NARRADORAMérida salió del interior de la casa con un farol colgando de sus viejas manos y, al verlos en las condiciones en que estaban, llenos de heridas, suciedad y sangre, abrió los ojos con asombro.—¡Por todos los cielos!, ¿qué les sucedió a ustedes? —Se acercó a examinar a Sigrid. Su piel estaba caliente, temblaba y sudaba con los ojos cerrados, pasando un gran dolor, luchando constantemente contra Electra.—¡Necesito que cures a Sigrid con tus hierbas! ¡CÚRALA YA! —Silas rugió descontrolado, con todo un manto de oscuridad a su alrededor, a punto de salirse de las ataduras de la cordura.Estaba pidiendo ayuda a una curandera elemental cuando, con su magia, él mismo podía sanar las heridas.Pero sabía que no podía mantenerla dentro del cuerpo de Electra. No sabía cómo hacer esa magia; solo conocía destruir y luchar. No era un mago real ni tenía esas habilidades.—Tranquilo, tranquilo… No la alimentes aquí, es muy peligroso, mejor métela en la ca… Las palabras de Mérida se qued
NARRADORALos ojos verdes, llenos de lágrimas y de sollozos contenidos, miraron hacia la mujer parada detrás de Silas, la supuesta curandera, pero bajo la luz de la luna, al fin, Sigrid descubrió su verdadero rostro.Sabía que ella venía a enviarla de vuelta y no se resignaba a marcharse, pero sabía que, por mucho que resistiera, el pasado no cambiaría de la manera que ella deseaba.—Te amo, te amo tanto… —le dijo entre sollozos, subiendo los labios mojados y besándolo con desesperación, abrazándolo contra ella, sintiendo por última vez su calor, el latido de su corazón.—Nunca olvides cuánto te amo, nunca lo olvides. Tú no eres Gray, ni Umbros, tú eres Silas, mi Silas…Las palabras no hacían justicia a sus sentimientos, a los sentimientos de ambos.—Sigrid… —Silas, de repente, se quedó algo confundido al verla tan devastada—. ¿Te duele mucho?—Sí me duele… me duele demasiado —ella le respondió entrecortada y él comenzó a entrar en pánico, mirando hacia su pecho, creyendo que la herid
NARRADORALe dolía tanto haber presenciado la catástrofe que causaron sus acciones. Ella fue la primera que miró hacia otro lado, que se fue a vivir su vida sin importarle nada más, intoxicada por el poder que la Diosa puso en sus manos, sintiéndose superior.Empezó a manipular esa magia negra y oscura sobre el lago, a experimentar y jugar con ella. Creyó que hacía un bien, solo deseaba eliminarla del mundo.No solo fracasó en su empreño, sino que terminó inventando un método que luego cayó en malas manos y fue utilizado para todas esas atrocidades que hicieron las hechiceras.Silas se infectó con eso, lo alimentó con sus resentimientos, ella misma había creado indirectamente al monstruo llamado Umbros.—Encuéntralo, Sigrid, despiértalo de su odio y dale todo el amor que se merece, que fue robado de su vida. Nadie más que él merece ser feliz… A medida que las palabras de Juno caían, la luz plateada se hizo intensa como una supernova a punto de estallar.—¡SIGRID! —En medio de la lu
VALERIA— ¿Estás… estás segura Esther? – le pregunto con la voz quebrada.Mi corazón late apresurado, lleno de felicidad.— Muy segura Luna, aquí está en el ultrasonido, es esta pequeña mancha oscura. Está embarazada. Me señala en la pantalla y veo la frágil vida de mi cachorro formándose en mi interior.— ¿Por qué no he podido olerlo o su padre? – le pregunto preocupada.— Es muy reciente, quizás por eso, dele más días y debería percibir sus feromonas.Me responde y asiento, con los ojos nublados por las lágrimas.Soy la Luna de manada “Bosque de Otoño”.Hace tres años me casé con el hombre que amo con locura, a pesar de no ser mates destinados, mi Alfa Dorian.He dado todo por ser la Luna perfecta, el pilar al que pueda apoyarse, sin embargo, una sombra opaca mi matrimonio y era el tema del heredero.Nunca había podido salir embarazada y admito que no comparto mucho la cama con Dorian, pero sé que sus obligaciones de Alfa lo tienes demasiado ocupado y estresado.— Por favor, no le
