Después del fracaso del plan, se había olvidado por completo de esa cuenta. ¿Cómo podía verse involucrada en todo esto ahora?Al verla dudar, Santiago se convenció aún más de su culpabilidad y gritó a todo pulmón:—¡Habla de una buena vez!Su grito enfureció a Julia, pero recordando que él acababa de perder un hijo, decidió no alterarse.—No hay nada que explicar. Hace años que no uso esa tarjeta. Tal vez alguien cometió un error.Santiago sonrió con burla.—¿Un error? ¿No puedes inventar una excusa mejor? Esta mañana te encontraste con Natalia y la agrediste verbalmente. Como si eso no fuera suficiente, la hiciste secuestrar. ¿No es así?Julia nunca imaginó que pudiera considerarla tan malvada. Después de tres años juntos, ¿de verdad no la conocía en absoluto?—¿Ella te dijo todo eso?—Sí, Natalia lo confesó todo, y los secuestradores también indicaron que tú lo habías planeado todo.Así que Natalia había orquestado todo este maldito drama para incriminarla.Julia lo miró seriamente.
Lo más extraño de todo esto era que Julia siempre había notado algo diferente en la mirada de Santiago hacia Natalia. Aunque se mostraba atento con ella, su preocupación siempre parecía centrarse en el bebé que llevaba.Si realmente hubieran sido amantes, ¿por qué no se habrían casado cuando su primer amor regresó embarazada?No tendría sentido alguno que no lo hiciera por guardar las apariencias ante ella.Así que eso era lo que ocurría. Pero cuando mencionó que Natalia había asesinado a la persona más importante para él, ¿a quién se refería?—¿Y qué hay del bebé que llevaba ahora?—Mi hermano tenía una identidad especial, siempre preparado para sacrificarse por el país. En aquel momento, la familia temía que algo le sucediera, así que le hicieron congelar su esperma para dejar un recuerdo a la familia en el futuro.Ahora todo tenía sentido. Con esta explicación, Julia simplemente ya podía entender la situación.Santiago continuó:—Natalia consiguió quedar embarazada mediante fecundac
Incluyendo lo de la cuenta bancaria, todo parecía implicarla por completo.Julia estaba furiosa y desesperada. Quiso defenderse, pero Santiago ya se marchaba. Ahora solo le preocupaba la enfermedad del pequeño niño; necesitaba encontrar con urgencia un donante de médula ósea compatible para salvarlo.Julia se quedó paralizada por un buen rato. Por la expresión de Santiago, era evidente que la culpaba de haber arruinado todo.¿Por qué nunca consideraba las cosas desde su perspectiva? ¡Bastaría con que confiara en ella solo una vez!Julia respiró profundo. Con todo lo ocurrido hoy, sin tiempo alguno para recuperarse, más la pelea con Santiago, estaba física y emocionalmente agotada.Durante toda la semana siguiente, Santiago no regresó a casa. Antes habría pensado que estaba con Natalia, pero ahora sabía muy bien que buscaba un donante compatible para Antonio.Y además de todo eso seguía culpándola.Julia abrió el armario y empacó todo su equipaje. Ya no tenía sentido alguno quedarse en
Julia había aceptado este caso para investigar mejor lo relacionado con Natalia.Era evidente que el secuestro había sido una vil trampa para incriminarla, pero había algo que no encajaba en todo esto.Si todo había sido una estratagema deliberada de Natalia para incriminarla, ¿por qué había perdido al bebé esta forma? Eso no tenía sentido.Durante esta semana, había consultado varias cosas con Tomás y sabía de antemano que Santiago le había ofrecido numerosos beneficios a Natalia para que aceptara tener el bebé.Siendo así, ella debería haber hecho todo lo posible por mantener el embarazo, especialmente considerando que había otro niño de ella esperando ser curado. Todas estas eran razones por las que debería haber protegido con garras y dientes a su bebé.Pero aun así lo perdió, lo que llevaba a Julia a sospechar que había otros secretos involucrados.Después de todo, había descubierto que Natalia tenía otro hombre, y lo mantenía oculto a Santiago.Esa noche, Santiago finalmente regr
