Alicia *recuerdos*:
Como era de esperarse, ni bien el hombre abandonó el gran salón, corrí al despacho de mi padres, ¡sí, a ese lugar que me había dicho que no fuera!
En ese momento no entendía bien que era lo que sucedía. Ahora sí…
Mi padre había sido asesinado en su despacho. Su cuerpo yacía sentado en la silla, pero su cabeza sobre el escritorio nadando en un mar de sangre.
Corrí hacia él y comencé a sacudirlo.
- ¡Papi despierta, papi…!
Pero mi padre no despertaba. Comencé a gritar mientras lloraba desconsoladamente. De pronto mi Nana irrumpió en la habitación, perecía no sorprenderse por la escena. Me tomó en brazos y me llevó a mi dormitorio. Mientras me cargaba, observé el suelo y noté marcas, de pisadas ensangrentadas, que atravesaban el salón.
Esa imagen me acompañaría por mucho tiempo
Cuando me dejó en el dormitorio, ya se encontraba allí un hombre con aspecto aún más duro que el de los tatuajes, aunque ahora sabía que se llamaba Luka.
- Imagino que ya habrá arreglado todo lo que la niña necesita llevar
- Sí, señor, está en el armario
Cuando abrió la puerta de dicho mueble, pude observar un par de bolsos y una maleta grande. ¿Cuándo había empacado? ¿Acaso sabía que esto pasaría?
- Perfecto, tome a la niña y vayamos al coche
- Nana, ¿A dónde vamos, porque no me dijiste que saldríamos de viaje? – comencé a llorar - ¿mi papi se pondrá bien?
- Anda, Alicia mi niña bella – y me alzó en brazos – ahora empezarás una nueva vida lejos de aquí, procura ser feliz
Me estrecho con fuerza contra ella y no dejaba de besar mi cabeza. Pero no respondía a ninguna de mis preguntas, por más que insistiera y las repitiera, solo se mantenía callada. Lloré desconsoladamente. Me metieron en un coche, aseguraron las puertas, el hombre de traje subió del lado del acompañante y el chofer comenzó su marcha.
Vi a mi Nana parada en el jardín, se hacía cada vez más pequeña mientras me alejaba, hasta que transcurridos unos segundos ya desapareció por completo
Nunca más volvía a esa casa, jamás se me permitió, no sé qué fue de ella, sé que mi padre murió por que me lo dijeron, también me lo hicieron ver en el noticiero, pero a su sepelio no me dejaron ir, así que tampoco pude despedirme de él.
Luka *recuerdos*:
Al despertar nuevamente en aquella habitación, se encontraba la joven enfermera que me estaba cuidando.
- Eh, ¿tú no tienes otro sitio para estar que no sea aquí conmigo? - pregunté un tanto irritado
- Miles, miles de sitios tengo para estar, pero elegí estar contigo aquí - dijo sonriendo - ni te lo creas, eres mi paciente y debo hacerlo, para eso me pagan, así que no te ilusiones demasiado
- Perdona - me di cuenta que había sido un grosero con la pobre que lo único que hacía era cuidarme - es que no estoy acostumbrado a tanta atención
- Descuida - se puso de pie y apoyó el estetoscopio frio sobre mi pecho desnudo - todos cuando se despiertan suelen ser un poco groseros
- ¡Ahhh…! Eso era necesario - me quejé
- ¿Sino cómo crees que escucharía tu corazón?
- Pero está muy frío - rezongué
- Anda, no te quejes y compórtate como un hombrecito, hazme el favor
- Ok, si me aceptas una cerveza cuando salga de aquí
- No creo que pueda esperar tanto para beber una, pues tu no saldrás de aquí en un largo tiempo
- ¿Me raptaste? - y le hice mi mirada seductora, ella, en lugar de rendirse a mis pies, se rió a carcajadas
- ¡Que más quisieras!, pero no, tu herida ha sido muy profunda y necesitarás mucho tiempo para recuperarte - suspiró - así que cuando termine mi turno, iré por esa cerveza y brindaré por ti
La conversación era amena y la chica me agradaba. No era despampanante, si bien estaba bien formada, no tenía un cuerpo de gimnasio, si cabello rubio recogido junto con sus ojos color café, coronado con unas gafas, la hacían por demás atractiva. No quería, pero yo era un ser por demás se*xual, así que tuve una erección casi de inmediato. Ella se puso seria, creí que se había enfadado por mi reacción física ante su contacto, pero en realidad observaba las muchas cicatrices que tenía en mis muñecas. Levantó la vista y me miró con pena. Por primera vez en mi vida, algo me causaba vergüenza, así que retiré mi muñeca de su agarre
- ¿Nunca trataste de suici*darte?
