Alicia *recuerdos*:
Aquel hombre lleno de tatuajes que había venido a hablar con mi papá, me generaba miedo. Estaba sentado en la sala, esperando para ser atendido, mientras jugaba con la cucharita dentro de su taza con café. Yo le espiaba detrás de las gruesas y oscuras cortinas del ventanal. Pues cuando él llegó yo estaba es esta sala y no tuve mejor idea, en lugar de irme para mi habitación, que esconderme detrás de la pesada tela. Me aterraba, pero al mismo tiempo me llenaba de curiosidad. Yo apenas tenía siete años y nunca había visto un hombre así, solo en las películas que a veces mirábamos con mi primo Marco, quien era un par de años mayor y pasaba mucho en casa debido a que sus padres viajaban mucho.
Pero volviendo a aquel hombre, ese que tanto miedo me inspiraba, su duro rostro y su expresión tan seria, hacía que mis piernas temblaran; pero no fue hasta que se levantó y caminó hacia en ventanal que tenía la cortina que me ocultaba, que mi corazón palpitó con tal fuerza que pareció salirse de mi pecho
- ¿Qué hace una niña tan linda, escondida detrás de esta cortina espiándome?
Su voz era ronca y profunda, en aquel entonces me pareció un hombre muy viejo, hoy sé que tenía unos 20 años, aunque su aspecto era de mayor, y más aún para mí que era tan pequeña. No le respondí, solo lo miraba aterrada, nunca había sentido tanto miedo en mi vida. Parecía realmente disfrutar del efecto que causaba en mí, sus profundos ojos celestes se fijaron en los míos, quise llorar, así que se me nublaron y bajé la cabeza. Él tomó mi barbilla y me obligó a mirarlo. Su expresión ya no era tan dura
- ¿Cómo te llamas?
- No tengo nombre – respondí, pues mi nana me había enseñado a decir eso si algún extraño me preguntaba
- Ok, niña sin nombre – y sonrió, luego acarició mi mejilla, sin soltar mi barbilla, con su dedo pulgar – nunca, entiende bien, nunca bajes la mirada por nadie, jamás permitas que te intimiden aunque te estén apuntado con un arma
“… ¿apuntando con un arma?”, ¡¿qué clase de consejo era ese para una niña de tan corta edad?!
Yo fruncí en ceño y corrí mi cara, pues su contacto me desagradaba. Él se sorprendió, pero luego volvió a sonreír
- Veo que me has perdido el miedo
- Yo nunca le tuve miedo, señor, solo que no debo hablar con extraños – repliqué
- Y lo bien que haces, los extraños no solemos ser gente buena
La puerta del despacho de mi padre se abrió y el hombre desvió la mirada hacia ella
- ¡Luka!, me dijeron que querías verme, ¿qué te trae por aquí?
Luka, así se llamaba, ahora podría ponerle nombre al extraño que me intimaba. Volvió a mirarme, pero esta vez su mirada era sombría, trató de esbozar una sonrisa, pero en lugar de eso solo me ofreció una forzada mueca de medio lado
- Ojalá algún día puedas perdonarme por esto
Y, sin decir nada más, se dirigió al despacho y entró junto con mi padre.
Mi corazón no dejaba de latir con toda rapidez, me apoyé las manos en el pecho, para tratar de que no saltara. Respiraba con dificultad y mis piernas no dejaban de temblar. Luego de unos minutos, al fin pude moverme, así que salí, con mucha dificultad, de detrás de la cortina, quería llegar cuanto antes a los brazos de mi Nana, quien, seguramente, se encontrara en la cocina. Pero cuando iba a medio camino del gran salón, escuché un gran estruendo, nunca había sentido un ruido así, por lo tanto me paralicé por completo y mi cuerpo se heló. Escuché abrirse violentamente la puerta del despacho, así que lentamente volteé a ver qué sucedida, pues desde allí había venido el sonido. En ese momento salía el señor con el que me encontré anteriormente. Llevaba algo color plata en su mano, pero no pude distinguir que era, él seguía mirando hacia el interior del despacho mientras avanzaba, cuando al fin giró, se encontró conmigo y se sobresaltó, de inmediato ocultó el objeto brillante en uno de los bolsillos de su chaqueta, pude observar que sus manos ya no estaba desnudas sino que llevaba unos guantes tipo cuero de color ne*gro. Me observó por unos segundos, trató de sonreír, pero otra vez, esa mueca de medio lado, afloró. Al ver que yo me quedaba inmóvil, se acercó aún más y me dijo
- Vete a tu habitación y espera allí a que te vayan a buscar, por nada del mundo vayas a entrar en el despacho de tu padre
Asentí con la cabeza, pero decirle a un niño que no haga algo, es como incitarlo a que lo haga, por lo visto éste hombre no tenía mucha experiencia tratando con criaturas.
