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El Príncipe que me Amó
El Príncipe que me Amó
Por: Kari
Capítulo I: Persiguiendo al sol.

En 1853 en Inglaterra, es bien sabido que el único interés de las mujeres en edad casadera, es encontrar un buen partido, después tener hijos ; dedicarse en cuerpo y alma a su familia… Pero, yo quiero ser algo más, quiero viajar por el mundo, estudiar, trabajar y enamorarme, no solo una vez y quiero sentirme libre.

Soy Kate Hamilton, mi padre es el duque de Thomas Hamilton, soy la tercera de 6 hijos, mi madre murió dando a luz a mi último hermano, y desde ese día mi tía Margaret, se a encargo de nuestra educación, ella siempre me está molestando para que me case, ya que a mí edad de 21 años, soy considerada una solterona, he recibido varias propuestas de matrimonio, pero para mí el matrimonio es acabar con la poca libertad que tengo.

Estoy en mi cama, pensando en como sería mi vida si no fuera hija de un duque, muchas veces envidio a mi doncella, ella tiene libertad, puede hacer lo que ella quiera, sin que nadie la critique y puede elegir.

Me levanto, ya que siempre que mi tía no está en casa; salgo a cabalgar, me gusta sentirme libre, sentir el viento en mi cara y perseguir el sol antes del amanecer; eso me hace sentir tan viva, pero se supone que una señorita no debe hacer eso.

Me cambio lo más rápido que puedo, bajo sigilosamente, no quiero que nadie se de cuenta , si alguien se entera que salgo a cabalgar y además sola; me matan.

Salgo por el área de servicio, camino hacia las caballerizas, cuando llegó acaricio a mi yegua “libertad”, es una yegua hermosa, es una pura sangre de color negro azabache.

Le pongo su silla, estoy apunto de salir y me encuentro a Sr. Benjamín.

—Buen día Señorita, otra vez cabalgando de madrugada, si su padre se entera, nos va ir muy mal a los dos.

— Eso no pasará Sr. Benjamín, si algún día pasará; jamás diría que usted sabía de mis escapadas, así que, no se preocupe.

Me monto en libertad y salgo de la casa , cabalgó rápido, me encanta esto, cuando por fin llegó a una colina, me quedo un momento allí a admirar la vista, cuando veo que el sol está apunto de salir, le digo a Libertad: —Vamos hermosa a perseguir el sol— cabalgo tan rápido, siento el viento en mi piel, la brisa en mi cara, hacer esto me hace sentirme que soy dueña de mi vida.

A lo lejos logro escuchar un grito:

—¡Señorita, Señorita!

—No puede de ser alguien me descubrió, si me reconocen, y le dicen a mi padre, mi tía y mi hermano, me van a encerrar de por vida- así que cabalgo lo más rápido que puedo.

Volteo y veo a un joven castaño, cabalgando detrás de mi.

—No puede ser— Cabalgo más rápido y me meto por una vereda, volteo una vez más y lo he perdido. —Eso fue muy estimulante, ¿Verdad libertad?— y acaricio su cabeza.

Voy tranquila, cuando de pronto sale un jinete con su caballo y se traviesa en mi camino. Mi Yegua se asusta y relincha, la controlo y digo: –Tranquila Libertad, todo está bien.

Escucho la voz de aquel hombre:

—¡Libertad!

Alzo mi cara y veo que es un hombre muy guapo, de cabello cobrizo, barba bien definida, facciones muy hermosas y ojos azules, nunca lo había visto, entonces no debo preocuparme, no sabe quien soy.

— Si, mi Lord ¡libertad!

— Curioso nombre para un caballo, ¡¿Siempre cabalga sola mi Lady?!

— Si mi Lord.

—¿Es usted casada?.

Que hombre tan fastidioso, a él que más le da; pero contesto por pura educación.

—No.

—¡Ah! …. Entonces— Veo que está pensando en que decir.

— Si mi Lord, soy una solterona, pero no sé angustie, no me incómoda en lo más mínimo mi estatus.

— No fue, mi intención ofenderla .

— Le aseguro que no lo hizo.

— ¡¿Siempre hace competencias de cabalgata al amanecer?!

—No pensé, que fuera una competencia mi Lord.

Veo que se ríe — Pues eso me pareció, por la manera en que cabalgaba.

— Pues le aseguro que no, mi Lord y si me disculpa tengo que irme.

Doy la vuelta y cabalgo rumbo a mi casa y escucho la voz del hombre desconocido:

— No recuerdo su nombre mi Lady.

—No se lo dije mi Lord, Buen día.

