¿Se había equivocado?El David que recordaba siempre había sido bastante sereno y compuesto, elegante y educado en cualquier situación. ¿Cómo era posible que pareciera a punto de llorar?—Julia, ¿cómo estás? Perdóname por llegar tarde. Ya le he dado una severa lección a esos dos desgraciados y pronto vendrá la policía a llevárselos.Julia cerró los ojos y dijo con el corazón oprimido:—Muchas gracias. De no ser por ti... No te preocupes, estoy bien.David la colocó con suavidad en el asiento del copiloto y preguntó con preocupación:—¿Seguro que no estás herida? Puedo llevarte al hospital para que te revisen.Julia seguía temblando. Estaba segura de que su cuerpo no había sufrido daño, pero su corazón era otra historia.Respiró profundo para mantener la calma.—De verdad no es necesario. Solo llévame a casa. Estoy cansada y necesito descansar.David le abrochó con cuidado el cinturón de seguridad. Sus ojos reflejaban preocupación cuando dijo con dulzura: —Entonces descansa. Te avisaré
Santiago estaba a punto de estallar ante el tono burlón del otro hombre. Julia era su esposa, ¿por qué tenía que darle explicaciones simplemente a un extraño para hablar con ella?—David, que te quede claro: ella es mi esposa legítima. Te estás entrometiendo demasiado en nuestra relación.La risa ligera de David resonó:—¿Y eso qué importa? ¿No van a divorciarse pronto?Santiago hizo mala cara. ¿Cómo sabía de esto? ¿Se lo habría contado Julia?Pero él había cancelado ese acuerdo al final. ¿Por qué Julia seguía pensando que podía divorciarse de él?—Te lo diré claramente: en esta vida, nunca me divorciaré de ella. Nunca tendrás una oportunidad con ella.Santiago colgó furioso. Ya vería cómo le explicaría Julia todo esto cuando regresara.David miró el teléfono con una sonrisa triunfante. Parecía que esos dos no aguantarían mucho más tiempo juntos.Poco después, Julia regresó apresurada con las medicinas y se sorprendió al verlo con su teléfono.David le explicó:—Dejaste el teléfono en
Después del fracaso del plan, se había olvidado por completo de esa cuenta. ¿Cómo podía verse involucrada en todo esto ahora?Al verla dudar, Santiago se convenció aún más de su culpabilidad y gritó a todo pulmón:—¡Habla de una buena vez!Su grito enfureció a Julia, pero recordando que él acababa de perder un hijo, decidió no alterarse.—No hay nada que explicar. Hace años que no uso esa tarjeta. Tal vez alguien cometió un error.Santiago sonrió con burla.—¿Un error? ¿No puedes inventar una excusa mejor? Esta mañana te encontraste con Natalia y la agrediste verbalmente. Como si eso no fuera suficiente, la hiciste secuestrar. ¿No es así?Julia nunca imaginó que pudiera considerarla tan malvada. Después de tres años juntos, ¿de verdad no la conocía en absoluto?—¿Ella te dijo todo eso?—Sí, Natalia lo confesó todo, y los secuestradores también indicaron que tú lo habías planeado todo.Así que Natalia había orquestado todo este maldito drama para incriminarla.Julia lo miró seriamente.
