La culpa no la abandonó, sin embargo, le alivió tanto así que al terminar la cinta ya sentía sus párpados pesados, cosa que no creyó posible, ya que pensó que tendría que sufrir de ese insomnio fastidioso. No era de esas con ese problema, a menos que algún embrollo le pasara, tal como ese día. En un chasquido de dedos, ya se había quedado dormida. Alicia no, porque estaba acomodando un pendiente de la universidad, del que tarde se acordó, y se sintió una pésima estudiante. No se desveló más que un par de horas, frente a esa pantalla, apoyando la barbilla en su palma abierta que sobre el escritorio le servía de apoyo. Un párrafo y luego dos, ya no daba para más, solo con ver a su amiga tan plácidamente dormida también le daban ganas de acomodarse a un lado y descansar. Bufó, no podía rendirse, tenía que entregar eso temprano sí o sí, no tenía más opciones. Hasta ganas de llorar tenía. ¿Cómo es que lo olvidó? Si ese proyecto era tan importante para ella. No podía creerse así de irrespon
—Señorita, por favor, abra la puerta, bueno... ¿se puede pasar? Debo limpiar la habitación —escuchó la amable voz de una de las mucamas, pero su habitación estaba limpia, por lo que no había por qué hacer la limpieza ese día. Se lo dejaría saber. —No, todo está en orden, de hecho, no me quedé aquí anoche. Dormí con Alicia. Así que no hay nada que hacer aquí. Por cierto, ¿sabes a dónde han ido ellos dos? Es decir, estoy al tanto de la situación pero... —El señor Ashton se está encargando de todo el procedimiento fúnebre, ya lo sabe. No creo que vuelvan tan temprano y Alicia decidió acompañarlo, aunque él le repitió que se quedara. Pero quería despedirse de su madre, así que se lo permitió. Esto ha sido tan difícil para mi pobre muchachita, me duele verla así de destrozada. No se merecía esto y creo que la señora Sol debió pensar antes de actuar de esa forma. No sé cómo pudo suicidarse. Es terrible todo lo que ha pasado. Ni siquiera pensó en su propia hija que tanto la quiere. No, se q
Ese mismo día, la muchacha se arregló para ir a trabajar. Le pidió al cielo que su jefe no fuera un ogro gruñón y que no estuviera de mal humor para entender su retraso, aunque a veces este no entendía a nadie y gruñía sin parar. Se puso su mejor ropa, se peinó el cabello y se colocó un poco de maquillaje. No era tan asidua a él, pero se notaba tan pálida y demacrada que necesitaba la ayuda de algunos cosméticos para hacer un milagro con su rostro y verse bonita. Y sí, lo logró. Sin perder más tiempo, se puso en marcha hacia el trabajo. Ya eran casi las 12 del mediodía según su reloj en la muñeca, aunque lo pudo comprobar con la hora de su teléfono. Así logró confirmar que sí era esa hora, aunque el clima en la ciudad de Nueva York lo hiciera ver diferente. Por un momento pensó que era más temprano, cuán equivocada estaba. Gracias al dinero del padre de su amiga, pudo pagar un taxi hacia la cafetería donde trabajaba, su nuevo trabajo. La primera en recibirla con un caluroso abrazo
Tuvo que disculparse con Penélope por no poder acompañarla a tomar esa tacita de café y mucho menos contar con el tiempo para contarle todo lo ocurrido el día anterior, además de que tampoco le gustaba la idea de decirle esas cuestiones a ella, pues no solamente eran personales, sino también de Alicia. Por tanto, no le concernía a ella estar contando eso por allí. La mujer comprendió y pronto se despidió de ella antes de abordar un taxi para irse a su casa. Por su lado, la joven atendió la llamada que recibía por parte del padre de su amiga. Ya no pensaba en lo que ocurrió entre ellos dos en la cocina y puede que se debiera a que la muerte de Sol los había tomado por sorpresa, entonces lo del beso dejaba de ser importante en ese momento. —Señor Asthon... —Solo Asthon, por favor. ¿Dónde estás ahora? —Voy camino a la mansión, ¿necesita algo? —Sí, Alicia te necesita, yo debo hacer unas diligencias, así que me ayudarías si te quedas con ella en la mansión. Necesita de tu compañía como