Cabalgo muy rápido. —Maldición, es tardísimo, seguramente ya se levantaron, solo espero que no se hayan dado cuenta.

Llego y voy directamente a la caballerizas, cuando llegó me está esperando Emily, ella es mi doncella, me dice con tono de preocupación:

— Señorita Kate, buen día; su padre está preguntando por usted, le dije que se estaba bañando, por favor vamos rápido, si alguien de su familia se entera que salió sin mi, me corren o mucho peor me castigan.

—Calma Emi, eso no va pasar yo siempre cuidaré de ti.

—¡Ay señorita!, gracias pero por favor no salga más a cabalgar.

— Eso, no te lo puedo prometer, solo te puedo prometer que no llegaré tan tarde.

Entramos por el área de servicio, llegamos a mi recamara y mi doncella me ayuda a cambiarme, me peina, cuando por fin termina dice:

— Está lista señorita, ande baje a desayunar que su padre y su familia ya la están esperando.

Cuando bajo todo están en el comedor, y miro que mi tía Margaret, llegó de su viaje. — No puede ser estaré más vigilada que de costumbre— saludo con una reverencia:

— ¡Bien día padre, hermanos y tía!

— ¡Buen día, me contestan todos en coro!

Me siento y empiezo a desayunar, en verdad tengo hambre, la cabalgata, me dejó hambrienta.

— ¿Por qué volviste antes de tu viaje tía?— digo con tono de curiosidad.

—¡Kate!, cómo es posible que hayas olvidado, que mañana empieza la temporada en Londres, y mi deber es conseguirles un buen marido a ti y hermana Edith.

— En verdad lo había olvidado perdón.

— Era de suponerse, siempre tienes la cabeza en otro lado, solo espero que está temporada, por fin, termines casada, ya estás demasiado grande, para seguir soltera.

Por el amor de Dios ya va empezar, como odio que me moleste cada día con eso, y en verdad no me acordaba que ya era el inicio de la temporada, eso es tan tedioso siempre lo mismo: bailes, veladas de música, hombres presumiendo de sus fortunas para que accedas a casarse con ellos y cientos de señoritas, solo hablado de lo maravilloso que debe ser estar casada. Salgo de mis pensamientos cuando escucho la voz de mi hermana Edith:

— Estoy muy emocionada, esta es mi primer temporada, imagínense que termine casada con el príncipe, porque tengo entendido que ya se encuentra en Londres.

— Eso sin dudarlo mi Edith, cuando te vea caerá cautivado, serias un gran princesa y algún día, una maravillosa reina, bueno tenemos que ir a la modista para comprar sus nuevos vestidos —dice mi tía.

— Yo me quedo – digo con un tono de fastidio.

— Por supuesto que no Kate, tenemos que conseguirte un buen partido para esta temporada, y con el mismo guardarropa no lo lograremos.

Sonrió con un sonrisa forzada, sé que esta es una guerra perdida, terminamos de desayunar, me despido, y salimos directo a la modista.

Cuando llegamos mi tía saluda a la modista, es una mujer bastante hermosa, digo en mi mente :

—Que mujer tan admirable, es propietaria de su negocio, es exitoso, es independiente y se ve tan feliz, me gustaría algún día ser como ella.

— Anda Kate, vamos a probarte los vestidos para tu nuevo guardarropa— me dice mi tía.

Me pruebo mil vestidos, nos tardamos más de una hora en elegir mi nuevo guardarropa, ya que mi tía pretende que no respiré y yo quiero estar lo más cómoda posible.

Cuando termino, sigue el turno de Edith, me quedo sentada con mi doncella, se me ocurre ir por a librería a comprar algo nuevo para leer.

—Tía voy a comprar unos libros.

Ella me mira con cara de fastidio — Esta bien pero no tardes.

Salgo del brazo de mi doncella, caminamos un por de cuadras, ya que la librería esta al final de la calle , entramos, mi doncella se queda en el recibidor.

Estoy viendo los libros, con demasiada atención, cuando de pronto escucho una voz familiar, me asomo a través de un librero, y es el hombre que me encontré en la mañana, está con Ágata Freedman, esa es la mujer más arrogante e hipócrita que conozco, se ve que la está cortejando, de repente tiro unos libros.

—¡No puede ser Kate!.

Me apresuró a levantarlos, cuando estoy por terminar, me percato que aquel hombre misterioso, que me encontré en la mañana me está observando detrás del librero, veo sus ojos son muy hermosos, son azul violeta, en ese momento salgo corriendo, él me grita :

— Mi Lady, Mi Lady.

Yo no voy volteo , solo quiero salir de aquí, espero que Ágata no se haya dado cuenta de mi presencia.

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