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El Marchas
El Marchas
Por: RodionChijack
Previa/Parte 1/

CAPITULO CERO

Rapel, sexta región, agosto del 2014

Mi niña:

Ya más de un mes que no te veo y te juro que aún no me la puedo creer.

No pensé que se iba a sufrir tanto con esto.

Me había costado bastante comer hasta ahora desde que me vine a descansar aquí a mi verdadera casa, pero ahora como que estoy retomando de a poco la ingesta de comidas.

Tengo que estar bien para cuando decidas volver a verme. Mi abue se enoja cuando le hablo de eso y denante se puso a llorar conmigo porque sabe que te extraño un monton y que estoy sufriendo por tí. No sabe que hacer para que todo esto vuelva a la normalidad y para que tú estés aquí y yo tampoco sé que hacer, ya que te juro que no tengo experiencia en esto y aún no le cuento a nadie acá en casa eso de que me retiré de la carrera, por lo que ella cree que si no voy a clases es solo porque estoy triste por nuestra ruptura y en ese sentido ella es de la preferencia de que primero se me pase un poco todo esto antes de que el resto de los mortales vea mi horrible cara. 

¿Por qué tenías que romper conmigo justo en esos momentos en que mis ex compañeros de publicidad supieron lo nuestro?

Por Fabian averigüe que con Raúl ustedes son como amigos ahora que se cambiaron a la jornada vespertina. El también está sufriendo por Franchesca. Me cuesta reconocer que en estos momentos le tengo algo de envidia a ese huevón solo porque él está más cerca físicamente de tí.

Me cuesta creer también aquella repentina y espontanea amistad, puesto que ustedes nunca se llevaron muy bien desde que el supo que tú y yo estábamos juntos. A todo esto y por otro lado ¿Cuantas veces me alegaste de que yo pasaba más tiempo con él que contigo? El suele decirme que te olvide pronto, puesto que como te ve todos los días me cuenta que ya estás en otra, onda que le da la impresión de que nunca me quisiste porque ese infeliz de Ignacio pasa a buscarte al instituto en auto todas las noches a clases y que tú sales como feliz arrancando con él a diferencia de cuando estudiabamos en la mañana y, a veces, por lo que otras personas han contado y por lo que yo veo, como que pienso que es cierto eso de que valgo madre para tí, porque al parecer te importa una b****a lo que los demás piensen de mi tomando en cuenta lo que me estás haciendo prácticamente ante los ojos de todos.

Todavía recuerdo aquella vez que Franchesca quiso hablar conmigo sobre tí y onda yo la mandé a cazar mariposas porque me cae pésimo. Ahora me arrepiento de no haberla querido escuchar.

¿Por qué decidiste abandonarme en el peor momento de mi vida ahora que estoy tomando decisiones difíciles?

Tu sabes que no me gustó nunca la carrera y no lo puedo creer, de verdad que no lo puedo creer que no hayas decidido apoyarme en esto de escribir mis cositas y ejecutar mis proyectos que son mucho más ambiciosos que terminar una carrera de porquería en un instituto barato.

Tampoco puedo creer que hasta estaría dispuesto a retomar mis estudios solo para que vuelvas conmigo.

La verdad es que estoy desesperado. Lo único que deseo es que las cosas sean como antes y ya no me importa lo que tuviste o lo que estás teniendo con Ignacio; Tu misma me dijiste que no te gustaba y que lo que había pasado esa noche solo había sido lo que había pasado esa noche pero veo que ahora estás de novia con él. ¿Que onda? ¿Como tan rápido? ¿Como pueden tener tan poca sustancia tus palabras?

Sé que a veces te traté mal, pero considero que es muy injusto que solo por eso me hayas dejado para siempre porque durante el triste último tiempo también estabas maltratandome. Tu sabes que no era nada contra tí. Tú sabes también que muchas veces suelo estar de muy mal humor por culpa de cosas tan banales tipo como que el mundo es una porquería, como que este país es una porquería porque acá no se puede vivir de lo que a uno le gusta hacer y porque los sueldos son bajos y porque estudiar sale muy caro ¿Acaso no sabes que mi sueño es vivir de lo que realmente sé hacer bien? ¿No te das cuenta de que yo estoy por sobre toda esa estructura debido a mi capacidad de entendimiento y mi inteligencia, onda que yo soy más que todo eso junto?

Tal vez nunca te importó lo que yo siempre quise. Ahora ya no me importa porque me importas más tú. A veces pienso que decidiste tener una relación conmigo solo para que te ayudase en los estudios y te juro que me dan ganas de llorar cuando estoy teniendo esa clase de pensamientos.

