No podía quejarse, tampoco lo haría si las cosas no fueran de ese modo, pues el hecho de simplemente tener dónde poner la cabeza y descansar ya era una enorme ayuda. Se puso a guardar algunas cosas de la maleta en el armario, no todo, porque de forma súbita el teléfono empezó a sonar y dejó la labor a medias. Entonces volvió a sentarse en la cama y tomó la llamada, era de Alicia.
Toda ella sonaba muy sorprendida, incluso cuando le había avisado un poco mediante un texto (por cierto, nunca le respondió el mismo).Suspiró.—... Es decir, sabes que podías acudir a nosotros, pero me deja impresionada todo lo que te ha pasado. No entiendo cómo es que de pronto ella sale con eso y que no es tu verdadera madre, te ha mentido todo este tiempo. No puedo concebir siquiera la idea y no imagino cómo debes sentirte en este momento. Así que cuentas con mi apoyo siempre para lo que necesites, allí yo voy a estar. También mi padre. ¿Ya estás en la casa?—Así es, te dejé un mensaje explicando que estaba en tu casa y ya hablé con tu padre. Dijo que sí podía quedarme aquí todo el tiempo que necesitara, así que ya puedo sentirme un poco más tranquila. Por eso, la verdad no tenía dónde ir y me siento muy mal. Pero sé que las cosas se van a arreglar, todo en su debido momento. En este instante es una mala racha, pero hasta lo más problemático se acomoda. Tengo fe en que todo va a mejorar y muchas gracias por siempre estar allí para mí, amiga.Ya volvía a sentir ese nudo en la garganta tan doloroso que a veces no la dejaba hablar con normalidad. Era normal sentir esa presión, y pudo contenerse para no echarse a llorar. No quería preocupar a Alicia.—No tienes nada que agradecer. Sabes que para eso estamos las amigas y siempre voy a tenderte la mano. Entonces, si mi padre ha dicho que sí, cosa que sabía que haría porque es una buena persona, me alegra mucho. Por un lado, me entristece lo que estás pasando, pero veamos la parte positiva, yo por lo menos lo veo, y es que vas a estar allí cerca de mí. —chilló de pronto y la joven tuvo que alejar un poco el teléfono o la dejaría sorda.Siempre lograba sacarle una sonrisa, ese día no era la excepción. Se sintió muy animada con lo que le decía la joven. Era cierto que podía estar más cerca de ella. Por otra parte, sintió un pinchazo, porque no solo la cercanía sería con ella, sino con el señor Greenspan, que no dejaba de estar tan bueno como ese día.¡Dios! Aunque su amiga no la estaba viendo, ni podía leerle la cabeza, se avergonzaba de estar pensando todas esas cosas. Sabía que no era nada bien sentirse tan atraída por él, y tuvo la sensación de que justo esa cercanía iba a complicar las cosas, no para bien, sino para mal. Su amiga no tenía ni idea de lo que ella pensaba acerca de su padre. Es que le daría un infarto si se enteraba alguna vez. Por lo menos no lo voy a gritar a los cuatro vientos y no había forma de que lo supiera, a menos que Alicia tuviera alguna especie de poder mágico para poder leer las mentes. Solo así sabría de esos sentimientos hacia el señor Ashton.De otra forma, no, ni siquiera era capaz de admitirlo. Le daba vergüenza.¿Y a quién no?Se ponía tan caliente con la presencia de ese espécimen de hombre. Ahora que hablaba con Alicia, no se apartaba de ese sentir un tanto lujurioso, causante de un montón de cosas en ella. ¡Dios! Ardor y más ardor, es lo que ella sentía.