Tuvo que disculparse con Penélope por no poder acompañarla a tomar esa tacita de café y mucho menos contar con el tiempo para contarle todo lo ocurrido el día anterior, además de que tampoco le gustaba la idea de decirle esas cuestiones a ella, pues no solamente eran personales, sino también de Alicia. Por tanto, no le concernía a ella estar contando eso por allí. La mujer comprendió y pronto se despidió de ella antes de abordar un taxi para irse a su casa. Por su lado, la joven atendió la llamada que recibía por parte del padre de su amiga. Ya no pensaba en lo que ocurrió entre ellos dos en la cocina y puede que se debiera a que la muerte de Sol los había tomado por sorpresa, entonces lo del beso dejaba de ser importante en ese momento. —Señor Asthon... —Solo Asthon, por favor. ¿Dónde estás ahora? —Voy camino a la mansión, ¿necesita algo? —Sí, Alicia te necesita, yo debo hacer unas diligencias, así que me ayudarías si te quedas con ella en la mansión. Necesita de tu compañía como
Las dos se quedaron hablando un poco más antes de que la muchacha convenciera a su amiga de que debía comer, pero esta se negaba rotundamente a almorzar. Decía que no quería vivir, que no tenía hambre y que ya no valía la pena existir; pero ella le repetía una y otra vez que la vida estaba llena de bolas curvas y todo cambiaba en la forma en que las personas asumían los cambios de circunstancias y ese momento malo era uno de muchos, pero sabía que la vida a ella le auguraba momentos buenos que debía vivir. No había que rendirse ahora sino luchar. Además, aún tenía a su padre y este necesitaba también su apoyo y cariño y le recordó lo mucho que ella la quería. Acabaron llorando las dos juntas, movidas por una avalancha de emociones y sensaciones dispersas en sus corazones que ya no podían latir de la misma forma, nada era igual. —Es que no lo comprendes, mamá era todo para mí, no importa cómo se haya portado. Era una parte importante de mi vida y ahora que no está, la extraño demasiado
El piso tenía ese toque magnífico. Podría describirlo en tres palabras: lujoso, moderno y espectacular. Nada estaba fuera de lugar y todo parecía demasiado perfecto para ser real. Dejó de sentirse en un sueño al palpar los elementos que constituían una atmósfera agradable dentro de aquella propiedad, la cual tenía el sello personal del padre de Alicia. Sabía esto porque no hacía falta más que mirar a su alrededor y recordar cuando estuvo en su habitación antes de retirarse rápidamente. Además de otros elementos, el piso contenía características especiales que lo volvían lujoso, como su ubicación en un sitio hermoso que ofrecía vistas espectaculares y su diseño interior. También tenía elementos artísticos, arquitectónicos y un nivel de confort que incluso incluía un jardín, a pesar de ser un piso. Podía destacar, entre otros aspectos, el estupendo acabado de los muebles del salón. La madera noble era prominente en la casa, y ella pudo apreciar el hermoso mármol que cubría parte del bañ
—¿Y quién te ha dicho que debo considerarme una sirvienta para hacer una buena obra? Lo preparé con mucho amor para ti, pruébalo, sé que te va a encantar. —la animó mientras ella le entregaba el platillo que con mucho cariño había hecho Alicia, apreció el gesto que había tenido su amiga para con ella, le permitió acceder a la habitación e incluso que comiera con ella, aunque desistió, porque la porción era para una persona y la joven quería que se comiera todo, si no se iba a molestar con ella. —Todo te ha quedado muy rico, siempre he sabido que eres muy buena en esto, papá debería contratarte. —Que yo sepa, Carolina es muy buena en la cocina. Nada más el otro día hizo una comida y eso le quedó exquisito. Sabe muchas cosas y técnicas, y yo apenas me defiendo. —admitió. —Claro, lo haces mejor que yo. Es cierto que Carolina sabe mucho, siempre tiene algo bueno para ofrecer. No sé... ¿no has pensado en ser una cocinera o chef profesional? —le inquirió. Arrugó el ceño y reflexionó sobr