¿Como pudiste? Discúlpame, pero no lo puedo evitar, no puedo evitar pensar mal. Te odio y te amo al mismo tiempo. No me cabe en la cabeza que hayas decidido adherirte inmediatamente a una nueva relación, sobre todo tras recordar, ahora que no puedo dormir, aquella noche en ese bar que estaba cerca del cuchitril ese donde vivo allá en Santiago. Esa noche me dijiste que yo había sido el mejor hombre que tú habías conocido y ahora no sé, como que me siento estafado y prisionero de tus palabras y mis malditos recuerdos. Me siento triste y estafado y me da la impresión de que soy un maldito sadomasoquista, puesto que aún no pierdo las esperanzas de que recuerdes que te amo y de que quiero que seas feliz conmigo, y que en base a eso siempre voy a ser lo mejor para ti.

Realmente estoy desesperado y estoy dispuesto a hacer lo que sea para que vuelvas conmigo.

Ahora acá llueve a cántaros. Dicen que el río se va a salir en cualquier momento y aquí estoy, más pendiente de recordar nuestros momentos juntos que de que el río se salga. ¿Te acuerdas de las cosas que haciamos cuando nos mojabamos? ¿Te acuerdas de la cantidad de veces que lo hicimos en el río porque decías que estabas aburrida de hacerlo todo el tiempo en la cama?

Siempre recuerdo esa primera lluvia que compartimos por estos lugares durante nuestro primer año de noviazgo. Mi abue ya te quería como una hija y le encantaba que viniesemos todos los fines de semana a hacerle compañía en esa época que aún no me parece tan lejana ¿Te acordarás? Yo creo que sí, puesto que también dijiste que conmigo habías sentido una sensacion de paz interior que no habías sentido nunca antes con ningún otro hombre, que yo te había salvado de ser parte de muchas situaciones conflictivas que tú reconocías que atraías por naturaleza ¿Te acordarás?

Y aquí estoy, haciendo memoria de esos días de lluvia cuando regresabamos a esta habitación que yo te juro que te extraña tanto como yo. Tú cerrando la puerta con los pies ya descalzos. Yo encendiendo la estufa para que tengamos algo más de calor y así no resfriarnos. Tú desprendiéndote en el acto de tus ropas mojadas para dejarlas secando y cruzando tus piernas desnudas timida y sonrientemente para que yo deslice mis manos sobre ella. Yo tiritando de frío y de mentira para que te acercaras y me abrazaras y me dieras lo tuyo con más ganas que nunca diciéndome que me amabas. Tú dándome lo tuyo, con mucho más entusiasmo del que yo tal vez realmente siempre merecí.

¿Que nos faltó? ¿Por qué llegamos a esto si éramos la pareja ideal según la profe esa vez que nos vio besandonos escondidos al costado de la sala de profesores?

La pareja ideal porque éramos muy distintos, pese a ser buenos estudiantes al fin y al cabo y que era eso lo que nos unía. Te juro que a mi no me importaba lo que dijera el resto de tí siempre respecto a eso de los rumores, pero voy a estar arrepentido toda mi vida por haber decidido que este romance estuviese escondido.

Pues ya ves que tomo malas decisiones porque ahora me siento un poco ridículo por haber abandonado mi carrera sabiendo que eso me iba a alejar de tí.

Lo sé. Todo es mi culpa. De mi inseguridad hecha arrogancia, con el fin de protegerme de mis propios miedos y mis carencias. Estoy seguro de que me quisiste decir eso aquella tarde que decidiste romper definitivamente contigo pero como que no te salieron las palabras.

Lo que si me dijiste bien es que no podías comprender como podía llegar a ser amigo de un ser humano tan decadente como Raúl y ahora soy yo quien no cree como es que ustedes llegaron a hacerse amigos a espaldas mías siendo que mi compadre prácticamente te odiaba con todas mis fuerzas.

Te amo Karla y por favor perdóname. Te juro que si vuelves conmigo todo va a ser mejor; Saldremos a bailar y haremos todas esas cosas que no me gustan solo para complacerte. También te juro que si o si este verano nos iremos los dos solos de vacaciones a alguna parte, ya que sé que te molesta mucho que me pase el verano acá trabajando y que le de prioridad a cualquier otra cosa menos a estar contigo. 

Por favor vuelve.

