DANIEL Miraba atentamente el entrenamiento de los pequeños, me alegra saber que vienen más en camino. Ver la alegría de las parejas por poder elegir cuántos cachorros tener y no cruzar los dedos para salir en un sorteo; me llena de muchos sentimientos. Kaden, por otro lado, ha estado algo apagado y sé que eso se debe a que no ha conseguido a su compañera. Ambos teníamos ilusiones con Victoria y aunque aún le tengo mucho cariño ya no puedo verla más allá de lo que es: mi amiga. —“Tampoco es como que podamos, ese Rey se vuelve un primitivo salvaje con todo lo que tenga que ver con ella, como me hubiese gustado clavarle los colmillos cuando teníamos la oportunidad” —“Dudo que aun así él la haya dejado ir tan fácil, pudo haber roto su vínculo en aquel entonces, pero te aseguro que si la hubiese marcado, él la hubiese arrebatado de mi lado, sí, porque sí” Pensar en esos días me hace suspirar, sabía que Victoria jamás sería mía, no podía competir con un Alfa posesivo qu
DANIEL Me apresuré a llegar a la casa subiendo rápido las escaleras mientras ella trataba de igualar mis pasos. Me paré en su piso para dejarla y seguir subiendo, necesitaba alejarme de ella. —Yo… gracias por lo de hoy, buenas noches y disculpa lo malo. Perfecto, ahora cree que estoy molesto con ella. —Séfira espera— ni siquiera sé porque la detuve, sus ojos me miraban esperando por lo que diría, pero solo pude pasar saliva. Sus labios me llamaban tanto la atención que quería probarlos, morderlos, sentir su suavidad. Pasar mis manos por su piel y marcar cada parte de ella. Fruncí el ceño algo molesto y eso solo la hizo retroceder. Estaré cometiendo una locura, pero a este punto ya no me importa. La tomé de la mano llevándola escaleras arriba, abrí la puerta de mi habitación, cerrándola a mi espalda y pegándola a la puerta. Tomé sus labios perdiéndome en su delicioso sabor a cereza y nuez. Sus labios me correspondían el beso atrevido que me digne a q
DANIEL Me despierto y lo primero que noto es el espacio vacío en la cama. Observé la habitación y no había rastro de ella. Me levanto y decido darme un baño rápido, hoy debo viajar a la manada real y quiero hacer un par de cosas antes. Bajo hasta el piso de Séfira y toco un par de veces su puerta, al ver qué nadie abre decido entrar. La habitación parece fría, como si ella no hubiese pasado la noche aquí. —¿Arthur, has visto a Séfira?— le pregunto a mi beta al llegar a mi oficina. —No, Alfa, hoy no se ha presentado a ningún lugar a ayudar. Tomo una gran respiración y ordeno a todos mis hombres a buscarla dentro y fuera de la manada. Algo incómodo se instala en mi pecho y Kaden está agitado por no sentirla. La desesperación como nunca antes me invade y dejo que Kaden salga a buscarla. Ella no se pudo haber ido así, no más. No nos pudo haber dejado después de todo lo que pasó ayer. No puedo, simplemente no puedo soltarla. Pasada las tres horas aún nadie sigue si
VICTORIA Creo que lo mejor será intervenir. Son compañeros después de todo, ya lo arreglarán. —Creo que lo mejor que podemos hacer es calmarnos. Kara por favor, déjame a solas con Daniel, después… —¿Por qué?, él es mi compañero, MÍO —su loba comenzaba a emerger y esto no me estaba gustando, —no tienes ningún derecho a estar a solas con él, solo yo y, sin embargo, desde que entró solo me ha ignorado. Sus ojos lobunos miraron fijamente a Daniel, que parecía que intentaba contener a Kaden. —¿Acaso no soy lo suficientemente buena para ti, por eso prefieres a la Reina? —Cuida tus palabras— Daniel le siseo con rabia. —¿Entonces dime qué hice mal?, te esperé desde hace un año y ahora que estás aquí simplemente me ignoras, eso duele. Comenzó a llorar mientras sus garras salían, podía sentir lo alteraba y dolida que estaba, podía entender que talvez su loba no estaba feliz por la reacción de Daniel. —“Yo sí fui más paciente o talvez cobarde” Me levanté tratando de
VICTORIA —Trata de dormir, Cristal llegó tarde en la noche y vino a verte de inmediato, dijo que estarías bien, pero que iba a hablar contigo. Seguramente va a darme algún sermón o regaño, prefiero eso a qué me diga que algo malo le pasó a mi pequeño. Un fuerte rugido se escuchó desde abajo, seguido por el zumbar de las paredes. —Santi… —Tranquila, no creo que se haya escapado. El trote de un pesado animal viniendo en nuestra dirección nos acaba de decir lo contrario. La puerta fue abierta con tanta fuerza que se partió. Errick estaba allí parado con toda su aura amenazante. Entró gruñendo y mostrando sus colmillos a Santi que solo permanecía quieto, cualquier movimiento brusco que hiciera sería tomado como su sentencia. Esto era natural de los lobos cuando estaban enojados, cualquier objetivo sea o no el verdadero; sería su presa. Durante el tiempo como Reina me ha tocado estudiar todo esto, no es fácil, pero me da la ventaja para ayudar algo a Santi.
