Por los pasillos de un alejado castillo una chica corría en una sola dirección… buscaba algo o mejor dicho a alguien. La noche habida caído hace muchas horas, y la persona que buscaba se le había perdido algunas horas. Guiada por su instinto, pero sobre todo por su aroma la castaña iba a justo hasta donde se encontraba Alessio.
Camino más a prisa, ya que su aroma se estaba alejando. Y su sed de hambre la estaba volviendo loca. Termino por usar su poder de velocidad para alcanzarlo. Cuando paso una enorme puerta de madera pesada, lo vio caminando por un largo corredor con aquel majestuoso cabello largo tan liso y brillante. Su traje negro lo hacía ver más sensual, aumentando las feromonas de la chica.
Ella sonrió al verlo, rápidamente corrió hacia el subiéndose a su espalda como una niña pequeña. Envolvió su cuello con los delicados y blanquecinos brazos, mientras que con sus piernas unió su cuerpo con el de su esposo.
— ¿Qué haces, preciosa? Pregunta el mirándola de reojo.
—Estoy hambrienta.
—¡Como siempre! Este sonríe.
La castaña hizo a un lado el cabello azabache de Alessio, la chica saco sus colmillos a relucir para luego encajarlos en el cuello de su amado. Se pegó a él, como si su vida dependiera de ello. Bebiendo toda la sangre necesaria hasta satisfacer su hambre. Cuando llego a esa etapa, separo los dientes de Alessio, dejando que el líquido carmesí corriera por su mentón.
—¿Has quedado conforme?
—En efecto. Contigo siempre quedo satisfecha.
—Me alegra, amore mío.
En un movimiento rápido, el vampiro traslado el cuerpo de su esposa hacia el frente. Quedando frente a frente. Para luego arrinconarla contra un gran ventanal de cristales azulados, este poseía un espacio perfecto para poder colocar el trasero de la castaña mientras que Alessio se acomodaba entre sus piernas.
—¿Sabes lo que me provocas cada vez que me muerdes? Le dice cerca sus labios.
—Conozco las consecuencias. Sonríe.
—Entonces, atente a ellas amore.
El italiano beso los labios ensangrentados de su mujer, probando su propia sangre mezclada con la esencia de su esposa. Eso acrecentó sus ganas de hacerla suya justo en ese instante. Con sus manos rasgo la blusa de Lía, seguido de eso rompió su brasier. Escuchándola gemir por el arrebato violento.
Alessio se llevó uno de los senos a la boca, mientras lo apretaba suavemente. El pezón de Lía se encontraba erecto, la lengua del italiano jugaba con el haciendo círculos húmedos. En cuanto se sacio de uno, finalizo chupándolo con fuerza. Hizo lo mismo con el otro seno, propinándole el mismo placer.
—¡Alessio! Jadeo con fuerza tomando el cabello de su esposo con fuerza.
—Si mi amor, lo sé. Responde este besando sus labios.
Los vaqueros de la castaña comenzaron a ser deslizados por sus piernas, rápidamente la chica bajo la cremallera de los pantalones de su esposo. Con sus delicados dedos saco su miembro, este hizo a un lado las bragas de ella. Con ayuda de la castaña condujo su sexo hasta la cavidad de su vagina.
Ella estaba ansiosa, siempre que hacia el amor con su esposo era tan placentero. Siempre que tenían la oportunidad devoraban sus cuerpos… cuando Lía sintió aquella penetración, inclino la cabeza hacia atrás.
Alessio se aferró a la cintura de su esposa para poder embestirla con más profundidad… la posición era algo incomoda, pero aun así no deja de ser buena. Entraba lentamente y salía rápido. Repetía una y otra vez aquellos movimientos, sabía que eso le gustaba a ella.
—¡Ah! Alessio, si… por favor sigue, no te detengas amor. Exigía la joven entre gimoteos.
El rey seguía dentro de ella, embistiéndola con potencia. Mientras que la luz azulada de la luna reflejaba atreves de los cristales, dándole un aspecto hermoso a su esposa. Con aquellos cabellos desordenados, y la palidez de su cuerpo. La visión era única, jamás se cansaría de hacerle el amor.
Poco a poco las paredes vaginales de la castaña se empezaban a contraer, significando que el orgasmo estaba por alcanzarla. Acelero las penetraciones en aquella cavidad estrecha, cuando de pronto ella jadeo con mucha fuerza. Clavando las afiladas uñas en la base de su cuello.
—Si. Si. Si. Amor, joder siiiii. Grito pegando más su cuerpo al de su esposo.
Eso solo le proporciono más placer al vampiro, lo que acelero la llegada de su propio orgasmo. Descargándose todo dentro de ella.
—Joder, amore… ¡esto sí que me encanta!
—Ni que lo digas. Responde la joven faltándole el aire. —Podría pasar la eternidad así contigo. Esta sonríe dejando la frente sobre su hombro.