—Sí, es verdad que vamos a estar juntas, pero no quiero ser... No quiero causar molestia. Solamente voy a tratar de venir a dormir, no quiero incomodar ni ser un mal tercio en tu familia —se atrevió a decir sinceramente. Uno de sus mayores temores era ese, sobrar o estar metida en una familia y no sentirse parte de ella, porque la realidad es que no lo era ni lo sería. No importa el cariño que esta le tenía.Ambos sabían que debían parar, pero ninguno tomó la iniciativa de frenar la situación. Solo complicaba las cosas al volverse más y más intensa, como la profundidad del mar. Aunque no se podía encontrar ninguna comparación suficiente con lo que estaban haciendo. De repente, ya no podían respirar bien y ella comenzó a estar encima de él, experimentando en exceso la sensación viril debajo de sus pantalones, lo cual enloqueció a él. Pero se contenía, no quería causar un escándalo. No importaba que no hubiera nadie más presente, de todas formas aquel no era el lugar adecuado para expresarse o hacer cosas prohibidas. Fue un milagro que él pudiera detenerlo y finalmente ser lo suficientemente capaz de decirle que no. Aunque después tuviera que tomar una ducha fría y aliviarse por sí mismo. Sin embargo, había sido la decisión acertada, en ese momento no importaba cuántas veces había deseado tenerla de esa manera. Ahora que podía tocarla y sentirla, ahora que estaban a punto de hacerlo en su
Al terminar de cenar, se levantaron de sus sillas y cada uno se dirigió a su habitación. Sin embargo, Alicia invitó a la muchacha a pasar la noche en su habitación, así podrían disfrutar más la una de la otra mientras miraban una película de terror. Era el género favorito de la muchacha y a la otra joven no le agradaba mucho, prefería las comedias románticas o incluso una de ciencia ficción. Desde pequeña solía evitar ese tipo de películas porque le daban mucho miedo y luego no podía dormir. Pero haría una excepción, ya que estaría acompañada por Alicia. De lo contrario, no habría aceptado la invitación. En pocos minutos, luego de ponerse los pijamas y cepillarse los dientes (aunque no debieron hacerlo ya que había una enorme charola de palomitas de maíz y golosinas sobre la cama), se echaron a reír al darse cuenta de su equivocación. Ahora podían ver la película. Finalmente, se acostaron en la cama y reprodujeron la película que ya había empezado con su típica melodía misteriosa de f
—Lo siento, no quiero que esto te haga verme de otra manera. Yo no soy esa persona... ni siquiera sé qué me pasó. Simplemente perdí el control. Pero yo... nunca quise que esto pasara en realidad. Por favor, discúlpame. Esto no está correcto, no está bien. —No te preocupes, sabes que todo es mi culpa. Yo fui quien te besó. La verdad es que tienes razón, ha sido un error y no se volverá a repetir. Pero no te sientas mal, yo soy el único culpable. —No es cierto, yo tengo toda la culpa de esto. Fui yo quien te besó. Ni siquiera intentes hacerme sentir menos culpable, porque no va a funcionar. No puedo creer que haya sido capaz de esto. Usted que me ha dado dónde vivir y un techo sobre mi cabeza, además de comida... esto simplemente es terrible. Alicia es mi amiga y por favor no le vayas a decir nada de esto. —Lo sé, sé cómo te sientes y despreocúpate que no le voy a decir nada a Alicia. Esto es algo que quedará entre nosotros. Además, somos adultos y no tiene por qué comentarse a alguie
La culpa no la abandonó, sin embargo, le alivió tanto así que al terminar la cinta ya sentía sus párpados pesados, cosa que no creyó posible, ya que pensó que tendría que sufrir de ese insomnio fastidioso. No era de esas con ese problema, a menos que algún embrollo le pasara, tal como ese día. En un chasquido de dedos, ya se había quedado dormida. Alicia no, porque estaba acomodando un pendiente de la universidad, del que tarde se acordó, y se sintió una pésima estudiante. No se desveló más que un par de horas, frente a esa pantalla, apoyando la barbilla en su palma abierta que sobre el escritorio le servía de apoyo. Un párrafo y luego dos, ya no daba para más, solo con ver a su amiga tan plácidamente dormida también le daban ganas de acomodarse a un lado y descansar. Bufó, no podía rendirse, tenía que entregar eso temprano sí o sí, no tenía más opciones. Hasta ganas de llorar tenía. ¿Cómo es que lo olvidó? Si ese proyecto era tan importante para ella. No podía creerse así de irrespon