No había cambiado en absoluto, seguía creyendo que podía asustarla con ese tipo de amenazas.Si hubiera tenido la delicadeza de hablarle con cariño, tal vez... pero no este era el caso.Santiago no tenía más opciones. Aunque sabía que no era lo correcto, primero quería que ella regresara y luego ya verían que hacer.Después de unos cuantos segundos de silencio, Julia respondió con tranquilidad:—Sabes desgraciado, haz lo que quieras. A partir de ahora no contestaré ninguna llamada de los Rivera, así que no pierdas el tiempo.Julia colgó enseguida, enfureciendo a Santiago que lanzó el celular por la ventana.—Mi teléfono...Karina extendió la mano en completo silencio, con el rostro arrugado de preocupación. ¡Era su celular! El temperamento del señor era demasiado explosivo, no era de extrañar que la señora se hubiera marchado sin decir nada.Santiago, recuperando la compostura, tosió impaciente:—No te afanes, mañana Tomás te traerá uno nuevo.Solo entonces Karina sonrió aliviada.—Gra
Julia siempre había pensado que Diego fue golpeado por ofender a la amada de Santiago.Ahora que sabía que no solo no existía una relación romántica entre ellos sino que incluso había una fuerte enemistad, cambió su enfoque para descubrir la verdad.Diego recordó con claridad lo sucedido y, con los ojos iluminados, dijo:—¡Acabo de recordar algo! Santiago iba caminando adelante, y fue el guardaespaldas que lo seguía quien me agredió.—¿Escuchaste si Santiago dio alguna orden o no? —Julia notó que algo no cuadraba en esta historia.Diego reflexionó e hizo mala cara:—Había bastante ruido en ese momento, así que no sé si dio alguna indicación. Lo que sí recuerdo muy bien es que ese guardaespaldas se giró y comenzó a golpearme enloquecido, cada puñetazo dirigido a mis puntos vitales.Diego recordaba aquello con rabia y frustración. Si no le hubieran golpeado tan brutalmente, no habría insistido tanto con el caso hasta ahora.Esto era algo extraño. La gente que rodeaba a Santiago seguro co
—¿Cuándo vas a regresar a casa?—¿Cuándo nos vamos a divorciar?La pregunta lanzada por Julia lo dejó desarmado. Santiago hizo mala cara.Se acercó a ella y, acercándose a su oído, afirmó con total determinación:—Ya te lo dije, y te lo repito una vez más nunca sucederá.Julia puso se enfureció. Sabía que seguir con este tema solo llevaría a una pelea. Ya que se había encontrado con él, aprovechó para aclarar algunas dudas.—Quiero preguntarte algo.Santiago al instante se burló:—¿Con esa actitud esperas que responda a tus preguntas?Julia no pudo evitar reírse de indignación, lanzándole una mirada despectiva.—¿Cómo puedes ser así? Siempre quieres sacar algún beneficio de mí. Solo tengo una pregunta, y además está relacionada con posibles problemas para ti.Santiago nunca había temido a los problemas. Su interés por cualquier tipo de asunto dependía únicamente de él.Pero viendo lo preocupada que parecía estar Julia, despertó su curiosidad.—Vaya, así que todavía te preocupas algo po
Julia no sabía si era su imaginación, pero en ese preciso momento en el ascensor, cuando sus ojos se encontraron con los de Santiago, creyó percibir cierta tristeza en su mirada.¿Cómo podía ser esto posible?¿Cómo podría alguien tan frío, despiadado y egoísta como Santiago sentir tristeza?Si acaso sentía algo, tal vez sería preocupación por su sobrino, nada relacionado con ella.Se había detenido porque no quería salir con él. Mejor aclarar las cosas de una vez por todas.—Santiago, escucha, quiero preguntarte...No pudo terminar la frase. Santiago se abalanzó con ferocidad sobre ella y la abrazó por la espalda, paralizándola con este gesto inesperado.Los brazos de Santiago se estrechaban lentamente, absorbiendo ávidamente su aroma.No iba a renunciar. Esta mujer solo podía pertenecerle a él y a nadie más.Cuando Julia recuperó la compostura, se liberó con fuerza y se apartó. Al girarse, vio en sus ojos un deseo desbordado.Julia se burló:—¿Qué significaba esa expresión? No me diga