- No, la verdad es que no, siempre creí que era de cobardes
- ¿Cobardes? - su afirmación me molestó - yo no diría eso, cansados… tal vez
- Disculpa - notó mi enfado - no quise incomodarte, a veces soy muy franca a la hora de expresarme
- ¿Tampoco habías tratado con alguien que hubiera intentado quitarse la vida?
- No, y te repito, no quise fastidiarte
- No lo has hecho, solo que no suelo hablar de eso con nadie
- Bueno, después de todo tendré que aceptarte esa cerveza
- Me encantaría, de ti depende
- ¿Cómo así?
- Claro, si me cuidas bien y me mimas mucho, más rápido me pondré mejor y saldré de aquí - le dije de forma risueña mientras volvía a acostarme y ella me arropaba
- ¿Siempre te comportas como un niño pequeño?
- No - ahora era yo quien tomaba su muñeca - solo cuando quiero que me traten como tal y sobre todo me malcríen
- Eres un poco descarado, ¿no te parece?
Dijo eso y sonrió. La tomé de la cabeza y la traje hacia mí, cuando estuvo casi pegada a mi rostro le dije sonriendo de medio lado
- Y si te beso ahora, ¿te parece muy descarado de mi parte?
Estoy seguro que no se lo esperaba, ya que me miraba con asombro. Así que apoyé mis labios en los suyos y me abrí paso con la lengua en su boca. Ella me correspondió, no llamó mi atención, yo estaba acostumbrado a que las mujeres se rindieran ante mí con mucha facilidad.
- Creo que… - pero no la deje culminar la frase
- ¿Qué dices si nos salteamos las cervezas y vamos directo al se*xo?
- Creo que vas demasiado rápido, no te voy a negar que me gustó tu beso, pero me tomaste por sorpresa – dijo mientras se soltaba de mi agarre – la próxima vez no tendrás tanta suerte
- Entonces… ¿habrá próxima vez?
- Ya veremos, primero debes recuperarte, luego ya hablaremos
Sonrió y abandonó la habitación. Luego de trascurrir unos minutos ingresó una mujer, de mediana edad hacia arriba, con aspecto muy tosco y con poca simpatía
- Buenas noches, señor Gentile, mi nombre es Luciana seré su enfermera de la noche
- Buenas noches Luciana, mucho gusto y le agradezco por cuidarme, pero no soy Gentile
- No es lo que me dijo el señor Gentile
- ¿Cómo?
- Sí, él me dijo que era su hijo
Eso me desconcertó un poco, yo ni conocía al viejo, ¿por qué le decía que era su hijo?, aunque seguramente sería para que me tratara bien y se esmerara en su trabajo
- Muy bien, entonces, ¿quién soy yo para contradecir al viejo?
- Bueno, ya nos hemos presentado, voy a buscar su comida señor Gentile, en unos minutos regreso
- Que sea abundante, pues tengo más hambre que un león en la ciudad
Y me reí, pero la doña era tosca y me sería muy difícil de conquistar, aunque no me movía un deseo carnal con ella, a diferencia de su compañera, esa que me dejó un sabor exquisito en la boca con su beso. En ese momento reparaba que no le había preguntado su nombre.
Pasó un rato y volvió Luciana con mi cena, era abundante, pero mi estómago se había achicado un poco. Así que, si bien comí generosamente, no lo que mis ojos hubieran querido.
Cuando la enfermera retiró mi bandeja y abrió la puerta para retirarse a llevar los platos, se encontró con Don Paolo que intentaba ingresar. Se hicieron una pequeña reverencia y Luciana salió mientras el viejo entró
- Buenas noches, Luka, te veo de mejor semblante
- Buenas noches señor Gentile, muchas gracias, me siento mucho mejor
- Nada de señor Gentile, hace muchos años nadie me llama así, dime Don Paolo
- Como guste, Don Paolo – tragué saliva y le pregunté - ¿Por qué le dijo a la enfermera que soy su hijo?
