PerlaLo miro fijamente, ya más aliviada.—Yo solo venía a saber si todo salió bien —explico—. Te dejaré descansar. Nos vemos más tarde —sin apartar mis ojos de los de él, retrocedo un paso.—¿Y tu? —inquiere—. ¿Almorzaste?, ¿te sentiste cómoda en el viaje de calabria a sicilia? —pregunta interesado—. Aunque es muy corto Afirmo una sola vez.—Si, señor —respondo, con una suave sonrisa—. Silicia es muy hermosa, al igual que calabria —le confieso entusiasmada. Aunque el no lo crea y yo no lo exprese, es un sueño hacho realidad para mi. Fabiano asiente.—¿Dante te recibió? —pregunta. Agito la cabeza, afirmando.—Si, fue muy amable —agarro mis manos.—Muy bien. Descansa. Más tarde, ¿quieres acompañarme a revisar los establos? —pregunta con voz suave—. Quizás te guste cabalgar un rato conmigo. Tengo mucho tiempo sin venir a esta casa y me gustaría dar un vuelta, ¿te animarías? Esbozo una ligera sonrisa. —No sé cabalgar —aseguro—. De hecho, jamás he subido a un cabello.Curva los labi
PerlaSalgo de la casa, sintiendo la brisa fresca de la tarde acariciar mi piel. Fabiano me espera en la entrada, una sonrisa juguetona en su rostro.—¿Prefieres ir caminando o en moto? —me pregunta, señalando la distancia que nos separa del establo, que se ve un poco más lejos de lo que imaginaba.—En moto —respondo sin dudar, entusiasmada por la idea de la velocidad y la adrenalina.—Perfecto, acompáñame al garaje de la villa —dice, y juntos nos dirigimos hacia la parte trasera de la casa.Mientras caminamos, no puedo evitar preguntarle.—¿Sabes conducir motocicletas? Fabiano asiente, su sonrisa se amplía al ver mi interés.—Sí, sé —me responde confiado—. No te preocupes no te va a pasar nada malo. Lo miro con una sonrisa, emocionada por lo que está por venir. —Entonces, me va a gustar ver eso —le digo, sosteniendo una sonrisa divertida y emocionada. Cuando llegamos al garaje, mis ojos se iluminan al ver los varios autos y camionetas de distintos modelos, todos brillantes y bien
Perla Miro el tranquilo y hermoso caballo. Si digo que no me siento nerviosa, estaría mintiendo. —Acércate —dice Fabiano—. No te hará daño. Puedes tocarlo, así podrás entrar en confianza con él. Hago lo que Fabiano me pidió y me acerco al precioso caballo de pelaje marrón llamado Estrella. Mi mano tiembla ligeramente al tocarlo por primera vez, pero a medida que acaricio su suave pelo, siento cómo la confianza entre nosotros va creciendo. Estrella me observa con curiosidad y me doy cuenta de que él también está tratando de conocerme. Fabiano se detiene a mi lado, acariciando a Estrella con la misma delicadeza que yo. Su presencia me tranquiliza y me siento más segura en este momento. —He mandado a preparar a Estrella para que puedas montarlo —me dice, y mi corazón se acelera—. Como dije, es el indicado para ti. Miro a Fabiano, sintiendo un entusiasmo renovado en mi interior. —Está bien, me encantará montarlo —afirmo, sintiendo que la emoción me desborda. —Espera aquí un moment
Perla Con suavidad separo mis labios para recibir los de él, quien no duda en entrelazar sus labios a lo míos. Nerviosa, pero sintiendo mi corazón acelerado decido imitar los movimientos de sus tersos labios.Un momento después siento como sus manos bajan a mi cintura y me estrecha con sutileza a su cuerpo. Sin pensarlo suelto el trozo de sandia y me aferro al cuello de su camisa, para besarlo mejor. Y sin darme cuenta sigo su sincronía, sintiendo el sabor de la sandia entre su boca y los expertos movimientos de sus labios. Siento como mi corazón va a estallar dentro de mi y lo beso con más intensidad, así como él a mi. Por falta de aire, el beso va disminuyendo hasta que se vuelve pausado y lentamente nos alejemos para encontrar nuestras miradas.—Listo —escucho que dice, y coqueto curva los labios.Mirándolo esbozo una suave sonrisa y lo veo acercarse para darme otro corto beso en los labios, que todavía sonriendo le recibo.—Ahora vamos a ver los melones —retrocede un paso y agar