Luka *recuerdos*:
Mi infancia fue de lo más difícil, mi madre había muerto de una sobredosis cuando tenía seis años y, poco tiempo después, mi padre me abandonó a mi suerte. Así que estaba solo en éste maldito mundo. Me crié en las calles, eso fortaleció mi espíritu y me convirtió en el hombre duro y desalmado que soy. Nunca estuve en ningún hogar adoptivo, así que no conozco que tan bueno o tan malo hubieran sido estar en uno. Cuando fui un poco más grande, me mezclé con gente de lo peor, primero con pandilleros y luego directamente con la mafia, ésta última gracias a Don Paolo, quien me encontró deambulando mal herido debido a una puñalada en el estómago, me llevó a su casa e hizo que me curaran, salvando así mi vida pero no mi alma.
- ¿Dónde estoy? – pregunté al abrir los ojos y sentarme en la cama
- Quédate quieto que estás herido – me respondió un hombre que se encontraba en la habitación
Apreté mi herida con la mano, pues dolía y mucho. Era más que obvio que no estaba en un hospital ni mucho menos, así que obedecí, la calle me había ensañado lo suficiente como para saber cuándo me convenía obedecer y cuando no, y ese era el momento preciso de hacerlo
- De acuerdo, esto duele mucho
- Bien, llamaré al jefe, pues pidió que le llamáramos cuando despertaras – y salió de la habitación
Aproveché la soledad para mirar alrededor, sobre todo una vía de escape, no sabía dónde estaba ni que era lo que querían conmigo, así que estaba nervioso y alerta. Pude observar que se trataba de una habitación común, era como un dormitorio, así que una cárcel tampoco era. Pero… ¿si no era un hospital ni una cárcel, que era?
- Te preguntarás; ¿dónde estás y que queremos contigo?
Escuché una voz ronca y cansada que salía de la boca de un hombre algo anciano ya, corpulento, pero venido a menos debido a su excesiva gordura. Aunque debo reconocer que vestía de manera impecable, llevaba un traje gris oscuro con finas rayas en un gris más claro, camisa, chaleco a juego y un pañuelo color arena, en el bolsillo superior de su chaqueta, completaban el atuendo. De inmediato me infundió respeto.
- Señor, eso mismo me pregunto
- Soy Don Paolo Gentile de María, y esta es mi humilde morada
- Un placer, Don Paolo, supongo que debo agradecerle por salvarme la vida
- Oh, sí y mucho, pero de eso hablaremos luego, ahora recupérate bien. Por cierto, ¿cómo te llamas?
- Mi nombre es Luka Dante
- ¿Y tú apellido?
- En realidad no tengo
- Todos tenemos uno
- Pues yo no
- ¿Y cómo es eso?
- Mi madre murió y mi padre me abandonó
- ¿Qué clase de padre abandona a un hijo que se ha quedado sin madre?
- Supongo que un adicto como el mío, y mi madre no era ninguna santa tampoco, ella murió de sobre dosis
- ¡Qué vida tan cruel has tenido muchacho!
- Yo no diría ni que tanto, al final me hicieron un favor, estoy mejor sin ellos
- Presiento que nos llevamos muy bien tú y yo, se ve que tienes carácter y sobre todo huevos, que es lo que se necesita para éste trabajo
- ¿Y qué trabajo sería ese?
- Ya lo hablaremos con más calma – el viejo me sonrió de una cálida manera, creo que estaba, o al menos se sentía, más solo que yo – ahora lo importante es que te recuperes y bien
- Muchas gracias por su hospitalidad, se lo recompensaré, lo prometo
- ¡Oh, sí, cuento con eso! – y se retiró
Cuando salió de la habitación, volví a recostarme en la cama, pues el dolor era insoportable. De pronto ingresó una joven con una bata, era la enfermera que me estaba atendiendo, se acercó y tomó mi muñeca
- ¿Qué crees que haces?