Te amo

L.F

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5 años después 

CAPÍTULO UNO

Raúl González marcó 3 goles en menos de  cinco minutos cuando fue a probarse a las divisiones inferiores de la Universidad de Chile. Por supuesto que no era la gran cosa si se trataba de algo que en definitiva no prosperó, pero para González fue lo máximo, puesto que pese a la deprimente sensación que le proporcionó el hecho de no haber sido finalmente seleccionado para el plantel juvenil de ese año logró demostrarse a sí mismo qué condiciones le sobraban para lo que se propusiera y que nada de aquel fracaso había sido culpa de él, sino que de gentes que según el no fueron capaces de apreciar ni su talento ni sus condiciones.

Sin embargo amaba el fútbol, y el mal sabor de boca que le proporcionó posteriormente el no haber quedado definitivamente en el club de sus amores lo mandó a la m****a futbolísticamente hablando y nunca más pudo volver a jugar, ni siquiera por hobbie no con sus amigos del barrio.

Simplemente se había conformado con saber que aquello no era su destino.

Sin embargo todo aquello no amilanó su interés por hacer deportes en términos generales. Era un campo en en cuál podía demostrar lo cuan fuerte y competitivo podía llegar a ser y aquello le regalaba bastantes satisfacciones y cierta especie de seguridad en sí mismo. Jugaba muy bien al tenis también y ahí sí que no abandonó, puesto que le era simplemente una cuestión para divertirse y además de que ahí ya no dependía de andar persiguiendo a un montón de tipos que lo apañaran, además de que por su escuálida sitúacion económica nunca se hizo muchas ilusiones como para llegar a surgir en el deporte blanco. Y como todos los de su especie odiaba perder y amaba ganar, sobre todo cuando sus rivales no tenían ninguna posibilidad de contrarrestar su potente derecha o su diabólico servicio.

Pese a la cantidad de años que ya nos conocíamos yo nunca creí que el amigo más rancio y más borracho que haya tenido en mi vida fuese algo así como tan buen deportista en su juventud, pero cuando compartí con sus amigos del barrio ellos mismos me lo confirmaron y de hecho un tal Enzo, flamante abogado y uno de los hermanos menores de aquellos tipos que a diferencia de sus camaradas si logró salir del vertedero, me mostró una foto de González y el mismo alzando una copa en una cancha de arcilla; Habían sido campeones de dobles en un torneo juvenil cuya sede fue el Estadio Nacional.

Raúl González vivía en Santiago centro y siempre se jactó de aquello. Decía que era como vivir en Nueva York y debido a eso podía llegar a sentirse como parte del paisaje, algo así como integrante de un selecto grupo altamente cosmopolita y evolucionado en comparación al resto de la humanidad.

En el colegio fue siempre un tipo que se destacaba en las actividades no programáticas y en realidad nunca le dijieron que iba a ser extremadamente difícil lograr hacer carrera con su vida si es que no abandonaba esa tendencia muy suya de hacer las cosas con relativo exito sin la necesidad de esforzarse. Nadie le había hecho sentir tampoco que si no mejoraba su disciplina y su determinación lo iba a pasar como la callampa en la vida, pero algo de eso intuía y al mismo tiempo no le importaba porque se sabía un genio capaz de lograr lo que se propusiera.

Prueba de aquello fue cuando ganó un concurso de pintura a nivel metropolitano llendo ya en último año de la escuela y aquel triunfo le ayudó a superar el trauma que le significó no haber sido futbolista y eso le demostró dos cosas; Que debía ser un agradecido de la vida y que tenía un buen futuro por delante en todo lo que se impusiera como meta.

Había que hacer algo con respecto a esas dos revelaciones que le regalaba el destino y la primera decisión que tomó fue gastar el dinero del premio en un asado para su curso completo en su propia casa para celebrar que habían terminado la etapa escolar y la segunda era hacer algo con ese talento, cuestión que significó matricularse en artes visuales en una universidad privada, pero al cabo de un par de años en los cuales aprendió más de drogas que de pintura se tuvo que retirar porque el tío materno que le financiaba la carrera lo perdió todo en Dichato para el terremoto del 2010 y aquello sí que le provocó una depresión en serio, más que nada porque dejó de ver a la chica de la cuál estaba perdidamente enamorado, quien decidió abandonarlo por el mero hecho de que ya no iban a coincidir todo el tiempo en el mismo ambiente y que aquella situación iba a traer la nefasta consecuencia de pertenecer lisa y llanamente a mundos distintos de ahí en adelante.

