Hope se sintió humillada. ¿Cómo podía ser tan mala? Ni siquiera merecía ser llamada madre. ¿Y para qué? Parece que no le importaba el peso de esa palabra. Todo lo que hacía era escupir por doquier.
—¡Te odio, te odio y te odio! —repitió incesantemente. La mujer frente a ella la miraba como si quisiera matarla. Sus ojos filosos ya la estaban atravesando de esa manera que podría someter a cualquiera. Sin embargo, a ella no le tenía miedo, solo sentía un profundo odio. Ahora venía a decirle que era una buena para nada, que no servía para nada. Todo eso le afectaba. ¿Es que su crueldad no tenía límites?—Yo también digo lo mismo. Ni siquiera deberías seguir bajo este mismo techo. No eres y nunca serás mi hija —espetó, dejando helada a la joven. No podía creer sus palabras. ¿Por qué decía que no era su hija? No entendía nada. Ya estaba perdida y sorprendida ante lo que ella decía. Durante mucho tiempo había considerado a esa mujer su madre, pero ahora la trataba de forma vil.—No es que me sienta orgullosa de tenerte como madre. Ni siquiera mereces que te llame así —la miró profundamente. La ira había transformado sus facciones en rojas y la veía con una mirada implacable. No podía evitarlo, estaba empezando a aborrecer a ese personaje.En respuesta, la tal Marie sonrió con sorna y se llevó las manos a la cintura. Le dedicó una mirada burlona. Hope no comprendía su forma de ser. ¿Por qué demonios sacaba ahora las garras y se mostraba como una perra?—No entiendes nada. Tú no eres mi hija. Nunca te llevé en mi vientre. En realidad, eres mi sobrina, pero nunca se te dijo la verdad. Por tu culpa, mi hermana murió. Aun así, estuve dispuesta a tomarte y hacerme cargo de ti. Pero todo este tiempo he vivido viéndote como a ella. Mi pobre hermanita debería estar aquí, no tú —dijo sin filtros ni precaución, soltándole una bomba que dejó a Hope estupefacta. No podía creer que todo lo que Marie había dicho fuera cierto.¿Cómo es posible que no le hubieran dicho la verdad antes? Quiso correr y encontrar un refugio, pero ahora no podía ni pensar con claridad. Lo que Marie le había dicho la desmoronó.Saber la noticia sin filtros atrapó su corazón y la dejó en un estado de sorpresa. Todo le cayó como un balde de agua fría. La miró a Marie mientras trataba de procesar toda la información que le había dado. Parecía una pesadilla o un mal sueño.Aunque Marie nunca se había portado como una mala mujer, ahora que mostraba su otra cara, el alma de Hope se caía a los pies. Esta razón sonaba dolorosa, ya que le decía que era su culpa la muerte de su hermana. Ya no solo sentía rabia, sino también unas ganas enormes de llorar, como si fuera una niña pequeña que necesitaba a alguien a su lado para sentirse segura, unos brazos en los que apoyarse y que le brindaran protección. Además, ansiaba escuchar que todo iba a estar bien, aunque parecía que todo daba un giro bestial y la conducía por un camino completamente distinto al que estaba acostumbrada.No sabía cómo Marie le había ocultado la verdad durante tanto tiempo, a qué estaba jugando o qué esperaba para confesarle que no era su hija. Había esperado años para decirle eso, simplemente no podía ser cierto. Sin importarle que Marie estaba allí, se sentó en el sofá más cercano de la sala y se puso a llorar sin parar. Necesitaba sacar todo lo que su alma sentía para poder sentirse mejor, al menos más aliviada. A cualquiera le hubiera resultado difícil procesar todo eso. Era una verdad, y no una cualquiera, sino una que explotó y la dejó en ruinas.Desde ese preciso instante, comenzó a sentirse diferente. Ya no se conocía a sí misma, todo le parecía un montaje y su vida parecía una parodia.—No es cierto, eso no es verdad —se negaba a aceptarlo. Adolorida por saberse en medio de todo eso, ¿ella era la culpable de que alguien hubiera muerto? Y no cualquier persona, sino su madre. Era peor que recibir un puñetazo en el estómago. Había estado viviendo todo ese tiempo en una absurda mentira y de algún modo se sentía atrapada en ella.Con las palmas de las manos se cubrió el rostro. No dejaba de llorar. Tenía el corazón lleno de un mar que debía derramarse por sus mejillas. Se sentía destrozada ante la idea de que la mujer frente a ella no era su verdadera madre. Ahora comprendía esa indiferencia, la cual tontamente había ignorado durante toda su vida. Todo el tiempo que estuvo cerca de su madre, no se dio cuenta o simplemente le daba igual.A raíz de descubrir la verdad, ahora parecía estar bajo el mismo techo que una desconocida. Sus ojos ya no