CAPITULO 19
Después de haber estado sentados en el pasto un buen rato bebiendo, decidí acompañar a Velásquez a sacar unas fotos y nos siguieron Constanza, Karla y Leonardo.
— Te ves lindo con el pelo tomado —Me dijo Karla.
— ¿Cierto que se ve distinto? —Preguntó Constanza.
Leonardo andaba bastante eufórico. Lucía digno su torso desnudo, puesto que había ocupado su polera para hacerse una capucha.
— ¿Fotos a la primera línea perro?- Preguntó.
— Sería lo ideal —Dijo Fabián— Pensé que Raúl
No supe cuanto rato me quedé sentado en el mismo lugar en la sala de espera, sin siquiera intentar moverme. El teléfono no volvió a prender nunca más. Recordé que ni siquiera me quedaban cigarros. Como consecuencia del estallido social había un montón de negocios cerrados en los alrededores y por primera vez en mi vida no estaba tan preocupado por contar con aquel vicio.Llegaban a cada rato manifestantes, algunos con heridas leves y un par con los ojos ensangrentados, lo cual me impactó bastante, puesto que nadie se esforzaba en intentar desnormalizar aquello.Demasiados extranjeros también, venezolanos, haitianos y colombianos principalmente. Hacía frío y y andaba solo de polera. Me dolía bastante la garganta y la jornada laboral del día siguiente peligraba bastante. A ratos salía a la calle con el
Tras volver a la posta central quisimos dormir un poco. Nos echamos en el suelo y nos tapamos con la parka amarilla. Karla se arrimó a mí y entró en un sueño profundo casi de inmediato. Yo me quedé despierto con los ojos cerrados durante un prolongado e indefinido tiempo. A cada rato llamaban a nuevos pacientes por el altoparlante para que fuesen a tomarse los signos vitales. Mi pecho era utilizado como almohada por Karla.Intenté recordar cuando había sido la última vez que había dormido con ella y lo logré sin mucho esfuerzo. Ya habíamos terminado nuestro romance hace una buena cantidad de meses pero aún nos veíamos de vez en cuando. Eran como las tres de la madrugada esa vez y Karla me llamó por teléfono para decirme que estaba afuera, en la puerta. Estaba borracha y no quería pasar la noche en su casa porque había peleado con su madre. No se quedó tampoco con Ignacio, su novio de ese entonces. Llovió más que nunca aquel lunes en
CAPITULO CERORapel, sexta región, agosto del 2014Mi niña:Ya más de un mes que no te veo y te juro que aún no me la puedo creer.No pensé que se iba a sufrir tanto con esto.Me había costado bastante comer hasta ahora desde que me vine a descansar aquí a mi verdadera casa, pero ahora como que estoy retomando de a poco la ingesta de comidas. Tengo que estar bien para cuando decidas volver a verme. Mi abue se enoja cuando le hablo de eso y denante se puso a llorar conmigo porque sabe que te extraño un monton y que estoy sufriendo por tí. No sabe que hacer para que todo esto vuelva a la normalidad y para que tú estés aquí y yo tampoco sé que hacer, ya que te juro que no tengo experiencia en
Tras muchos meses cesante, Raúl por fin encontró un trabajo fijo. Aquello aumentó su aversión a las drogas recreativas, muy lejos de disminuír su consumo.Creo que ahí se fue definitivamente a la mierda su arte, pues sus compañeros de laburo eran bastante buenos para la fiesta y casi ya ni pasaba en casa. Conoció un montón de gente nueva y ya no estaba tan disponible como siempre. Era el alma de los asuntos extra laborales dentro de la empresa en la cual trabajaba y eso al parecer lo hizo olvidarse por un rato de sus antiguos camaradas.Además de todo aquello su madre estaba contenta con su nuevo género de vida que además de un hijo bien vestido le proporcionaba un fuerte aporte económico a las cuentas del hogar, cosa que hizo disminuír más aún el hecho de que su familia lo viese en su propia casa bebiendo y drogándose, ya que Raúl, aplicando su estrambótica teoría del chapismo, hacía esas cosas
CAPITULO 3Era día viernes y por primera vez en mucho tiempo mi cuerpo lo sabía. Con Raúl habíamos quedado de vernos antes de la junta con los ex compañeros de publicidad con el fin de hacer una previa pero el huevón me avisó a última hora que tenía una cita.Me dediqué a hacer la hora. Hice un show en una 506 desde 5 de abril y pretendía bajarme en Parque O'Higgins pero pasé de largo sin querer y terminé en San Diego. Faltaban por lo menos un par de horas para la reunión de curso en el Barrio Bellavista y no tenía ganas de seguir cantando, por lo que eché la guitarra a la funda y me dediqué a caminar. Mis tíos me habían entregado la escuálida cifra que decidieron darme por lástima en términos de herencia por la muerte de mi abuela y apenas me había quedado una especie de cambio tras pagar un par de meses de arriendo atrasado.Pensaba que por lo menos iba a
CAPITULO 4Primero fuimos a la botillería, puesto que la mayoría necesitaba cigarros. Raúl compró unas latas de cerveza y tras repartir algunas nos pusimos definitivamente en la búsqueda de un lugar para divertirnos.Nos metimos por Dardinac. Doblamos por Bombero Núñez y Juan Ignacio preguntaba casi local por local, precio de las bebidas y la entrada. González había propuesto que buscáramos tranquilos, que durante la caminata podíamos bebernos las cervezas, y por una razón muy extraña, el resto estuvo de acuerdo. Cada local de baile estaba vacío aún y algunos anfitriones nos ofrecían entrar gratis con tal de que lo hiciéramos en el acto, pero como aún no había tanta gente en el barrio producto del frío captamos que la cosa era una cuestión de oferta y demanda y seguimos buscando. Íbamos separados, y al doblar hacia Dominica calle arriba nos topamos con una muchedumbre que nos hizo juntarnos. Kar
Comenzó a tocar la banda y en un principio estaban todos sentados; Moviendo los pies, batiendo las palmas, bebiendo y sobretodo comiendo. El bajo sonaba perfecto a muy buen volumen y eso, en resumidas cuentas, hacía la diferencia entre una banda buena y una banda mala respecto a esos géneros musicales.Poco a poco iba llegando más gente y el personal del recinto comenzó a atorarse con el trabajo de una noche que recién comenzaba. El vocalista de la banda, el que yo creí que tenía pinta de percusionista, se le veía contento cantando y recordé que rato atrás se quejaba de que andaba muy poca gente caminando por la parte norponiente del barrio, Bombero Núñez con Santa Filomena, esas calles. Se notaba que la gente de las otras mesas aún no se paraban a bailar para no pasar a llevar el ser
Por la mañana desperté con más pena que resaca en una pieza que me habilitó la mamá de Raúl.Era una mañana de mierda. El cielo nublado de la calle Madrid proporcionaba una fúnebre impresión hacia la vista por culpa de haberse levantado demasiado temprano en una jornada donde se supone que no se iba a trabajar, pero que sin embargo se tenían cosas que hacer; Estar con mi hijo.Volví a la cama porque la puerta de salida estaba cerrada con llave y recién ahí recordé que tenía teléfono nuevo. Vi la hora y era más temprano de lo que creí. Me metí a play store y descargué Facebook, WhatsApp, instagram y Messenger. Di de alta mis cuentas, cerradas desde hace casi 8 meses. Como aún no quería adaptar el vicio de pasarmela en comunidades virtual