Suspiró profundamente. Eso había sido demasiado romántico, pero no dejó que le afectara con su cursilería. Sabía que la palabra "prohibido" envolvía su nombre y el de ella en un solo círculo de color rojo. —Seguro que cuando estés tranquilo no me dirás nada de esto. Esta conversación quedará en el pasado y ninguno de los dos la sacará a colación. Y eso sería lo mejor para los dos. Piensa en tu hija. Ella es mi amiga y no quiero sentirme mal por arriesgarme y luego perder. Eso es exactamente lo que siento que va a pasar si cedo a esta locura. No hay otra palabra que lo describa mejor —finalizó, a punto de tomar la iniciativa y terminar con esa llamada que no iba a llevar a ningún lado. El desatino no podría considerarse un destino. —Yo no diría lo mismo. Descansa. —Hazlo tú. Yo no podré hacerlo —le dijo, y la joven al otro lado de la línea suspiró y se frotó la frente. ¿Por qué era tan difícil dejar de pensar en las cosas malas? Nunca comprendería ese lado del ser humano, la tendenc
Así transcurrieron los meses, las cosas en lugar de enderezarse seguían la misma dirección torcida que habían tenido desde el principio. Dos meses no habían sido suficientes para hacerles desistir de esa locura de estar juntos. Desde aquella noche, no había pasado nada más que ese beso apasionado que endulzó sus almas. Con el paso de las semanas, Alicia comenzaba a superar la pérdida de su madre. Había momentos más tristes que otros, en los que se dejaba caer en un pozo sin salida, pero siempre su amiga estaba allí para tenderle la mano y ayudarla a salir de ese oscuro lugar. Por otra parte, aún no le había contado sobre el abogado y lo que mantenía con él. La verdad es que sentía la necesidad de decirle que ya lo sabía, pero luego se retractaba porque sabía que eso no estaría bien. Seguía trabajando en la cafetería y le iba mejor. El señor Salvador le había subido el sueldo, no era gran cosa, pero al menos ya no tenía que pedirle prestado a Ashton. Estaba visitando varios sitios par
—Sí, claro que te he extrañado y muero por besarte... por estar contigo. He tenido muchas ganas de ti todos estos días. Además, podemos hacerlo ahora que papá no está, que no hay nadie en la mansión. Si quieres, entonces debe ser ahora porque mi amiga no trabaja todo el día y lo más probable es que regrese antes del mediodía —explicó Alicia, y él asintió rozando con cariño y ternura sus narices. Estaba bien que no le dijera nada a su amiga. De saberlo, todo se complicaría y sería más difícil. Lo que sí era seguro es que Alicia terminaría por decírselo algún día (así eran las mujeres, siempre se contaban todo entre sí), pero si aún no lo había hecho era porque lo de ellos realmente era un riesgo si se llegaba a saber. Ahora Alicia era mayor de edad, pero la verdad es que lo de ambos había comenzado antes de que ella cumpliera la mayoría de edad. A los 17 años, Alicia ya se había entregado a ese hombre del que se había enamorado a primera vista, y sintió por él todo lo que nunca había s
Sus ojos de color se clavaron en ella como un ancla que la investigaba, aunque en ese momento solo sostenía su mirada y le sonreía un par de veces. Ella suspiraba, como de costumbre, y bajaba la cabeza de vez en cuando porque no soportaba estar bajo tanto poder. La potencia absoluta que tenía el padre de Alicia no disminuía, sino que aumentaba con el tiempo. Sentía que siempre sería así. No quiso entablar ninguna conversación durante el tiempo que estuvieron juntos en la mesa, también porque las palabras se le quedaban atoradas en la garganta. Lo que sentía era tan fuerte que no existían palabras para describirlo. Era tan intenso que incluso las palabras correctas para describir ese amor aún no habían sido inventadas. Aunque ella misma podría crearlas si dejara ese ligero temor que le impedía dar un paso. Tener una relación con el padre de su amiga no era algo trivial, era algo que debía tomarse en serio. Ella aún no estaba convencida de hacerlo. No sabía cómo lo había hecho, pero