VALERIAMe muerde con saña en el muslo y me arrastra debajo de su cuerpo, controlándome sin piedad.Intento resistirme, pedir ayuda, mis manos sobre mi vientre tratando de defender a mi cachorro, pero sus garras, como armas mortales, perforan mi piel, destrozando todo mi pequeño cuerpo vulnerable.Tengo que subir los brazos por instinto, cuando sus garras afiladas se dirigen a mi rostro y grito en agonía debido a una profunda herida que atraviesa mi mejilla desde mi frente.Al dejar descubierta mi barriga, él arremetió contra nuestro hijo.— ¡¡¡NOOOO, el cachorro no, por favor Dorian, MI HIJO NO…!!!Las lágrimas salían sin cesar de mis ojos mientras le suplicaba, pero sus caninos devoraban mi carne y sus garras buscaban en las profundidades de mis entrañas a sangre fría, queriendo sacar la vida que llevaba dentro.No sé cuánto tiempo duró esta agonía, sollozaba implorándole mientras pude hablar.El dolor en todo mi cuerpo era insoportable, pero más mi alma, que sangraba destrozada.Es
VALERIA Escucho gritos estridentes, cristales que se rompen, un rugido animal, gruñidos de Alfa, forcejeo y pelea. Algo caliente me salpica la cara y los brazos, mis garras destrozan y mis caninos desgarran. No puedo detenerme, no puedo, la rabia me consume por dentro y grita liberación. No sé qué hago, no tengo consciencia de mí misma, solo sé, que cuando recupero el control de mi cuerpo lo primero que miro son mis manos llenas de sangre. Estoy de rodillas en el suelo, a mi alrededor todo se ve en rojo, destrozos y partes de lo que alguna vez fue un poderoso Alfa, de Dorian. ¿Qué hecho? ¡¿Qué he hecho por la Diosa?! Miro la cabeza arrancada a un metro de mí. Los ojos mieles aún me miran con pánico y siento como las arcadas suben por mi garganta. Vomito a un lado sin poderlo evitar, asqueada por toda esta escena llena de muerte y violencia. ¿Yo hice todo esto? Aquí no hay nadie más. Miro a mi alrededor, no sé a dónde fue Sophia, solo sé que alguien fue arrojado por la venta
VALERIASu actitud gritaba soy el puto amo de todo aquí, el dueño absoluto.Enseguida bajé la cabeza temblando, no importaba que no tuviese loba interior, el poder que emanaba de ese hombre parecía asfixiarte, estrangularte el alma y estaba incluso un poco distante de mí.Era un Lycan, la especie superior de los hombres lobos, la mayor evolución y estaba casi segura de que se trataba del más poderoso de todos, Aldric Thorne, el Rey Lycan.— Sasha, encárgate de sacar la basura y asegúrate de que mi próxima doncella personal no sea una zorra intrigosa o perderá más que la cabeza – su voz ronca, intimidante, fría, se escuchó y luego pasos alejándose.— Esto es un desastre, ya es la quinta en dos meses, no sé qué tienen estas niñas en la cabeza, mira que se los advierto.La Gobernanta, que es la señora que administra el castillo, se acerca y saca un pequeño frasco de entre las manos de víctima.— Otra que intenta darle un afrodisiaco al Rey, mujer idiota. Llamaré a un sirviente para que s
VALERIA— ¡Aahh, es horrible, está deforme!— ¡Envidiosa, por eso nos quieres alejar del Rey!— El señor ha dicho que ya se tienen que marchar – le vuelvo a comunicar impasible, parada al pie de la cama y ellas me están insultando, pero no me da ni frío ni calor.Pienso en cómo sacarlas porque debilitadas o no, son tres y yo solo una.En eso, unos golpes comienzan a sonar en la puerta lateral que da al pasillo y ni siquiera había notado, debe ser la persona que las sacará del castillo.Camino hacia allí y les abro a dos mozos fortachones que pasan sin decir palabras.Esas mujeres comienzan a resistirse, a taparse la desnudez, gritando que están viendo los cuerpos que son solo para el Rey, que rodaran nuestras cabezas.No tengo que llevar mucho tiempo aquí para darme cuenta de sus mentiras.Ese hombre las utilizó como algo desechable y ahora las está echando como basuras.La rubia corre hacia la puerta que da al comedor y me adelanto parándome en firme y cortándole el paso.— Tenga un