Había sido bastante doloroso darse cuenta y ponerse al corriente de que Maximiliano sabía toda la verdad, no importa si dos días antes se había colocado al tanto, de todas maneras no había sido lo suficientemente valiente, como para de de decirle que ya lo sabía. Valentina había estado molesta los primeros días y así pasó incluso casi dos meses, pero llegó el momento en el que ambos pudieron encontrar al momento adecuado para poder hablar sobre ese asunto y olvidar todo eso que ya tenía que quedarse en el pasado, ya no se podía hacer nada para cambiar lo que se desencadenó. Sin embargo las cosas con el padre de Maximiliano no cambiaron en absoluto. A la joven de costaba demasiado mirar al padre de Maximiliano de otra forma que no fuera como la de una persona señalando a alguien más por un hecho así, algo tan atroz como atropellar a una persona y luego dejar a a la víctima tirada como si fuera una basura. Desde ese día en que maximiliano le confesó todo a la muchacha sobre el pasado
A continuación novela cortitaCapítulo 1: El ContratoClara observaba por la ventana de su pequeño departamento en el centro de la ciudad, mientras la lluvia caía suavemente sobre el cristal. La luz tenue del atardecer iluminaba su rostro cansado, reflejando las preocupaciones que la mantenían despierta por las noches. Desde que su esposo la había dejado, la vida se había vuelto una lucha constante para mantener a su hija, Sofía, de seis años. Las facturas acumuladas y el deseo de ofrecerle un futuro mejor la mantenían en pie, pero el estrés era abrumador.Una tarde, mientras revisaba su correo electrónico, encontró un mensaje que cambiaría su vida. Era de una agencia de reproducción asistida que buscaba a una madre sustituta para un millonario llamado Alejandro Castillo. El correo detallaba la oferta: un contrato lucrativo y todas las necesidades cubiertas durante el embarazo. Clara se sintió intrigada, pero también escéptica. ¿Era realmente posible que alguien estuviera dispuesto a
Los días después de la reveladora cena con Alejandro fueron un torbellino emocional para Clara. En su mente, la idea de un amor naciente chocaba con la realidad de su situación. Cada vez que veía a Alejandro, la tensión entre ellos se hacía más intensa, y Clara no podía evitar sentir mariposas en el estómago. Sin embargo, también sabía que su relación se basaba en un contrato, y eso complicaba las cosas más de lo que podía imaginar.Clara se esforzaba por mantener la distancia emocional, pero la sinceridad de Alejandro la empujaba a cuestionar sus propios sentimientos. Era un hombre admirable, generoso y, lo más importante, mostraba un interés genuino en ella y en Sofía. A veces, mientras conversaban, Clara se perdía en sus ojos, olvidando por completo el contrato que las unía.Una tarde, Alejandro la invitó a un evento benéfico en el que participaría. Clara, sintiéndose un poco nerviosa, decidió aceptar. Quería que Alejandro viera a Sofía y que la pequeña pudiera conocer a su futuro
Los días pasaron y la relación de Clara y Alejandro se tornó más profunda y significativa. A pesar de las complicaciones iniciales, ambos decidieron enfrentar sus sentimientos con honestidad. Sin embargo, la realidad seguía presente: Clara era una madre que tenía que proteger a su hija, y Alejandro, un hombre que había abierto su corazón. La presión de sus circunstancias no se desvanecía, y la incertidumbre sobre el futuro seguía acechando en cada conversación.Una mañana, Clara se despertó con una sensación de determinación. Había decidido que era el momento de tomar el control de su vida y de su futuro. Después de pensarlo mucho, decidió que debía proponerle a Alejandro una reunión para hablar sobre su relación y el camino que querían seguir. La idea de abrir su corazón era aterradora, pero la conexión que habían formado era demasiado fuerte como para ignorarla.Esa misma tarde, Clara se reunió con Alejandro en un parque donde solían pasear. La brisa suave y el canto de los pájaros