veían a esa mujer como la madre que alguna vez fue, solo quedaba el reflejo de una persona que la odiaba y a quien no merecía ni una mínima parte del cariño que le tenía. Al mismo tiempo, pensó en su padre y lo vio como un mentiroso. Él nunca estuvo dispuesto a contarle la verdad, quizás por temor, vergüenza o algún otro motivo. Incluso podría ser que ni siquiera fuera su verdadero padre biológico, a menos que a su tía no le hubiera importado quedarse con el hombre de su hermana después de que ella perdiera la vida. Esa era otra pregunta que daba vueltas en su cabeza sin parar, y ansiaba obtener una respuesta. Ahora que los secretos se estaban revelando, era tiempo de que ella también conociera la respuesta a esa interrogante.Y encima Marie, su tía, no había terminado de contar todo. Apenas era el inicio de una realidad que la aplastaría y la dejaría rota como nunca antes había estado. En ese estado de desolación, a Marie no le importó continuar relatando lo ocurrido, lo que la dejó aún más impotente y culpable por un hecho del pasado que probablemente pudo haberse evitado.—Mi hermana era tan joven. No merecía irse de este mundo por ti; ella tenía muchas cosas por vivir y muchos momentos por escribir, lamentablemente se enamoró del hombre equivocado a la edad errónea y no pensó en las consecuencias de sus actos; yo no la llamaría amor, eso fue algo pasajero y estúpido que la sentenció a la muerte. —hizo una pausa para limpiarse las lágrimas, Hope sorbió por la nariz y se le quedó mirando —. Solo tenía quince años cuando quedó embarazada de ti, y mi madre decía que podíamos hacer algo, que quizás yendo al doctor este podría interrumpir el embarazo, pero optar por un aborto en ese momento era ilegal y además estaban los detalles de que era menor de edad y corría el riesgo de morir en todo el proceso, aún así ya no se podía hacer nada, ya era demasiado tarde puesto que estaba un poco avanzado tenía casi tres meses de embarazo y eso impedía hacer el procedimiento del aborto. Ella solo quería que terminara de hablar. —No... —Todos estábamos destrozados por
—Mi hermana era tan joven. No merecía irse de este mundo por ti; ella tenía muchas cosas por vivir y muchos momentos por escribir. Lamentablemente, se enamoró del hombre equivocado a una edad errónea y no pensó en las consecuencias de sus actos. Yo no llamaría a eso amor, fue algo pasajero y estúpido que la sentenció a la muerte. —Hizo una pausa para limpiarse las lágrimas. Hope sorbió por la nariz y la miró fijamente—. Solo tenía quince años cuando quedó embarazada de ti, y mi madre decía que podíamos hacer algo, que quizás yendo al doctor podríamos interrumpir el embarazo. Sin embargo, optar por un aborto en ese momento era ilegal y además estaba el riesgo de que al ser menor de edad, corriera peligro de muerte durante todo el proceso. Aún así, ya no se podía hacer nada, era demasiado tarde, puesto que el embarazo estaba un poco avanzado, casi tres meses. Ella solo quería que terminara de hablar. —No... —Todos estábamos destrozados por la situación que mi hermana estaba enfrentand
Cuando estuvo a punto de tocar la puerta de esa mansión, sintió la necesidad de renunciar e irse corriendo de allí con la valija en la mano. Sin embargo, había tocado sin pensarlo mucho y en poco tiempo una mujer joven de ojos verdes recibió a la muchacha. Por su uniforme, ya sabía que era la mucama, una mujer bastante amable a la que había tenido el privilegio de conocer antes por sus visitas a la casa, aunque hacía mucho tiempo que ya no iba, pero estaba de nuevo allí con otra intención, una que le daba temor pronunciar porque podría tomarse como un abuso, incluso si en serio necesitaba la ayuda. En realidad, nunca se agotaron sus opciones, cuando solamente había una y era esa, ir a casa, no, a la enorme mansión de Alicia y hablarle sobre quedarse un tiempo mientras conseguía cómo pagar alguna habitación en otro lugar. —Hola, ¿en qué puedo ayudarte? Pero pasa, no te quedes allí —de inmediato se hizo a un lado. Ya la conocía. —¿Me recuerdas? —Por supuesto. —Gracias. Sonrió un po