—Ya vez lo que pasa cuando me muerdes. Yo solo me defiendo preciosa.
—¡Que gracioso eres! Ni te pareces a un rey.
Este sonríe con gracia. Alejándose un poco de su mujer, guarda su pene y acomoda sus pantalones. Se saca el saco para colocarlo sobre los hombros de su esposa. Ya que su ropa estaba hecha trizas.
—¡Debes ser más gentil! Le dice metiendo los brazos por la prenda de ropa.
—No puedo hacerlo. ¡Ya lo sabes!
Este la ayuda a ponerse en pie mientras la observa cubrir la desnudez de su cuerpo… Alessio tenía algo muy importante que decirle, solo que no sabía cómo abordar el tema.
—Amore… le dice con voz baja, a lo que ella levanto la mirada.
—¿Qué pasa? Pregunta con ingenuidad.
—Debo… debo viajar a Bérgamo.
La chica abre los ojos como platos, Alessio sabía que no le iba agradar esa idea. Llevaban dos años confinados en aquel castillo. No es que se aburrieran en él, ya que sus dominios eran amplios. Tenían mucho terreno que recorrer, explorar. Y en dos años aun no lo habían recorrido por completo. Fuera de eso, todo ese tiempo había sido muy tranquilo cargado de paz.
Y sobre todo y lo más importante de todo… cero guerras y muertes.
Proteger a Lía era su misión, Dante le había contado que los cazadores siempre estaban cerca. Merodeando por las calles. Claro aún no daban con sus negocios, por ende Matteo podía ir y venir sin problema de ser seguido.
Pero luego de dos años sin dar la cara en sus negocios, ya iba siendo hora de aparecer. Aunque sea tan solo una vez por mes. Pero no estaba seguro como iba a reaccionar su esposa con aquella decisión. Ya que le había prometido que no regresaría a Bérgamo.
—¿Pero a qué vas a ir para allá? ¿Piensas dejarme sola? La joven le reclama.
—Debo atender unos asuntos Lía, ya ha pasado mucho tiempo.
—Dante se ha estado encargando sin problema, ¿para qué tendrías que ir?
—Porque yo soy el jefe, y porque no pienso esconderme toda la vida amore.
—Nadie dice que nos estemos escondiendo Alessio, solo estamos viviendo.
—Nos escondemos en este castillo, y no pienso hacerlo más. Soy un rey, viajare a Bérgamo a retomar mis negocios.
—¿Y qué hay de el?
—Si me busca, me encontrara. Yo le tengo miedo amore. Este rosa la mejilla con sus nudillos. —Sabes bien que tarde o temprano lo matare. Le dice serio.
A Lía se le aguan los ojos al escuchar hablar a su esposo, ella sabía que eso era una posibilidad pero nunca la quiso aceptar. Ella no quería que Noah muriera.
—Sabes bien lo que siento con respecto a eso, yo no quiero que el muera.—Tampoco podemos dejarlo con vida, nos está cazando. Aunque hayan pasado dos años él y ese otro mortal siguen allá afuera buscándonos. ¿Crees que les voy a dar la oportunidad de encontrarnos?—¡No! Pero tampoco quiero que tengamos que enfrentarlo y asesinarlo.—Tus sentimientos hacia el son absurdos Lía. Le dice mirándola enfurruñado. —Si no lo harás tú, te juro que yo si clavare una maldita espada en su corazón.—¡No hables así! Casi que le grita a su esposo con lágrimas en los ojos.Este cierra los ojos, pica el puente de la nariz… no le gustaba verla llorar, y mucho menos por ese idiota del cazador. Era un puto dolor de cabeza, una piedra en su zapato. Una maldita garrapata.—Amore, no llores. Sabes que odio qu
La joven pasó ambas manos por su rostro, ya no sabía que podía hacer con el único asunto que la estaba volviendo loca.Noah…¿Acaso debía dejar que lo eliminaran? ¿Y qué pasaba con lo que sentía por él? No creía que valiera la pena discutir con el único hombre que la amaba y daba la vida por ella por un cazador que solo la quería muerta. Sintió algo de culpa, Alessio solo la estaba protegiendo mientras que ella solo se lo discutía.Rápidamente desapareció de la ventana, y en segundos se encontraba abrazando a su esposo por la espalda en medio de la nada. La reconforto al sentir las manos de el sobre las suyas. La chica sonríe apretándose más a él.—Lo lamento tanto. Ella se disculpa. —No me doy cuenta que solo quieres protegerme, y yo… solo me porto como idiota. Lo siento mi amor.
