*—Uriel:Uriel llegó al local en tiempo récord. Dejó su vehículo en el estacionamiento y entró apresuradamente al lugar. Ignoró a la recepcionista que intentó detenerlo con preguntas sobre invitaciones o registro. Su único objetivo era encontrar al grupo, sin importar lo que tuviera que hacer para llegar hasta ellos.Al no verlos en el área pública, subió las escaleras al segundo piso, donde supuso que podrían estar. Empujó puertas al azar hasta que finalmente encontró la sala privada. La celebración quedó interrumpida cuando Uriel entró de golpe, su mirada encendida de ira, y llamó a Danny con un tono cargado de odio.El grupo estaba sorprendido por su brusca irrupción y sus amigos lo miraban incrédulos, pero Uriel apenas reparó en ellos. Su rabia lo consumía, y no tenía interés en contenerla. Quería gritarles a todos, acusarlos de traición, pero su objetivo principal era Danny.Damien se levantó rápidamente, colocándose entre Uriel y el grupo, como si temiera que este perdier
*—Uriel:Uriel se quedó petrificado mientras era besado por Cameron, el tiempo congelándose en ese instante. La sensación de los labios de Cameron contra los suyos era tan extraña como familiar, una mezcla que no pudo procesar de inmediato. Cuando Cameron finalmente se apartó, ambos estaban respirando con dificultad.—¿Te calmaste? —preguntó Cameron, con el rostro todavía cerca del suyo.Uriel parpadeó, la sorpresa transformándose en una mezcla de rabia y desconcierto.—¿Me besaste? —dijo, su voz temblando de incredulidad.—Era la única manera de que dejaras de gritar —respondió Cameron, su tono a la defensiva.La furia estalló nuevamente en Uriel como un incendio descontrolado. Sin pensarlo dos veces, le lanzó un puñetazo directo a la mandíbula. El golpe resonó en la sala, seguido por los gritos de ambos; Cameron por el impacto y Uriel por el dolor en sus nudillos.—¡Eres un maldito idiota! —gritó Uriel, sujetándose la mano adolorida.Cameron retrocedió un paso, llevándose una
*—Danny:Un suspiro escapó de sus labios mientras bajaba la mirada hacia la copa en sus manos, girando el líquido dorado sin mucho interés.Era la inauguración del nuevo club de Damien, y el ambiente era de pura celebración. La música vibraba en el aire, las risas y las conversaciones animadas llenaban el espacio, pero Danny no podía compartir esa alegría. Se sentía vacío, con el pecho apretado por la culpa y la tristeza. Lo que había ocurrido hacía unos días en la bienvenida que le organizaron aún pesaba sobre él como una losa.Levantó la vista hacia el cielo despejado de la ciudad, dejando que el aire fresco de la azotea lo ayudara a despejarse. El club estaba ubicado en la cima de un rascacielos que pertenecía a uno de los Bates. No estaba seguro si era de Damien o de Luc, pero lo que sí sabía era que los tres, Damien, Luc y Uriel, habían trabajado juntos en este proyecto. Este club, al igual que los demás en el catálogo de Damien, tenía una temática y estaba diseñado exclus
*—Uriel:El primer paso para convertirse en un nuevo hombre y buscar la felicidad era enfrentar ciertas situaciones y personas. Esas mismas a las que había ignorado, tratado con frialdad o con quienes había generado conflictos.Uriel levantó la mirada cuando vio a Layonel acercarse a la entrada del apartamento que compartía con Damien. Había evitado responderle los mensajes, incluso cuando le escribió sobre la pelea en la fiesta de bienvenida, pero con el tiempo entendió que Layonel no tenía toda la culpa. Estaba atado de manos y solo había seguido las órdenes de Damien. Uriel lo había juzgado mal, y ahora estaba allí para enmendar su error.—¿Qué haces aquí? —preguntó Layonel con curiosidad al verlo.Cargaba varias bolsas de compras y la jaula de Benito en una mano. Uriel se adelantó para tomar la jaula y dejarle libre la mano.—Vine a verte —respondió encogiéndose de hombros—. El guardia me dejó pasar. Me conoce bien.—Ah, entiendo —murmuró Layonel, introduciendo el código de
*—Uriel:Uriel cerró la puerta de su vehículo y alzó la vista hacia el imponente edificio que se alzaba sobre su cabeza. Aunque pertenecía a Luc, Damien había ubicado allí la oficina que administraba los clubes, justo en el último piso.No era la primera vez que visitaba el lugar, así que caminó con seguridad hasta la entrada. En el vestíbulo, las recepcionistas guiaban a los visitantes entre las distintas empresas pequeñas que compartían el edificio. Como ya las conocía, las saludó con un gesto de la mano antes de dirigirse al ascensor.Mientras ascendía, intentó controlar su respiración, pero con cada piso que pasaba, su pulso se aceleraba más. Sus manos temblaban ligeramente y su pecho se agitaba con cada inhalación. Vamos, puedes con esto, se dijo. No era la primera vez que veía a Danny después de veinte años, y ya hasta se lo había follado… y le había dado un puñetazo. Nada podía ser peor que eso.Al llegar al piso correspondiente, se encaminó hacia la entrada de cristal.
