Perla —Es normal entre las parejas de la mafia —me dice, su tono ligero pero lleno de significado—. Pero eso sucede cuando no se quieren o no están enamorados. La verdad de sus palabras me sorprende. Nunca había considerado la dinámica de las relaciones en ese contexto. —¿De verdad? —pregunto, frunciendo el ceño. —Sí —asiente, como si hablara de algo tan cotidiano como el clima—. Se acepta que el hombre tenga amantes, pero la mujer no puede permitirse eso. Todo depende de su esposo y si él estaría de acuerdo. Me quedo callada, asimilando la información. Mi mente da vueltas a lo que acaba de decir. —No lo sabía —le confieso, sintiéndome un poco ingenua en este mundo desconocido. Qué bueno que no soy esposa de ningún hombre de la mafia, por qué jamás lo dejaría compartir la cama con una mujer que no sea yo. Ni en sueños. —Es muy normal —continúa Georgina, encogiéndose de hombros—. Sin embargo, cuando se trata de un matrimonio donde ambos se quieren y se casaron enam
PerlaLa mano de Fabiano sujeta la mía y enseguida lo miro.—Adriano —Fabiano pronuncia su nombre con voz áspera—. Ella está bien así —dice él, quien con sutileza levanta mi mano y da un suave beso en el torso, mientras mantiene clavada su mirada gris en Adriano—. Así que para evitar problemas, discúlpate y sigamos con la conversación anterior. En silencio lo miro y también sujeto su mano.—¿Cuánto quieres por ella? —propone Adriano, mirando a Fabiano—. Me ha gustado mucho, no creo que sea problema. Es solo tu secretaria —La risa ronca de Adriano resuena entre nosotros, ocasionando que la mano de Fabiano apriete la mía y su mandíbula se tense.¿Pero qué le pasa a ese imbécil?—Ni un centavo. Ella no está en venta —dice Fabiano con voz tajante.Adriano me mira y yo también lo hago.—Entonces le preguntaré a ella —curva los labios—. Tendré muchos beneficios, linda. Una vida de lujos.—Todo entre nosotros va muy bien, Adriano —dice Fabiano con voz rígida—. Pero no voy a permitir que la
Perla —Sí, es más que obvio —realiza una pausa—. Pero hiciste una pregunta, así que te daré la respuesta. —Sus ojos miran mis labios y luego mis ojos. Lo miro fijamente, totalmente nerviosa por escuchar lo que tiene que decir. Pero me sorprende cuando, con un movimiento ágil, levanta la mano, la coloca en mi mejilla y me jala hacia él, pegándome a su cuerpo para después adueñarse de mis labios. En shock, gimo y siento sus suaves labios moverse entre los míos, moviéndolos con cautela. Me mantengo inmóvil, todavía impactada. Es algo que me toma por sorpresa, pero él aprovecha para saborear mi boca. Mientras yo me quedo quieta, sintiendo un hormigueo en mis piernas y en mi vientre, sin saber qué hacer. Mi corazón late a mil y mi respiración se encuentra acelerada, mientras siento la de él mezclarse con la mía. Es la primera vez que un hombre toca mis labios y la verdad es que se siente tan suave que siento mi interior revolucionarse. Pero es mi jefe, esto no debería suceder. Además,
PerlaEstoy en la gigantesca villa de Fabiano en Sicilia, un lugar que parece sacado de un sueño. Comí con Dante, el primo de Fabiano qué me recibió al llegar, almorzamos en el comedor y conversamos un rato, pero luego me fui a la habitación que me asignaron. Me encuentro mirando por la ventana hacia el mar azul que se extiende hasta donde alcanza la vista. Ya han pasado varias horas desde que dejé el yate, y la verdad sigue confundiéndome. Recuerdo lo que sucedió entre nosotros, el momento en que Fabiano me dio ese beso. ¿Pero me atrevería a aceptar un segundo? Fabiano fue claro; tomó su decisión y me dijo que quería salir conmigo. Pero yo todavía estoy enredada en mis pensamientos. Me gusta, lo sé, lo acepto, pero no estoy totalmente segura. Quizás necesite más tiempo para procesar lo que siento.De repente, el sonido de un helicóptero me saca de mis pensamientos. Corro hacia el balcón y me asomo, mis ojos se iluminan al ver cómo el helicóptero aterriza en el helipuerto de la vill