- En realidad no le dije que fueras mi hijo, solo le dije que te apellidabas Gentile y ella asumió que eras mi hijo, y no se lo desmentí – me sonrió - Además me dijiste que no tenías apellido, así que había que darte uno y te di el mío
- Me siento muy honrado, solo que no entiendo porque lo hizo
- Luka, tu no lo sabes, pero hace mucho tiempo que te vengo observando, ¿o cómo crees que llegamos justo donde estabas cuando te hirieron? – yo no le respondía, estaba asombrado, nunca noté que me estuvieran vigilando – yo siempre vigilo las pandillas, para ver si hay algún elemento que valga la pena, y, hasta que tu apareciste en mi radar, no había encontrado ninguno
Narrador *recuerdos*:Alicia había sido llevada muy lejos de allí. Primero en coche, durante más de dos horas, hasta el aeropuerto y allí en un jet privado hasta su destino, a 4 horas.Ella estaba aterrada, su padre había acabado de morir, aunque ella aún no lo sabía con certeza y su Nana querida había quedado muy atrás.Durante el viaje se durmió varias veces, pero por lapsos muy cortos, ya que el sueño la vencía y el miedo no la dejaba en paz.En el jet, la habían acomodado en el último asiento, cerca de la puerta de ingreso y, el hombre que se sentó junto a ella, no la dejaba levantar a menos que fuera para ir al baño, donde la acompañaba hasta puerta y la esperaba en el pasillo para volverla a su asiento al terminar.En uno de los primeros asientos viajaba Luka, el hombre de los tatuajes que ella tanto temía. Él, de vez en cuando, volteaba la cabeza para observarla, entonces ella cerraba sus ojos apretándolos bien, para hacerse la dormida. Luka sabía que no lo estaba en realidad,
Alicia *recuerdos*:No tengo muchos recuerdos de mi niñez, sobre todo de los primeros años. Solo algunas imágenes sueltas que parecen no tener sentido. Alguien mató a quien creía ser mi padre, pues luego también me enteré que no lo era, él había matado a mi verdadero padre y raptado a mi madre junto conmigo. La pobre debe haber sufrido mucho, primero le matan al marido, luego la raptan con su hija, y por último la asesinan a ella también cuando intenta escapar de su cautiverio. Tampoco la recuerdo mucho, solo sus ojos con una cálida mirada.Me he criado en la soledad absoluta. Si buen fui a al mejor colegio, no tenía permitido tener amigos, ni hablar de ir a sus casa o que vinieran a la mía, ni siquiera para estudiar.Mi captor, el hombre de los tatuajes, así me gustaba decirle, aunque sabía perfectamente que se llamaba Luka, había estado pendiente de mi vida todos estos años, pero nunca había vuelto a verlo, ni siquiera hablar con él. Pero recordaba bien su cara, y sobre todo su perf
Luka *recuerdos*:Habían pasado ya varias semanas desde la conversación con el viejo, pero aun así, no podía salir de mi asombro.- Renzo se ha vuelto loco el viejo, mira que querer que me case con su nieta- No Luka, no está tan loco. Solo debes pensar un minuto como lo hace él, y verás que, no sólo tiene lógica, sino que es lo más conveniente para todas las partes- Pero…- Pero nada amigo. Si tanto te disgusta la idea porque no vas a hablar con ella, a ver si entre los dos pueden convencer a Don Paolo de que desista de la idea- ¿Verla?- Si, verla- No, sencillamente no puedo- ¿Por qué no puedes Luka?- Lo he estado evitando todos estos años.- Bueno, ya estaría siendo hora de que la veas cara a cara y no desde lejos como siempre lo haces- Es que no podría mirarla a los ojos. ¿No lo entiendes?- ¿Entender que cosa?- Que soy el causante de todos sus males, que ha estado cautiva por mi culpa. Debe odiarme y no lo soportaría- Creo que eso es algo que tendrás que empezar a tratar
Luka *recuerdos*: Luego de unos días de estar internado en estado grave, y de haber venido de una larga lucha contra su enfermedad, Don Paolo Gentile De María había fallecido. El viejo se había ido feliz, pues recuperó a su nieta perdida, y pese a que jamás le llamó abuelo, la tuvo cerca y pudo verla crecer. Ahora tocaba el funeral y luego la apertura del testamento.Yo sabía perfectamente en que consistía dicho documento, pues había estado presente cuando le hizo las últimas modificaciones, ellas incluían los negocios que serían de su nieta, lo que serían míos y, por supuesto, el arreglo matrimonial entre ambos.Se me consultó si Alicia debía presentarse en al funeral y dije que no, que mejor se mantuviera lejos, pues muchos enemigos externos asistirían, además de los internos, pues cuando muere el jefe de una familia de la mafia, todos están ansiosos por saber que les toca y como se distribuirán los cargos. Así que ponerla a ella en la mira de todos exponiéndola en el funeral, no m