Cierto o no, estaba a punto de dejar que permaneciera allí en la mansión. Tampoco es que pudiera negarse, tomando en cuenta que se trataba de Hope, amiga de su hija, casi como una hermana. Desde hace algún tiempo, ellas eran muy cercanas, por lo que también era un peso para que ella pudiera estar ahí. Observó que estaba nerviosa y no dispuesta a contar la verdad por la que estaba pidiendo ayuda. Debía ser un asunto muy importante para ella, y por eso no era capaz de decirlo a todo el mundo, supuso en su cabeza mientras se dirigía a la joven nuevamente para hacerla sentir más tranquila. —Descuida, no debes contarme el motivo por el que te encuentras aquí. Perdona, he sido un poco indiscreto al formular la pregunta. Solo me parece un tanto raro que de pronto estés aquí, y si necesitas quedarte, hazlo el tiempo que necesites. Desde ya, estás en tu casa. Dime todo, le haré saber a la mucama para que te prepare una habitación. —No, es decir, siento que debo contarte el motivo por el que m
Lo único que le preocupaba era cómo su hija podía tomarse las cosas, sabía que jamás Alicia iba a permitir que su padre estuviera con su amiga. Iba a ser todo un escándalo para ella y un golpe muy duro, pero pensar de esa forma era precipitarse a un hecho que ni siquiera había ocurrido. Pero él se aferraba a esa fiesta en la que vio a la muchacha por última vez, con ese hermoso vestido que la hacía ver de más edad y mucho más madura de lo que era en realidad, con todo ese pelo cayendo sobre sus hombros, el escote precioso en su pecho y sus ojos fijos en él. Es que esa noche él tampoco pudo quitarle los ojos de encima, y ella menos, pero ninguno se dijo nada salvo un cruce de palabras que se limitaron a un saludo inicial. Para él no era ningún secreto que ella estaba interesada en él. Y aunque no se lo hubiera dicho nunca, él podía darse cuenta de eso en sus ojos, y era lo único que, además de su timidez absoluta, lo convencía de poder tener la oportunidad de estar con ella como había
No podía quejarse, tampoco lo haría si las cosas no fueran de ese modo, pues el hecho de simplemente tener dónde poner la cabeza y descansar ya era una enorme ayuda. Se puso a guardar algunas cosas de la maleta en el armario, no todo, porque de forma súbita el teléfono empezó a sonar y dejó la labor a medias. Entonces volvió a sentarse en la cama y tomó la llamada, era de Alicia. Toda ella sonaba muy sorprendida, incluso cuando le había avisado un poco mediante un texto (por cierto, nunca le respondió el mismo). Suspiró. —... Es decir, sabes que podías acudir a nosotros, pero me deja impresionada todo lo que te ha pasado. No entiendo cómo es que de pronto ella sale con eso y que no es tu verdadera madre, te ha mentido todo este tiempo. No puedo concebir siquiera la idea y no imagino cómo debes sentirte en este momento. Así que cuentas con mi apoyo siempre para lo que necesites, allí yo voy a estar. También mi padre. ¿Ya estás en la casa? —Así es, te dejé un mensaje explicando que e
Ambos sabían que debían parar, pero ninguno tomó la iniciativa de frenar la situación. Solo complicaba las cosas al volverse más y más intensa, como la profundidad del mar. Aunque no se podía encontrar ninguna comparación suficiente con lo que estaban haciendo. De repente, ya no podían respirar bien y ella comenzó a estar encima de él, experimentando en exceso la sensación viril debajo de sus pantalones, lo cual enloqueció a él. Pero se contenía, no quería causar un escándalo. No importaba que no hubiera nadie más presente, de todas formas aquel no era el lugar adecuado para expresarse o hacer cosas prohibidas. Fue un milagro que él pudiera detenerlo y finalmente ser lo suficientemente capaz de decirle que no. Aunque después tuviera que tomar una ducha fría y aliviarse por sí mismo. Sin embargo, había sido la decisión acertada, en ese momento no importaba cuántas veces había deseado tenerla de esa manera. Ahora que podía tocarla y sentirla, ahora que estaban a punto de hacerlo en su
Al terminar de cenar, se levantaron de sus sillas y cada uno se dirigió a su habitación. Sin embargo, Alicia invitó a la muchacha a pasar la noche en su habitación, así podrían disfrutar más la una de la otra mientras miraban una película de terror. Era el género favorito de la muchacha y a la otra joven no le agradaba mucho, prefería las comedias románticas o incluso una de ciencia ficción. Desde pequeña solía evitar ese tipo de películas porque le daban mucho miedo y luego no podía dormir. Pero haría una excepción, ya que estaría acompañada por Alicia. De lo contrario, no habría aceptado la invitación. En pocos minutos, luego de ponerse los pijamas y cepillarse los dientes (aunque no debieron hacerlo ya que había una enorme charola de palomitas de maíz y golosinas sobre la cama), se echaron a reír al darse cuenta de su equivocación. Ahora podían ver la película. Finalmente, se acostaron en la cama y reprodujeron la película que ya había empezado con su típica melodía misteriosa de f