? Mejor así. Siento que eso sería el golpe final a mi orgullo, siendo rechazado por mi propia compañera.—El maldito dinero es lo que me sobra —murmuré amargado, mi lobo Soul como siempre apático, estábamos en desacuerdo en demasiadas cosas. Pero reconocía que no quedaba de otra que seguir pagando p
BEOF—¡Padre, encontré a la Duquesa de Everhart asesinando a esa chica elemental! —gritó, señalando a un lado, al cuerpo de una mujer aún desmayada sobre la hierba.La impactante mancha de sangre en su ropa y la piel pálida daba una sensación de muerte; sin embargo, sentía su respiración, débil, pero ahí estaba.Los soldados elementales comenzaban a marchar hacia aquí. Escuchaba los pasos apresurados por los pasillos y el jardín.Pronto estaríamos rodeados.Un rugido que hizo temblar las piedras se escuchó desde el tal Duque de Everhart cuando algunos soldados hicieron por apresarlo bajo las órdenes del líder.Todo un caos, yo parado a un lado, pensando si seguirme inmiscuyendo o no.Por la discusión a gritos, entendí que estos dos seres sobrenaturales se escondían bajo el disfraz de Duques elementales, en este Reino prisionero.—Calmémonos todos, Sr. Regente, no es bueno acercarse ahora a este hombre. Es un lycan defendiendo a su hembra, va a destrozar a cualquiera que dé un paso ade
NARRADORA —¡Señor, nuestra familia ha estado cuidando del Reino durante generaciones! —Baltazar gritaba superando el miedo inicial y sustituyéndolo por genuina indignación. —¡Mi hijo solo defendía a una pobre chica elemental del ataque de esta bruja! —señaló a Katherine, pero dio varios pasos atrás frente al rugido del poderoso lycan que guardaba a la mujer. —¡Lo ve, son unos salvajes, asesinos! ¡A saber cuántas vidas de elementales acabaron en su ducado, no me di cuenta, me engañaron! ¡¿A cuántas mujeres y hombres elementales habrán abusado?!—¡ESO ES UNA CALUMNIA! —Katherine no pudo resistir más tanta falsedad.Le pedía a Elliot que cambiara, pero Vorath estaba en sus trece; nadie lo encerraría mientras ella estuviese en peligro. —Calmémonos todos, por favor —de repente, la voz suave, pero firme de Sigrid se escuchó entre tanto caos.De pie, al lado de Silas, como su igual, su aura también poderosa, era muy difícil no respetarla. —Relátenme los hechos, haremos un juicio aquí y
NARRADORA —¡Mmmnn! —Maxwell gritó al ver la cabeza de su padre rodar por el suelo.Así de rápido y despiadado, los chorros de sangre bombeando aún desde las arterias, pintaron de rojo la grotesca escena sobre la hierba.La inspiración asombrada fue generalizada; la chica elemental volvió a desmayarse de la impresión.“Silas, te dije que te controlaras, amor” Sigrid resopló en su interior.“Me prometiste que regresaríamos rápido a la cabaña, tu padre está ocupado con tu madre. Esto se estaba demorando demasiado.”Sigrid no sabía si llorar o reír por las locuras de su mate.—Toda la familia del Regente queda prisionera y exiliada del palacio. Ya no serán más la autoridad a cargo —Silas agregó, mirando al tal Maxwell, arrodillado y gimiendo ahogadamente sobre el cuerpo inerte de su padre.Sigrid le quitó la restricción de la boca, pero al momento se arrepintió.—¡Somos descendientes de tu familia! ¡¿Cómo pudiste hacerle esto al hombre que siempre te idolatró?! —Maxwell olvidó el miedo s
NARRADORAAsí, toda una conversación casual de por qué eliminó a sus dos fanáticos.“Quieres que te dé un reconocimiento por la buena acción” Sigrid en realidad no se compadeció para nada de la muerte de esos dos.“Deseo “esa” recompensa, lo sabes muy bien”“Silas, contrólate y habla con los Duques” la Selenia le respondió, poniendo los ojos en blanco, su culito que se lo dejase en paz.Se alejó por un momento para mandar a retirar los cuerpos y atender a la plebeya desmayada.—Yo… no sé qué decir —Katherine se había quedado muda, como todos los demás.¡Qué rayos el giro que tomaron estos acontecimientos! —Primero que todo, Duque de Everhart, sé muy bien que no le han hecho daño a nadie dentro del Reino —Silas observó a los ojos de la bestia.Elliot escuchaba dentro de su lycan, algo estupefacto, por demasiadas cosas.Desde el mismo momento en que vio caer tan fácil la cabeza de su mayor carcelero. El hombre que siempre lo había atormentado con su poder en el Reino, infundiendo dent