19

​​​​​​​*—Uriel:

Uriel se quedó petrificado mientras era besado por Cameron, el tiempo congelándose en ese instante. La sensación de los labios de Cameron contra los suyos era tan extraña como familiar, una mezcla que no pudo procesar de inmediato. Cuando Cameron finalmente se apartó, ambos estaban respirando con dificultad.

—¿Te calmaste? —preguntó Cameron, con el rostro todavía cerca del suyo.

Uriel parpadeó, la sorpresa transformándose en una mezcla de rabia y desconcierto.

—¿Me besaste? —dijo, su voz temblando de incredulidad.

—Era la única manera de que dejaras de gritar —respondió Cameron, su tono a la defensiva.

La furia estalló nuevamente en Uriel como un incendio descontrolado. Sin pensarlo dos veces, le lanzó un puñetazo directo a la mandíbula. El golpe resonó en la sala, seguido por los gritos de ambos; Cameron por el impacto y Uriel por el dolor en sus nudillos.

—¡Eres un maldito idiota! —gritó Uriel, sujetándose la mano adolorida.

Cameron retrocedió un paso, llevándose una
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