Las dos se quedaron hablando un poco más antes de que la muchacha convenciera a su amiga de que debía comer, pero esta se negaba rotundamente a almorzar. Decía que no quería vivir, que no tenía hambre y que ya no valía la pena existir; pero ella le repetía una y otra vez que la vida estaba llena de bolas curvas y todo cambiaba en la forma en que las personas asumían los cambios de circunstancias y ese momento malo era uno de muchos, pero sabía que la vida a ella le auguraba momentos buenos que debía vivir. No había que rendirse ahora sino luchar. Además, aún tenía a su padre y este necesitaba también su apoyo y cariño y le recordó lo mucho que ella la quería. Acabaron llorando las dos juntas, movidas por una avalancha de emociones y sensaciones dispersas en sus corazones que ya no podían latir de la misma forma, nada era igual. —Es que no lo comprendes, mamá era todo para mí, no importa cómo se haya portado. Era una parte importante de mi vida y ahora que no está, la extraño demasiado
El piso tenía ese toque magnífico. Podría describirlo en tres palabras: lujoso, moderno y espectacular. Nada estaba fuera de lugar y todo parecía demasiado perfecto para ser real. Dejó de sentirse en un sueño al palpar los elementos que constituían una atmósfera agradable dentro de aquella propiedad, la cual tenía el sello personal del padre de Alicia. Sabía esto porque no hacía falta más que mirar a su alrededor y recordar cuando estuvo en su habitación antes de retirarse rápidamente. Además de otros elementos, el piso contenía características especiales que lo volvían lujoso, como su ubicación en un sitio hermoso que ofrecía vistas espectaculares y su diseño interior. También tenía elementos artísticos, arquitectónicos y un nivel de confort que incluso incluía un jardín, a pesar de ser un piso. Podía destacar, entre otros aspectos, el estupendo acabado de los muebles del salón. La madera noble era prominente en la casa, y ella pudo apreciar el hermoso mármol que cubría parte del bañ
—¿Y quién te ha dicho que debo considerarme una sirvienta para hacer una buena obra? Lo preparé con mucho amor para ti, pruébalo, sé que te va a encantar. —la animó mientras ella le entregaba el platillo que con mucho cariño había hecho Alicia, apreció el gesto que había tenido su amiga para con ella, le permitió acceder a la habitación e incluso que comiera con ella, aunque desistió, porque la porción era para una persona y la joven quería que se comiera todo, si no se iba a molestar con ella. —Todo te ha quedado muy rico, siempre he sabido que eres muy buena en esto, papá debería contratarte. —Que yo sepa, Carolina es muy buena en la cocina. Nada más el otro día hizo una comida y eso le quedó exquisito. Sabe muchas cosas y técnicas, y yo apenas me defiendo. —admitió. —Claro, lo haces mejor que yo. Es cierto que Carolina sabe mucho, siempre tiene algo bueno para ofrecer. No sé... ¿no has pensado en ser una cocinera o chef profesional? —le inquirió. Arrugó el ceño y reflexionó sobr
Suspiró profundamente. Eso había sido demasiado romántico, pero no dejó que le afectara con su cursilería. Sabía que la palabra "prohibido" envolvía su nombre y el de ella en un solo círculo de color rojo. —Seguro que cuando estés tranquilo no me dirás nada de esto. Esta conversación quedará en el pasado y ninguno de los dos la sacará a colación. Y eso sería lo mejor para los dos. Piensa en tu hija. Ella es mi amiga y no quiero sentirme mal por arriesgarme y luego perder. Eso es exactamente lo que siento que va a pasar si cedo a esta locura. No hay otra palabra que lo describa mejor —finalizó, a punto de tomar la iniciativa y terminar con esa llamada que no iba a llevar a ningún lado. El desatino no podría considerarse un destino. —Yo no diría lo mismo. Descansa. —Hazlo tú. Yo no podré hacerlo —le dijo, y la joven al otro lado de la línea suspiró y se frotó la frente. ¿Por qué era tan difícil dejar de pensar en las cosas malas? Nunca comprendería ese lado del ser humano, la tendenc