PerlaLo miro fijamente, ya más aliviada.—Yo solo venía a saber si todo salió bien —explico—. Te dejaré descansar. Nos vemos más tarde —sin apartar mis ojos de los de él, retrocedo un paso.—¿Y tu? —inquiere—. ¿Almorzaste?, ¿te sentiste cómoda en el viaje de calabria a sicilia? —pregunta interesado—. Aunque es muy corto Afirmo una sola vez.—Si, señor —respondo, con una suave sonrisa—. Silicia es muy hermosa, al igual que calabria —le confieso entusiasmada. Aunque el no lo crea y yo no lo exprese, es un sueño hacho realidad para mi. Fabiano asiente.—¿Dante te recibió? —pregunta. Agito la cabeza, afirmando.—Si, fue muy amable —agarro mis manos.—Muy bien. Descansa. Más tarde, ¿quieres acompañarme a revisar los establos? —pregunta con voz suave—. Quizás te guste cabalgar un rato conmigo. Tengo mucho tiempo sin venir a esta casa y me gustaría dar un vuelta, ¿te animarías? Esbozo una ligera sonrisa. —No sé cabalgar —aseguro—. De hecho, jamás he subido a un cabello.Curva los labi
PerlaSalgo de la casa, sintiendo la brisa fresca de la tarde acariciar mi piel. Fabiano me espera en la entrada, una sonrisa juguetona en su rostro.—¿Prefieres ir caminando o en moto? —me pregunta, señalando la distancia que nos separa del establo, que se ve un poco más lejos de lo que imaginaba.—En moto —respondo sin dudar, entusiasmada por la idea de la velocidad y la adrenalina.—Perfecto, acompáñame al garaje de la villa —dice, y juntos nos dirigimos hacia la parte trasera de la casa.Mientras caminamos, no puedo evitar preguntarle.—¿Sabes conducir motocicletas? Fabiano asiente, su sonrisa se amplía al ver mi interés.—Sí, sé —me responde confiado—. No te preocupes no te va a pasar nada malo. Lo miro con una sonrisa, emocionada por lo que está por venir. —Entonces, me va a gustar ver eso —le digo, sosteniendo una sonrisa divertida y emocionada. Cuando llegamos al garaje, mis ojos se iluminan al ver los varios autos y camionetas de distintos modelos, todos brillantes y bien
Perla Miro el tranquilo y hermoso caballo. Si digo que no me siento nerviosa, estaría mintiendo. —Acércate —dice Fabiano—. No te hará daño. Puedes tocarlo, así podrás entrar en confianza con él. Hago lo que Fabiano me pidió y me acerco al precioso caballo de pelaje marrón llamado Estrella. Mi mano tiembla ligeramente al tocarlo por primera vez, pero a medida que acaricio su suave pelo, siento cómo la confianza entre nosotros va creciendo. Estrella me observa con curiosidad y me doy cuenta de que él también está tratando de conocerme. Fabiano se detiene a mi lado, acariciando a Estrella con la misma delicadeza que yo. Su presencia me tranquiliza y me siento más segura en este momento. —He mandado a preparar a Estrella para que puedas montarlo —me dice, y mi corazón se acelera—. Como dije, es el indicado para ti. Miro a Fabiano, sintiendo un entusiasmo renovado en mi interior. —Está bien, me encantará montarlo —afirmo, sintiendo que la emoción me desborda. —Espera aquí un moment
Perla Con suavidad separo mis labios para recibir los de él, quien no duda en entrelazar sus labios a lo míos. Nerviosa, pero sintiendo mi corazón acelerado decido imitar los movimientos de sus tersos labios.Un momento después siento como sus manos bajan a mi cintura y me estrecha con sutileza a su cuerpo. Sin pensarlo suelto el trozo de sandia y me aferro al cuello de su camisa, para besarlo mejor. Y sin darme cuenta sigo su sincronía, sintiendo el sabor de la sandia entre su boca y los expertos movimientos de sus labios. Siento como mi corazón va a estallar dentro de mi y lo beso con más intensidad, así como él a mi. Por falta de aire, el beso va disminuyendo hasta que se vuelve pausado y lentamente nos alejemos para encontrar nuestras miradas.—Listo —escucho que dice, y coqueto curva los labios.Mirándolo esbozo una suave sonrisa y lo veo acercarse para darme otro corto beso en los labios, que todavía sonriendo le recibo.—Ahora vamos a ver los melones —retrocede un paso y agar