Capítulo215
Sin embargo, mientras hablaba, no notó la evidente inquietud en el rostro de Conrad.

—Mocoso, no quiero rebajarme a tu nivel. Discúlpate con mi novia y lárgate de aquí —amenazó Conrad, alarmado porque Faustino había detectado la falsedad de la esmeralda—. ¡O atente a las consecuencias!

Quería echarlo antes de que notara otras irregularidades.

—¿Oíste? Hiciste enojar a mi novio. Las consecuencias serán graves. ¡Discúlpate y lárgate! —Valeria, sintiéndose poderosa con el respaldo, se volvió arrogante.

—¿Por qué debería disculparme si no dije nada incorrecto? —respondió Faustino tranquilamente.

—¿Calumnias a mi novio, insinúas que no tengo cerebro, y dices que no dijiste nada malo?

—Solo dije la verdad. No tienes cerebro, y lo peor es que ni siquiera tienes buen pecho —respondió Faustino con indiferencia.

—¿Tú... te atreves a insultarme? —chilló Valeria, sacudiendo el brazo de Conrad—. ¡Conrad, dijiste que eras cinturón negro en taekwondo! ¡Dale una lección a este mocoso insolente!

—Valer
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