Recogía su espada para guardarla a un lado de su cadera. Se caló el sobretodo negro sobre sus hombros. Y ya estaba listo, Noah tomo las llaves del coche y entonces se fijó en Sebastiano quien abandonaba la habitación.—¿Estás listo? Pregunta el viejo.—¿Cuándo no lo estoy? Este sonríe dejando visible una muy reciente cicatriz debajo de su ojo.Los cazadores habían sido atacados por muchos vampiros, y aunque estos se estuvieron defendiendo muy bien por dos años. Esa noche no tuvieron tanta suerte, bueno al menos no el humano. Quien se vio envuelto por un montón de chupa sangre, haciéndole difícil quitárselos a todos de encima.Había sido mordido por algunos, agradeciendo que estos solo eran ratas que no podían infectarlo. Pero aun así, le costó deshacerse de todos. Al final, Noah tuvo que echarle una mano. Pero al
—Debemos irnos, muchacho. La noche es muy joven.—¡Esta bien! Esto no volverá a pasar.—Eso espero, porque no siempre te voy a estar salvando el culo.—No espero eso, cazador. Responde serio guardando su catana para dirigirse al coche.Noah lo siguió subiendo al vehículo… enciende el auto para ponerlo en marcha hacia otro lugar de ataque.En cuanto los cazadores partieron, una poderosa mirada amarilla los espiaba desde la oscuridad, las orbes de aquel sujeto brillaban como los ojos de un gato. Este Aprieta los puños con evidente fuerza al ver a todos sus esclavos destrozados en la calle. Por más que creara lacayos, esos dos siempre estaban al acecho. Destruyéndolo todo a su paso.Una sonrisa brillante surca de sus labios… mostrando uno de sus colmillos, esos cazadores no eran un problema. Siempre podía utilizar más humanos, todos destinados co
—¡¿Lía?! Mi amiga Lía Carter. ¿Es en serio bebé? Pregunta Sabina emocionada.—Sí, pero quiero que lo mantengas en secreto. No quiero que nadie sepa a quien vas a visitar.—¿Por qué? Pegunto ceñuda.—¡Ya verás porque! Necesito que prepares tus cosas, te vas antes del amanecer.—Pero… ¿y el bar? ¿Quién lo administrara? Tú casi no te pasas por allá.—Deja a alguien que sepas que se puede encargar, por eso preciso que te vayas ahora y resuelvas todo eso. Falta poco para el amanecer. Cuando termines, vuelves aquí. Y muy pendiente que nadie te siga.—De acuerdo, no comprendo porque tanto misterio pero lo haré bebé. Sonríe la joven. —¿Cuándo te volveré a ver?—En una semana viajaré a Roma. No te preocupes. Acari
Sabina dejaba todo en orden en el bar, para organizar sus cosas y partir hacia Roma. Aunque no tenía muy bien en claro cómo iba hacer aquel viaje. Porque no contaba con un presupuesto elevado para tal travesía. Pero si novio le dijo que haría el viaje, pues asumió que el correría con aquel gasto.No obstante, no paraba de pensar en Lía… había desaparecido hace dos años. Ciertamente la creyó muerta, pero como Dante hablaba de ella realmente parecía muerta. Era muy extraño que no pudiera hablar de ella con nadie, ¿acaso se había metido en muchos problemas? Pero ella… si solo era una chica bastante normal, extraña pero corriente.Sin embargo, para ser corriente… ¿Qué demonios estaba haciendo en Roma? ¿Por qué se había ido de Bérgamo? Bueno, quizás eran respuestas que obtendría en cuanto la vie
Después de que Alessio se sacio de su esposa en todos los sentidos posibles. Al fin, la dejo libre para que pudiera cambiarse. Este la observaba desde la cama con los brazos detrás de la cabeza, su cuerpo completamente desnudo reaccionaba no más al pillarla ponerse en pie mostrándole aquel trasero que tanto le gustaba ver. Dos líneas rojas corrían por su espaldaLa verdad es que tenía muchas ganas de volverla a meter en la cama para hacerle el amor hasta el amanecer. Mientras ella buscaba algo que ponerse, Alessio se puso en pie yendo hacia ella envolvió su cuerpo con los brazos hasta tenerla muy cerca de él demostrándole que aún tenía ganas de seguir haciéndole el amor. Ya que frotaba su prominente erección contra su trasero.—¿Por qué no vuelves a la cama? Aún tengo muchas cosas que hacerte.—Porque deseo que me
Sebastiano regreso sobre sus pasos con una información demasiado buena. Busco a su compañero pero no lo encontró por ningún lado. Así que decidió salir afuera para esperarlo. Pero resulto que el cazador se encontraba recostado del coche y era el quien lo estaba esperando.—¿Ya sabes todo? Pregunta el más joven.—Ella está en roma, los dos lo están.—¿Cómo estas tan seguro de eso?—He escuchado que allá hay un enorme castillo escondido y alejado de la civilización… tiene que ser allí donde se esconden.—Y si tenías conocimiento de esta información, ¿Por qué carajos en estos dos años nunca fuimos hasta allá?—Si supiera la ubicación ellos dos ya estarían muertos. Nadie conoce ese lugar, esta como protegido por un poder muy fuerte que impide qu