PerlaTrago con suavidad y vuelvo a agarrar otra fresa, pero antes de comerla, miro a Fabiano, quien se encuentra mirando en dirección al mar con una expresión relajada, como si el estrés se hubiera desvanecido. No lo interrumpo y decido comerme la fresa mientras admiro su atractivo rostro, aceptando que realmente es muy guapo. No puedo creer cómo han cambiado las cosas entre nosotros desde la primera vez que nos vimos.Sin dejar de mirarlo, continúo comiendo fresas. Un minuto después, también miro hacia el mar abierto y disfruto del silencioso momento y el paisaje perfecto.—¿Te gusta el mar o prefieres lugares más frescos? —pregunta Fabiano, quien agarra una fresa de la canasta.Inmediatamente lo miro.—La verdad, me gustan las dos cosas. Pocas veces he ido a la playa, pero puedo decir que me gustan ambas —respondo, bajando la mirada a la taza que tiene trozos de sandía. Sin dudarlo, agarro uno y miro a Fabiano—. ¿Todo lo que está aquí se cultiva en esta tierra? —meto el trozo de sa
FabianoYa el sol se va ocultando lo que indica que ya es hora de volver a la villa. Perla y yo subimos de nuevo a nuestros caballos y empezamos a cabalgar en dirección a los establos. No es una experta cabalgando por qué es la primera vez que lo hace, pero aprende rápido y eso está bien, además se nota en su rostro que le está gustando. Y la verdad no me arrepiento de nada. Es dulce, hermosa y me trae loco. Desde el día de hoy estaré dispuesto en disfrutar cada momento con ella.Al llegar a los establos, ambos bajamos de nuestros caballos y dos de los obreros se acercan para agarrar los caballos y llevárselos. —A sido muy entretenido y divertido —dice con una sonrisa mientras me mira. —Me alegra que te haya gustado. Vamos a la motocicleta, hay que ir a la villa —me acerco a la moto. —¿Entonces vamos a venir en otoño? —se detiene a mi lado. Subo a la motocicleta y agarrando el manubrio. La miro.—Te llevaré a donde quieras, sole mio —le digo con voz cariñosa y una sonrisa suave.
PerlaMe encuentro mirando el traje de baño que voy a usar para mi salida a la playa con Fabiano. Es un bikini de un vibrante color coral que me encanta, pero antes de empezar a acomodarme, decido darme una ducha rápida. El agua tibia me relaja, y pronto salgo sintiéndome fresca y lista.Después de secarme, me coloco el bikini y sobre él un vestido amarillo cálido que complementa mi bronceado de la cabalgata de ayer. El color es alegre y me hace sentir bonita. Acomodo mi cabello en una coleta alta, ya que el calor del día sugiere que me mantendré activa, y empiezo a preparar un bolso con lo que necesito: bloqueador solar, un par de toallas y mis cosas personales.Mientras estoy en eso, mi teléfono vibra sobre la cama. Es una llamada de Fabiano. Contesto rápidamente, emocionada.—Hola, Perla. Te estoy esperando en la puerta trasera —me dice con voz suave.—¡Ya bajo! —respondo, y corto la llamada, sintiendo que la emoción crece dentro de mí.Coloco mis anteojos oscuros y agarro el bolso
PerlaEstoy en la habitación, observando el vestido largo color azul marino que voy a usar para la cena con Fabiano. La tela fluida cae suavemente sobre la cama, y la verdad me siento emocionada por la noche que se avecina. Luego de ponerme mi ropa interior, deslizo el vestido sobre mi cuerpo, sintiendo cómo se ajusta perfectamente. Las mangas largas y el cuello alto le dan un aire elegante que me encanta. Desde que lo compre dije que lo usaría en un momento especial y la verdad este es uno. Me dirijo al espejo y decido que un maquillaje sutil será perfecto para la noche. Me aplico un poco de base, un toque de rubor y, finalmente, un pintalabios rojo oscuro que resalta mis labios y también espero que mis ojos verdes se vean más llamativos. El color me hace sentir poderosa y sofisticada. Luego, hago una cola alta con mi cabello, dejando un par de mechones caer delicadamente a los lados de mi cara y ya creo estar lista. Me miro al espejo, examinando mi atuendo con cuidado inspeccionan