- Estate quieto que voy a ponerte una inyección con un calmante, para que puedas dormir y así que recuperes más pronto
En otro momento la hubiera empujado para salir huyendo, pero me dolía mucho en realidad y no tenía fuerzas, así que aflojé mi brazo y dejé que la muchacha hiciera su trabajo. En menos de un minuto estaba durmiendo profundamente.
Alicia *recuerdos*:Como era de esperarse, ni bien el hombre abandonó el gran salón, corrí al despacho de mi padres, ¡sí, a ese lugar que me había dicho que no fuera!En ese momento no entendía bien que era lo que sucedía. Ahora sí…Mi padre había sido asesinado en su despacho. Su cuerpo yacía sentado en la silla, pero su cabeza sobre el escritorio nadando en un mar de sangre.Corrí hacia él y comencé a sacudirlo.- ¡Papi despierta, papi…!Pero mi padre no despertaba. Comencé a gritar mientras lloraba desconsoladamente. De pronto mi Nana irrumpió en la habitación, perecía no sorprenderse por la escena. Me tomó en brazos y me llevó a mi dormitorio. Mientras me cargaba, observé el suelo y noté marcas, de pisadas ensangrentadas, que atravesaban el salón.Esa imagen me acompañaría por mucho tiempoCuando me dejó en el dormitorio, ya se encontraba allí un hombre con aspecto aún más duro que el de los tatuajes, aunque ahora sabía que se llamaba Luka.- Imagino que ya habrá arreglado todo l
Narrador *recuerdos*:Alicia había sido llevada muy lejos de allí. Primero en coche, durante más de dos horas, hasta el aeropuerto y allí en un jet privado hasta su destino, a 4 horas.Ella estaba aterrada, su padre había acabado de morir, aunque ella aún no lo sabía con certeza y su Nana querida había quedado muy atrás.Durante el viaje se durmió varias veces, pero por lapsos muy cortos, ya que el sueño la vencía y el miedo no la dejaba en paz.En el jet, la habían acomodado en el último asiento, cerca de la puerta de ingreso y, el hombre que se sentó junto a ella, no la dejaba levantar a menos que fuera para ir al baño, donde la acompañaba hasta puerta y la esperaba en el pasillo para volverla a su asiento al terminar.En uno de los primeros asientos viajaba Luka, el hombre de los tatuajes que ella tanto temía. Él, de vez en cuando, volteaba la cabeza para observarla, entonces ella cerraba sus ojos apretándolos bien, para hacerse la dormida. Luka sabía que no lo estaba en realidad,
Alicia *recuerdos*:No tengo muchos recuerdos de mi niñez, sobre todo de los primeros años. Solo algunas imágenes sueltas que parecen no tener sentido. Alguien mató a quien creía ser mi padre, pues luego también me enteré que no lo era, él había matado a mi verdadero padre y raptado a mi madre junto conmigo. La pobre debe haber sufrido mucho, primero le matan al marido, luego la raptan con su hija, y por último la asesinan a ella también cuando intenta escapar de su cautiverio. Tampoco la recuerdo mucho, solo sus ojos con una cálida mirada.Me he criado en la soledad absoluta. Si buen fui a al mejor colegio, no tenía permitido tener amigos, ni hablar de ir a sus casa o que vinieran a la mía, ni siquiera para estudiar.Mi captor, el hombre de los tatuajes, así me gustaba decirle, aunque sabía perfectamente que se llamaba Luka, había estado pendiente de mi vida todos estos años, pero nunca había vuelto a verlo, ni siquiera hablar con él. Pero recordaba bien su cara, y sobre todo su perf
Luka *recuerdos*:Habían pasado ya varias semanas desde la conversación con el viejo, pero aun así, no podía salir de mi asombro.- Renzo se ha vuelto loco el viejo, mira que querer que me case con su nieta- No Luka, no está tan loco. Solo debes pensar un minuto como lo hace él, y verás que, no sólo tiene lógica, sino que es lo más conveniente para todas las partes- Pero…- Pero nada amigo. Si tanto te disgusta la idea porque no vas a hablar con ella, a ver si entre los dos pueden convencer a Don Paolo de que desista de la idea- ¿Verla?- Si, verla- No, sencillamente no puedo- ¿Por qué no puedes Luka?- Lo he estado evitando todos estos años.- Bueno, ya estaría siendo hora de que la veas cara a cara y no desde lejos como siempre lo haces- Es que no podría mirarla a los ojos. ¿No lo entiendes?- ¿Entender que cosa?- Que soy el causante de todos sus males, que ha estado cautiva por mi culpa. Debe odiarme y no lo soportaría- Creo que eso es algo que tendrás que empezar a tratar