*—Uriel:—Estoy divorciado, creo que lo mencioné esa noche —comenzó Danny, frotándose la nuca con nerviosismo.Uriel asintió, recordando con claridad ese dato de la noche en el club, pero había algo más, algo que en ese momento Danny no había contado.—Sin embargo, mi divorcio no fue tan tranquilo como otros. Mi exesposa… —Danny hizo una mueca, como si incluso pronunciar su nombre le resultara amargo—. Mi exesposa me ha hecho, o más bien, me está haciendo la vida un infierno.Uriel lo observó con atención, tratando de recordar a aquella mujer. Solo la había visto una vez, cuando Danny y su familia estuvieron en el restaurante que poseía, solo que, en ese entonces, Uriel sólo había sido un consumidor más. Recordaba haberla visto y morirse de celos. La ex esposa de Danny era una mujer delgada y alta, de ascendencia latina, con un cabello largo y chocolate brillante. Había tenido una sonrisa radiante ese día, la imagen de una esposa feliz con su esposo e hijo. Le costaba imaginar
*—Uriel:Después de volver a comenzar, de aceptar que debían de dejar ir el pasado, estrecharon sus manos por unos largos minutos hasta que poco después la dejaron caer, sin embargo, en vez de que ambos sonrieran abiertamente, la sonrisa de Danny se tornó triste.Se quedaron observándose en silencio, atrapados en un espacio donde las palabras sobraban y los recuerdos pesaban. Uriel vio cómo los ojos de Danny volvían a humedecerse, y algo dentro de él se quebró. No sabía por qué lo hizo, pero lo hizo.Acortó la distancia entre ellos y, sin dudarlo, rodeó el gran cuerpo de Danny con los brazos en un abrazo reconfortante.Danny se quedó rígido al principio, su cuerpo tenso contra el suyo, pero poco a poco empezó a relajarse, hasta que finalmente le devolvió el abrazo. Uriel cerró los ojos y se permitió disfrutar de la cercanía, de la sensación de los músculos firmes de Danny bajo la ropa, del aroma embriagador de su colonia, de la calidez envolvente de su cuerpo. Siempre le había
*—Danny:Daniel Graves nunca imaginó que su vida tomaría este rumbo.Sus ojos se posaron en el edificio de dos pisos frente a él, un imponente inmueble negro con luces blancas que delineaban su contorno y detalles plateados que le daban un aire sofisticado. Estaba situado en una calle abarrotada del centro de la ciudad, pero incluso en medio del bullicio, aquel lugar parecía estar rodeado de una burbuja de exclusividad. Ni siquiera un murmullo de música se escapaba de sus paredes insonorizadas, un claro indicativo de cuán privado era. El Oscuro: un club nocturno reservado estrictamente para una comunidad en particular. Homosexuales.¿Por qué había decidido venir aquí precisamente hoy? La pregunta retumbaba en su mente mientras intentaba recordar la respuesta. Ah, sí. Porque su vida era un caos, porque estaba perdido y porque las dudas sobre quién era realmente lo consumían.Después de semanas de debates internos, había tomado la decisión de presentarse. Sin embargo, parado fren