SIGRIDTiré hacia debajo de su pantalón que rodó por sus muslos, me imaginé esa delicia saliendo y dando un respingo.Mis dedos curiosos palparon la húmeda abertura, un líquido viscoso y resbaloso escurrió por mi mano.Silas gruñó, siseando excitado contra el hueco de mi cuello.Comencé a menearlo arriba y abajo, lento, delicioso, apretando como si fuese mi coño quien lo envolvía.—¿Te gusta? Mmmm… ¿Lo estoy haciendo bien?—Sí… sí… ssshhhh… más rápido… —jadeó con urgencia, sus caderas martilleaban adelante y atrás, siguiendo los movimientos de mi muñeca.Subió la cabeza, asaltó mis labios, fiero, sin control. Nuestras respiraciones aceleradas, mi mano arriba y abajo, las manos de Silas fueron a mis nalgas y me la apretaron, pegándome hacia delante.En un momento perdí el control de la situación.—Junte sus muslos… sshhh ¡ahora! … —me ordenó como un animal salvaje, lo hice y algo caliente y duro se metió entre las tiernas carnes, violándolas, desenfrenado.Silas me besó apasionado, en
SILASTantas primeras veces con ella, mi primer beso sincero, mis primeras caricias y abrazos verdaderos, la primera vez que entiendo un poco por qué esas mujeres estaban tan intoxicadas y obsesionadas con sentir esto que estoy sintiendo.Verla encima de mí, tan excitada, cabalgando con lujuria sobre mi feo cuerpo, mi hombría disfrutando emocionada de tomar su feminidad, llevarla a las alturas, solo yo, ella es mía, solo mía.Gritó arqueándose y llamando mi nombre, diciéndome que era su macho, su hombre… estoy ardiendo en su fuego, ella no se imagina todo lo que provoca en mí. Los regordetes y sensuales labios entreabiertos, todo su ser estremeciéndose, sus ojos cegados, pero yo la veía, solo a ella, su espíritu brillaba por fuera del cuerpo de esa bruja.Mi oscuridad ansiaba siempre esa luz, tomarla para nosotros, apoderarnos de ella.Su coño se contrajo frenético, derramándose deliciosamente, mi pene palpitó gritando por liberarse.Me había aguantado hasta ahora esperando por ella
SILASNo sé por cuánto tiempo he caminado, parece que todo el día. Mitigo la sed con las corrientes frías de agua subterránea que he encontrado. En realidad no tengo hambre, haber consumido tanta magia sustituye los suplementos necesarios para el cuerpo. Me siento en el suelo rocoso, apenas por segundos, sé que si fuese un elemental común, no podría avanzar de esta manera, mucho menos en este ambiente casi sin oxígeno, claustrofóbico. A veces los túneles bajaban más y más, me encontraba con insectos y cosas raras que excavaban en la tierra húmeda.Luego ascendían, daban giros tortuosos, hasta que una tímida corriente de aire comenzó a darme en el rostro. La seguí desesperado, sentía el dolor como pinchazos en todos los músculos de las piernas por caminar sin cesar… todo el día… Ya era casi de noche, el estrecho túnel se abrió a una cueva amplia, el hedor a algún animal salvaje podía sentirse y restos de huesos y estiércol por todos lados. ¡Tenía que salir de aquí! Saqué esa ma
SILAS“¡AAAHAHHHH! ¡TODO ES CULPA DE SU MAL TRABAJO, MALDIT4S ESCLAVAS! — ella rugía como una loca, jadeando y sudando.Su magia asesina explotó y cortó la cabeza de varias desprevenidas en el cuarto. Era una masacre, y en medio de todo eso estaban esos dos llantos. Me había acuclillado al lado de la puerta, protegiéndome de su ataque. Miré por la rendija, un impulso me llevaba a querer salvarlos. Solo eran inocentes, no tenían la culpa de venir de un vientre tan podrido. —¡Tráelos acá! ¡AHORA! — Sí, sí, mi señora — le extendió los dos bebés, ambos machos. Creí que vería por primera vez algo de misericordia en sus ojos, de calidez, eran sus propios hijos. Invocó dos afiladas dagas en sus manos y la alarma se encendió en mi pecho, ¡ella los asesinaría! - ¡NOOO!Me levanté sin medir las consecuencias, irrumpí en la habitación, desafiándola de nuevo, sin poder cambiar absolutamente nada. Bajó sus manos y sentenció sus llantos de una sola vez y para siempre»***** Todo mi cuerp