Luka *recuerdos*: Luego de unos días de estar internado en estado grave, y de haber venido de una larga lucha contra su enfermedad, Don Paolo Gentile De María había fallecido. El viejo se había ido feliz, pues recuperó a su nieta perdida, y pese a que jamás le llamó abuelo, la tuvo cerca y pudo verla crecer. Ahora tocaba el funeral y luego la apertura del testamento.Yo sabía perfectamente en que consistía dicho documento, pues había estado presente cuando le hizo las últimas modificaciones, ellas incluían los negocios que serían de su nieta, lo que serían míos y, por supuesto, el arreglo matrimonial entre ambos.Se me consultó si Alicia debía presentarse en al funeral y dije que no, que mejor se mantuviera lejos, pues muchos enemigos externos asistirían, además de los internos, pues cuando muere el jefe de una familia de la mafia, todos están ansiosos por saber que les toca y como se distribuirán los cargos. Así que ponerla a ella en la mira de todos exponiéndola en el funeral, no m
Luka *recuerdos*:Maldita la reunión con los franceses, si había algo de lo que tenía ganas esa mañana, era de seguir durmiendo, ¡pero no, tenía esa importante reunión!Como era de esperarse mi humor era de los peores en los últimos años- Luka que cara traes- ¿Qué esperabas Renzo?, pasé una noche de mier*da- No solo tú- Me importa un rábano los demás, yo me siento fatal y tengo que reunirme con esta gente para cerrar un negocio- También puede matarlos, como hacías antes- No me des buenas ideas – me reíLa vedad su comentario me hizo gracia, si bien era cierto, antes era lo que más hacía, ya iban a hacer unos cinco años que no me dedicaba a esa parte del negocio.Como bien le dije, mi noche había estado fatal, no recordaba bien lo sucedido, sabía que bebí más de lo acostumbrado- Para esos están los buenos amigos- Hablando de buenos amigos, ¿qué hice anoche?- ¿A parte de beber hasta lo que no debías?- Exacto- ¿En verdad no recuerdas nada?- Tengo muchas lagunas y los recuerdo
Alicia:Y allí iba, de la mano de uno de mis custodios, camino al altar, para casarme con un hombre que no conocía. Solo lo había visto uno vez en mi vida y era bastante traumática. Aunque debo reconocer, que todos estos años he tenido las más variadas fantasías con él. Por momentos me generaba estremecimiento, aquellos ojos fijándose en los míos, mientras me descubría detrás de la cortina, como toda niña tonta me enamoré de él, tal es así que cuando me dejó en mi habitación, le dije que me casaría con él, solo que no creí que lo fuera hacer en realidad. Pero también lo odiaba por lo que me había hecho, sacarme de lo que yo consideraba mi hogar, y matar a mi padre, pues por muchos años lo creí, recién ahora me enteraba de la verdad.Cada paso que daba en la iglesia, retumbaba en mi cabeza, en un par de oportunidades estuve a punto de perder el equilibrio, pues mi cuerpo temblaba por completo.No había querido encontrarme con él cuando se hizo la unión por lo civil, no fui capaz de est
Luka:Luego de toda la fanfarria de la ceremonia religiosa, nos fuimos de la iglesia, no sin antes soportar una andanada de griterío felicitándonos y millones de flores sobre nuestra cabeza. Ya me dolía la cara de forzar la sonrisa, estaba deseando que ese día terminara de una buena vez y poder volver a mi amada rutina; pero aún quedaba el banquete, y ese sí, sería un martirio. Por fin llegamos al coche, ante la atenta mirada de todos los presentes, fui todo un caballero y la ayudé a subir en él. Luego, del otro lado, tuve que acomodar el enorme vestido que llevaba para poder subir yo también. En realidad no entiendo a los diseñadores, pues cuando la novia va camino a la iglesia vaya y pase, pero a la vuelta hay otro pasajero en el coche, deberían prever eso y dejarnos un espacio.Ella no me miraba, por más que me esforzara, no lo hacía, así que tomé su mano. Dio un brinco, creo que la asusté. Pero logré mi cometido, me miró. Le sonreí, traté de ser amable, pero creo que fui algo síni