Lo más extraño de todo esto era que Julia siempre había notado algo diferente en la mirada de Santiago hacia Natalia. Aunque se mostraba atento con ella, su preocupación siempre parecía centrarse en el bebé que llevaba.Si realmente hubieran sido amantes, ¿por qué no se habrían casado cuando su primer amor regresó embarazada?No tendría sentido alguno que no lo hiciera por guardar las apariencias ante ella.Así que eso era lo que ocurría. Pero cuando mencionó que Natalia había asesinado a la persona más importante para él, ¿a quién se refería?—¿Y qué hay del bebé que llevaba ahora?—Mi hermano tenía una identidad especial, siempre preparado para sacrificarse por el país. En aquel momento, la familia temía que algo le sucediera, así que le hicieron congelar su esperma para dejar un recuerdo a la familia en el futuro.Ahora todo tenía sentido. Con esta explicación, Julia simplemente ya podía entender la situación.Santiago continuó:—Natalia consiguió quedar embarazada mediante fecundac
Incluyendo lo de la cuenta bancaria, todo parecía implicarla por completo.Julia estaba furiosa y desesperada. Quiso defenderse, pero Santiago ya se marchaba. Ahora solo le preocupaba la enfermedad del pequeño niño; necesitaba encontrar con urgencia un donante de médula ósea compatible para salvarlo.Julia se quedó paralizada por un buen rato. Por la expresión de Santiago, era evidente que la culpaba de haber arruinado todo.¿Por qué nunca consideraba las cosas desde su perspectiva? ¡Bastaría con que confiara en ella solo una vez!Julia respiró profundo. Con todo lo ocurrido hoy, sin tiempo alguno para recuperarse, más la pelea con Santiago, estaba física y emocionalmente agotada.Durante toda la semana siguiente, Santiago no regresó a casa. Antes habría pensado que estaba con Natalia, pero ahora sabía muy bien que buscaba un donante compatible para Antonio.Y además de todo eso seguía culpándola.Julia abrió el armario y empacó todo su equipaje. Ya no tenía sentido alguno quedarse en
Julia había aceptado este caso para investigar mejor lo relacionado con Natalia.Era evidente que el secuestro había sido una vil trampa para incriminarla, pero había algo que no encajaba en todo esto.Si todo había sido una estratagema deliberada de Natalia para incriminarla, ¿por qué había perdido al bebé esta forma? Eso no tenía sentido.Durante esta semana, había consultado varias cosas con Tomás y sabía de antemano que Santiago le había ofrecido numerosos beneficios a Natalia para que aceptara tener el bebé.Siendo así, ella debería haber hecho todo lo posible por mantener el embarazo, especialmente considerando que había otro niño de ella esperando ser curado. Todas estas eran razones por las que debería haber protegido con garras y dientes a su bebé.Pero aun así lo perdió, lo que llevaba a Julia a sospechar que había otros secretos involucrados.Después de todo, había descubierto que Natalia tenía otro hombre, y lo mantenía oculto a Santiago.Esa noche, Santiago finalmente regr
No había cambiado en absoluto, seguía creyendo que podía asustarla con ese tipo de amenazas.Si hubiera tenido la delicadeza de hablarle con cariño, tal vez... pero no este era el caso.Santiago no tenía más opciones. Aunque sabía que no era lo correcto, primero quería que ella regresara y luego ya verían que hacer.Después de unos cuantos segundos de silencio, Julia respondió con tranquilidad:—Sabes desgraciado, haz lo que quieras. A partir de ahora no contestaré ninguna llamada de los Rivera, así que no pierdas el tiempo.Julia colgó enseguida, enfureciendo a Santiago que lanzó el celular por la ventana.—Mi teléfono...Karina extendió la mano en completo silencio, con el rostro arrugado de preocupación. ¡Era su celular! El temperamento del señor era demasiado explosivo, no era de extrañar que la señora se hubiera marchado sin decir nada.Santiago, recuperando la compostura, tosió impaciente:—No te afanes, mañana Tomás te traerá uno nuevo.Solo entonces Karina sonrió aliviada.—Gra
Julia siempre había pensado que Diego fue golpeado por ofender a la amada de Santiago.Ahora que sabía que no solo no existía una relación romántica entre ellos sino que incluso había una fuerte enemistad, cambió su enfoque para descubrir la verdad.Diego recordó con claridad lo sucedido y, con los ojos iluminados, dijo:—¡Acabo de recordar algo! Santiago iba caminando adelante, y fue el guardaespaldas que lo seguía quien me agredió.—¿Escuchaste si Santiago dio alguna orden o no? —Julia notó que algo no cuadraba en esta historia.Diego reflexionó e hizo mala cara:—Había bastante ruido en ese momento, así que no sé si dio alguna indicación. Lo que sí recuerdo muy bien es que ese guardaespaldas se giró y comenzó a golpearme enloquecido, cada puñetazo dirigido a mis puntos vitales.Diego recordaba aquello con rabia y frustración. Si no le hubieran golpeado tan brutalmente, no habría insistido tanto con el caso hasta ahora.Esto era algo extraño. La gente que rodeaba a Santiago seguro co