—Señorita, por favor, abra la puerta, bueno... ¿se puede pasar? Debo limpiar la habitación —escuchó la amable voz de una de las mucamas, pero su habitación estaba limpia, por lo que no había por qué hacer la limpieza ese día. Se lo dejaría saber. —No, todo está en orden, de hecho, no me quedé aquí anoche. Dormí con Alicia. Así que no hay nada que hacer aquí. Por cierto, ¿sabes a dónde han ido ellos dos? Es decir, estoy al tanto de la situación pero... —El señor Ashton se está encargando de todo el procedimiento fúnebre, ya lo sabe. No creo que vuelvan tan temprano y Alicia decidió acompañarlo, aunque él le repitió que se quedara. Pero quería despedirse de su madre, así que se lo permitió. Esto ha sido tan difícil para mi pobre muchachita, me duele verla así de destrozada. No se merecía esto y creo que la señora Sol debió pensar antes de actuar de esa forma. No sé cómo pudo suicidarse. Es terrible todo lo que ha pasado. Ni siquiera pensó en su propia hija que tanto la quiere. No, se q
Ese mismo día, la muchacha se arregló para ir a trabajar. Le pidió al cielo que su jefe no fuera un ogro gruñón y que no estuviera de mal humor para entender su retraso, aunque a veces este no entendía a nadie y gruñía sin parar. Se puso su mejor ropa, se peinó el cabello y se colocó un poco de maquillaje. No era tan asidua a él, pero se notaba tan pálida y demacrada que necesitaba la ayuda de algunos cosméticos para hacer un milagro con su rostro y verse bonita. Y sí, lo logró. Sin perder más tiempo, se puso en marcha hacia el trabajo. Ya eran casi las 12 del mediodía según su reloj en la muñeca, aunque lo pudo comprobar con la hora de su teléfono. Así logró confirmar que sí era esa hora, aunque el clima en la ciudad de Nueva York lo hiciera ver diferente. Por un momento pensó que era más temprano, cuán equivocada estaba. Gracias al dinero del padre de su amiga, pudo pagar un taxi hacia la cafetería donde trabajaba, su nuevo trabajo. La primera en recibirla con un caluroso abrazo
Tuvo que disculparse con Penélope por no poder acompañarla a tomar esa tacita de café y mucho menos contar con el tiempo para contarle todo lo ocurrido el día anterior, además de que tampoco le gustaba la idea de decirle esas cuestiones a ella, pues no solamente eran personales, sino también de Alicia. Por tanto, no le concernía a ella estar contando eso por allí. La mujer comprendió y pronto se despidió de ella antes de abordar un taxi para irse a su casa. Por su lado, la joven atendió la llamada que recibía por parte del padre de su amiga. Ya no pensaba en lo que ocurrió entre ellos dos en la cocina y puede que se debiera a que la muerte de Sol los había tomado por sorpresa, entonces lo del beso dejaba de ser importante en ese momento. —Señor Asthon... —Solo Asthon, por favor. ¿Dónde estás ahora? —Voy camino a la mansión, ¿necesita algo? —Sí, Alicia te necesita, yo debo hacer unas diligencias, así que me ayudarías si te quedas con ella en la mansión. Necesita de tu compañía como
Las dos se quedaron hablando un poco más antes de que la muchacha convenciera a su amiga de que debía comer, pero esta se negaba rotundamente a almorzar. Decía que no quería vivir, que no tenía hambre y que ya no valía la pena existir; pero ella le repetía una y otra vez que la vida estaba llena de bolas curvas y todo cambiaba en la forma en que las personas asumían los cambios de circunstancias y ese momento malo era uno de muchos, pero sabía que la vida a ella le auguraba momentos buenos que debía vivir. No había que rendirse ahora sino luchar. Además, aún tenía a su padre y este necesitaba también su apoyo y cariño y le recordó lo mucho que ella la quería. Acabaron llorando las dos juntas, movidas por una avalancha de emociones y sensaciones dispersas en sus corazones que ya no podían latir de la misma forma, nada era igual. —Es que no lo comprendes, mamá era todo para mí, no importa cómo se haya portado. Era una parte importante de mi vida y ahora que no está, la extraño demasiado