La vida de Hope, una adolescente llena de sueños y anhelos, no era fácil. Pero en medio de las dificultades y desafíos propios de su edad, surge un amor que desafía todas las normas y convenciones. Un amor que la lleva a fijarse en alguien a quien siempre debería haber considerado fuera de su alcance: Asthon Greenspan, un magnate poderoso y atractivo.
El magnetismo de Asthon es innegable. Con sus ojos azules que parecen penetrar en el alma, su cuerpo musculoso y sensual, y una sonrisa encantadora, es el epitome de la perfección irresistible. Cada saludo cordial, cada beso en la mejilla, lleva a Hope a niveles de atracción que nunca había experimentado antes. En su mente, Asthon se convierte en su amor platónico, ese que ella espera que algún día se vuelva completamente suyo.Hope se aferra a la idea de que su destino está entrelazado con el de Asthon. Siente intensamente que están destinados a estar juntos y que nada ni nadie podrá separarlos, ni siquiera su amiga, ajena a los profundos sentimientos que Hope alberga por su propio padre. En un instante, Hope se enamora sin remedio, dejando atrás la posibilidad de retroceder y sumergiéndose en la peligrosa y emocionante corriente del amor prohibido que Asthon Greenspan representa.Este es el comienzo de un viaje lleno de pasión, desafíos y sacrificios. Un camino en el que Hope se enfrentará a sus propios miedos y luchará contra los obstáculos que se interponen en su camino hacia un amor que desafía todas las convenciones sociales. ¿Podrá Hope conquistar el corazón de Asthon y hacer realidad sus sueños, o se enfrentará a una realidad que la obligará a tomar decisiones imposibles? Solo el tiempo dirá si este amor arriesgado y apasionado podrá resistir las pruebas que el destino les tiene preparados.Hope se sintió humillada. ¿Cómo podía ser tan mala? Ni siquiera merecía ser llamada madre. ¿Y para qué? Parece que no le importaba el peso de esa palabra. Todo lo que hacía era escupir por doquier. —¡Te odio, te odio y te odio! —repitió incesantemente. La mujer frente a ella la miraba como si quisiera matarla. Sus ojos filosos ya la estaban atravesando de esa manera que podría someter a cualquiera. Sin embargo, a ella no le tenía miedo, solo sentía un profundo odio. Ahora venía a decirle que era una buena para nada, que no servía para nada. Todo eso le afectaba. ¿Es que su crueldad no tenía límites? —Yo también digo lo mismo. Ni siquiera deberías seguir bajo este mismo techo. No eres y nunca serás mi hija —espetó, dejando helada a la joven. No podía creer sus palabras. ¿Por qué decía que no era su hija? No entendía nada. Ya estaba perdida y sorprendida ante lo que ella decía. Durante mucho tiempo había considerado a esa mujer su madre, pero ahora la trataba de forma vil. —No es que
—Mi hermana era tan joven. No merecía irse de este mundo por ti; ella tenía muchas cosas por vivir y muchos momentos por escribir, lamentablemente se enamoró del hombre equivocado a la edad errónea y no pensó en las consecuencias de sus actos; yo no la llamaría amor, eso fue algo pasajero y estúpido que la sentenció a la muerte. —hizo una pausa para limpiarse las lágrimas, Hope sorbió por la nariz y se le quedó mirando —. Solo tenía quince años cuando quedó embarazada de ti, y mi madre decía que podíamos hacer algo, que quizás yendo al doctor este podría interrumpir el embarazo, pero optar por un aborto en ese momento era ilegal y además estaban los detalles de que era menor de edad y corría el riesgo de morir en todo el proceso, aún así ya no se podía hacer nada, ya era demasiado tarde puesto que estaba un poco avanzado tenía casi tres meses de embarazo y eso impedía hacer el procedimiento del aborto. Ella solo quería que terminara de hablar. —No... —Todos estábamos destrozados por
—Mi hermana era tan joven. No merecía irse de este mundo por ti; ella tenía muchas cosas por vivir y muchos momentos por escribir. Lamentablemente, se enamoró del hombre equivocado a una edad errónea y no pensó en las consecuencias de sus actos. Yo no llamaría a eso amor, fue algo pasajero y estúpido que la sentenció a la muerte. —Hizo una pausa para limpiarse las lágrimas. Hope sorbió por la nariz y la miró fijamente—. Solo tenía quince años cuando quedó embarazada de ti, y mi madre decía que podíamos hacer algo, que quizás yendo al doctor podríamos interrumpir el embarazo. Sin embargo, optar por un aborto en ese momento era ilegal y además estaba el riesgo de que al ser menor de edad, corriera peligro de muerte durante todo el proceso. Aún así, ya no se podía hacer nada, era demasiado tarde, puesto que el embarazo estaba un poco avanzado, casi tres meses. Ella solo quería que terminara de hablar. —No... —Todos estábamos destrozados por la situación que mi hermana estaba enfrentand