Luka *recuerdos*:Maldita la reunión con los franceses, si había algo de lo que tenía ganas esa mañana, era de seguir durmiendo, ¡pero no, tenía esa importante reunión!Como era de esperarse mi humor era de los peores en los últimos años- Luka que cara traes- ¿Qué esperabas Renzo?, pasé una noche de mier*da- No solo tú- Me importa un rábano los demás, yo me siento fatal y tengo que reunirme con esta gente para cerrar un negocio- También puede matarlos, como hacías antes- No me des buenas ideas – me reíLa vedad su comentario me hizo gracia, si bien era cierto, antes era lo que más hacía, ya iban a hacer unos cinco años que no me dedicaba a esa parte del negocio.Como bien le dije, mi noche había estado fatal, no recordaba bien lo sucedido, sabía que bebí más de lo acostumbrado- Para esos están los buenos amigos- Hablando de buenos amigos, ¿qué hice anoche?- ¿A parte de beber hasta lo que no debías?- Exacto- ¿En verdad no recuerdas nada?- Tengo muchas lagunas y los recuerdo
Alicia:Y allí iba, de la mano de uno de mis custodios, camino al altar, para casarme con un hombre que no conocía. Solo lo había visto uno vez en mi vida y era bastante traumática. Aunque debo reconocer, que todos estos años he tenido las más variadas fantasías con él. Por momentos me generaba estremecimiento, aquellos ojos fijándose en los míos, mientras me descubría detrás de la cortina, como toda niña tonta me enamoré de él, tal es así que cuando me dejó en mi habitación, le dije que me casaría con él, solo que no creí que lo fuera hacer en realidad. Pero también lo odiaba por lo que me había hecho, sacarme de lo que yo consideraba mi hogar, y matar a mi padre, pues por muchos años lo creí, recién ahora me enteraba de la verdad.Cada paso que daba en la iglesia, retumbaba en mi cabeza, en un par de oportunidades estuve a punto de perder el equilibrio, pues mi cuerpo temblaba por completo.No había querido encontrarme con él cuando se hizo la unión por lo civil, no fui capaz de est
Luka:Luego de toda la fanfarria de la ceremonia religiosa, nos fuimos de la iglesia, no sin antes soportar una andanada de griterío felicitándonos y millones de flores sobre nuestra cabeza. Ya me dolía la cara de forzar la sonrisa, estaba deseando que ese día terminara de una buena vez y poder volver a mi amada rutina; pero aún quedaba el banquete, y ese sí, sería un martirio. Por fin llegamos al coche, ante la atenta mirada de todos los presentes, fui todo un caballero y la ayudé a subir en él. Luego, del otro lado, tuve que acomodar el enorme vestido que llevaba para poder subir yo también. En realidad no entiendo a los diseñadores, pues cuando la novia va camino a la iglesia vaya y pase, pero a la vuelta hay otro pasajero en el coche, deberían prever eso y dejarnos un espacio.Ella no me miraba, por más que me esforzara, no lo hacía, así que tomé su mano. Dio un brinco, creo que la asusté. Pero logré mi cometido, me miró. Le sonreí, traté de ser amable, pero creo que fui algo síni
Luka:Cuando le dije que iba a consumar el matrimonio, su rostro cambió de expresión y vi reflejado en sus ojos un brillo que no pude descifrar, esperaba terror, o al menos algo de miedo, pero en lugar de eso mantuvo sus ojos clavados en los míos y su mirada… pues no pude saber de qué iba. Así que la volteé para que quedara de espaldas a mí, sabía muy bien que su vestido se desabotonaba en la espalda, pues estuve toda la noche observándolo y planeando la forma de quitárselo de manera rápida. Pero no había manera rápida, una fila de interminables botones lo cerraban por detrás.Logré desabrochar los primeros, eso bastó para dejar al descubierto sus hombros, los acaricié y la sentí estremecer, continué un poco más, hasta deprenderlo por completo. Su espalda desnuda se presentó ante mí. La observé por unos segundos y deslicé su vestido hasta el suelo. Ahora solo vestida una braga de encaje y las medias de fantasía a media pierna, todo era de un blanco inmaculado, como ella. Corrí el mech