El día del nacimiento del bebé llegó con el sol brillando radiante y una brisa suave que atravesaba la ciudad. Clara se encontraba en el hospital, rodeada de luces y el murmullo de voces. La ansiedad y la emoción la invadían mientras esperaba en la sala de partos. Alejandro estaba a su lado, sosteniendo su mano con firmeza, su mirada llena de amor y apoyo. Desde la última conversación sobre sus sentimientos, ambos habían decidido avanzar juntos, no solo como padre y madre sustituta, sino como pareja.Clara había tomado la decisión de abrir su corazón a Alejandro, y en el proceso, descubrió que el amor podía florecer en las circunstancias más inusuales. Habían hablado sobre sus sueños, sus miedos y, lo más importante, sobre cómo deseaban criar al bebé que pronto llegaría al mundo. Cada conversación los había acercado más, y ahora, en este momento tan crucial, sabían que estaban listos para enfrentar lo que viniera.Cuando las contracciones comenzaron, Clara sintió que el dolor era inte
El tiempo pasó rápidamente y, con cada día que pasaba, la familia de Clara y Alejandro se fortalecía. Lucas había crecido, y su risa llenaba la casa de alegría. Clara se había adaptado a su nuevo papel como madre y pareja, y Alejandro había demostrado ser un padre excepcional. Juntos, habían construido un hogar lleno de amor y felicidad, pero también habían enfrentado obstáculos que pusieron a prueba su relación.Una tarde, mientras Clara organizaba el cuarto de Lucas, encontró una carta que había escrito hace meses, antes del nacimiento de su hijo. Era un recordatorio de sus temores y dudas sobre el futuro. En la carta, Clara había expresado sus inseguridades sobre abrir su corazón y arriesgarse a amar. Al leerla, sintió una mezcla de nostalgia y orgullo. Había recorrido un largo camino desde entonces.Clara decidió que era el momento de compartir la carta con Alejandro. Lo encontró en la sala, jugando con Lucas. La escena era perfecta: Alejandro riendo, Lucas feliz, y Clara sintió u
La vida de Hope, una adolescente llena de sueños y anhelos, no era fácil. Pero en medio de las dificultades y desafíos propios de su edad, surge un amor que desafía todas las normas y convenciones. Un amor que la lleva a fijarse en alguien a quien siempre debería haber considerado fuera de su alcance: Asthon Greenspan, un magnate poderoso y atractivo.El magnetismo de Asthon es innegable. Con sus ojos azules que parecen penetrar en el alma, su cuerpo musculoso y sensual, y una sonrisa encantadora, es el epitome de la perfección irresistible. Cada saludo cordial, cada beso en la mejilla, lleva a Hope a niveles de atracción que nunca había experimentado antes. En su mente, Asthon se convierte en su amor platónico, ese que ella espera que algún día se vuelva completamente suyo.Hope se aferra a la idea de que su destino está entrelazado con el de Asthon. Siente intensamente que están destinados a estar juntos y que nada ni nadie podrá separarlos, ni siquiera su amiga, ajena a los profundo
Hope se sintió humillada. ¿Cómo podía ser tan mala? Ni siquiera merecía ser llamada madre. ¿Y para qué? Parece que no le importaba el peso de esa palabra. Todo lo que hacía era escupir por doquier. —¡Te odio, te odio y te odio! —repitió incesantemente. La mujer frente a ella la miraba como si quisiera matarla. Sus ojos filosos ya la estaban atravesando de esa manera que podría someter a cualquiera. Sin embargo, a ella no le tenía miedo, solo sentía un profundo odio. Ahora venía a decirle que era una buena para nada, que no servía para nada. Todo eso le afectaba. ¿Es que su crueldad no tenía límites? —Yo también digo lo mismo. Ni siquiera deberías seguir bajo este mismo techo. No eres y nunca serás mi hija —espetó, dejando helada a la joven. No podía creer sus palabras. ¿Por qué decía que no era su hija? No entendía nada. Ya estaba perdida y sorprendida ante lo que ella decía. Durante mucho tiempo había considerado a esa mujer su madre, pero ahora la trataba de forma vil. —No es que