Cayó en un estado realmente lamentable y se entregó por completo a las drogas y al alcohol. Su padre, quien era uno de eso típicos viejitos bohemios que poseían una galería de arte ambulante en la Plaza de Armas, le permitía exhibir sus cuadros en su espacio con el fin de que ambos generarán algo de dinero extra. Era más lo que vendía que lo que pintaba y no precisamente porque su obra fuese un éxito rotundo, sino que más bien porque casi ni trabajaba debido a que la pintura en si lo tenía bastante desmotivado y se ganaba la vida vendiendo todo lo que había pintado con anterioridad. Entonces su madre le dió un ultimátum de que si no sentaba cabeza iba a tener que irse de la casa y ahí llegó a parar a la carrera de publicidad dentro de un instituto barato, lugar donde lo conocí. Por aquella época yo estaba pasando por una decepción similar también debido a un cambio de carrera forzado por falta de recursos económicos y tal vez eso permitió que nos hiciéramos amigos rápidamente. Hacíamos trabajos en grupo y nos iba bastante bien junto a otros amigos que nos hicimos; Fabián Velásquez y Jorge Durán.

Más allá del fiato existente entre nosotros cuatro debido a tener en común el hecho de haber optado a esa carrera por rechazo exceptuando Jorge, nos unía el resentimiento casi general hacia la humanidad casi completa. Eran los típicos cuestionamientos de metafísica adolescente. En el curso no nos tenían mucho aprecio por nuestra forma de ser ni de ver la vida y eso, bajo un contexto que nos hacía estar altamente desconectados del resto, nos hacía concentrarnos mucho más en los estudios, donde nuestro rendimiento era más que sobresaliente. Ganábamos y ganábamos campañas, sin reparar en el hecho de que por el estudiar en un instituto barato la competencia no iba a ser muy alta y por ende la exigencia muy baja y cuando al cabo de dos años me convencí definitivamente de que estando ahí iba a ser imposible medir mis reales capacidades como futuro profesional de la publicidad, decidí salirme y al cabo de un semestre Raúl hizo lo propio, argumentando que si se ponía las pilas con el arte podía vivir fácilmente de eso, cuando en realidad siempre sospeché que el motivo real de aquella desersión había sido por reprobar el ramo de administración publicitaria, cuya cuestión lo hacía retrasarse un año completo para titularse. De todos modos nuestra amistad continuó durante estos años, aunque de una forma relativamente intermitente, puesto que comenzamos a tener bastantes diferencias entre nosotros además del típico paso a la adultez definitiva que nos hacía adoptar diferentes géneros de vida.

Acepté definitivamente que mi amigo tenía un problema gravísimo con el hecho de aceptarse a sí mismo tal como era en cuanto a su futuro una vez que decidí ir a visitarlo después de mi trabajo. Me abrió la puerta su madre y me fijé que Raúl tenía en pausa un partido que estaba jugando en el FIFA. Habíamos hablado un rato antes por teléfono sobre juntarnos a relatar las aventuras de nuestros respectivos fin de semana en torno a una botella de vino o a unas latas de cerveza y González no se despegaba del celular. Sin saludarme me pasó su carnet de identidad y me pidió que le dictara el número de serie.

— ¿Que m****a estás haciendo? —Pregunté— ¿Sacando tarjeta de crédito?

Hizo un gesto como de que no podía perder la concentración y continuó en lo suyo. Creí que era la ocasión precisa para desconcentrarlo y hacerlo rabiar un poco y le hablé de la primera estupidez que se me vino a la mente:

— Puta que es linda la calle Madrid en Invierno —Dije—. Nómades fracasados como nosotros podrían perfectamente utilizar su imaginación de artistas frustrados y así viajar por la España de mi general Franco. Sería lindo beber en la calle en una tibia noche como esta…

No sé si se hacía el que no me escuchaba o realmente estaba concentrado en su trámite y continúe:

— Que maravilla esas hojitas amarillas en el suelo de un Madrid teñido de invierno, cuyo pasto de los bandejones se niega a dejar de enverdecerse, todo coronado por hermosas manchas de florecillas blancas. ¡Que lindo Madrid en invierno! Las viejas casas estilo colonial que hay alrededor no destiñen para nada y es más, reafirman mi impresión de que si podemos utilizar nuestra imaginación y además de viajar en el espacio podríamos viajar en el tiempo y…

Raúl abandonó definitivamente su celular e inmediatamente después de haber prendido el pito que había sobre la mesa me lo entregó para que fumara, no sin antes poner una cara que evidentemente me exigía que dejará de hablar huevadas tontas o que en caso contrario mejor lo hiciese fumando marihuana. Recién ahí pareció resignarse a que no estaba solo en su habitación, puesto que abandonó su trámite o más bien lo terminó.