PerlaLuego de subir las escaleras, llegamos a un amplio balcón al aire libre. El lugar tiene barrotes oscuros adornados con detalles florales que le dan un aire romántico. Ante mis ojos, descubro que solo hay una mesa elegantemente preparada, con platos y copas que brillan suavemente bajo la luz de las estrellas, además de un hermoso ramo de flores de un cálido color amarillo.—Es hermoso este lugar —comento, maravillada por el ambiente. Fabiano se acerca a la mesa y me invita a sentarme. Desde aquí, el paisaje es cautivador: las montañas se alzan majestuosas, el mar abierto brilla con un tono oscuro bajo la luna, y la ciudad iluminada se extiende como un océano de luces en la distancia. —Las flores son para ti —me dice Fabiano, y en su voz hay un toque de sinceridad que me hace sonreír.Con una sonrisa, recibo el ramo de flores y lo admiro. Son realmente hermosos, y la calidez del color resuena con el ambiente.—Quizás estés acostumbrada a recibir flores, pero una mujer hermosa si
PerlaVirginia, USA.Al llegar a la villa, la emoción me envuelve. Bajo de la camioneta y, al hacerlo, una de las mujeres del servicio se acerca para ayudarme con mi equipaje. Le agradezco con una sonrisa mientras ella me guía a través del camino adornado con flores y arbustos bien cuidados que rodean la casa.—De nuevo bienvenida a tu habitación, Perla —me dice con amabilidad, abriendo la puerta con un gesto.Le sonrío. —Que bueno verte. Al entrar, me detengo un momento, un aire de frescura y tranquilidad me rodea. Me giro hacia la mujer del servicio.—Gracias por tu ayuda —le digo sinceramente, y ella asiente antes de marcharse, cerrando la puerta detrás de ella.Una vez sola, respiro hondo, aún sintiendo la emoción de los últimos días en Sicilia. Pero ya es hora de trabajar y regresar a la vida real. Decido que necesito mi computadora y mi teléfono, así que rápido recojo mis cosas. Me dirijo hacia el despacho de Fabiano, donde sé que Leonor ya debe estar esperándome.Al llegar,
Fabiano Estoy sentado en el despacho, la luz se filtra a través de las ventanas, y el ambiente es tranquilo. Alberto, el padre de Fiorella, entra en la habitación con una sonrisa amplia, su energía siempre ha sido contagiosa y es imposible no recodar a mi padre. Siempre que veo su mejor amigo, lo recuerdo. —Fabiano, ¡tenemos mucho que celebrar! —dice, su voz rebosante de entusiasmo.—Así es, Alberto. El negocio con Adriano salió a la perfección —respondo, sintiendo una satisfacción—. Como te lo dije, todo salió muy bien. La sonrisa de Alberto se amplía aún más. —¡Eso es maravilloso, Fabiano! Me impresiona lo bien que has llevado los asuntos con los negocios, hijo —exclama, dirigiéndose a su minibar, para agarrar un decantador y dos vasos luego, sirve dos vasos de whisky—. Debemos brindar por esto —anuncia con su voz, ronca y enérgica Tomo el vaso que me ofrece y chocamos los cristales con fuerza antes de llevarlo a los labios. Así como él, no tardó tomar el primer trago. El líqui
PerlaFiorella entra en la oficina de Fabiano con una amplia sonrisa en su rostro. Lleva un vestido elegante que resalta su figura, y su presencia es inconfundible.—Hola, chicas. ¿Dónde está Fabiano? —pregunta, acercándose al escritorio con una confianza que me hace sentir incómoda.Leonor y yo intercambiamos miradas rápidas, y puedo ver en sus ojos que ella también siente un leve escalofrío al ver a Fiorella. Muchas más luego de lo que hemos hablado. —Fabiano está en una reunión con tu padre y regresará para el almuerzo —le informo, intentando sonar lo más natural posible, a pesar de la tensión en el aire.Fiorella asiente, su sonrisa permanece, pero hay algo en su mirada que me hace sentir alerta.—Ah, ya veo. —Luego se vuelve hacia mí—. Perla, ¿podemos hablar en privado?Siento cómo la tensión se acumula en mi pecho. —Claro —respondo, sin poder ocultar mi incertidumbre.Fiorella me mira con un aire de superioridad que me hace sentir un nudo en el estómago. Pero me tranquilizo, n