NARRADOR En una noche fría y lluviosa, donde los rayos cruzaban el cielo y la lluvia arreciaba. Se podía escuchar los gritos de una mujer en una pequeña casa. Los gritos de la Reina Luna, llenaban la pequeña habitación mientras doncellas corrían de un lado a otro con paños ensangrentados. —Mi Reina, ya falta poco, solo, puje un poco más. La Luna de la pequeña manada donde se encontraba, la animaba para seguir, pero en su ser estaba escondida la envidia y la venganza. Afuera, el Rey junto con un puñado de sus hombres se mantenían al frente, ajeno a lo que ocurría dentro la pequeña casa de la manada donde su esposa estaba dando a luz. Los ojos dorados de su lobo se mantenían al frente, donde se podían oír los gruñidos de los lobos. Un rayo cruzó el cielo seguido de un estruendoso trueno. Los llantos fuertes y persistentes de un bebé llenaron el aire de la pequeña habitación. Las doncellas sacaron al bebé de la habitación, dejando a su Luna con la Reina, que se encontraba débil
NARRADORVictoria corrió hasta su madre, llorando y suplicando a quien la escuchara, que la salvara.—Mama... mama... dime qué hago, por favor.Ailena alzó su mano temblorosa para acariciar la mejilla de su hija.La sangre salía sin parar de sus heridas.Un charco de sangre ya se encontraba a su alrededor, su vida se estaba escapando en solo segundos a manos de su propio compañero.—Hija... debes ser... debes ser fuerte... dame... dame tu cuchillo.Victoria rápidamente lo sacó y se le entregó.—Extiende... tu mano y... y también descubre al... al pequeño.Ella lo hizo, mirando como su madre hacía un corte en su mano.Limpió su sangre con la muselina del pequeño y tomó la sangre de su hija en sus manos.Pasándola por la carita del bebé, asegurándose de que la sangre entrara en su pequeña boca.Su mano cayó con fuerza al suelo, sus fuerzas la estaban abandonando al igual que su vida.—Mamá, por favor, no me dejes, no sé qué debo hacer, por favor.—Victoria... ahora debes... ser fuerte..
VICTORIA Abro mis ojos encontrándome con el cielorraso blanco sobre mi cabeza. Mi respiración está acelerada y el sudor cubre mi cuerpo. Aún puedo sentir en mi piel, el miedo y la angustia de aquella pesadilla que parece no querer desaparecer en los últimos años. Cierro los ojos tomando una gran bocanada de aire antes de soltarlo e intentar levantarme. La puerta es abierta estrepitosamente, haciéndome saltar, mirando como el pequeño tornado viene a mí corriendo. —Mamiiiii, ya estás despierta, te hice el desayuno. —Déjame adivinar... leche y cereal. —¿Tuviste una pesadilla otra vez mami? Como mentirle a un pequeño que tiene un montón de rarezas especiales. Entre ellas; la capacidad de saber cuando su madre le miente. —Estás sudada mami y el calor desapareció de tu cuerpo, déjame calentarte. Envolví mis brazos alrededor de él, sintiendo el abrazo de oso que me da. Su calor se aferra a mí, haciéndome sentir serena y en completa paz. —Listo, ahora a desayunar. Y