— Estaba votando en la consulta ciudadana —Dijo—. No sé si cachaste la huevada del TTP 11.

— Algo caché. Supongo que votaste por la aprobación de aquel próspero proyecto para nuestra nación —Dije bromeando.

— Eso hice, hermano —Me respondió, mientras me fijaba que Raúl estaba jugando con el Unión Berlín en el modo carrera del FIFA.

Recién ahí reparé que Raúl estaba hablando muy en serio. 

— Alguna vez quiero estar del lado de los ganadores, hermano.

— ¿Me estas hueveando?

— No hermano, no te estoy hueveando. Lo he intentado de todas las formas posibles; Traté de ser futbolista, me dediqué a la pintura y a los negocios y me puse a estudiar carreras de m****a que no me iban a dar un puto peso. En serio hermano me aburrí. Necesito estar del lado de los ganadores por una vez.

— No te creo huevón. Me da la impresión que la coca te está haciendo confundir la comedia con el drama.

— Tal vez. Puede ser, hermano mío.

— Lo cuál sería mucho más grave, huevón.

De pronto Raúl lanzó una carcajada. Ya me había convencido en mi interior que el hijo de puta ese hablaba demasiado en serio.

— ¿Y que tiene de malo hermano mío? Ya te dije porqué lo hice. Estoy cansado de ser un perdedor.

— Y yo también lo soy y lo estoy, pero no haría jamás esa estupidez.

— No seas mentiroso, Lucho Pipe. Si viene un compadre de esos bien corruptos y te pone diez palitos para que le hagas un jingle demás que la harías.

— Quizá lo haría, pero trataría de hacerlo por una causa utilitaria. Gastaría la plata en algo así, no se en que, pero en algo así. No creas que no he soñado despierto con eso.

— ¿No te da lata ser un músico callejero que vive de la caridad de la gente? ¿No te da lata ser la eterna promesa de tu familia que jamás triunfó en ninguna huevada? ¿No estás cansado de ser un fracasado de m****a?

— Ya no siento esa huevada. Desde que se murió mi abue que no tengo que rendirle cuentas a nadie. Además, ¿Que es esa m****a de ser fracasado? Es una pobre y triste construcción social generada por no tener la capacidad de consumir. Uno decide si es un fracasado o no. Ni ahí con ser lo que los demás quieren que sea. Ni ahí con ese ideario de que si no consumes tal producto no existes.

— Pero tienes un hijo pues Lucho Pipe. Tienes que darle una vida mejor. ¿No piensas en eso?

— Obvio que pienso en eso. Acá el punto es otro. Se trata de que estás vendiendo tu ética para comprar un título abstracto que consiste en estar del lado de los ganadores por una vez en la vida. Si compraras una huevada mejor, por último…

— Teoría del chapismo, hermano. La estoy encarnando mejor que nunca. Le puse a unos honguitos este fin de semana y me encuentro super lúcido, hermano.

Raúl le puso play al partido que le quedaban 15 minutos de los 90 minutos ficticios. Unión Berlín. Recordé que la capital de Alemania era representada por un equipo más popular que ese, el Hertha Berlín.

— En todo caso era una consulta ciudadana no más hermano —Dijo—. La huevada no tiene ningún valor electoral. Tu sabes que ni cagando apoyaría ni al poder ni a la derecha.

— Lo pongo muy en duda —Respondí, pensando más en el Hertha Berlín que en otra cosa.

A Raúl le hicieron un gol en el último minuto y el partido finalizó 2-1 en favor suyo. Luego guardó la partida y sacó un par de lucas desde el cajón del mueble donde tenía puesta la tele.

— Yo creo que está más para un vinito hermano mío. Hace como frío.

— Lo que quieras.

— Supongo que no te tomaste muy en serio mi votación en el TTP 11.

— No sé.

— ¿Que onda Lucho Pipe? ¿Te decepcioné mucho?

— Está bien, huevón. No pasa nada.

Acto seguido Raúl tomó las llaves y salimos a la calle rumbo a la botillería. El loco tenía una personalidad auténticamente original y debido a eso nos caía bien a todos sus amigos y por eso mismo no lo podíamos tomar muy en serio cuando hacía o decía una de sus burradas relacionadas con su teoría del chapismo.


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