PerlaTrago con suavidad y vuelvo a agarrar otra fresa, pero antes de comerla, miro a Fabiano, quien se encuentra mirando en dirección al mar con una expresión relajada, como si el estrés se hubiera desvanecido. No lo interrumpo y decido comerme la fresa mientras admiro su atractivo rostro, aceptando que realmente es muy guapo. No puedo creer cómo han cambiado las cosas entre nosotros desde la primera vez que nos vimos.Sin dejar de mirarlo, continúo comiendo fresas. Un minuto después, también miro hacia el mar abierto y disfruto del silencioso momento y el paisaje perfecto.—¿Te gusta el mar o prefieres lugares más frescos? —pregunta Fabiano, quien agarra una fresa de la canasta.Inmediatamente lo miro.—La verdad, me gustan las dos cosas. Pocas veces he ido a la playa, pero puedo decir que me gustan ambas —respondo, bajando la mirada a la taza que tiene trozos de sandía. Sin dudarlo, agarro uno y miro a Fabiano—. ¿Todo lo que está aquí se cultiva en esta tierra? —meto el trozo de sa
FabianoYa el sol se va ocultando lo que indica que ya es hora de volver a la villa. Perla y yo subimos de nuevo a nuestros caballos y empezamos a cabalgar en dirección a los establos. No es una experta cabalgando por qué es la primera vez que lo hace, pero aprende rápido y eso está bien, además se nota en su rostro que le está gustando. Y la verdad no me arrepiento de nada. Es dulce, hermosa y me trae loco. Desde el día de hoy estaré dispuesto en disfrutar cada momento con ella.Al llegar a los establos, ambos bajamos de nuestros caballos y dos de los obreros se acercan para agarrar los caballos y llevárselos. —A sido muy entretenido y divertido —dice con una sonrisa mientras me mira. —Me alegra que te haya gustado. Vamos a la motocicleta, hay que ir a la villa —me acerco a la moto. —¿Entonces vamos a venir en otoño? —se detiene a mi lado. Subo a la motocicleta y agarrando el manubrio. La miro.—Te llevaré a donde quieras, sole mio —le digo con voz cariñosa y una sonrisa suave.
PerlaMe encuentro mirando el traje de baño que voy a usar para mi salida a la playa con Fabiano. Es un bikini de un vibrante color coral que me encanta, pero antes de empezar a acomodarme, decido darme una ducha rápida. El agua tibia me relaja, y pronto salgo sintiéndome fresca y lista.Después de secarme, me coloco el bikini y sobre él un vestido amarillo cálido que complementa mi bronceado de la cabalgata de ayer. El color es alegre y me hace sentir bonita. Acomodo mi cabello en una coleta alta, ya que el calor del día sugiere que me mantendré activa, y empiezo a preparar un bolso con lo que necesito: bloqueador solar, un par de toallas y mis cosas personales.Mientras estoy en eso, mi teléfono vibra sobre la cama. Es una llamada de Fabiano. Contesto rápidamente, emocionada.—Hola, Perla. Te estoy esperando en la puerta trasera —me dice con voz suave.—¡Ya bajo! —respondo, y corto la llamada, sintiendo que la emoción crece dentro de mí.Coloco mis anteojos oscuros y agarro el bolso
PerlaEstoy en la habitación, observando el vestido largo color azul marino que voy a usar para la cena con Fabiano. La tela fluida cae suavemente sobre la cama, y la verdad me siento emocionada por la noche que se avecina. Luego de ponerme mi ropa interior, deslizo el vestido sobre mi cuerpo, sintiendo cómo se ajusta perfectamente. Las mangas largas y el cuello alto le dan un aire elegante que me encanta. Desde que lo compre dije que lo usaría en un momento especial y la verdad este es uno. Me dirijo al espejo y decido que un maquillaje sutil será perfecto para la noche. Me aplico un poco de base, un toque de rubor y, finalmente, un pintalabios rojo oscuro que resalta mis labios y también espero que mis ojos verdes se vean más llamativos. El color me hace sentir poderosa y sofisticada. Luego, hago una cola alta con mi cabello, dejando un par de mechones caer delicadamente a los lados de mi cara y ya creo estar lista. Me miro al espejo, examinando mi atuendo con cuidado inspeccionan