SILASA través de estos ojos que podían perforar los cuerpos y los corazones oscuros, descubrí los espectros atrapados dentro de los troncos de esos árboles. Sombras repletas de odios, sus cuerpos murieron y se pudrieron, pero su sed de venganzas, sus resentimientos, sus espíritus, seguían atrapados dentro de esas prisiones, donde enviaban a morir a los elementales que ya les estorbaban. Me levanté, los relámpagos iluminaron la oscuridad, los llamé con todo mi poder, era por eso que esta magia tenebrosa me trajo hasta aquí, estaba eufórica, queriendo absorber y alimentarse de estas tinieblas. No la detuve esta vez, la dejé explotar como una onda destructiva que destrozó las cortezas de los troncos, que rompió las cadenas y los dejó salir. —¡Vengan a mí! Los llamé resuelto, no se dejarían dominar tan fácil, no se dejarían controlar, no admitirían a un amo cuando acababan de ser libres.Pero yo necesitaba su odio, su rencor, su oscuridad para fortalecer la mía, para volverme un ser
SILASTodos los días nos levantábamos llenos de miedo, como un ganado cazado por vampiros, brujas y lycans. Mis pobres padres me decían, esta nueva Reina cambiará la balanza, solo debemos darle tiempo, solo tenemos que tenerle fe. Y la tuve, a pesar de ser secuestrado de mi casa, llevado lejos, encadenado y vejado, destruido.Siempre recordé esas palabras de aliento y era lo que impulsaba a resistir… algún día cambiará… será mejor… solo aguanta… confía en la Reina y te rescatarán… A punto de morir, vi su verdadero rostro, eliminó como esas brujas su pecado. Ella también nos usaba en secreto como animales para buscar procrear su raza. Los odio, los aborrezco, pero más a las Selenias, por hipócritas y mentirosas, por darnos esperanzas y a la vez permitir que nos masacren. Al menos Lucrecia me mostró al monstruo desde la primera vez. Quiero destruir este mundo, quiero destruir a todas estas malnacidas, así que luché con todo el odio de mi corazón para liberarme y convertirme en su
SIGRID — Veo que te han salido garras bien duras para hablarme con tanta altanería – comenzó a caminar paso a paso hacia mí, saliendo de la oscuridad. — ¿Qué te ofreció Lucrecia Silver para tentarte? ¿Poder, el trono? No me vayas a decir que me traicionaste por un esclavo defectuoso. Se detuvo a solo unos pocos metros, la ira le deformaba el regordete rostro, a penas conteniéndose. Parece que en realidad no habían descubierto que ocupaba el cuerpo de su hermana, solo sospechaban de una traición con los Silver. — Bien, te voy a responder, pero antes tengo curiosidad: ¿por qué comenzaste a sospechar de mí? — Fui yo – casi me echo a reír al escuchar la voz a mi espalda. Claro que la había sentido y por supuesto, saldría a atribuirse el crédito. — Ah, pero si es una reunión familiar lo que tenemos aquí – me posicioné en medio de las dos arpías. — ¡No seas cínica, Electra! ¡Morgana te tenía demasiado mimada! ¡¿Cómo pudiste aliarte a Lucrecia Silver?! Drusilla hizo su teatro, toda
SIGRID— Lo mismo que querías hacerle tú, hermanita, Electra, esta aquí adentro encerrada – me señalé el pecho de manera teatral.A nuestro alrededor el fuego devoraba todo a su paso, el calor abrazador sacaba vapor de nuestras bocas y iluminaba nuestro enfrentamiento.— Qué dolor ver cómo tu hermana preferida quería cortarte la cabeza.— ¡Lo sabía, sabía que Electra nunca podría traicionarme! – me gritó, ya no se veía tan elevada y segura.— ¡Debí sospechar que trabajabas para la maldit4 de la Reina! Pero conozco a la Reina y a la princesa, ¿cuál Selenia eres? ¡No me digas…! ¡¿no me digas que eres Juno?! — dio un paso atrás con evidente alarma.— ¡Se suponía que ya no interferirías en las decisiones del Reino, que te irías a morir en paz, vejestorio!Vaya, parece que la primera Selenia aún vivía, que revelación.Y claro, recordé que ella parecía haber sido la primera elegida para sellar la prisión de Umbros, así que tenía sentido.Juno, la Reina actual y Renata, eran las tres Selenia