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​​​​​​​*—Uriel:

Se suponía que había ganado la apuesta. Había llevado a Danny al clímax con sus manos y su boca, lo que ponía a Uriel en ventaja y le daba el derecho de domarlo. Lo habían acordado. Entonces, ¿por qué Danny lo tenía ahora presionado contra la cama con los pantalones bajados?

Uriel se movía desesperado bajo el cuerpo de Danny, quien le sujetaba las manos atadas sobre su cabeza. Con la otra mano, había deslizado sus pantalones hacia abajo, dejando sus nalgas expuestas. Uriel jadeó al sentir la mano grande de Danny amoldarse a uno de sus glúteos y darle un suave apretón. Su raja se contrajo de una manera que casi lo dejó mareado.

¿Cómo era esto posible? ¿Por qué su cuerpo estaba reaccionando así? No solo ahora, desde antes, su cuerpo lo traicionaba. Uriel se había endurecido mientras tomaba a Danny en su boca, sorprendido de que siguiera siendo el hombre grande que recordaba. Su longitud era tan gruesa que Uriel tuvo problemas para acomodarlo en su boca, y cuando finalmen
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