Cuando estuvo a punto de tocar la puerta de esa mansión, sintió la necesidad de renunciar e irse corriendo de allí con la valija en la mano. Sin embargo, había tocado sin pensarlo mucho y en poco tiempo una mujer joven de ojos verdes recibió a la muchacha. Por su uniforme, ya sabía que era la mucama, una mujer bastante amable a la que había tenido el privilegio de conocer antes por sus visitas a la casa, aunque hacía mucho tiempo que ya no iba, pero estaba de nuevo allí con otra intención, una que le daba temor pronunciar porque podría tomarse como un abuso, incluso si en serio necesitaba la ayuda. En realidad, nunca se agotaron sus opciones, cuando solamente había una y era esa, ir a casa, no, a la enorme mansión de Alicia y hablarle sobre quedarse un tiempo mientras conseguía cómo pagar alguna habitación en otro lugar. —Hola, ¿en qué puedo ayudarte? Pero pasa, no te quedes allí —de inmediato se hizo a un lado. Ya la conocía. —¿Me recuerdas? —Por supuesto. —Gracias. Sonrió un po
Cierto o no, estaba a punto de dejar que permaneciera allí en la mansión. Tampoco es que pudiera negarse, tomando en cuenta que se trataba de Hope, amiga de su hija, casi como una hermana. Desde hace algún tiempo, ellas eran muy cercanas, por lo que también era un peso para que ella pudiera estar ahí. Observó que estaba nerviosa y no dispuesta a contar la verdad por la que estaba pidiendo ayuda. Debía ser un asunto muy importante para ella, y por eso no era capaz de decirlo a todo el mundo, supuso en su cabeza mientras se dirigía a la joven nuevamente para hacerla sentir más tranquila. —Descuida, no debes contarme el motivo por el que te encuentras aquí. Perdona, he sido un poco indiscreto al formular la pregunta. Solo me parece un tanto raro que de pronto estés aquí, y si necesitas quedarte, hazlo el tiempo que necesites. Desde ya, estás en tu casa. Dime todo, le haré saber a la mucama para que te prepare una habitación. —No, es decir, siento que debo contarte el motivo por el que m
Lo único que le preocupaba era cómo su hija podía tomarse las cosas, sabía que jamás Alicia iba a permitir que su padre estuviera con su amiga. Iba a ser todo un escándalo para ella y un golpe muy duro, pero pensar de esa forma era precipitarse a un hecho que ni siquiera había ocurrido. Pero él se aferraba a esa fiesta en la que vio a la muchacha por última vez, con ese hermoso vestido que la hacía ver de más edad y mucho más madura de lo que era en realidad, con todo ese pelo cayendo sobre sus hombros, el escote precioso en su pecho y sus ojos fijos en él. Es que esa noche él tampoco pudo quitarle los ojos de encima, y ella menos, pero ninguno se dijo nada salvo un cruce de palabras que se limitaron a un saludo inicial. Para él no era ningún secreto que ella estaba interesada en él. Y aunque no se lo hubiera dicho nunca, él podía darse cuenta de eso en sus ojos, y era lo único que, además de su timidez absoluta, lo convencía de poder tener la oportunidad de estar con ella como había
No podía quejarse, tampoco lo haría si las cosas no fueran de ese modo, pues el hecho de simplemente tener dónde poner la cabeza y descansar ya era una enorme ayuda. Se puso a guardar algunas cosas de la maleta en el armario, no todo, porque de forma súbita el teléfono empezó a sonar y dejó la labor a medias. Entonces volvió a sentarse en la cama y tomó la llamada, era de Alicia. Toda ella sonaba muy sorprendida, incluso cuando le había avisado un poco mediante un texto (por cierto, nunca le respondió el mismo). Suspiró. —... Es decir, sabes que podías acudir a nosotros, pero me deja impresionada todo lo que te ha pasado. No entiendo cómo es que de pronto ella sale con eso y que no es tu verdadera madre, te ha mentido todo este tiempo. No puedo concebir siquiera la idea y no imagino cómo debes sentirte en este momento. Así que cuentas con mi apoyo siempre para lo que necesites, allí yo voy a estar. También mi padre. ¿Ya estás en la casa? —Así es, te dejé un mensaje explicando que e
Ambos sabían que debían parar, pero ninguno tomó la iniciativa de frenar la situación. Solo complicaba las cosas al volverse más y más intensa, como la profundidad del mar. Aunque no se podía encontrar ninguna comparación suficiente con lo que estaban haciendo. De repente, ya no podían respirar bien y ella comenzó a estar encima de él, experimentando en exceso la sensación viril debajo de sus pantalones, lo cual enloqueció a él. Pero se contenía, no quería causar un escándalo. No importaba que no hubiera nadie más presente, de todas formas aquel no era el lugar adecuado para expresarse o hacer cosas prohibidas. Fue un milagro que él pudiera detenerlo y finalmente ser lo suficientemente capaz de decirle que no. Aunque después tuviera que tomar una ducha fría y aliviarse por sí mismo. Sin embargo, había sido la decisión acertada, en ese momento no importaba cuántas veces había deseado tenerla de esa manera. Ahora que podía tocarla y sentirla, ahora que estaban a punto de hacerlo en su